𝟮𝟮. ❛ SEÑOR STARK. ❜

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—Pepper Potts lo puede todo —confirma Heller, brindándole una sonrisa. Su alegría era genuina, aunque fuera efímera.

La mujer abandonó el lugar, haciendo sonar sus eternos tacones, a la par, dejó a sus dos amigos solos. ¿Cómo se supone que funcionaba eso ahora, sin nada como una enfermedad para tener una excusa de evadir el tema? Nunca había sido tan raro estar solos y juntos, ni siquiera la primera vez que lo estuvieron.

Charlie le dio una vaga mirada al moreno, quien se encontraba mirándola previamente. Decide ponerse de pie, dejando la copa en la pequeña mesa de cristal frente a ella. Comenzó a formarse paso y alejarse de él, para hacer cualquier otro asunto pendiente, que comenzar a hablar o a darse miradas inapropiadas que no terminarían bien.

Detestaba actuar como mojigata de repente. No había tenido que hacerlo.

Ni siquiera prestó atención a lo que hacía cuando notó que Tony se levantó del sofá, comenzando a acercarse hacia donde estaba ella. Sus signos solamente indicaban que no dejaba de pensar en todas las posibilidades de estar con Tony en un lugar, a solas.

Se empezó a reír fuertemente cuando sintió sus manos provocando cosquillas en los costados de su abdomen. Se removió un poco, provocando una sonrisa en el rostro de Stark. Ya no miraba esas inocentes cosquillas como lo que eran, simples cosquillas. Ahora, deseaba que no la dejara de tocar. Y sabía que, mientras más tuviera de él, más lo desearía.

—Lo siento, no pude —habla él, provocando de un movimiento, nada brusco, que Charlie se diera la vuelta, para estar frente a frente. Ella frunce el ceño sin entender a qué se refería—. Me lo pediste, pero no pude olvidarlo.

—Tony...

—No se puede, y tú tampoco podrías —se atreve a asegurar—. Y sé que no estábamos por completo en nuestros cinco sentidos, y también lamento que haya sido así, pero lo habría hecho igual —admite.

—Es que yo... yo no... —suspira, temerosa de revelar aquella inseguridad—. Yo no había tenido, tú sabes, sexo, desde Quill.

Tony impone un porte mucho más comprensivo, entendiendo lo que aquello significaba para ella. No iba a mentir, él se sentía intimidado incluso de un hombre muerto, por la manera en la que Charlie hablaba sobre él, era poco probable creer que ella pudiera volver a sentirse así, en todos los sentidos.

—Fueron cinco años —murmura.

El hombre se acerca tan sólo un poco más a ella, notando una expresión mucho más diferente a la que alguna vez haya visto de su parte en dos años. Se miraba algo tímida, insegura, pero era un contexto muy diferente a cualquier otro. Entendió lo angelical que Charlotte podía llegar a lucir.

—¿Estuviste cinco años sin tener un...?

—¿Puedes no decirlo? —espeta con molestia. Cubre por unos segundos su rostro, tratando de esconder el rubor que muy rara vez adoraba sus mejillas.

Nunca se había sentido cómoda dándose placer a sí misma, o por lo menos ella nunca en toda su vida había estado lo suficientemente sola como para hacerlo, y no en un sentido sexual, primero eran un montón más de chicos de su edad a su alrededor. Y si no era Acacia, era Andy, actualmente.

No había hablado de algo así con nadie, tal vez porque estaba demasiado ocupada o entretenida en otros asuntos que no sintió la necesidad de hacerlo hasta que pasó. Entre sus planes tampoco estaba entablar una conversación con Tony al respecto, su hermana vendría siendo la primera opción para tener una plática de ese tipo, pero nunca lo hizo.

Y Tony no podía creer lo muy tierna que ella se mostraba en ese preciso momento.

—La verdad es que, no sé, estábamos ebrios ese día y tal vez yo ni siquiera sea buena para eso y...

GOLD TRAIL  ⎊  TONY STARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora