Tus ojos brillan
brillan, brillaban y brillarán
tus manos mueves
a mi cuerpo sin dudar
me abrazas por detrás
y me dices una gran verdad
verdad que mi alma hará temblar.
Tus ojos brillan
en la noche sin parar
brillan con amabilidad
brillan con lealtad
es lo más hermoso que he visto brillar
no quiero que los lleguen a opacar
quiero siempre verlos brillar
brillar por sobre el mar
como la luna nos ha de guiar
para llegar a amar.
Con el brillo de tus ojos
me arde el corazón
tus manos delicadas me acarician con amor
perdí a alguien hoy con gran dolor
como me duele el corazón
quiero corresponder tu amor
para que me pierda
sin razón
en esa dulce luz marrón
de tus ojos hoy amor...
Elías estaba sentado en su lugar de la sala, con el lápiz con el que se suponía debía apuntar lo que escuchaba apoyado entre su nariz y su labio superior equilibrandolo, su mente divagaba en lo que le había contado Melisa durante la noche anterior por teléfono, aparentemente luego de salir de la sala del coro se encontró a los tortolos durmiendo en el suelo pero fue a buscar algo a su casillero, en eso se encontró con alguien y tardó un poco más, luego cuando volvió los encontró dentro del edificio tensos, Mateo sujetaba a Sofía por los hombros mientras miraba por la ventana hacia afuera, enojado.
"-¿Qué pasó?-preguntó la morena.
-Él vino aquí...- respondió la más pálida nerviosa y mirando al chico que seguía con la vista pegada en la dirección en que Matías se fue- armó problemas como siempre... pero todo salió bien- concluyó con una sonrisa nerviosa.
La morena se sintió tan enojada, se sentía tan enojada con ella misma, nunca estaba cuando su amiga la necesitaba, nunca en el momento justo, siempre llegaba tarde. La abrazó un poco e intentó calmar los ánimos porque con una persona enojada era suficiente."
-Elías- escuchó de pronto una voz que lo sacó de sus pensamientos- loco pasame la cinco- le habló Cris desde atrás.
-¿La cinco?- pensó el más pálido- ¿qué cinco?- preguntó de vuelta sin entender qué ocurría.
-La sin conciencia en la que estás idiota, te van a retar si no pones atención- terminó el moreno con su juego de palabras provocando risas en el mayor que tuvo que aguantar.
Había terminado su clase, salió al descanso disparado a la sala de profesores dispuesto a entregarle su reporte a la profesora del coro, para evitar que se le olvidara, imaginaba que en el camino se encontraría con Andrés quien hacía algo similar. El trayecto fue normal, pero tenía un leve mal presentimiento, al llegar a la sala se encontró con Alís hablando justamente con la señora que él buscaba.
-Profesora- saludó con un movimiento de cabeza amablemente- aquí están los informes de los bajos para que los lea, este año tiene excelentes voces- concluyó con una sonrisa.
-Muchas gracias mi niño- contestó la profesora quien lo quería como a un hijo- precisamente hablaba ahora con Alís sobre eso, que necesito un informe sobre sus mezzocontraltos, sería de mucha ayuda si la pudieras guiar en eso.
-Claro, no hay ningún problema- dijo con una sonrisa.
La chica a su lado correspondió su sonrisa y luego de que la profesora se fuera y él la invitara amablemente afuera para explicarle todo en un lugar más agradable ella habló.
-Ya llevábamos mucho tiempo sin hablar tranquilos ¿no crees Eli?
-Si- respondió con un tono cansado- ¿desde que te fuiste más o menos?
-Si... casi tres años- recordó mirando al cielo.
-Se, aún recuerdo todo lo que hiciste y no te he perdonado por ello- dijo recibiendo una mirada de consulta- lo que le hiciste a mis amigos que se enamoraron de ti, quiero que tengas claro que sigo pensando que fue incorrecto, pero...
-Pero soy tu amiga desde antes que ellos- lo interrumpió la chica sentándose en el pasto- así que me perdonas más cosas.
-Acabo de decirte que no te he perdonado por eso, ni siquiera lo lamentas- contestó molesto.
-Tú sabes que si hay algo que lamento- se detuvo un segundo mientras el chico se sentaba y lo miró a los ojos- lamento no haberte dicho que me gustabas en ese entonces- sostuvo su brazo- quizás todo hubiera sido diferente...
-Pues tan diferente no lo creas, sé que odias a la Meli, pero tú deberías saber que tengo una gran debilidad por las morenas, aunque ella bajó todas mis defensas- dijo sonriendo y rascando su mejilla levemente sonrojada provocando que la chica se molestara y lo soltara.
-Es solo una tipa enojona y sin educación, se cree rockera de los 80 con su "estilazo"- dijo haciendo comillas con los dedos de forma sarcástica- no la soporto.
-Se, se, se, di lo que quieras Ali, ahora atención, voy a explicarte como hacer el documento- le cortó el juego.
-Obvio que vas a tener que explicármelo, esa inútil ni siquiera podía encargarse de dos voces, yo me he encargado de cuatro voces totalmente sola- dijo a regañadientes.
Elías volteó los ojos en señal de cansancio y continuó ahorrandose que las cuatro voces que ella tuvo a cargo eran solo cuatro personas.
-Claro que si, ahora el documento...
Continuó explicándole del tema por lo que quedaba del descanso, después de todo eran amigos de infancia, ambos habían nacido en Italia y sus padres se conocían por la música, así que no había gran incomodidad en el ambiente. Sonó la campana al terminar los 20 minutos del descanso y tuvieron que volver a sus salones; al momento en que se separaron sonó el teléfono de Alís con una llamada entrante.
-¿Hola?- contesto suave.
-Buenos días señorita Novad- respondió una voz al otro lado del teléfono- usted quizás no me conoce o no me recuerda, pero yo tengo muy claro quién es usted, me gustaría que pudiéramos juntarnos al terminar su jornada escolar- la chica arrugó la nariz y endureció su voz.
-¿Y por qué debería verte?- preguntó molesta.
-Porque tengo un par de cosas referente a quien amas que probablemente te interesen mucho, aunque claro, quiero que trabajes conmigo por... un bien común- ella se mantenía dudando "¿un par de cosas de quien amo? ¿habla del Eli? "
-¿Por qué tú tienes cosas suyas?- estaba por llegar a su sala- te llamaré en el segundo descanso, más te vale no le hagas nada- concluyó alterada.
-Como dije, es por un bien común, si todo sale bien, él probablemente te termine amando- dijo la voz y colgó dejando a la chica fría plantada en la puerta de su salón. Sonó el segundo timbre.
Por otro lado Mateo ese día se había quedado en casa, al parecer dormir en el suelo, en esa época fresca y sin su poleron hizo que se resfriara, y por recomendación de la enfermera del domo era mejor quedarse en cama para que no aumentara, porque así sanaría en un día y no se propagaría. Su casa era de una planta con un pasillo que unía dos habitaciones donde estaban la suya y la de su hermana pequeña Isidora, todas las demás habitaciones de la casa estaban conectadas una con la otra y todo tenía una decoración entre blanco y negro, se estaba preparando en la cocina algo para almorzar mientras escuchaba una canción llamada "el brillo de tus ojos" era una canción que le gustaba mucho, después de todo era la primera y única canción que había escrito hacía dos años más o menos, cuando descubrió que le gustaba Sofía, la escribió junto a Elías, ya que el más pálido estaba acostumbrado a componer, pero no era tan bueno con las letras.
"Con el brillo de tus ojos
me arde el corazón
tus manos delicadas me acarician con amor
perdí a alguien hoy con gran dolor
como me duele el corazón
quiero corresponder tu amor
para que me pierda
sin razón
en esa dulce luz marrón
de tus ojos hoy amor"
Adoraba esa parte, era el momento exacto en que él por fin lloraba por haber perdido a su hermano mayor por cuatro años; aunque eran poco comunes los accidentes automovilísticos en el domo, su hermano Norman había fallecido por uno, uno de los autobuses públicos tuvo una falla en el volante y se subió a la vereda chocando al joven de solo 17 años y acabando con su vida en el instante, fue una noticia devastadora, Mateo como el nuevo hermano mayor tuvo que mantenerse firme frente a su hermanita de 10 que lloraba desconsolada mientras sus padres llegaban al domo a recoger su cuerpo, esa noche también se llevaron a la pequeña con un permiso temporal para faltar a clases, pero solo podían dárselo a uno de los dos hermanos por lo que él se lo cedió a la castaña. Esa noche salió al patio de su casa sin saber qué hacía, la casa que por primera vez vio vacía, con la cama de su hermano desarmada al lado de la propia, miraba esa habitación y se intentaba convencer que ahora era solo suya, que ya no iba a pelear con su hermano de quien entraba primero a la ducha, a quien le tocaba poner el programa en la tv. Ya solo quedaban sombras, recuerdos comunes, se veía hablando con Norman en cada esquina, pero cada recuerdo dolía más que el anterior; antes de darse cuenta estaba sentado en la mitad del patio y comenzó a golpear el suelo con furia mientras intentaba llorar, pero no salía ni una sola lágrima; cuando por fin se calmó se puso en pié y salió de su casa a caminar sin rumbo, y justo en una de las esquinas se encontró con Sofi quien había salido a comprar durante la noche, ella escuchó atentamente todo lo que tenía que decir, pero él no se rompió en ningún momento.
-No seas tonto- le reprendió la pequeña en ese momento- ¿crees que vas a quedar bien solo hablando? tienes que sacar todo lo que tienes en realidad- ella se veía tan fuerte y firme a pesar de lo cariñosa que siempre fue.
-No tengo nada- respondió Mateo encogiéndose de hombros- ya te dije lo que sentía, me voy- al voltearse la chica lo abrazó desde su espalda con delicadeza y lo hizo detener.
-Es muy dificil perder a alguien, lo sé... por mi hermana, pero lo más difícil y poco saludable que puedes hacer es no llorar, "dejame ser tu almohada a la que le puedes contar tus penas y nadie las sabrá..."-hasta el día de hoy Mateo sonríe pensando en esas palabras, esa noche lloró hasta no dar más, abrió su corazón.
Luego de eso cuando él se calmó ella lo fue a dejar a su casa aún cuando él se oponía con la excusa de que un caballero debía ir a dejar a una señorita a su casa, no al revés, pero no lo escuchó, al llegar a la entrada de la casa la chica se ofreció a preparar el desayuno para ambos a la mañana siguiente, y los días que estuviera solo, para que pudiera pensar en otras cosas, a lo que el canela accedió sonriendo.
-Que de recuerdos...- dijo sonriendo melancólicamente volviendo a su almuerzo- Norman, mírame, tengo la edad que tenías ese día, me he ejercitado mucho, ahora tengo mucha fuerza y aunque me gusta pelear con mis amigos evito los conflictos, la Isi ya es toda una señorita, pero para mi sigue siendo una bebé, no quiero que le hagan daño, voy a cuidar de ella como tú querías hacerlo hermano...- sus ojos se cerraron ante ese comentario recordando a Sofía, también la iba a proteger a ella siempre que lo necesitara, tuviera que dañar a quien fuera, al momento tomaba su celular otra vez.
...
-¿Diga?- respondió Alís el celular- eres tú, habla ¿qué es lo que tienes que puede interesarme?
-Tengo formas de provocar una ruptura entre esos dos- la chica se quedó de piedra, pero con una aterradora sonrisa de superioridad- pero antes de ayudarte yo a ti...
-¿Qué necesitas?- concluyó sin oír lo que ya sabía que venía. Una risa grave se oyó en su oído.
-Que colabores conmigo como mi socia, querida Alís.
-Cuenta conmigo... socio