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CAPÍTULO 27
❛POSICIONARSE❜
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URANIA SIEMPRE SE HABÍA PREGUNTADO qué hubiese pasado si diferentes hechos de su vida no hubiesen sucedido. ¿Qué hubiese pasado si su madre no llega a morir? ¿Y si su abuela nunca la hubiera educado? ¿Qué hubiese pasado si su padre no se hubiese consumido en su propio pozo sin fondo? ¿Y si su Tía Ara no la hubiera criado? ¿Qué hubiese pasado si nunca hubiese llegado a trabar amistad con Theo e Ibeth? ¿Y si siguiera con Draco? ¿Qué hubiese pasado si nunca hubiese tomado las decisiones que ha tomado? ¿Seguiría siendo ella, tal y como se conoce?
Seguramente no. Pero aquel no era un momento para lamentos, tenía que prepararse mentalmente para volver a recitar la explicación que el día anterior le había dado a Phemie y soltarla a sus amigos.
Siempre había considerado a Phemie una persona muy comprensiva y el día anterior se los había demostrado, la chica se había sentado a escuchar su explicación con atención. Creando así una opcion de ella basada, no solo en lo que decían a sus espaldas, sino también de las palabras que salían de su propia boca. Aquella comprensión había ayudado a la ravenclaw a relajarse.
—A las cinco en la sala de música, ¿no es así?—le decía Phemie mientras se dirigían hacia las escaleras encantadas.
—Así es.
—Bien, entonces nos veremos allí—se despidió la joven bruja.
Urania no había elegido sin más aquel lugar, para hablar lo que iban a hablar era necesario un lugar tranquilo y apartado como lo era aquel pero también lo había escogido por la simple excusa de sentir nostalgia. Aquella sala significaba mucho para ella así como para Draco, y no iba a mentir diciendose que no la echaba de menos porque sí lo hacía.
Cuando terminaron las clases de aquel día la ravenclaw se dio prisa en llegar al Gran Comedor, quería comer rápido para así llegar cuanto antes a la biblioteca. Nada le podía quitar el sentido de la responsabilidad, o al menos nada que ella por el momento haya conocido.
Pero cuando estuvo sentada delante de aquel plato tan delicioso no pudo ni probar bocado. No porque el estómago se le revolviese sino porque su garganta se negaba a consumir nada, ni siquiera una gota de agua. Aquello, sabía Urania, era un signo de su nerviosismo y ansiedad. Le pasaba cantidad de veces y normalmente tenía que relajarse para poder hacerlo desaparecer.
Sin embargo ese día no la quiso abandonar, ni siquiera cuando estaba haciendo sus deberes. Su cabeza trataba de concentrarse en las letras de los libros en los que debía buscar pero lo único que hacía era verle a él cuando sus ojos se cerraban.
Cerró el libro en un movimiento, haciendo eco en la biblioteca y soltando polvo en el aire. Urania se echó en la mesa, escondiendo su cabeza en aquel viejo libro y tragándose las inmensas ganas de salir de ahí corriendo.
No debía de haber elegido aquella aula, había sido una mala idea tomada por una bruja insensata a las tantas de la madrugada. No una sabia decisión, poco digna de su casa.
Urania no lo soportó más y se levantó de la silla, recogió sus plumas y pergaminos y salió de la biblioteca sorprendiendo a la señora Pince. Pocas veces salía tan temprano.
La ravenclaw intentaba ir a paso relajado, como siempre le decía Ibeth, pero le era imposible no dar zancadas. Quería llegar a la sala y relajarse de una vez.
Una vez llegó al pasillo, iluminado con la luz anaranjada de la tarde, no se demoró en abrir de la puerta del aula de música.
Estaba como la última vez que había entrado. Vacío como todas las tardes aquella hora, ligeramente llena de polvo e iluminada de tal manera que parecía mucho más grande de lo que era. Urania cerró la puerta tras ella y dejó caer despacio su mochila en una esquina del aula—como siempre hacía—. Dio un paseo por la sala, recorriendo cada instrumento, y cuando llegó hasta el piano se paró. Se paró muy cerca, pasando sus dedos por las teclas de marfil, tratando de no hacerlas sonar.
¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué parecía querer castigarse de aquella manera? Aquella sala no le iba a traer de vuelta los días buenos, ni las sonrisas, ni el tiempo perdido. Si trataba de conseguir algo ni ella misma lo sabía.
Pero era un desperdicio irse ahora, pronto los demás vendrían, así que era absurdo irse ahora. Por lo tanto no le quedaba de otra que matar el tiempo. Entonces se sentó en la banqueta del piano, y aunque no se sabía más que un poco de una melodía, comenzó a tocar, tocar y tocar hasta que la puerta detrás de ella se abrió.
—¿Interrumpimos?—dijo la voz de Phemie, desde ahí y con el sol dándole directamente, su cabello se había convertido en auténtico fuego.
—No, no solo intentaba algo—respondió levantándose de la banqueta—. Pasad.
Los tres, Clara, Logan y Phemie, entraron por completo en la sala. Por unos segundos se quedaron observando la estancia con todos los instrumentos.
—Bueno, ¿y qué hacemos aquí?—preguntó Clara dejando su mochila al lado de la de Urania.
—Phemie ya nos avisó que íbamos a quedar contigo pero no entiendo aún el porqué—dijo Logan cruzándose de brazos.
—No seas tan borde—le replicó Clara, que ya se había sentado en el suelo cerca de Urania. Ella, por su parte, se había vuelto a sentar en la banqueta al notar que sus manos y sus piernas volvían a temblar.
Phemie fue la siguiente en acercarse, poniéndose a un lado de Urania. Logan mantuvo su posición cerca de la puerta.
—Ayer ya os dije para qué era esta especie de reunión—intentó explicarse Phemie—. Quería que dierais, o más bien que dieras, una oportunidad a Nia—Logan rodó los ojos a tal comentario—. Pero ayer me enteré de algo al llegar a la sala común.
Clara escuchaba atenta a su amiga pero Logan, a semejante confesión, sonrió con socarronería.
—A que adivino, ¿tenía razón?—dijo con aquella sonrisa burlesca. Pero a diferencia de otras veces Phemie no le reprendió.
—Sí, sí la tenías—respondió con cierta incomodidad.
—¡Ves! Te dije que...espera, ¿qué?—Logan por unos segundos había mostrado una cara de auténtica victoria pero tras percatarse de las palabras que su amiga acababa de decir su expresión cambió por completo—. ¿Qué has dicho que?
—Ugh—soltó Clara fastidiada—, que te ha dado la razón imbécil.
Los ojos de Clara se abrieron tanto como los de Logan y ambos miraron sin entender a Phemie.
—Todo aquello que escuché ayer, de lo que tú me tratabas de advertir es verdad—prosiguió Phemie—. Pero antes de que digáis algo o forméis una opinión errónea, como yo estuve a punto de hacer, creo que es conveniente escuchar la explicación de Nia.
Las tres miradas se posaron en ella, Urania odiaba cuando las personas hacían eso. Aún así, y con su temblor de manos, inspiró hondo y comenzó a recitar lo mismo que había hecho el día anterior. Mismas palabras que la tarde anterior, una tras otra, como si aquello ya se lo hubiese memorizado desde muy pequeñas.
—Del mismo modo que yo estoy guardando vuestro secreto me gustaría que vosotros también hicierais lo mismo, aunque la mitad de la casa de Ravenclaw ya lo sepa—concluyó Urania, notando que sus manos temblaban de manera menos agresiva. Clara la había escuchado atentamente desde el primer segundo que comenzó a hablar, pero Logan aún habiendo escuchado su explicación no parecía del todo convencido.
—Sí, por supuesto que lo haremos—respondió Clara levantándose del suelo y dando un inesperado abrazo a Urania, esta no tuvo tiempo para reaccionar—. Lo que nos has contado...no tenías porque hacerlo, es tu vida. Lo apreciamos mucho. ¿Logan?
El chico seguía de brazos cruzados pero había comenzado a dar unos pasos hacia delante.
—Si todo esto es cierto quiere decir que bajo ninguna circunstancia te unirías a ellos, ¿verdad?—preguntó el chico, decidido a darle una nueva oportunidad. Pero aquello Urania lo vio como un golpe de realidad.
No podía decirle que no, decirle la verdad implicaba meter a muchas personas y ponerlas en riesgo. Ya bastante se había aventurado en contarle que su familia trabaja fielmente para el señor Tenebroso y que había estado en contacto con él. Decir más la metería en serios problemas y aunque confiaba en ellos no era suficiente, no eran Theo ni Ibeth.
—Así es—respondió sintiendo como aquel horrible sentimiento de culpa la recorría, como cada vez que mentía. Logan entonces relajó sus brazos y pareció adoptar una postura más relajada, la tensión que llevaba existiendo en aquella habitación desde hacía rato se disipó un poco.
—Bien, todo arreglado entonces—habló Phemie balanceándose un poco sobre sus pies—. Me parece estupendo que todos nos llevemos bien porque es necesario, estamos juntos en esto.
Urania pudo notar el cariño que se tenían los tres, se protegían los unos a los otros, se arriesgaban para que su amiga pudiese continuar sus estudios. Le hubiese gustado que hubiese sido para ella y sus amigos, no se le haría tan difícil estar en el castillo si tuviera consigo los comentarios inoportunos de Ibeth y las palabras tranquilizadoras de Theo. Para ellos era diferente. Theo se encontraba encadenado a los mortífagos por proteger a su hermana, Ibeth con la Orden del Fénix para conseguir el fin de aquella guerra y ella no había hecho nada más que ir a la escuela. Ambos habían sido mucho más valientes que ella y los admiraba por ello.
—Hablando de estar juntos—comenzó a decir Clara poniendo uno de sus mechones de cabello oscuro detrás de la oreja—, hoy he hablado con Luna a la hora de comer, cuando te estábamos esperando—puntualizó dirigiéndose a Phemie—, Y me ha dicho que junto con Ginny Weasley y Neville Longbottom planean revivir el Ejército de Dumbledore.
—¿Aquel que Harry Potter formó en quinto curso?—preguntó Urania.
—Ese mismo, ¿tú no estabas?—dijo Clara.
—No, yo no, mi amiga Ibeth—respondió—. Ella si estaba.
—La única slytherin—dijo Logan, recibiendo una severa mirada de ambas amigas.
—Bueno, lo que quería decir—prosiguió la morena—. Que como piensan revivirlo Luna me ha dicho si queremos seguir formando parte de él.
Clara estaba sonriente, aquella era una noticia fantástica.
—¿Y no será aún más peligroso?—preguntó Phemie, la cual no parecía tan convencida—. Que estés aquí ya es peligro pero que te unas a eso...creo que nos haría aún más sospechosos.
Urania coincidía con ella. Guardar aquel secreto no significaba que estuviese de acuerdo, estar allí en aquel momento con todos los peligros que había hacia los nacidos de muggles era realmente peligroso, estúpido y sin sentido en la opinión de Urania. Pero al mismo tiempo entendía el sentimiento de no querer dejar a nadie atrás.
—Ya estamos metidos en problemas, ¿no es así?—dijo Logan, apoyando a Clara—. Meternos en uno más no nos hará mucho más daño.
Phemie apartó la mirada hacia las grandes ventanas, observando como la luz naranja se volvía mucho mas oscura y azul susurró algo de hacerse tarde.
—¿Y tú?—dijo volviendo la mirada hacia Urania.
—¿Yo?
—Sí, ¿te vendrías esta vez con nosotros?—le preguntó Phemie, los demás esperaban expectantes la respuesta.
—No creo que sea lo más adecuado—dijo, comenzando a tirar nerviosamente del extremo de su falda—. Mi familia...si se llega a enterar de una cosa así me mandaría directa a Azkaban, creo que soy más útil aquí—explicó, pero en realidad tenía terribles ganas de unirse a ellos.
—Entiendo—contestó Phemie, comenzando a caminar hacia la puerta—. Lo mejor que podemos hacer ahora es razonar esta propuesta—dijo, y se escucharon los quejidos de disconformidad de Logan y Clara—. Hay que ser sensatos, pero ahora se hace tarde y yo tengo deberes que adelantar.
Phemie agarró su mochila del suelo y a continuación le siguieron Clara y Logan, ambos salían por la puerta detrás de Phemi hasta que se percataron de que Urania seguía sentada en la banqueta.
—¿No vienes?—cuestionó Clara, chocandose con Logan.
—Oh, ahora os sigo—contestó Urania forzando una ligera sonrisa—. Ir yendo.
Clara no muy convencida asintió y dejó que su mano soltase la puerta para continuar su camino. Logan agarró el pomo de la puerta en su lugar y antes de irse dijo:—Tal vez estés intentando no escoger ningún bando, por la razón que sea, pero con esto ya te estás posicionando.
Y con aquellas últimas palabras salió de la sala de música, cerrando la puerta tras su paso. Dejó a Urania sola en la infinidad de la sala, el atardecer ya había pasado y los rayos anaranjados habían sido reemplazados por las tonalidades azules del anochecer. El frío de la sala traspasaba la calidez de sus zapatos y hacía que su piel se pusiera de gallina. Urania trató, en vano, de entrar en calor. El frío parecía haberse colado hasta los huesos.
¿Tenía razón Logan? Urania había tenido siempre claro a quién apoyaba, a Harry sin dudarlo, ¿pero lo había demostrado?
Ya había declinado la primera vez la idea de entrar en el Ejército de Dumbledore por el simple miedo que tenía a que su abuela se enterase, una patética razón comparada con el problema real que tenía ahora. ¿Era una forma de evadir una decisión importante?
Su familia, sus amigos, ese alguien especial...todos ellos se encontraban al lado del señor Tenebroso, de alguna forma u otra, obligados o por libre elección se encontraban ahí. Algunos habían sido lo suficientemente valientes como para poner un punto final a eso, como Ibeth; otros se quedaban por proteger o por falsas esperanzas; ella se había quedado en un limbo perpetuo. Ni demasiada luz, ni demasiada oscuridad. Dividida entre el miedo a perder a aquellos que ama y las ganas de luchar contra aquellos que la amenazaban.
Tal vez si se había posicionado.
Tal vez, inconscientemente, ya había decidido.
Si era así en parte no se sentía sorprendida, se sentía aterrorizada de ella misma pero de alguna forma lo aceptaba. Había gente que estaba al lado de él así como contra él, estos últimos estaban en desventaja. Voldemort poseía el poder ahora, controlaba la escuela, el Ministerio de Magia y a grandes cantidades de magos. Si la forma de ayudar a los que estaban en contra de él era quedándose en ese lado entonces lo haría, aceptaría ese bando, intentaría no mostrar su sufrimiento ante las atroces acciones de los mortífagos y trataría de encontrar formas de ayudar.
Sí estaba posicionada, al lado del amor y contra la muerte, y si eso se traducía en quedarse en la oscuridad para hacer ganar a la luz entonces aceptaría que la llamasen traidora.
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¡Aquí el capítulo 27!
Primero que nada decir que siento tardar tanto en publicar los capítulos, estoy muy ocupada y no tengo tiempo para escribir ni publicar. Estos últimos capítulos ya los tenía escritos de antes pero a partir de ahora ya no tengo más y como mi tiempo es justo también venía avisar que tal vez, a partir del siguiente capítulo, no haya más publicaciones hasta mediados de Junio. Esto quiere decir que no abandonó la historia sino que estará en pausa por un tiempo.
Espero que podrais comprenderlo y que os haya gustado el capítulo y no olvidéis votar y comentar.
El próximo capítulo será publicado dentro de dos semanas, siento la espera.
Ness
💙💫