Adrian alza la vista justo a tiempo, y una sonrisa se dibuja en sus labios al verme. Él comienza a caminar hacia mi dirección, y trato de ignorar la forma en que sus ojos escanean mi cuerpo al mismo tiempo que avanza hacia mi. Mi estómago se retuerce en un nudo al pensar en lo similar que esto parece a una... cita.

Borro la idea inmediatamente de mi cabeza, porque lo único que lograré dándole vueltas, es ver cosas donde no las hay.

—Bonito vestido —dice él al llegar a mi lado, tendiéndome uno de sus brazos para que comencemos a caminar en dirección al salón de eventos.

—Alex me lo prestó.

Adrian baja la cabeza hasta que sus labios quedan lo suficientemente cerca de mi oído y murmura: —Alex va a tener que empezar a prestarte vestidos más seguido.

Trago en seco, una ola de calor sube desde mi cuello y se posa en mis mejillas.

—Aunque, sabes que prefiero cuando no llevas nada —añade él luego de unos segundos, y al ver mi cara de espanto suelta una carcajada.

—No es gracioso —mascullo tratando de sacar mi mano de debajo de su musculoso brazo, pero él me lo impide agarrándola con más fuerza.

—Solo estoy tratando de relajarte un poco, Williams —dice Adrian escondiendo una sonrisa—. Te ves algo tensa.

—Quizás eso es tu culpa...

—Conozco varias formas para ayudarte a liberar la tensión.

—Ya cállate.

Él ríe otra vez, y una muchacha de cabello rubio nos detiene en la entrada. Pregunta nuestros nombres, Adrian le da los nombres falsos con los cuales aparecemos en la lista, y después de colgar unos distintivos en nuestros atuendos la muchacha nos deja entrar.

El evento de caridad es similar a los que suele asistir Tiana. De vez en cuando me he visto obligada a ir con ella, la mayoría de las veces me lleva solo para impresionar a algún cliente, o aprovechar de robarse clientes que no nos corresponden. De todas formas, este evento es un poco más elegante, y puedo notarlo en la calidad de los invitados.

Adrian me tiende una copa de champaña y le agradezco en silencio, llevándome el líquido burbujeante a los labios.

—¿Dónde está nuestro objetivo? —pregunta Barret observando a sus alrededores.

—A tus doce, conversando con dos hombres más —respondo dándole un segundo sorbo a la champaña, estoy segura que no podré sobrevivir esta velada sin alcohol en mi sistema.

Con el objetivo de no volverme completamente loca, estos últimos días opté por no pensar mucho en lo que conllevaría el espectáculo que estamos a punto de hacer, solo porque adentrarse en ese territorio me ponía los pelos de punta, y pensé que quizás sería más fácil simplemente saltar a los leones.

Quizás estaba equivocada.

Una mujer que debe estar en sus setentas se acerca a nosotros, tiene una amigable sonrisa en los labios, y una copa en la mano.

—Buenas noches —dice ella, y me sorprendo al escuchar un cálido acento en su voz—. Espero estén disfrutando del evento.

—Buenas noches —la saluda Adrian con cortesía—. Un evento magnífico. Michael Walts —se presenta él usando su alías—, mi esposa, Caroline.

—Un gusto —digo estrechando la mano de la anciana.

—¿Walts? —pregunta ella frunciendo el ceño—. Disculpen mi memoria, pero los años me están pasando la cuenta...

One Last Night  || ESPAÑOL [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora