AMOR CLANDESTINO © #1 [✓]

By silveraagus

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Lucy López. Una adolescente de diecisiete años de edad, la cual debe comenzar de cero en un nuevo instituto... More

||𝕊𝕚𝕟𝕠𝕡𝕤𝕚𝕤||
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ² || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁵ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁶ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁷ || [RESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁸ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹⁰ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹¹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹² || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹³ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹⁴ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹⁵ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹⁶ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹⁷ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹⁸ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ¹⁹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²⁰ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²¹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²² || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²³ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²⁴ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²⁵ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²⁶ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²⁷ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²⁸ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ²⁹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³⁰ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³¹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³² || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³³ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³⁵ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³⁶ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³⁷ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³⁸ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ³⁹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴⁰ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴¹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴² || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴³ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴⁴ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴⁵ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴⁶ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴⁷ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴⁸ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁴⁹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁵⁰ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁵¹ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁵² || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁵³ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁵⁴ || [REESCRITO]
|| 𝓒𝓪𝓹. ⁵⁵ || [REESCRITO]
|| 𝓔𝓹𝓲𝓵𝓸𝓰𝓸 ||
|| 𝓝𝓸𝓽𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓪𝓾𝓽𝓸𝓻𝓪 ||

|| 𝓒𝓪𝓹. ³⁴ || [REESCRITO]

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By silveraagus

"La playa."

|| 𝓟𝓸𝓿 𝓛𝓾𝓬𝔂 ||

—Albert —capto su atención.

—Dime —habla tan serio como siempre.

—¿Cuántos días llevo aquí? —sonará idiota, pero ya he perdido la cuenta.

—Cuatro —dice de una forma seca.

—¿Tantos? —él asiente.

—Si fuese por mí, te dejaría huir pero mataría a mi hermanita menor —hace una mueca de tristeza.

—No es necesario que me liberes, moriré aquí de igual forma —suspiro y me percato de algo—. ¿Has visto mi pulsera? —Albert niega.

—No lo harás —la voz de John se suma.

—Ustedes deben de conocerla mejor que yo —miro a ambos—. Es capaz de asesinarme ella misma, descuartizarme y darme de comer a los tiburones —respondo seria.

—No lo hará, te ayudaré a escapar... —mira mis ojos.

—¿Cómo? —respondo algo alterada.

—Verás... —va a hablar, pero nuevamente Alessia entra y se posiciona delante de mí.

Diría que observe su rostro, pero no, mi mirada fue hacia un látigo que tenía en su mano derecha.

—¿Pensaste que algún día saldrías de aquí viva? —me mira con ira—. ¡JA!, pues no y de eso me encargaré yo —me da un fuerte latigazo en mis piernas, la zona golpeada comienza a arder demasiado.

—¡DÉJALA! —gritan Albert y John al mismo tiempo, se acercan para ayudarme, pero ella los lanza atrás pateando a cada uno.

—¡USTEDES CIERREN LA BOCA O LOS MATARÉ A AMBOS! —chilla enfurecida, vuelve su mirada a mí, la observo con completo miedo—. Y tú, verdammte Göre (maldita mocosa) desearás no haber nacido —me azota con más fuerza una vez más, intento levantarme pero caigo de cara al suelo.

Apoyo mi mano sobre el suelo, pero no tengo fuerzas suficientes para moverme.

—¡Te odio, zorra! —grita y me da un latigazo aún con más fuerza, pero esta vez es en la espalda, volteo completamente adolorida y ella se aprovecha y azota mi abdomen—. ¡JURO QUE TE MATARÉ! —otro latigazo, otro más y otro, estuvo así hasta que se canso y me vio media inconsciente.

Se marcho pero no sin antes azotarme una última vez.

Pude oír pasos apresurados acercándose hasta mí.

—Lucy, Lucy —John me toma por los hombros con suma delicadeza, colocando la parte superior de mi cuerpo sobre sus piernas.

—Abre los ojos Lucy, por favor... —susurra Albert.

Con pesadez abro los ojos y los observo, ambos tienen sus ojos cristalizados, yo he llorado o al menos eso creo, antes de que comenzará a azotarme repetidas veces sentía mis mejillas húmedas.

—Vamos a ayudarte, pequeña —susurra John acariciando suavemente mi cabello.

—Prometemos sacarte de aquí, pronto...solo resiste —mis ojos se vuelven a cerrar.

|| 𝓓𝓸𝓼 𝓭𝓲́𝓪𝓼 𝓭𝓮𝓼𝓹𝓾𝓮́𝓼... ||

Abro mis ojos y vuelvo a cerrarlos por toda la luminosidad.

—Despertó —dice John con voz ronca.

Vuelvo a abrir los ojos, pero esta vez de forma lenta, al terminar de abrirlos están John y Albert delante de mí; sus rostros son un desastre, tienen algún que otro golpe, unas ojeras gigantescas, barba crecida.

Me remuevo en mi lugar y dolor es lo que me inunda provocando que suelte un quejido acompañado de una mueca.

—No te muevas —ordena Albert.

—¿Qué...les sucedió? —hago referencia a sus golpes.

—Pues... —Albert se rasca la nuca.

—Tuvimos una pelea con Stuart y la señora —termina de hablar John.

—¿Por qué razón? —pregunto confundida.

—Queríamos llevarte a un hospital, no despertabas y nos preocupamos —explica John con un semblante triste.

—Pero Stuart se negó, llamó a la señora y ahí comenzó la pelea, los golpes nos los dio Stuart...alguno que otro la señora —habla serio Albert.

—No debieron hacerlo, chicos —menciono con tristeza, los golpearon por mí culpa.

—Debíamos, estabas muy mal —agrega Albert.

—Pero esto no volverá a sucederte —dice demasiado firme John causando que lo observe extrañada.

—¿Qué dices? —frunzo el ceño.

—Te sacaremos de aquí —suelta Albert.

—¿Es eso posible? —menciono incrédula.

—Hoy sí; así que, necesitamos saber si puedes andar para sacarte de este lugar y que vuelvas con tu familia —mientras John habla Albert toma mi mochila.

Veo que Albert guarda todas las cosas dentro de la mochila.

—No he encontrado la pulsera —me informa y siento pena—. ¿Puedes andar? —pregunta Albert observándome

—Te ayudo a ponerte en pie —balbucea John.

Tomo su mano e ignoro el dolor al levantarme, es lo único que no me interesa en este momento, quiero escapar de este lugar horrible.

—Puedo... —murmuro en cuanto doy un paso lento.

—Bien, vamos —coloca mi brazo sobre sus hombros y salimos los tres.

Íbamos caminando lo más rápido posible, hasta que un estruendo ensordecedor se oye por todas partes.

—¡UN PASO MÁS Y JURO QUE LES DISPARO A LOS TRES! —grita Alessia detrás de nosotros.

—Chicos, déjenme aquí...podré con esto sola —les susurro.

—¿Te has vuelto loca? —habla Albert molesto.

—No te dejaremos —continúa John.

Les sonrío a ambos, beso sus mejillas y digo: 

—Gracias por haberme tratado tan bien, chicos y en especial a ti, John —lo observo con ternura—. Fuiste mi figura paterna en este lugar asqueroso, gracias por tu consejo, no lo olvidaré —me volteo y camino hacia Alessia.

Ella me observa con maldad, cabe mencionar que se encuentra apuntándome.

—Es el fin, Alessia —exclamo observando fijamente a sus ojos—. Tú quieres matarme a mí, hazlo —extiendo mis brazos hacia los costados de mi cuerpo—, pero a ellos los dejarás en paz, a ellos y a sus familias —la observo.

—Será un placer —se lleva la mirilla de la pistola al ojo y me apunta.

—¡NO, LUCY! —oigo como John y Albert gritan a mis espaldas.

Luego sus gritos son suplantados por un estruendo y luego otro. Cierro mis ojos con fuerza y espero caer, pero no lo hago. Las sirenas de ambulancias y patrullas se escuchan a lo lejos.

Abro mis ojos y veo a Albert muerto en el piso, intento ir a socorrerle, pero John jala mi mano.

—¡La policía! —anuncia Stuart—. Debemos irnos, Alessia —veo que ella niega.

—Tengo que matarla —se acerca a mí.

—Vamos, Lucy —con John corremos, pero se oyen dos disparos y luego caigo al suelo.

—¡LUCY! —grita John y veo como Alessia huye con Stuart.

Llevo mis manos a mi abdomen y vuelvo a mirarlas.

*Sangre...es sangre.*

—¡Resiste, por favor! —dice John en cuanto llega a mí lado, sus ojos están inundados en lágrimas.

—Yo... —murmuro—. Lo amo... —mi voz es débil.

—¿Lo amas, pequeña? —cuestiona John observyandome, sus ojos están enrojecidos.

—Sí...lo amo —siento como mi voz es cada vez menos audible—. Díselo por mí...dile que lo amé, que cada momento a su lado fue único, que fue lo mejor de mi miserable vida...

—No —se niega rotundamente—, no le diré nada porque será de ti quien oiga esas palabras tan bellas —seca sus lágrimas.

—Voy a morir... —susurro.

—¡No, no lo harás! —exclama y con sus manos hace presión en alguna parte de mi cuerpo.

Mi cabeza voltea hacia el lugar en el cual se encontraba el cadáver de Albert, me siento muy mal al saber que dio su vida por mí. Volteo mi cabeza y se ven luces de colores.

—John... —él me observa— Dile eso por mí y también que fue la mejor persona en este mundo, que me hizo sentir amada por primera vez... —arrastro las palabras.

—No, niña, se lo dirás tú —su voz se corta—, vas a vivir, volverás a estar junto a él, se casarán, tendrán tres hijos hermosos y serán muy felices —solloza.

—No...podr... —comienzo a toser.

¡BELLA! —es lo último que oigo antes de que todo mi entorno se vuelva negro y los sonidos se alejen de mí.

|| ... ||

Abro mis ojos con gran dificultad y todo lo que inunda mis ojos es el color blanco, a todo lado que mirase, era blanco. Observe mi ropa y llevaba puesto un vestido largo, holgado, de mangas largas con encaje y blanco, mis pies se encontraban descalzos.

—¡¿Hola?! —comienzo a gritar.

No obtengo ninguna respuesta, comienzo a caminar con desesperación.

Mis pasos son rápidos, observo a cada lateral para ver si algo a mi alrededor cambia, pero todo sigue igual, el color blanco no desaparece de mi vista.

Me detengo al ver una banca de color blanco, una silueta masculina se encuentra sentada, no logró ver su rostro ya que se encuentra cabizbajo, con temor me siento a su lado y él me observa.

—Alex...—observo sus ojos, están cristalizados.

Bella...debes despertar, tienes que ser fuerte, tienes que luchar, sé que puedes —su voz es suave.

—¿De qué hablas? —pregunto confundida.

—No puedes morir, cara —toma mi mano—. Debes resistir hasta que lleguemos, debes vivir, te necesito a mi lado...

Acerco mi mano a su rostro, pero esta lo atraviesa y él desaparece.

Siento como mis ojos se cierran y mi entorno se vuelve negro.

|| ... ||

Lo primero que veo es un mar hermoso delante de mis ojos, me siento en la arena de la playa y respiro hondo.

—Hola, bella —volteo mi cabeza a mi lateral y allí está él, sonrío.

—Alex... —me pongo de pie y lo observo.

—Ven aquí, ven hacia donde estoy yo —hace un movimiento hacia él con sus manos.

Corro hacia donde él se encuentra, pero me tropiezo y oigo como comienza a reírse.

—No es gracioso —hablo limpiando la arena de mi vestido.

—Créeme, lo es —continúa riendo.

Sus carcajadas me contagian y ahora quien ríe soy yo.

—Debes luchar —dice serio luego de parar de reír.

—¿Qué dices? —indago sin entender.

—Tú..debes luchar, tienes que volver a mi lado, te extraño demasiado...-me observa triste.

—También te extraño... —murmuro desganada.

Veo como da un paso hacia mí y se detiene.

—Me maldigo por no haberte acompañado ese día —la culpa se instala en él y yo niego con la cabeza.

Me decido hacia ir con él y abrazarlo, pero ya no está. Observo hacia todos lados, pero no hay rastro de él.

—¡ALEX! —grito y mi voz hace eco por todo el lugar, caigo de rodillas al suelo y agacho mi cabeza.

—Hija... —la voz de mi madre me hace elevar la vista, la observo y allí está.

De pie frente a mí, utilizando unos pantalones holgados y una camisa blanca.

—Mami... —corro a sus brazos, pero algo me detiene y quedó frente a ella.

—No podemos abrazarnos ahora,pero debes despertar para que pueda abrazarte como antes —comienza a llorar.

—Estoy aquí mamá.

—Tienes que luchar, mi pequeña —me observa a los ojos—.Puedo ver como ese hombre se preocupa por ti, puedo ver como está a tu lado.

—Alex... —murmuro.

—Voy a apoyarlos para que su padre no se interponga entre ustedes porque sé que él es bueno... —sonrío.

—Yo lo amo... —ella asiente.

—Sé que tu padre tardará en aceptarlo, pero lo hará —susurra.

—Él no es Derek, mamá —balbuceo.

—Sé que no es como Derek, me agrada, solo...tengo miedo que salgas lastimada, pequeña, no pude protegerte de que estés aquí metida —limpia sus lágrimas.

—Él me quiere, estaré bien, lo prometo —voy a tomar su mano, pero desaparece.

—Me estoy cansando de esto —refunfuño y lanzo una pierda al mar.

—Lanzas como niña —oigo la voz de mi hermano a mis espaldas, volteo y allí está él, con las manos en sus bolsillos sonriendo.

Camino hacia la caseta en donde se encuentra y me siento en el suelo, junto a él.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto viendo su rostro.

—Quería verte, te extraño, Lulú... —murmura viendo el suelo.

—Pero estoy aquí —hablo confundida.

—Necesito que despiertes y vuelvas a ser mi hermanita melliza, me da igual si tú y el profesor de biología son pareja...solo quiero verte feliz y el verte aquí en esta camilla con cientos de cables y tubos, me destroza el alma —solloza.

—Estaré bien... —susurro.

—Debes volver, por nosotros... —me abraza y llora en mi hombro.

Voy a tocar su espalda y mi mano atraviesa su cuerpo, desapareció.

—Definitivamente, odio esto... —recuesto mi cabeza sobre la pared de la caseta y mis ojos se cierran lentamente.

|| ... ||

—Despierta... —abro mis ojos con dificultad y allí está Amelia.

—Hola... —murmuro al verla.

—Tienes que despertarte porque debes volver a estar junto a Alex y nosotros —masculla.

—Lo intento, pero no entiendo que me ha sucedido... —observo el suelo.

—Sé lo sensible que eres y sé como te pondrías al ver a Alexander en tu estado...en este mismo instante no sé quien lloraría más al ver al otro; se ve horrible, parece un vagabundo, no se ha rasurado, no sé si se ducha, es un desastre —veo que observa a una parte especifica.

Volteo mi cabeza y allí está él.

—No digas eso sobre mí —y ahí está él, con una barba de semanas, rostro demacrado y su ropa se ve bien: pantalones remangados un poco por los tobillos, camisa blanca holgada y descalzo.

Frunzo mi ceño y observo a Amy, todos tienen vestimentas similares.

—Es cierto, aunque sea podrías rasurarte —ríe un poco.

—No puedo apartarme de su lado... —Alex me observa.

—Sé que estará bien... —Amy me observa y sonríe.

Unos segundos después Amy desaparece y solo estamos Alex y yo en la playa.

—Eres el amor de mi vida... —murmura observándome tiernamente.

—Tú eres el mío... —sonrío.

Me levanto para ir a besarlo, pero en segundos desaparece.

—Ey —oigo la voz de papá y lo observo.

Está en la orilla de la playa, la marea moja un poco sus pies cuando sube. Camino hacia su encuentro y ambos nos observamos.

—Tú eres mi pequeña valiente, has pasado por demasiadas cosas en tu corta vida y he intentado protegerte de todas aquellas las cuales he podido, pero en parte ciento culpa de verte aquí —veo como una lágrima cae por sus ojos—. Cuando ese profesor tuyo nos llamó para decirnos cómo estabas quería morir, no podía creer que haya sucedido esto —su voz se corta.

—Papá... —susurro triste.

—Creí que no volvería a verte nunca más...creí que morirías, mi pequeña —acaricia mi cabello.

—Estoy bien, padre... —miro fijamente sus ojos.

—Así que imagina mi enojo cuando vi a Lombardi besándote aquí —niega con la cabeza—. Solo quiero protegerte, entre tú y Theo te he visto como la más frágil..has pasado por mucho y muchas veces no hemos estado al tanto, pero ahora quiero que vuelvas a abrir esos hermosos ojos verdes que tu madre te heredó, que nos vuelvas a iluminar... —él besa mi frente y desaparece.

|| ... ||

Camino lentamente por la orilla del mar, inspiro profundamente y me detengo al oír pasos, abro los ojos y un hombre canoso, con arrugas y ojos azules se encuentra delante de mí.

—¿Quién es usted? —cuestiono extrañada.

—Soy tu abuelo, el padre de Noah y Liam... —dice con un tono suave.

—Pero mi abuelo murió años antes de que yo naciera... —frunzo el ceño.

—Lo sé, fallecí luego de un accidente automovilístico, iba con tu abuela y un camión nos choco, lamentablemente no pude sobrevivir para verte a ti y tu hermano nacer —su semblante se coloca triste.

—Abuelo —mis lágrimas comienzan a resbalar por mis mejillas.

—Mi pequeña —extiende sus brazos hacia mí y corro hacia ellos.

Lo abrazo fuertemente, nunca tuve la oportunidad de abrazarlo pero se sentía tan bien el poder estar entre sus brazos.

—Un momento —me separo de su abrazo y limpio mis lágrimas.

—¿Qué sucede? —frunce su ceño.

—¿Por qué puedo abrazarte y no has desaparecido? —intento entender todo.

—Porque estoy muerto... —habla sonando obvio.

Mis labios forman una "o" y comienzo a derramar lágrimas.

—¡¿ESTOY MUERTA?! —exclamo asustada.

—Tranquila, cálmate... —me toma por los hombros y hace que lo observe.

—Estoy muerta —susurro.

—Debes luchar si no quieres permanecer aquí —habla mi abuelo y comenzamos a caminar por el mar.

—¿Tú pudiste haber vuelto? —camino a paso lento.

—No se me presentó esa opción... —murmura.

Suspiro y asiento.

—¿Crees que pueda volver con ellos? —se detiene, me observa y sonríe.

—Tú eres quien puede logar eso, no yo... —continúa caminando y desaparece.

Camino por la orilla del mar, mis pies llegan a mojarse, y observo las ostras de mar que se encuentran en la arena.

|| ... ||

Volteo hacia mis alrededores y no hay nadie, hasta que a lo lejos de la playa veo una silueta familiar.

—¿John? —pregunto confundida al tenerlo frente a mí.

—Es una alegría verte de nuevo, niña —sonríe como siempre—. Pero tú no debes de estar aquí —su semblante es triste.

—¿Qué haces tú aquí? —le pregunto mientras me acerco más a él.

—Alessia... —en ese momento entiendo todo.

—Esa maldita... —murmuro.

—Él te necesita —observa mis ojos.

—¿Qué? —mi confusión es notoria.

—Alexander te necesita —balbucea.

Solamente suspiro y me siento en la arena, John toma lugar a mi lado.

—Lo extraño... —confieso con mi vista fija en el mar.

—Él a ti, tuve un par de oportunidades y pude verlo —suspira con pesadez—. No está nada bien.

—¿Le hablaste sobre lo que dije ese día? —mis ojos van hacia John y él asiente.

—También le conté lo que sucedió esos días que estuviste en la cabaña... —agacha su cabeza.

—¿Y Alessia? —vuelvo a observar el mar.

—Sé que estaba desaparecida; cuando la vi delante de mí me sorprendí, quería dañar a mi familia y no lo permití por esa razón estoy aquí...lo vi como una oportunidad para reencontrarme con mi pequeña Laila —él sonríe.

Lucy...cariño, por favor... —oigo una voz resonar por todo el lugar.

Observo por todo el lugar al igual que John, pero solo somos nosotros dos.

Tienes que luchar, tienes que volver a abrir esos hermosos ojos color esmeralda...necesito oír tus carcajadas llenas de alegría, te necesito a ti, bella —reconozco al dueño de la voz.

—Es Alexander... —susurro.

—No soy nadie para decir nada pero creo que deberías escucharlo —John me da un apretón cariñoso en el hombro.

Tú tienes que volver, todos te necesitamos aquí...nos haces demasiada falta —siento como si su voz se quebrase.

—¡PADRE! —la voz de una chica gritando me hace voltear.

Es una joven de cabello moreno, ojos claros, tez clara y contextura delgada.

—Mi Laila... —volteo a ver a John y tiene lágrimas en sus ojos.

—¡Ven, papá! —su hija le hace señas para que se acerque.

—¿Estarás bien? —me observa, solo asiento—. ¿Segura?

—Encontraré la forma de volver. Vve con tu hija, John —suspiro—. Gracias por todo lo que hiciste por mí, te extrañaré demasiado... —mis ojos comienzan a picar y John me envuelve en un gran abrazo el cual correspondo.

—Prométeme que lucharás —susurra en mi oído.

—Lo prometo —sorbo por la nariz.

—Voy a extrañarte —besa mi frente con cariño, cierro mis ojos con fuerza y guardo ese momento.

—Yo a ti, John... —susurro.

—Cuídate mucho —acaricia mi cabello y le sonrío.

Veo como se aleja hacia su hija, ambos se abrazan y caminan con lentitud abrazados, voltea hacia mí y me saluda con una sonrisa; siento como mis lágrimas empapan mis mejillas.

Ti amo anch'io, bella...e non sai quanto (Yo también te amo, hermosa...y no sabes cuanto) —mis lágrimas se intensifican al oír eso.

—Alex... —susurro entre llanto, cierro mis ojos fuertemente concentrándome en su voz.

Debes luchar un poco más, sé que vas a volver de nuevo a nosotros —es lo último que oigo antes de perderme en algún lugar.

~•~•~•~•~•~•~•~

No me odien, ¡por favor!

No les mentire, lloré escribiendo este capítulo.

¿Piensan que Lucy estará bien?

Los quiero ❤️

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