Bueno, como dice el título esto es un capítulo de girlslove/yuri/lésbico/chicaxchica, quisiera no tener que hacer esta aclaración, pero he aprendido a no confiar en la parte de la audiencia que no conozco (la cual es el 90%), pero, si no te gusta, no leas, no es necesario insultarme diciendo que no te gusta el genero, muchas gracias y si planeas quedarte a leer, bienvenido, espero disfrutes de la lectura.
— México... — llamó, abrazándose al torso de la mayor. — Por favor, sé que quieres hacerlo. — murmuró aún apegada a la tibia piel, intentando tentar a la mexicana con sus acciones.
Se estremeció al sentir el cálido aliento de la venezolana chocar con su piel al desnudo. Escuchó como una risita se ahogaba entre los labios de la sudamericana, suponía que divertida por la sumisa reacción.
Temblorosa tomó las manos de la latina. Aún tímida por su desnudez, las fue subiendo poco a poco por su espalda, deteniéndose en los pequeños ganchos que mantenían cerrado su brasier.
Le impidió realizase movimiento alguno, aferrándose con fuerza a sus muñecas, nerviosa por ser tocada por la otra.
Finalmente se atrevió a soltar las manos de la venezolana, abrazando temblorosamente su cuello en busca de callar su timidez.
Venezuela no tardó en pasear sus manos por su desnuda piel, acariciando con la yema de sus dedos, haciéndole sentir desesperada por que hiciese algo más.
Antes de darse cuenta arqueó su espalda por el placer, emitiendo un bajo jadeo que de inmediato intentó callar cubriendo sus labios. La escuchó reír de nuevo, seguramente satisfecha de las reacciones que causaba en ella.
Sus manos volvieron a dirigirse a la única prenda cubriendo su torso, levantando la gruesa tira para acariciar por unos segundos la piel bajo el encaje. Fingió estar a punto de soltar el brasier, deteniéndose justo antes de finalmente liberarla.
— ¡Venezuela! — reclamó con fingida molestia, desesperada por que finalmente le desnudase por completo. La venezolana le dedicó una pequeña sonrisa, aún escondida entre su busto.
— El seguro de la puerta está dañado, si hablas tan alto alguien va a entrar — respondió en un susurró, recordándole el público lugar en el que se encontraban.
Se sonrojó por el recordatorio, sintiéndose aun más avergonzada por el lugar en el que se encontraban.
— Quítamelo de una vez — murmuró a penas lo suficientemente alto para ser escuchada por la contraria.
Asintió de manera lenta, indicándole que lo haría pronto.
Llevó una de sus manos a su cadera, tomándola por sobre la negra falda que la cubría, para impedirle se alejase. Con su otra mano acarició la parte de su pecho desnudo, estremeciendo la delicada piel bajo su tacto.
Subió su mirada, topándose con la contraria inmediatamente, observando por unos segundos lo sonrojada y acalorada que se encontraba. Le dedicó una traviesa sonrisa, para, sin esperar a ver respuesta a su gesto, hundirse entre sus pechos.
Emitió un bajo jadeo de sorpresa ante la acción de la menor. Por instinto intentó alejarla, avergonzada del extremo acercamiento con una zona tan privada; sin embargo, no logró nada más que Venezuela se aferrase a su cintura.
Intentó empujarla por unos segundos más, sintiendo como a cada empuje se aferraba más a su cuerpo; sin embargo, le fue imposible no ceder, y tras unos segundos volvió a abrazar el cuello de la menor.
Notó cómo la venezolana se separaba de su cuerpo por unos segundos, sonriéndole satisfecha por su cooperación, y hundiéndose de nuevo entre sus pieles para disfrutar completamente del cálido espacio.
Disfrutó de la piel de la mexicana por unos instantes. La zona se sentía cálida y suave, erizada por las sensaciones del momento y húmeda por todo el sudor que se había acumulado entre ambos senos.
Besó con delicadeza la morena piel, sintiendo como ésta se calentaba bajo sus labios, mostrándole lo avergonzada que se encontraba en esos momentos.
Repitió la simple acción sobre más zonas; en le espacio entre sus dos pechos, sus clavículas, y justo arriba de sus pezones; sacándole dulces y bajos gemidos, con los que parecía pedirle por más.
Dio una larga lamida por la cálida piel, disfrutando del calor de la suave superficie, y del casi imperceptible sabor de México, e ignorando la salada sensación que el sudor le proporcionaba.
Alcanzó a escuchar como un largo y sonoro gemido se escapa de sus labios, sorprendida y extasiada por la atrevida acción.
Le demostró había sido escuchada besando delicadamente la piel húmeda por una mezcla entre su saliva y el sudor, comunicándole sin palabras lo mucho que había disfruta de su reacción.
Su cuerpo volvió a estremecerse ante el nuevo mimo, mostrándole lo nerviosa, excitada y emocionada que se encontraba ante su tacto.
Esbozó una discreta sonrisa al notar sus silenciosas reacciones, intentando ocultar su rebosante alegría de la mexicana.
Volvió a besar la delicada piel a manera de preámbulo, avisando que ya volvería a disfrutar de sus pechos hasta que le rogase por ir más allá.
Copió la acción sobre el resto de la piel descubierta, disfrutando del calor, del estremecimiento, y de la suavidad que los simples mimos proporcionaban, y esperando que la contraria sintiese el mismo placer por su actuar.
Intentó distraer su atención retomando las caricias a través de su cuerpo. Movió sus manos en un lento y pausado recorrido, subiendo y bajando por su espalda, y estirándose para alcanzar sus laterales.
Sintió como la piel se estremecía con su avance, disfrutado de la dulzura, lentitud y ajenidad que su toque le proporcionaba.
Como respuesta a las adorables reacciones, mordió suavemente una de sus clavículas, sorprendiendo, asustando y excitando a la mexicana en a penas un instante.
Soltó la delgada piel después de un par de segundos, una marca de un oscuro rojo se mostraba en la morena piel. Besó la mordida recién hecha, sacándole un bajo jadeo a la mayor.
Volvió a morder la misma zona, escuchando un gemido escapar de sus labios por el placer.
Hundió con más fuerza sus dientes, buscando hacer más profunda la marca dejada; esta vez un gemido de dolor se ahogó entre los labios de la norteamericana.
Retrocedió al notar el dolor por el que hacía pasar a la otra. Observó la erógena zona, un par de pequeñas gotas de sangre escapaban de alguna de las marcas.
Besó la húmeda y oscura marca como una silenciosa disculpa, volviendo a besar con sumo cuidado la roja piel alrededor de la dolorosa mordida.
Subió su mirada lentamente, buscando toparse con los oscuros orbes de la contraria. Le sonrió tímidamente al chocar con ella, mostrándole se encontraba igual de avergonzada por el encuentro.
México correspondió a su sonrisa, sonrojada por la cercanía, y con sus latidos tan descontrolados que aun con la distancia que sus pechos creaban alcanzaban a percibirse.
Acomodó su pose en busca de un mejor acceso al cuerpo de la mayor, y ser capaz de besarla sin tanta dificultad.
Acercó su rostro hacia el de la otra, quien también avanzó en busca de más cercanía. Notó como la norteamericana cerraba sus ojos, expectante al beso que sabía se aproximaba.
Se tomó unos segundos de silencio para observar su belleza, le parecía irrealmente hermosa. Dejó una caricia sobre una de sus mejillas, causando un estremecimiento que no causó que abriese sus ojos.
Acercó un poco más su rostro, permitiendo que sus respiraciones se mezclaran. Cerró lentamente sus ojos, y unió sus labios con los contrarios.
Tomó la guía del beso, pidiendo un ritmo lento que le permitiese disfrutar por completo de cada parte de la cavidad bucal de la mexicana. No obtuvo negación alguna por su parte, dejándose hacer sin pensar en lo que pasaría, prestándole su completa atención a la boca sobre la suya.
Volvió a llevar sus manos a los ganchos del brasier de la mayor, acariciando la zona por unos pocos segundos. Aprovechándose de la distracción que el satisfactorio beso causaba, finalmente soltó la prenda, dejando su torso completamente desnudo.
No notó sus acciones incluso cuando quitó por completo el sostén, tirándolo lejos de las dos. Continuó sin romper el beso, concentrándose en tocar el cuerpo de la más baja sin que esta lo notara, disfrutando de la tibia temperatura y de la suavidad de su piel.
Apretó uno de sus pechos bruscamente, logrando que por fin notase lo que hacía con sus pechos.
Rio tras romper el beso, disfrutando del sonrojo que tanto el beso como las caricias les causaban.
Se ocultó en el espacio entre el cuello y hombro de la contraria, aprovechándose para besar la delicada zona, y hacerla sentir aun más íntima.
— Te amo... — susurró contra su cuello, apegándose a la zona como una caricia, ocultándose por la vergüenza de la confesión recién hecha.
No le permitió responder a sus palabras, volviendo a unir sus labios, en busca de callarla hasta que olvidase cuál era su respuesta.
Abrazó fuerte y delicadamente el torso de la norteamericana, asegurándose de que podría levantarla sin tener que preocuparse por su peso.
Mordió con cuidado el labio inferior de la latina, intentando provocarle con el leve dolor. Un gemido se ahogó en su garganta, reaccionando de la forma más discreta posible cuando su mordida fue devuelta por la contraria con más fuerza.
La norteamericana le forzó a separarse con un segundo mordisco, percibiendo el sabor a sangre entre el beso, y sabiendo a quién pertenecía aquel líquido.
Un delgado hilo de saliva mezclada con sangre se mantuvo uniendo sus bocas. México limpió los cálidos fluidos, acercándose de nuevo a dejar un delicado beso sobre la herida aún fresca.
Aprovechó del mimo de la mayor para finalmente levantarse, pasando sus manos por debajo de los muslos de la norteamericana, para así cargarla sin mayor dificultad.
Sintió los brazos de la mexicana abrazarse alrededor de su cuello, intentando cuidarse de una posible caída o almenos asegurándose de llevarla en conjunto al piso.
Se apoyó en la pared frente a ellas, ayudándose de la solida superficie para levantar más el cuerpo de la latina.
México aceptó sus acciones, manteniéndose en silencio mientras buscaba una pose cómoda para cargar con su cuerpo. Sintió a la mexicana besar con cariño su frente, intentando reclamar por su completa atención.
— Yo también te amo, Venezuela — murmuró igual de avergonzada por las románticas palabras, besando su mejilla derecha con timidez, negándose a iniciar otro beso.
Sonrió al escucharla corresponder a su confesión, devolviendo el inocente beso sobre la mejilla ajena, para después dejar otro más sobre sus labios, sintiendo algo de dolor por culpa de la herida.
Ambas desistieron de subir la intensidad del beso al saber lo doloroso que podía ser mantener tal contacto con una herida tan nueva.
— Haré algo por ti — propuso con una amplía sonrisa, soltando con cuidado una de las piernas de la más baja, pidiéndole que se mantuviese de pie por sí misma.
Acató la petición, sin preguntar qué es lo que le haría, pasando por alto la desnudez que anteriormente le había avergonzado tanto.
Se arrodilló frente a ella, dejando sobre sus hombros la pierna que aún cargaba, buscando tener un completo acceso a la parte más privada de la mayor.
Levantó la falda de un oscuro negro, observando la ropa interior que cubría la entrepierna de la latina. Besó el interior de sus muslos como provocación atreviéndose a hacer que le esperase por un poco más.
Salió de entre las piernas de la norteamericana, soltando de nuevo la tela pata que ocultase la privada zona a la que ahora tenía completo acceso.
Le sonrió, buscando ver más reacción en el rostro de la mayor. Observó como su sonrojo aumentaba, intentando ocultar el brillante color sobre sus mejillas y fingir que sus acciones no le habían afectado de tal manera.
Se tomó unos segundos para observar con total atención las facciones de la mexicana, esperando escuchar cualquier tipo de respuesta verbal ante el beso en la erógena zona.
Volvió a ocultarse bajo la negra tela de la falda, negándose a mostrar la vista de sí misma lamiendo, besando y jugando con la entrepierna y muslos de la más baja.
Deslizó una de sus manos por encima de la braga, sintiendo la delgada tela húmeda por los fluidos de la latina.
Continuó acariciando el sexo de la mexicana por sobre la tela, besando y lamiendo sus muslos, intentando estimular sus reacciones y conseguir hacerle rogar por que le ayudara a finalmente venirse.
Dejó que sus dedos se deslizaran por dentro de la delicada lencería, rozando la entrada de la norteamericana y empapándose del cálido líquido que salía de esta.
— Vene, e-espera — se detuvo al escuchar la voz de su pareja pedirle se detuviese por unos segundos.
Besó de nuevo sus muslos, esperando por la razón por la que había sido detenida. México dudó por un poco, pidiéndole antes de responder a su pregunta que se alejase un poco de su cuerpo.
Acató la petición de la mayor, levantando la tela de la falda con su mano izquierda, para ser completamente vista por ella.
Buscó la mirada de la mexicana deseando asegurarse de que le vería igual que como sabía ella debía de verse. La latina estaba incluso más sonrojada que antes, jadeando por el placer recibido, y observándole con total atención.
Le sonrió al ver lo que su toque había causado. La mexicana desvió su mirada. Intentó encontrar lo que había robado su atención, siguiendo su mirada hasta toparse con su mano húmeda por los fluidos que ya se habían enfriado al pasar tanto tiempo al aire libre.
Sabiendo de la atenta mirada de la latina se llevó los dedos a la boca, lamiéndolos hasta humedecerlos más, ahora únicamente por su saliva.
México se mantuvo observando con completa atención, manteniéndose en un completo silencio mientras se miraban mutuamente.
— Q-quiero verte. — le explicó, esperando que entendiese lo que trataba de decirle.
Asintió, permitiéndole bajase su pierna para que le fuese posible desnudarse. Le miró atenta mientras desabotonaba la falda, bajaba el cierre y dejaba la larga prenda caer a sus pies.
La mexicana se tomó unos segundos para quitar la última prenda que cubría su cuerpo, deslizando lentamente la panti hasta quedar completamente desnuda frente a la otra.
Se quedó completamente quieta en su lugar, contemplando el descubierto cuerpo de la norteamericana. Paseó su mirada por los desnudos pechos de la otra, tímidamente cubiertos por sus manos. Bajó sus orbes al plano vientre, observando los diversos tatuajes que se extendían hasta el centro de este.
Acortó por completo la pequeña distancia entre las dos, besando la piel justo debajo de su ombligo, logrando estremecerle con la simple muestra de cariño.
Dejó a sus manos perderse acariciando el cuerpo de la mayor tanto como su alcance le permitía, pasando las yemas de sus dedos por sus costados, entreteniéndose con sus caderas por minutos, hasta continuar con su camino hasta el interior de sus muslos.
Acarició de nuevo la sensible piel, ignorando la zona en la que sabía deseaba ser tocada para hacerla esperar un poco más, o que bien se viese obligada a acelerar sus acciones por sí misma.
Sintió una de las manos de la mexicana posarse sobre su cabello, enredando sus dedos en las negras hebras para con poca fuerza empujar su cabeza.
Aceptó la petición sin queja alguna, bajando por el vientre de la norteamericana con besos, concentrándose, incluso con el rápido descenso, en hacerle sentir bien.
Detuvo su empuje al llegar frente a su entrepierna. Dejó otro beso en la íntima zona, levantando una de sus piernas para ponerla de nuevo sobre sus hombros, volviendo a tener un acceso completo a la intimidad de la latina.
Lamió el clítoris con total comodidad, sacándole un largo gemido de placer que resonó en la vacía habitación.
Le sintió apretar su cabello ante las fuertes sensaciones, manteniendo su cabeza en la misma posición, pidiéndole continuase con sus acciones.
Acató la petición de la mayor en silencio, continuando con los movimientos de su lengua sobre le erógena zona, aferrándose a la pierna sobre su hombro en busca de hacerle sentir aun más cercana.
Dejó que dos de sus dedos se deslizaran al interior de la latina, sintiendo la humedad, calidez y estrechez que su vagina se caracterizaba.
Escuchó como un bajo gemido se escapaba de los labios de la mayor, aferrándose a su cabello por el placer que la penetración había causado y con esto pidiéndole sin palabras que continuase con sus movimientos.
Se atrevió a dar la primera embestida, sintiendo el caliente líquido escurrir por sus dedos hasta empapar también su palma.
Continuó moviendo su lengua sobre el clítoris de la mayor, turnándose para cada cierto tiempo masturbarla con su mano libre mientras besaba su húmeda piel o penetrándola también con su lengua, en busca de darle más placer.
Se concentró en lamer la parte más sensible de la norteamericana, realizando movimientos circulares siempre sobre el mismo lugar, al mismo tiempo en el que la embestía de forma lenta, tratando de detener por un poco que pudiese llegar al clímax.
Un par de minutos después dobló hacia arriba sus dedos, tocando directamente el punto g en su interior. Notó como la pierna que sostenía la mayoría de su peso flaqueaba, apoyándose en ella por tan sólo un segundo para volver a enderezarse contra la pared a sus espaldas.
Elevó su mirada en busca de observar la reacción que había tenido, sus pechos bloqueaban parte de su rostro; sin embargo, pudo ver lo mucho que se esforzaba para contener su voz.
Volvió a golpear el mismo punto, sincronizando el delicado toque con su lengua, intentando darle el mayor placer posible. El inicio de un agudo gemido se escapó de sus labios, el cual fue callado casi de inmediato por ella, aplicando más fuerza en el agarre que mantenían sus labios cerrados.
Finalmente se dejó llevar por lo que quería hacerle, golpeando con más rapidez la pared superior de la vagina de la latina, haciendo una ligera presión en su vientre, buscando hacer aquella zona aun más sensible.
Continuó así por casi un minuto, sintiendo a la mexicana retorcerse entre su agarre, siendo incapaz de mantenerse quieta por las fuertes sensaciones que recibía, y dejando salir sus gemidos de forma completamente libre sin notarlo, concentrándose por completo en lo que sentía.
Las paredes a su alrededor comenzaron a humedecerse más, como un aviso de lo cerca que estaba de hacerla venir. Sacó sus dedos de inmediato, alejándose un poco de la entrepierna de la mexicana, esperando mantenerse medianamente seca de lo que se aproximaba.
No pasó ni siquiera un segundo para que llegase el clímax, expulsando una gran cantidad de líquido en forma de un fuerte chorro que llegó a mojar por completo su rostro.
Tras haber sido empapada salió del ángulo de la eyaculación, intentando mantenerse todo lo seca que pudiese de los fluidos de la contraria.
El orgasmo se extendió por casi diez segundos, estremeciéndose por los fuertes espasmos del momento. Intentó mantener un contacto visual con ella tanto como le fuese posible, haciendo del momento algo más intenso para las dos.
Su respiración continuó siendo irregular por un par de minutos, agitada por el orgasmo, y aún excitada por tenerla entre sus piernas, con la libertad de repetir el momento si así lo deseaba.
Repartió aun más besos por el vientre de la mexicana, delineando el contorno de delgadas cicatrices que los tatuajes habían dejado, mostrándole lo poco que le importaban las marcas en su cuerpo.
Bajó la pierna de su hombro cuando sintió que no recibiría reclamo alguno de su parte, subiendo en un camino de húmedos besos hasta encontrarse de nuevo con sus labios, uniéndolos con los suyos en un delicado beso.
México le correspondió tras unos segundos, abrazándose a ella de nuevo, esta vez de una forma meramente cariñosa, queriendo culminar el encuentro de una forma que le demostrase a la otra el gran amor que sentían.
🌌
Puto asco de capítulo, pero ni que pudiese escribir bien.
No creo que nadie haya leído esto, porque dudo que alguien esté interesado en el girlslove, pero me gustó escribirlo, y creo que eso es lo más importante.
Voy a entrar a un concurso para el cual necesitaré escribir una novela entera en 4 meses, por lo que pondré está historia en pausa. Pronto haré el anuncio bien.
Adiós~🌟