Mi chute de adrenalina

Comenzar desde el principio
                                    

Mariana sale corriendo tras Michele, quién cada vez acelera más los pasos. 

-Michele, por dios espérate un momento. 

La escucha pero no quiere hacerlo más.  Sale por la puerta principal y antes de que una docena de fans se lancen a pedirle fotos, para un taxi y se dirige hacia él.

Mientras pide perdón a las fans con un gesto con las manos, Mariana sale corriendo y gritando su nombre, lo que hace que todos giren en su sentido. 

Michele, más agobiado que nunca, la ignora y entra al taxi, dejando la de pie en frente picando en la ventanilla. Ni siquiera la mira, y pide al conductor que acelere. 

De vuelta al hotel, Mariana entra rabiando por lo que acaba de suceder, y para colmo, escucha cómo las fans cuchichean entre ellas, según entiende en el poco alemán que ha ido aprendiendo "Dios mío esa es Mariana, están juntos, te lo dije, te dije que estaban enamorados" "Si pues no se donde les ves el amor, más bien parecía que Miki estuviera huyendo de ella". "Cosas de novios chica, todos discutimos, ¿sino que hacen aquí juntos?

Dos horas después

Michele

-Michele por favor sonríe aquí. - giro de nuevo la cabeza hacia la voz del enésimo fotógrafo que me pide una pose en su dirección.

-Michele, Michele, una sonrisa por favor. - de nuevo escucho a otro fotógrafo y aunque me intento obligar, no me convence ni a mi mismo la sonrisa que se dibuja en mis labios.

Aunque estoy envuelto por lo menos en un grupo de 10 fotógrafos, me siento más solo que nunca.

Tengo los pensamientos en otra parte. Y por más que quiero centrarme, mi corazón roto hace mella en mi cerebro y no soy capaz de obligarme a pensar en lo que debo hacer ahora mismo.

-Chicos por favor, continuamos más tarde, Michele necesita unos minutos para organizarse - escucho la voz de Cloti a medida que se acerca, y estirando de mi brazo, me lleva al back office de la zona habilitada para los periodistas y fotógrafos. 

Me salva una vez más, como digna amiga mía, y agradezco en mis adentros su simple existencia. 

-Amore ¿ vas a hablar ya conmigo? ¿O voy a tener que rogarte? No puedes cantar con esta cara de culo. 

No tengo tiempo de contestarla, porque nos interrumpe una voz familiar que me deja helado por completo. 

-¿Michele podemos hablar?- la escucho una vez más pero no quiero ni girarme para verla. 

-No puedo ahora Mariana - le digo mientras me va hirviendo más la sangre de a poco que voy recordando mi última imagen de ella. 

-¡Mamma mía regazza! Ma perché tanta bellezza? ¡lascia ci un pò al resto! - escucho cómo le dice con la boca abierta Cloti e involuntariamente me giro.

Ceñida en un sencillo pero elegante vestido negro de tirantes que deja poco a la imaginación por el tremendo escote corazón, con sus despampanantes curvas y su redondo culo marcado, enfundada en unos altos tacones que envuelven con correas tipo romanas sus piernas hasta las rodillas, la veo.

Mientras, se aparta de la cara, con el semblante totalmente serio, un mechón de su cabello ceniza que se ha soltado del desenfadado recogido que lleva. 

Me quedo tan embobado de su belleza que la rabia contra mi mismo me quema, me entran ganas de pegarme a mi mismo pero en su lugar cierro tan fuerte las manos que noto las uñas clavarse en mi piel. 

-Por favor Michele, solo serán cinco minutos. Te lo ruego - la escucho mientras me suplica, pero mi rabia incontrolada se apodera de mi. 

-¿Ahora tienes 5 minutos para mi? ¡Llevo 4 día tras de ti, rogándote al menos 5 minutos de tu tiempo!

-Okei ragazzi creo que los dejo solos. 5 minutos, no tenéis más porque debes salir a cantar Mik. - dice Cloti descartándose automáticamente de la tensa conversación. 

Asiento con la cabeza mientras la veo alejarse y aunque no quiero ni siquiera separar mi vista de Mariana, la tristeza de saber que no es mía, más bien, que es de otro, me obligo a darle la espalda, para al menos centrar un poco mi mente. 

-¿Ahora me vas a decir que no todo es lo que parece? ¿Qué más da Mariana? Si ni siquiera estás en la obligación de darme ninguna explicación. 

-Déjame hablar, te lo pido por favor. Mírame - me dice mientras me agarra del brazo y me obliga a girarme, de manera que nuestros ojos, a tan solo varios pasos de distancia, conectan nuestras miradas. 

-Te escucho - le digo sin rendirme a tal belleza, aguantando mi orgullo, que está ya más que pisoteado tras semanas persiguiéndola en vano. 

-No sabía que Lukas iba a venir. Le ofrecieron el trabajo antes de que tu aceptases alojarte aquí y lo rechazó en un principio. Pero se ha presentado hoy sin avisar a nadie. Ha aceptado el puesto de Jefe de Finanzas. 

Asiento mientras hago una mueca con los labios "¿Y a mi que mas me da eso? pienso. 

Suspira hondo al ver mi reacción desinteresada. 

-Michele, es un amigo de la infancia, Lucas y yo no somos más que eso. 

Asiento de nuevo pero en esta ocasión una sonrisa burlona se me escapa sin poder controlarlo. 

-¿Amigos de la infancia? Algo parecido a nosotros ¿no? Amigos de cuarentena, ¿se podría decir?

El suspiro que emite en esta ocasión, es diferente. El típico suspiro de hartura, como diciendo "Enough, suficiente por hoy"

-Mira, piensa lo que quieras. De verdad te lo digo Michele. Las niñatadas ya no tienen lugar en mi vida, y si vengo a decirte esto y hablar contigo, no es porque te deba una explicación, sino porque te quiero bien, y aunque pienses lo contrario, te conozco mucho más de lo que jamás podrías imaginar. Quiero que esta noche puedas salir triunfante de tu actuación como tu bien sabes hacer. No quiero que por mi culpa, más bien, que este malentendido, haga mella en tu productividad. Pero allá tu con lo que piensas y lo que decidas creer. 

Y con esta frase, se gira y se va. Dejándome allí parado, solo de nuevo. Y quizás no tan desconcertado, pero creo que incluso peor que antes. 

-Michele - me giro de golpe tras escuchar de nuevo su voz, asomada a la puerta, retrocediendo poco a poco - si aún quieres, podemos compartir una copa de vino después de tu actuación, como en los viejos tiempos. Sé que tenemos una conversación pendiente. Pero entiende que me cuesta centrarme cuando te tengo cerca, y necesitaba sacar adelante el primer evento que está bajo mi mandato. 

Me guiña el ojo y solo necesito ver eso para que me robe una sonrisa que me llena el alma. 

Solo escucho eso y mis ganas de quemar el escenario vuelven a mi cuerpo y salgo a la palestra como un verdadero artista de rock, con mi chute de adrenalina en las venas. 

Lo que el destino te deparaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora