•Una tarde difícil•

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El omega se empezó a remover debajo de él para liberarse. Lo dientes del alfa crecieron, se acercaron al cuello del omega y rozaron la suave piel.

—Uenoyama-kun, por favor detente.

Y eso pareció hacer reaccionar al alfa quien volvió la cara para que sus dientes se clavaran en su brazo. El dolor lo trajo de nuevo a la realidad, despabiló y se levantó de un salto.

—Vamos a la enfermería.

Sin esperar respuesta del omega, Uenoyama lo cargó el estilo nupcial y salió del lugar casi corriendo.

Abrió la puerta de la enfermería desesperadamente—Entró en celo, necesitamos ayuda.

La enfermera se puso manos a la obra. Señaló una camilla para que el alfa dejara a Mafuyu y luego lo saco de la sala.

Ya en el pasillo Uenoyama se dejó caer en el piso y empezó a tomar grandes bocanadas de aire. No podía creer que estuvo a punto de perder el control de esa manera. 

Después de unos minutos la enfermera abrió la puerta y lo miró—Ya puedes pasar a verlo, le di un supresor pero no durará mucho tiene que regresar a su casa cuanto antes.

Uenoyama entró a la estancia y miró al omega que ya parecía más tranquilo, su olor ahora era tenue—¿Cómo te sientes? ¿Te hice daño?

Mafuyu niega con la cabeza—Estoy bien, gracias por traerme aquí.

—No es nada, de verdad—el alfa le acaricia lentamente los anaranjados cabellos—Tienes que regresar a casa. ¿A quién podemos hablarle para que te venga a recoger?

—No hay nadie—murmura Mafuyu—Yo puedo regresar solo.

—No puedes, ¿qué tal si el supresor pierde efecto mientras estás en camino? Te pude pasar muchas cosas malas.

—Mi madre trabaja y no puede venir.

—¿Qué tal tu pareja?

Los ojos de Mafuyu se nublaron y Uenoyama se dio cuenta que había tocado una fibra sensible.

—¿Quieres que yo te acompañe?

Mafuyu sonrío y asintió—Por favor, Uenoyama-kun.

El alfa asintió y se giró hacia la enfermera para decirle que él se encargaría del chico.

[•••]

Ambos jóvenes tomaron un taxi para llegar a la casa del omega quien sostenía la mano de Uenoyama con fuerza y se recargaba en su hombro.

El alfa sabía que el chico estaba asustado así que no lo apartó y desprendió un poco de su olor para tranquilizarlo.

Después de unos minutos llegaron a una pequeña pero linda casa. Bajaron del taxi y Mafuyu se apresuró a sacar sus llaves para abrir.

El pelinegro lo acompañó y cerró la puerta detrás de su espalda. Tenía que asegurarse que que Mafuyu estuviera bien antes de irse.

—¡Papi!

Una voz tierna y chillona se escucha por el pasillo y de pronto aparece corriendo un pequeño bebé de no mas de un año que es igual a Mafuyu.

El omega sonríe y se inclina para abrazar al bebé contra su pecho—Hola, mi amor. ¿Me extrañaste?

El bebé asiente y frota su cabecita de cabellos naranjas contra el pecho del omega.

La vista es extrañamente hermosa a los ojos de Uenoyama. Mafuyu se ve muy lindo cargando a su bebé y dándole besos en la cabeza.

El niño mira sobre el hombro del omega y ve a Uenoyama. El alfa de pronto se siente nervioso, no sabe como actuar o que decir.

—Papi, ¿que esh?—el niño levanta su manita y señala al pelinegro.

Mafuyu sigue la mirada de su bebé y sonríe de lado—Él es Uenoyama-kun, un amigo.

El bebé sigue mirando al pelinegro y este le sonríe un poco. 

—Sato-san—una ancianita aparece de repente con un trapo entre las manos y mira curiosa la escena—Creí que llegaría hasta las siete. 

—Era la idea pero el celo se adelantó—explica Mafuyu intentando ponerse de pie.

Uenoyama se apresura a ayudarlo. La ancianita le dedica una mirada precavida.

—Es mi amigo—explica el omega a la señora—Él me trajo hasta aquí.

—Oh, muchas gracias por cuidar de Sato-san—le dice la ancianita haciendo una reverencia.

—No es problema lo hago con gusto—Uenoyama se rasca la nuca—¿Puedo dejar a Mafuyu a su cuidado?

—Claro, jovencito, yo me encargo de él.

—De acuerdo—el alfa mira a Mafuyu y le pone una mano en el hombro—Entonces me voy, ¿puedes mandarme un mensaje cuando ya estés mejor?

—Está bien, otra vez gracias por cuidarme y traerme hasta aquí.

—No es nada, en serio.

Uenoyama hace un par de reverencias más y luego sale de la casa  

¿Por qué siente algo cálido en el pecho?

[•••]

Uenoyama está dando vueltas en su cama ya que no puede dormir.

Después de una hora se rinde y se levanta para poder tocar la guitarra esperando que eso lo relaje y lo distraiga.

La verdad es que no puede sacarse a Mafuyu de la cabeza. Su olor tan exquisito, lo increíble que se sintió tenerle debajo de él y finalmente Mafuyu con su bebé en brazos.

Él no tenía especial interés en los niños, nunca prestó atención pero ahora no podía sacarse de la mente esa tierna imagen que, sin duda, quería ver de nuevo.

Con los ojos cerrados marcaba algunos acordes y de pronto algo le vino a la mente.

Cuando cedió por un momento a sus instintos e intentó morder a Mafuyu le vio el cuello. Y ahí estaba la marca de una mordida casi imperceptible.

Mafuyu Sato tenía un lazo roto.

Primavera//Given Donde viven las historias. Descúbrelo ahora