"Una más"
Ana se detuvo.
"Sí, como si no tuviésemos demasiados mocosos que cuidar."
Ana frunció el ceño, ellos no hacían una mierda.
"Por lo menos se mantuvo callada, lo médicos dijeron algo sobre el estado de shock"
"También tenía fiebre, ¿no?"
"Mhm-hum"
Ana no podía verlos, pero estaba segura de que quién fuera, había asentido con la cabeza.
"¿Tienes su expediente?"
El sonido de papeleo resonó por el lugar, Ana se apoyó ligeramente en la pared.
"Amm, nombre... blah blah, dos años, casi tres." Aquella voz tarareo saltando con rapidez las palabras. "Nacimiento, tipo de sangre, nacionalidad, padecimientos, alergias... " Hubo una pequeña pausa. "Mierda."
¿Qué pasa?
"¿Qué?"
"Es alérgica a ciertas sulfas."
"Ajá"
"El medicamento que le dimos antes de acostarla contenía sulfas"
Ana frunció el ceño, estos imbéciles nunca hacían nada bien.
"Pero no se ha quejado, se la administramos hace 3 horas, capaz solo fue una reacción de bebé"
Sí claro, eso o se está asfixiando. Primer día de la nena en este lugar y ya la estaban matando.
"Sí, tienes razón, nadie muere por una pequeña alergia, ¿verdad?"
¡Claro que sí! ¡Mucha gente! Para el horror de Ana las personas dentro de la habitación no parecían dispuestas a ir a revisar a la niña. Si bien no le gustaban los niños pequeños y les gustaría que el personal tuviese una gran reprimenda por su incompetencia, no tenía corazón para dejar morir a una niña asfixiada.
Camino por los pasillos en silencio, asomando su cabeza en los cuartos con el fin de encontrar aquella melena rubia, sintiendo su corazón golpear con fuerza su pecho, a medida que más avanzaba más pensamientos intrusivos sobre encontrar un cadáver se le venía a la mente. Se detuvo al divisar a la niña tendida boca arriba en una de las camas, tres niños de los siete con los que compartía habitación rodeándola, uno de ellos se dio cuenta de su presencia, paralizándose hasta que logro reconocer a la pelinegra.
"¡Ana!" Grito en un susurró, se acercó para tomar a la niña más grande de la manga de su suéter viejo para acercarla al medio círculo. Ana observó a los tres niños, Zac, Mark y Anthony. Los tres entre ocho y nueve años. "Respira muy feo y su piel esta roja." Apuntó a la niña tendida con sus extremidades extendidas sobre el colchón. "Le preguntamos que tiene pero no respondió, le dijimos a Rosa pero nos dijo que ya se le pasaría, eso fue hace mucho." Ana se inclinó ligeramente sobre la cama, extendió su mano para comprobar sus sospechas, su fiebre era alta, había manchas rojas por su rostro extendiéndose hasta esconderse por debajo de su camisa, su respiración... sí era fea, pero parecía que más que era por la dificultad que le provocaban la fuertes sacudidas de su cuerpo que porque realmente se estuviera asfixiando. Ana hizo una mueca. Estúpidos trabajadores.
"Yo me encargaré, vayan a dormir"
"¡Queremos ayudar!" Anthony fue callado inmediatamente por los niños ante la elevación de su voz, sin embargo poco después asintieron en confirmación.