Cuando llegamos, Thomas aparcó el auto detrás de un Tesla rojo que reconocí de inmediato, el idiota que había tomado a Amber de la muñeca aquella noche se encontraba adentro, pero me prometí mantener la calma y no arruinar el cumpleaños.
Luego de apresuramos por traspasar la lluvia, entramos a la casa junto con los mellizos. De inmediato, notamos que el resto de los invitados ya se encontraban allí, éramos los últimos enj llegar.
–Genial, hemos llegado tarde por tú culpa. –Tania lo inculpó al hermano con enojo.
–¿Mi culpa? Devon también se ha tardado. –se defendió él.
Me limité a reír por lo bajo ante su pelea de hermanos, pero no me molesté en contestar, porque mis ojos ya habían encontrado a Amber a lo lejos, y toda mi concentración fue a parar a su figura.
La rubia vestía un largo vestido color verde oscuro que recorría sus curvas y la hacia parecer más alta. También me percaté de que ya no tenía colgado mi anillo, y ahora había un gran collar plateado en su lugar, el cuál parecía pesar una tonelada.
Al parecer, Tania también encontró a su amiga, porque ahora caminaba con impaciencia hacia ella.
Junto con Thomas la seguimos desde atrás, y luego de que la morocha dejara de abrazarla, me acerqué a ella para saludarla con un beso en la mejilla.
No quería causarle ninguna incomodidad por si alguno de sus padres nos veía, algo que ella agradeció con una sonrisa de costado.
Luego de que me separara, nuestra amiga sacó una pequeña bolsa de su cartera y se la entregó.
–De parte mía y de Thomas. –comentó Tania mientras la rubia abría el regalo.
Se trataban de unos aros de luna colgando de unas cadenas plateadas.
Mientras Amber les agradecía por el regalo, recorrí la sala con la mirada para reconocer a Trevor. Se encontraba sentado en una mesa junto con el que parecía ser su padre, y un hombre canoso que actuaba como si fuera el dueño de todo lo que tocábamos, claramente se trataba del padre de la rubia.
Una mirada bastó para que el hombre se percatara de que lo estaba observando, y desvié mis ojos rápidamente para volver a la conversación que estaba teniendo Tania con la rubia.
La mayor parte de la noche, la pasamos comiendo pequeños sándwiches y bebiendo el champán más suave que había probado en mi vida.
De vez en cuando, Amber se nos unía, pero no se quedaba mucho tiempo, porque debía entretener a unos diez grupos de invitados esparcidos por el comedor y sala de estar.
Cuando la música sonando de fondo frenó, y la madre de Amber nos llamó a los invitados para acercarnos a la mesa, reconocí que había una tarta decorada con un número 18 en la cima.
Amber ahora se encontraba detrás de ella, con un gorro de cumpleaños colocado en su cabeza y una expresión en el rostro de querer que la tierra la tragara para acabar con el sufrimiento.
Le sonreí con diversión cuando nuestras miradas se encontraron, y ella se mordió el labio inferior como respuesta, algo que me tentó a ir hacia ella y besarla en ese mismo momento.
Luego de que le cantaran el feliz cumpleaños y la gente la saludara, me acerqué a ella, listo para picarla por lo que acababa de suceder.
–Sabes, es de mala suerte soplar si no es el día de tu cumpleaños. –le comenté luego de abrazarla de costado.
–Creo que la mala suerte ya me ha llegado. –habló ella, mientras se deshacía del gorro.
Su respuesta me causó gracia, y reí por lo bajo antes de notar que el padre de Amber ahora caminaba a paso firme hacia nosotros.
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El heredero de fuego [Terminada]
Romance"El universo ha jugado a invertir los roles, y esa rubia de ojos verdes había sido enviada para enseñarme una lección." Cuando Amber se ve obligada a mudarse a Portland, tiene que despedirse de su vida en Nueva York y su escuela de elite para termi...
Capítulo 49: Impresiones
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