Salió del coche y se dirigió hacia mi lado, abriendo la puerta para mí. Lo seguí hacia el supermercado y tomé un carrito de compras.

-Entonces, ¿Qué quieres comer?-pregunté-.

-No lo sé, ¿Qué tal algo de empanadas o cualquier cosa? Sea lo que sea estará buenísimo -sugirió él visiblemente emocionado -.

Sonreí y asentí. Él siempre elegía eso, debí haberlo sabido.

Lo seguí arriba y abajo por los pasillos mientras él elegía cosas al azar de los estantes: champú, desodorante, cosas para el día a día. Estaba totalmente aburrida. La siguiente vez que él se detuvo hice una mueca y balanceé mi pierna hacia el lado del carro, subiéndome rápidamente sobre él. Él solía hacer esto conmigo muy a menudo, empujándome en el carro, haciendo carreras por los pasillos. Bueno, hasta que el guardia de seguridad del supermercado nos hecho la bronca la última vez. 

-Eres tan infantil -bromeó -.

Yo asentí, sonriendo ampliamente sin vergüenza.

Él sonrió maliciosamente y empujó el carrito hacia adelante haciéndonos correr por el pasillo. Tyler saltó tras de mí, ambos riéndonos como dos completos lunáticos. Mientras llegábamos al final del pasillo, se bajó y detuvo el carro. 

Seguridad ante todo, como siempre con Tyler.

Conseguimos el resto de las compras. Él nombraba lo que quería de cada pasillo y, ambos tratábamos de encontrarlo antes de que lo hiciese el otro mientras pasábamos.

-¡Eh, deténganse! -gritó alguien airadamente -.

Tyler inmediatamente tiró del carro para detenerlo y hacernos frenar. 

-Bueno la diversión terminó -murmuró, riendo callado y sacudiendo su cabeza -.

Yo sonreí y me puse de pie en el carro mientras un guardia de seguridad venía caminando por el pasillo, mirándonos fijamente.

-¿Qué diablos hacen ustedes? Les he advertido sobre esto anteriormente -acusó sacudiendo su cabeza -.

Tyler asintió mirándolo con arrepentimiento mientras ponía uno de sus brazos en la parte superior de mis piernas y el otro en mi espalda, levantándome fuera del carro y poniéndome de pie en el suelo.

-Lo siento, señor. No volverá a pasar -dijo él, aparentemente arrepentido -.

El rostro del hombre se suavizó. Tyler tenía ese tipo de rostro con el que simplemente no podías mantenerte enfadado. Cuando él quería podía parecer un niñito perdido y sentías como tu enfado se esfumaba literalmente. 

Él era un buen actor.

-Vale, bueno, que no los vea haciendo esto nuevamente -El tipo sacudió la cabeza -.

-Lo prometemos -asintió Tyler -.

Mordí mi labio tratando de copiar su expresión. Naturalmente no logré hacerlo, porque la cara del hombre se endureció mientras me miraba.

-Y usted señorita, no debe subir a los carros – me dijo -Es peligroso, puede herirse a sí misma o a alguien más.

¿Por qué me estoy llevando todo el castigo? ¡Realmente necesito aprender la expresión de Tyler!

-Sí, señor, lo siento -me disculpé -.

Él asintió y se fue caminando. Tan pronto como giró la esquina del pasillo Tyler estalló en risas.

-Cada vez que venimos a aquí tu terminas metiéndonos en problemas -se burló -.

Me reí.

-Necesitas enseñarme esa cara, juro que es la mejor expresión del mundo -Sacudí mi cabeza, mirándolo asombrada -.

No sé qué somosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora