— ¿Hora de la muerte?
— 2:45 A.M.
— No hay nada más que hacer, ocúpese de todo el papeleo por favor. —Le dijo a la enfermera a su lado antes de salir de la sala de cuidados intensivos.
Al salir de la sala se encontró con un pequeño rubio quien estaba sentado en el suelo fuera del lugar.
— Lo siento, no pudimos hacer nada, ella acaba de morir. —Le miró esperando respuesta alguna, pero sus ojos solo miraban a la nada— Es mejor que descanses, vamos, te llevaré de vuelta a casa.
Yoongi ayudo a Jimin a levantarse y ambos se dirigieron al auto del pelinegro.
— Sé que estás pasando por un momento muy duro, sé lo que duele perder a un ser querido y no poder hacer nada, no pienses en nada, solo descansa un poco, ella ya está en un lugar mejor.
Su vista se mantenía en la autopista, en aquella fría madrugada, el único auto que cruzaba en aquellos rumbos era el de ellos.
— Por el papeleo y gastos no te preocupes el hospital se hará cargo de todo, pásame tu número de teléfono, así podre avisarte cuando el cuerpo se encuentre en la funeraria.
— No tengo celular doctor Min.
— Oh, en ese caso pasaré por ti más tarde a tu casa, ahora si no es molestia, ¿podrías darme tu dirección?
— Doctor Min.
— No es necesario que me llames de usted, puedes decirme Yoongi.
— Doctor Min puede dejarme donde me encontró, en el parque y no es necesario que vuelva por mí, gracias por dejarme despedirme de ella.
Jimin trataba de contener toda la tristeza dentro de su ser, solo unos cuantos meses bastaron para encariñarse con la señora Choi y su perdida le quemaba por dentro, realmente dolía.
— No puedo dejar que camines con este clima y en ese estado, dime tu dirección. —El clima era tan frío, Yoongi sabía que pronto llegaría la primera nevada a Busan.
Jimin no sabía que decir, su dirección era la calle, era un simple vagabundo.
— Jimin, ya hemos llegado al barrio, dime por dónde vives.
— El parque. —Dijo en lo que parecía ser un susurro.
— Déjame llevarte a la puerta de tu casa. —Exclamó con un poco de frustración el pelinegro— Es tarde, hace frío, solo quiero llevarte a tu hogar y asegurarme de que estés a salvo.
— El parque es mi hogar. —Su tono de voz era bajo, pero Yoongi pudo comprender sus palabras.
— ¿El parque? ¿Acabas de decir que vives en el parque? —Yoongi estaba sorprendido por lo que acaba de escuchar, parecía una broma, pero dudaba que lo fuera, a decir verdad el aspecto del chico no era el mejor.
El rubio solo asentía con la cabeza gacha, estaba avergonzado por la situación, en realidad le apenaba decir que vivía en la calle mientras esperaba un bebé, se sentía mal consigo mismo.
De repente el auto giró y cambió de dirección, Jimin no sabía a dónde se dirigían, ¿qué había pasado? Temía volver al hospital o mucho peor temía ser llevado a una estación de policía.
— Escucha esto, sé que no me conoces, ni yo a ti, podrías estar mintiendo solo para intentar robarme, pero haré esto solo por la señora Choi. —Dijo Yoongi con su vista concentrada en el camino— Te llevaré a mi departamento, ahí podrás descansar un rato y después veremos que sucede, fuiste una persona muy importante para la señora Choi y ahora también lo eres para mí.
El camino fue silencioso y a decir verdad incómodo después de esas palabras dichas por el pelinegro.
— Llegamos Jimin, vamos.
Yoongi sabía que había arruinado un poco de cierta forma el ambiente, pero, ¿qué se le dice a una persona que no conoces y vas a meter a tu departamento?
— Entra, perdona el desorden. —Dijo recogiendo todas las hojas de la pequeña mesa en el centro de la sala— No planeaba traer a nadie está noche.
Jimin no sabía que decir, solo estaba parado en la entrada recorriendo con la mirada el departamento, era sencillo, pero muy lindo, este hombre tenía un buen gusto, las paredes en tonos grises al igual que los muebles, pero había pequeños toques de color que hacían resaltar el lugar y Jimin amaba eso.
— Ven, acompáñame, te mostraré dónde se encuentra el baño. —Dijo tomando su muñeca y guiándolo a través del departamento— Así podrás tomar una ducha y dormir unas cuantas horas.
El baño era pequeño, no cabrían más de 3 personas ahí, había una tina, que en otras circunstancias Jimin habría amado darse un baño de burbujas.
— Te daré privacidad, en la habitación de enfrente te dejaré un cambio de ropa limpio, esa será tu habitación y dentro de la ducha está todo lo que necesitas, estaré en la habitación de alado si necesitas algo. —Después de decir eso Yoongi salió cerrando la puerta detrás de él.
Luego de una refrescante ducha Jimin salió envuelto solamente en una toalla, en busca del conjunto que el pelinegro le había dejado, era una simple pijama negra, Jimin no era amante del color negro, pero aquel atuendo parecía cómodo.
Hace mucho tiempo que no sentía esa comodidad, una parte de él decía que estaba mal y que huyera de ahí y otra solo quería disfrutar el momento, extrañaba dormir en una cama tan cómoda como la del doctor Min, entre el gran debate que tenía en su cabeza Jimin cayó profundamente dormido en aquella cama.
La luz del sol comenzó a ser realmente molesta obligando a Jimin a despertar y levantarse.
Con el rostro adormilado decidió caminar en dirección a la sala.
— Buen día Jimin, ¿cómo dormiste? —preguntó Yoongi, Jimin no esperaba verlo tan temprano, ya vestido y en traje— Sé que no es lo más sano, pero pedí pizza para desayunar, la cocina no es lo mío, llego hace rato, toma un pedazo.
— Gracias, por todo, realmente gracias, no sé cómo pagárselo.
— No es nada, si me lo puedes pagar. —Mordió su pedazo de pizza— Quiero saber más acerca del extraño que metí a mi casa, cuéntame de tu vida Jimin.
— Este... Yo... —Mudo, sin palabras, no sabía qué decir.
No diría la verdad, claro que no, no diría soy hijo del presidente de empresas Park, el cual está en la quiebra y mato a su hijo publicándolo en televisión nacional.
— No tengo mucho que decir, mi vida no es para nada interesante.
— Bueno podemos empezar por cosas pequeñas, empezaré yo, mi nombre es Min Yoongi, tengo 28 años, soy de Daegu, toda mi familia está allá, soy cardiólogo y mi madre prepara el mejor kimchi de Corea.
— Yo... me llamo Park Jimin —Cerró sus ojos, sabía que había cometido un error.
— Continúa.
— Tengo 25 años, soy huérfano y me gusta la pizza.
— ¿Qué paso con tu familia? ¿Cómo terminaste en la calle? —Min parecía no conocer el término privacidad.
— Ellos... todos murieron, no pude pagar el alquiler y terminé en la calle. —Jimin rogaba porque Yoongi le creyera, no quería más problemas, solo comería y se iría de ahí.
— Oh, lo siento.
— Sí.
— Tu cara y apellido me parecen familiares, creo recordar algo, pero no sé de dónde. —Su mano se acercaba peligrosamente para tocar el rostro de Jimin
Sin embargo el sonido de un celular interrumpió el momento.
— Un segundo. —Dijo Yoongi para después dirigirse a los dormitorios.
El pelinegro era atractivo, Jimin no lo iba a negar, aunque sabía que estaba mal tener esa clase de pensamientos en momentos como ese, simplemente no podía dejar de observar esos finos labios del pelinegro, Jimin se preguntaba si sabrían tan dulces como lucen, mientras que la parte cuerda de él le imploraba que salga de ahí y deje de tener esa clase de pensamientos con un desconocido.
— Era de parte del hospital, tengo que regresar a trabajar. —Jimin no se había percatado de que el pelinegro estaba nuevamente frente a él.
— Oh, bien, graci–
— Regresaré más tarde por ti, puedes darte una ducha y tomar cualquier cosa de mi armario —Yoongi hablo interrumpiéndolo
— Creo que sería mejor que me lleve con usted y de paso me deje donde me encontró, en el parque.
— Ya te dije que no haré eso, quiero ayudarte. —Respondió con media sonrisa en su rostro— Si llegas a necesitar algo o pasa algo, en el refrigerador está mi número y el número del hospital.
— No quiero ser una molestia, me ayudaría mucho llevándome de vuelta. —Dijo el rubio en un intento de protesta.
— Me voy, nos vemos después —El pelinegro tomo su maletín para salir por la puerta después.
— Vaya que ese hombre tiene mucha confianza, somos totalmente desconocidos bebé y nos dejó a solas en su departamento. —El rubio comenzó a hablar con su vientre— Creo que él ni siquiera sabe de tu existencia, ¿debería decirle? O tal vez ¿debería escapar? Es una decisión muy difícil, tampoco es que quiera abusar de una persona solo porque es muy buena conmigo.
Se echó en el sofá y cerró sus ojos para pensar un poco en lo que debería hacer.
— ¿Soy malo si decido quedarme aquí solo un rato más? Tal vez mañana sea el día perfecto para irnos, el día de hoy está muy nublado y probablemente frío. Pero tampoco quiero ser una carga, ¿y si ayudamos a limpiar un poco este lugar bebé? Sería una buena forma de pagar todo lo bueno que ha hecho el doctor Min por mí.
Jimin a veces se sentía como un loco por hablar solo, pero sabía que su bebé lo estaba escuchando, así que, al final no estaba solo del todo.
Se dispuso a limpiar el lugar, esperando que eso fuera un poco de ayuda para el doctor Min, el departamento no era muy grande por lo que no tardaría mucho y así no se sentiría tanto como una carga.