Y la mirada.

Sir Oliver le miraba de una forma amable, casi galante, por su parte Terry solo asentía mecánicamente.

Por supuesto que Sir Oliver no hacia esto con todos los actores, a excepción tal vez de Susana, pero a ella le gritaba cuando lo exasperaba.

¿Seria que le gustaba Terry?

Karen volvió a pensar en lo que Charlie le había dicho.

Y se dijo a si misma que la cotilla de Charlie era una ridicules, pero, ¿Y si no era así?

También recordaba la tarde en que Terry había caído desmayado al suelo y Sir Oliver le había cargado en sus brazos, después le acosto sobre un sofa de la oficina de Robert y checo los signos del muchacho el mismo, parecía tan preocupado por la salud de Terry y tan territorial que incluso no se despego del joven ni un segundo, lo que llevo a Karen a creer que Oliver Winthrop era una persona noble.

Pero a los pocos días empezó a cambiar, su estima por el actor sufrió una fractura irreversible' al ver que Sir Oliver sabia a quien podia negarle su mejor version, pues la cara afable y encantadora no era para todos por igual, y claro estaba que le había importado un comino que ella le tuviera en alta estima.

No iba a durar mucho ahi, tal vez dejaría la obra antes del estreno, no lo sabia.

— ¡Y pensar que le admiraba!— chillo, Karen, sonando lo mas irónica posible.

Terry exhalo el humo de su cigarro y miro la ceniza que caía sobre el piso de concreto, el joven sabia a quien se refería y lo peor de todo es como ninguna palabra parecía salir de sus labios, le odiaba tanto, le despreciaba y se despreciaba a si mismo por encontrarse en una situación así, nadie sabia lo que había pasado y no tenían porque, Terry no había intentado confrontarle aun y por alguna extraña razón Sir Oliver Winthrop parecía no recordar muy bien aquel suceso donde le marco, todo lo contrario, era la mar de cordial con el, a veces incluso se excedía en atenciones, y el muchacho casi podia sentir que iba a tener un ataque de pánico en cualquier momento.

A eso le había reducido.

Es como si la retahíla de cosas malas en su vida nunca pudiera parar.

Y el la iba a parar.

— Robert, es un verdadero idiota por permitir que ese tipo le de ordenes.— acuso Karen con amargura.— Estoy pensando en mandar todo a la mierda... después de todo, hay cosas mas importantes que el teatro.

— ¿Como que?

Karen le miro con el ceño fruncido, los ojos de Terry eran de un azul muy particular, grandes y bonitos, casi penetrantes, claro que eso nunca lo diría, el único ego que quería alimentar era el suyo propio, muchas gracias.

No había ignorado lo increíblemente atractivo que el muchacho le había parecido la primera vez que le vio en las audiciones del teatro Selwyn, pero era solamente eso, Karen no perdía la cabeza por los hombres como tantas chicas que conocía, no había nada mas triste que perder el tiempo con tipos que no estaban dispuestos a mostrar un interés real, alguien que realmente valiera la pena, el físico no importaba mucho para Karen si la persona no le aportaba nada a su vida. Si la persona no podia amarle mas de lo que ella podia. Porque después de todo, Karen era la protagonista de su vida.

Pero había algo en el... Había algo en sus ojos, parecían vacíos, casi muertos, en ocasiones como esta los contemplaba nublarse de algo similar al miedo, Karen Klaise se preguntaba quien era Terry Graham.

Quien había sido, y porque un muchacho tan joven albergaba tanta amargura en el.

— Ahora que lo mencionas, es curioso que tu no seas el primero en hacerlo, Charlie me contó algo muy turbio sobre ese Sir Oliver.

Si fuéramos mayoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora