- Cande: Hace siete días me decís lo mismo.

- Lali: Es la verdad, encima me está dando miedo.

- Cande: ¿Miedo?

- Lali: Si, miedo –asentí.

- Cande: ¿Miedo a qué? –me miró.

- Lali: No sé, anoche pensaba y la verdad es que volvimos a estar juntos de suerte nada más. –me miró sin entender- Porque ponele que haya pasado todo como pasó, Peter no me quería ver ni en figuritas ¿y si de verdad se enamoraba de Delfina? Ya está, se termina lo nuestro para siempre –la mire acongojada.

- Cande: ¡Aii pero que decís! –exagerada.

- Lali: Bueno, no pasó, pero suponete que ahora piense en eso. Piense en que tiene que dejar a Delfina por su ex que lo cago, o sea... no sé, es raro. Me da miedo que se arrepienta, porque en realidad yo no sé que haría en su lugar –la miré sincera.

- Cande: ¿Sabes por qué pensas eso?

- Lali: ¿Por qué?

- Cande: Porque estás aburrida, porque si vos estarías con todas las pilas como siempre, no pensarías esas boludeces. –negué con la cabeza- Sabes que Peter con la única que quiere estar es con vos, y vos sabes eso.

- Lali: Si lo sé, pero todo puede pasar...

- Cande: Bueno, entonces espera. Además por algo te llama, ¿no?

- Lali: Si, pero no somos nada. –la miré nuevamente apenada.

- Cande: Con la relación que tienen ustedes no hace falta ser algo, por Dios, mejor callate y acompañame al mar que me derrito de calor.

Nos fuimos al mar un rato, ya que habíamos estado toda la tarde en el sol. Ya estaba súper bronceada pero amaba tomar sol, siempre cuidándome la piel. Después nos fuimos en el lugar donde nos estábamos hospedando, un hotel divino y luego íbamos a salir a cenar. Nos hicimos amigas de un grupo de chicas y chicos que eran de Mendoza, así que después de cenar nos íbamos a ir a bailar con ellos.
Los días habían pasado, veintitantos, estábamos en nuestra última semana de vacaciones. Habíamos cambiado de playa, aunque seguíamos en Mexico, pero nos habíamos trasladado a otro lugar más lindo. La rutina era casi la misma; playa todo el día, cenar, comprar cosas, boliche o dormir. Pensar, reflexionar y extrañar.

- Cande: Qué rico esto –saboreaba con placer.

- Lali: Yo no sé como podes comer esas cosas. –miraba con asco.

- Cande: ¡Y yo no sé como podes comer todos los días lo mismo!

- Lali: Bueno mi vida, no me gusta la comida rara. –miraba su plato- Mira eso, anda a saber que le ponen. –se hizo una pausa.

- Cande: ¿Llamaste a Pitt? –la pregunta clave.

- Lali: No –contesté rápido.

- Cande: ¿Te llamo él? –me miró.

- Lali: No –dije tomando un sorbo de mi copa.

- Cande: Mmm –hizo cara rara.

- Lali: No me digas nada –respiré.

- Cande: ¡No dije nada! –se defendió.

- Lali: Bueno, pero te conozco. –se tapó la boca- Igualmente, me tengo que calmar, ella es la novia, yo no soy nada, lo más normal es que una noche no me llame, ¿no?

- Cande: Ni vos te la crees –me conocía tanto.

- Lali: Basta por Dios, no le puedo ni hacer un reproche, ni nada. –desesperada- Ella es la novia, yo no soy nada.

- Cande: Si vos lo decís... –levantó las cejas.

- Lali: Yo lo digo porque es así. Por ahora no soy nada –mire para abajo.

- Cande: Si, no sos nada pero te morís de bronca y celos.

- Lali: –puse las manos en mi cara para evitar gritar y luego suspire mientras Cande moría de risas- Sh sh, calma calma.

- Cande: Súper calmada estoy.

- Lali: ¡A mí me digo! –Cande abrió los ojos- ¿Y a vos te llamó Juanchi?

- Cande: Si, mi vida, mi amor, mi lindo... -hizo cara tierna.

- Lali: Que divina – dije falsamente.

- Cande: ¡Que maldad tenés Mariana!

- Lali: No, mentira, sabes que no es con vos y menos con tu novio. Pero yo también quiero estar así –la mire triste.

- Cande: ¿"Asi" cómo?

- Lali: Estado on fire.

- Cande: Bueno, ¡caradura! Vos no estarás de novia con Peter pero vivís on fire mi amor...

- Lali: Qué poco tacto tenés para decir las cosas, me herís ¿sabías?

- Cande: -se rió- ¡Anda!

- Lali: Quiero estar de novia con Peter, quiero que no esté más con esa flaca de patas altas...

- Cande: –me corto- Ese detalle... con que necesidad.

- Lali: Y si es verdad.

- Cande: ¡Es modelo! Es perfecta, ¿vos la viste? –me lo hacía apropósito.

- Lali: ¿Algo más me vas a decir? –la miré con bronca.

- Cande: No... porque te vas a tirar en el mar y después ¿qué digo en Buenos Aires? –se rió y se hizo una pausa.

- Lali: Quiero que volvamos a ser los dos, que nos vayamos de vacaciones por separados y extrañarnos... como lo hicimos siempre. –mire fijo la copa.

- Cande: Sorry, pero eso lo están haciendo.

- Lali: Si, pero él está con ella, ¿entendes? Yo me muero por estar en su lugar, me muero por estar con él, en la playa... juntos. Que él se tire en la arena, y yo me tire arriba de él, y le explote los granitos de la cara...

- Cande: Mm qué lindo –puso cara de asco y yo de tierna.

- Lali: Aii, si.

- Cande: Bueno, ya van a estar. –me miro- Te hago una propuesta...

- Lali: ¿Qué? –me miró sorprendida.

- Cande: A partir de ahora, hasta que nos volvamos a casa no hablas más de Peter... y yo no hablo más de Juanchi ¿está bien?

- Lali: Que mala, mala, mala, mala sos.

- Cande: De verdad, te juro que si pasas, no sé, tres horas sin hablar de Peter, te doy una milanesa con papas fritas –me miró harta.

Después de esa cena y de seguir jugando a pelear con Cande, mi amiga que me entendía todo, nos fuimos a bailar. Así pasamos la noche el boliche era al aire libre, en realidad eran fiestas que se armaban en las playas, debajo de unos techitos con una música bastante copada y los bailes raros.
Aunque con Cande esquivábamos a todo flaco que nos rozaba, veíamos cada cosa ahí. Playa, palmeras, hamacas paraguayas, mar, etc. Y lugares insólitos de parejitas disfrutando de su amor, o de su calentura en la primera noche juntos.
A eso de las cuatro de la mañana llegamos al hotel nuevamente, Cande se metió al baño mientras yo me ponía el pijama y me sacaba el maquillaje.

- Cande: Toma gorda –me dio mi celular que estaba en su bolso- Creo que sonó...

- Lali: Aii... a ver –se lo saque de la mano, y si, era él.

- Perdoname La, no te pude llamar... se me complicó.

- Todo bien, nosotras recién venimos de bailar.

- ¿Cómo va todo por allá?

- Como se puede. ¿Vos?

- Bien, tranquilo.

No me esperaba esa respuesta, en realidad tenía deseo de leer otra cosa. Antes de bajonearme decidí despedirme.

- Gordito, me voy a dormir que Cande mañana me va a despertar temprano. Te mando un beso lindo y grande.

- Dale, descansa. Otro beso igual para vos.

Más Allá de TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora