-¡hey! ¡Cómo está mi muchacho! – saludó Hoseok despeinando el cabello de Jimin.

Jungkook giró los ojos al oír la breve conversación de los dos hombres a sus espaldas.

-cierra los ojos te traje algo especial – ordenó Hoseok y Jimin obedeció instantáneamente.

-¡¡¡tarán!!! – gritó Hoseok mientras colocaba un gran oso panda de felpa frente a los ojos del muchacho.

Jimin abrió los ojos y abrazo su nuevo oso inmediatamente sonriendo abiertamente al abogado.

-feliz día de San Valentín Jiminie... – dijo Hoseok mientras hacia un corazón con los brazos sobre su cabeza.

-feliz San Valentín Hoseok – Jimin sonrió y abrazó a su amigo.

A Jungkook le extrañó oír el tono de voz de su joven esposo. Era un tono que no había oído antes. ¿Un tono alegre? ¿Jimin estaba alegre? Las últimas semanas, siempre oyó a su esposo susurrar quedamente más que hablar. Esto era algo nuevo para los oídos de Jungkook y no pudiendo con su curiosidad volteó a ver qué era lo que exactamente ocurría tras sus espaldas que hacían que su esposo cambiara el tono de su voz.

Y Jungkook lo vio. Una sonrisa plasmada en el rostro de su joven esposo. Una sonrisa que iluminaba su hermoso rostro. Jungkook sacudió este pensamiento de su cabeza inmediatamente. Pero sus ojos volvieron a clavarse en el muchacho. Esta vez en los brazos que rodeaban su frágil figura. Los brazos de su mejor amigo.

-si quieren hacer sus escenitas váyanse a su habitación – vociferó Jungkook rompiendo el mágico momento de los dos hombres tras sus espaldas.

-l-lo siento – la voz temblorosa y atemorizada de Jimin regresó. Una voz que Jungkook conocía muy bien, pero que de pronto se le hizo menos melodiosa comparada a la voz sonriente de unos minutos antes.

-no le hagas caso Jiminie; ven vamos a sentarnos aquí – Hoseok llevó a Jimin hasta la puerta del balcón sentándolo en el piso.

-también te traje unos chocolates – el abogado alcanzó una caja de finísimos chocolates.

-¡me encantan los chocolates! - Jimin no podía ocultar más su entusiasmo. Ahora sonreía más normalmente con un tono adorable en su voz.

-traeré algo de beber, espérame acá –el abogado se puso de pie dirigiéndose a la cocina.

Jungkook robó una mirada a su esposo, quién se encontraba sentado en el piso abrazando su oso panda contra su pecho. El oso era la mitad de su tamaño y la vista era sencillamente adorable. Algo en el estómago de Jungkook lo hizo sentir incómodo. De pronto se puso de pie, alcanzando a su amigo en la cocina.

-¿qué crees que estás haciendo? – increpó Jungkook a su amigo.

-hago la vida de tu lindo esposito más agradable.

-no estoy jugando Hoseok, ya deja de tratarlo como si fuera tu mascota.

-y tú deja de tratarlo como si fuera tu esclavo.

Jungkook perforó a su amigo con la mirada. Hoy no era un día muy agradable para él. Normalmente la pasaría solo en su oficina trabajando o en casa bebiendo algo de alcohol para sobre llevar su soledad. Pero hoy estaba rodeado de la compañía de su joven esposo y de la de su mejor amigo. Y la sensación que esto le causaba no le estaba agradando del todo.

-deberías ser tú quién haga estas cosas, estoy seguro que Jimin las apreciaría más si fueras tú quién le diera los regalos.

-¿que me crees?....el mocoso no está aquí por que yo lo quiera, ya te lo he dicho, no quiero ataduras sentimentales así ¡que deja venir y hacer estas estupideces!

El Bello y la Bestia  (kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora