💙 Capítulo 35 💙

Comenzar desde el principio
                                    

Bajo a la cocina cuidando de no hacer mucho ruido por no despertar a los demás.

Meto una taza con agua al microondas y al sacarlo le pongo unos sobrecitos del té de mamá. De sorbo en sorbo lo termino, dejo la taza en el fregadero y subo a mi cuarto.

Percibo como mi cuerpo se va relajado y para cuando me cubro con la colcha una bruma de sueño se va apoderando de mi conciencia.

Los pies en la arena.

La brisa de olor salado.

El sol fundiéndose con el mar.

Los brazos de mamá sosteniéndome.

Giro intentando observarle el rostro pero solo escucho su voz diciéndome "Cariño, estoy aquí..." de repente se aleja y solo veo su silueta caminando a la distancia. El sol desaparece dejando todo oscuro.

"Bonita, ¿Dónde estás?" la voz de Lucas.

"Aquí" respondo girando desorientada "¿Lucas? ¡¿Lucas?!" me comienzo a desesperar al sentir que no puedo moverme, todo se esta reduciendo y a la vez es como si estuviera en medio de un espacio donde no hay absolutamente nada.

El piso desaparece, es como si me quisiera devorar. Caigo.

El estruendo de la alarma comienza.

Gruño.

Resoplo.

Hoy más que los días que tenía que ir a la escuela no quise que comenzara.

Hoy se va Erick.

De mala gana me levanto a cesar el estridente sonido.

Vaya, tan fácil como haberme hecho el té desde un comienzo. Pienso encontrando la solución a mis noches de insomnio. Lástima que no funcione igual para las pesadillas.

Camino hacia el baño.

Ni modo, Elisa. Las personas crecen y los que los quieren tienen que dejarlos crecer y estar orgullosos por ellos. Me autoconsuelo, aún no se va pero yo ya lo estoy extrañando ¿Quién me va a decir "enana"?

Me lavo la cara y los dientes.

Los ojos me pican un poco, así que me forzó a pensar en buenos momentos que no involucren a mi hermano para no ponerme más triste pero como mi mente nunca está de mi lado me fuerza a recordar la ocasión en que Erick termino en la dirección por golpear "accidentalmente" a Daniela, una niña que me molestaba en la primaria, mientras jugaba futbol y "el aire" dirigió el balón hacia el lado contrario, justo donde estaba esa niña del demonio y justo donde, muchos de mis compañeros aseguraron, estaba su cara.

O cuando me ayudaba en mis tareas.

La única vez en que tuve que hacer de chaperona fue cuando invito a una chica al cine, esa vez termine en una fila lejana dándoles espacio.

La primera fiesta de preparatoria a la que me llevo y me dio de probar alcohol.

—Conoce el sabor, mas no tomes mucho que si lo haces tus demás sentidos se adormecen —explico pacientemente después de dejarme tomar un trago de la amarga sustancia—. Estaré checándote pero si llegas a estar sola no tomes nada de lo que te ofrezcan, nada, Elisa —hizo mucho hincapié. Esa fiesta y las siguientes cinco estuvo conmigo como si fuésemos siameses.

Inhalo hondo.

Esto de intentar serenarme me dejo peor.

Vuelvo a enjuagarme la cara, a tientas encuentro la toalla y me seco. Decidida a salir de este baño sin rememorar más recuerdos felices junto al egocéntrico de Erick, camino hacia la puerta.

No soy ciega [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora