save your tears ; sungtaro

By jenophylos

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[HISTORIA EN PROCESO DE EDICIÓN] The Weeknd tiene una canción. Una canción que por alguna razón a Shotaro le... More

Prólogo: Abel me dijo que no llorara
Capítulo uno: Nervios
Capítulo dos: El mensaje
Capítulo tres: La llamada
Capítulo cuatro: Curiosidad
Capítulo cinco: Coeur dansant
Capítulo seis: Confrontaciones o algo así
Capítulo siete: Más confrontaciones o algo así
Capítulo ocho: Cercanía
Capítulo 9: Perspectiva
Capítulo diez: Calma mentirosa
Capítulo once: Tormenta desastrosa
Capítulo doce: Solitud
Capítulo trece: Mariposas
Capítulo catorce: Hilos
Capítulo quince: Espejismos
Capítulo dieciséis: Vínculos
Capítulo diecisiete: La manzana dorada
Capítulo dieciocho: Catarsis
Capítulo diecinueve: Romance
Capítulo veinte: Muñecas y Narcisos
Capítulo veintiuno: Rosa
Capítulo veintidós: Azul
Capítulo veintitrés: Caótico
Capítulo veinticuatro: 520 1314
Capítulo veinticinco: Funesto
Capítulo veintiséis: Combustión
Capítulo veintisiete: Miserere
Capítulo veintiocho: Soleado
Capítulo veintinueve: El epílogo
Extra #2: Compromisos
Extra #3: Juramentos
Especial: Cálido

Extra #1: Cimientos

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By jenophylos

Mark y Yuta

Mark siempre fue alguien que se consideró romántico. Quizás hasta el punto donde podría ser acusado de idealizar dicho sentimiento, pero es que en su defensa creciendo en Canadá las películas románticas americanas eran lo que tenía al alcance. Recordaba haber visto con emoción todas las películas habidas y por haber mientras su madre le acariciaba el cabello con delicadeza o compartían un plato de palomitas acarameladas.

Nunca entendió su inclinación por el género ni por qué anhelaba tanto sentirse en una película a medida que iba creciendo. En algún punto se había vuelto su obsesión, llevándolo a sentir que nunca sería merecedor de una historia como aquellas que le hacían suspirar como idiota.

Con el tiempo había aprendido a diferencias de lo que veía en Hollywood y lo que sucedía en la vida real, tratando de ocultar toda esa naturaleza pegajosa y soñadora que tenía en cuanto entraba a una relación. Demasiado idealista, demasiado expectante, simplemente demasiado.

Hasta que conoció a Yuta. Las cosas con Yuta sucedieron de una manera tan extraña que hasta cierto punto Mark no estaba seguro de donde pararse respecto a su situación con el muchacho. Porque sí, Yuta lo hacía sentir bien, lo hacía sentir como el personaje que salía a la calle y mágicamente todos comenzaban a bailar y cantar a su alrededor compartiendo la felicidad en su cuerpo. Le hacía sentir que todo aquello que había pensado solo era real en películas taquilleras de gran presupuesto.

Sus cabellos negros y mechones verdes siendo movidos por la ligera brisa al otro lado del pasillo mientras el chico caminaba riendo mientras conversaba con alguien era una imagen que a Mark le quitó el aliento. Algo a su alrededor ralentizó el tiempo y todo se cerró a su cabellera llamativa y rostro alegre. Y justo como en las películas que tanto amaba, el mundo parecía ligeramente más colorido y brillante. 

—Mark, ¿nos vamos? —alguno de sus compañeros le llamó y su vista fue arrancada del chico. Sin embargo, la ganas de mirar le ganaron regresando sus ojos a Yuta, quien captó su mirada en el acto. Jadeó, asustado y se alejó con prisa evitando el escrutinio del mayor, intentando ignorar el rubor formándose en sus mejillas.

Oh y como cambiaron las cosas a partir de ese día. 

Yuta poco a poco comenzó a hacerse un espacio en su vida que en ningún momento esperó. Antes de que se diera cuenta se encontraban intercambiando números, luego teniendo conversaciones de horas hasta que alguno de los dos se quedaba dormido con el celular en la oreja. Y pese a que nunca definieron la naturaleza de su relación, en realidad Mark sabía que Yuta le correspondía de la misma forma. Estaba viviendo la película perfecta. 

Claro que le daba miedo que se acabara en algún punto, como solía suceder con las historias de amor reales. A veces pensaba que le gustaría un poco más de lo que tenía. ¿Estaba siendo muy ambicioso?

—Lu, ¿haz visto a Yuta? —preguntó al mayor mirando alrededor. Había mucha gente en la casa de Hendery por lo que no estaba seguro de a dónde se podría haber ido. 

Lucas sonrió, dándole una suave palmada en la espalda. Mark aguantó una mueca de dolor ante la pesada mano de su amigo y sonrió hacia él, encontrándose con los ojos achicados del chico por la sonrisa perlada que le estaba brindando. Demonios, Lucas sí que era adorable.

—Lo vi hace poco, salió por hielos —explicó señalando la salida de la casa. Mark asintió dándole un sorbo a su bebida—. ¿Por qué?

—No lo he visto desde que llegamos, solo quería saber —se encogió de hombros.

—No tarda de seguro —Lucas envolvió sus manos alrededor de los hombros del canadiense que se veía medio extrañado por la continua ausencia en todo el día—. Ahora vamos a acercarnos o Hendery se va a molestar por "no socializar".

—Esto sigue siendo demasiado surreal —se rió negando con diversión y reuniéndose con Hendery y demás personas haciendo bullicio. Su mente deslizó por un momento el recuerdo de Yuta y se unió a la conversación que estaban teniendo. 

Yuta llegó un par de minutos después con una bolsa de hielos en la mano y un cartón de seis cervezas en la otra. Mark desvió su mirada al muchacho quien le regaló una sonrisa desde el otro lado de la habitación. Mark sonrió de vuelta y le guiñó el ojo haciendo a Yuta reír ligeramente. 

Yuta desapareció en la cocina un momento antes de volver a salir y quedarse cerca del comedor donde un chico conversaba animadamente con él, inclinándose ligeramente sobre el japonés quien estaba reclinado sobre la mesa. Mark hizo una mueca, sin embargo se quedó callado y regresó su atención a Hendery. 

—¿Te pasa algo? —Hendery alzó una ceja al ver el rostro de Mark. Su rostro lo observaba con sugerencia y una sonrisa sardónica que le hizo fruncir el ceño.

—No, nada —se apresuró a decir riendo nerviosamente, mirando el fondo de su vaso casi vacío. 

Hendery no dijo nada y sonrió discretamente tras el borde de su vaso, disfrazando la sonrisa al darle un trago a su propia bebida. Mark entrecerró los ojos, tratando de deducir el mensaje tras aquella sonrisa.

La noche continuó normal dentro de lo que cabía, Mark de vez en cuando le daba miradas furtivas a Yuta. El mayor parecía interesado en todos menos en él, quedándose especialmente cerca del pelinegro. Se repitió a sí mismo que no debía hacer un gran asunto de esto y dejarlo pasar, Yuta hablaría con él ¿cierto?

La gente comenzó a irse alrededor de las tres de la mañana, dejando al pequeño grupo junto una vez más. Cada quien estaba centrado en lo suyo, demasiado ocupados para notar la molestia de Mark; no es como que esperaba que lo notaran ya que se había esforzado en ocultarlo, pero aún así esperó que alguien lo notara. Suspiró.

—Haz estado tan deprimido todo el día que si no fuera por el par de copas que traigo encima probablemente estaría igual de amargado que tú —Jeno se acercó con una sonrisilla amable, sus mejillas estaban coloradas y sus ojos cristalizados. Claramente estaba un poco ebrio—. ¿Me vas a contar qué tienes o debo sacártelo yo?

Mark mordió sus labios, sintiéndose tonto al resentir a Yuta por haberlo ignorado prácticamente toda la noche.

—¿Notaste que Yuta está... distante? Quiero decir, apenas habló conmigo hoy y eso me pone los nervios de punta —se quejó, tallándose el brazo con incomodidad. Jeno no dijo nada por un momento.

—Supongo que algo ha de estar pasando por su cabeza, ¿ya le preguntaste a él? —alzó sus cejas como si cuestionara la capacidad de Mark de pensar.

—No, porque se ha estado escondiendo y escabullendo de mi todo el maldito día —debía admitir que le dolía un poco, pero no quería atraer atención innecesaria. No era su día, ni el momento. 

—Ya, bueno, puedes aprovechar para hacerlo ahora —señaló en otra dirección con su dedo índice. Mark se viró en esa dirección, Yuta salía del baño mientras peinaba su cabello con sus manos goteando. Hizo una mueca. El japonés abrió la puerta por milésima vez esa noche y salió.

Volvió a mirar a Jeno quien le asintió con sus ojos llenos de picardía divertida, de esas que te daba alguien cuando estaba guardando alguna sorpresa. Mark ahora estaba confundido y ligeramente intrigado. Era el mismo tipo de expresión que Hendery tenía cuando se acercó a ver si estaba bien.

Mark siguió por detrás a Yuta afuera del apartamento, si el chico notó que lo seguía no dijo nada. Lo siguió por el conjunto de escaleras hasta llegar al techo del pequeño edificio. Algo agitado, se detuvo mientras Yuta abría la puerta de la azotea y se adentraba en ella, dejando la puerta entreabierta. Mark entró en silencio. 

El viento era cálido y agradable por lo que la camiseta de mangas cortas en realidad no le impedía estar cómodo. Las luces nocturnas se podían apreciar a todo su alrededor debido a la altura considerable, creando un paisaje urbano agradable y bello. Quizás no tan bello como el de la playa, pero aún así invitaba a admirarlo por horas.

—Mark —escuchó su nombre abandonar los labios de Yuta. Se congeló. Enfrentó los ojos delineados del mayor. 

—Me ignoraste, dolió —fue lo primero que pudo musitar después de un corto silencio. Se arrepintió al instante. 

Yuta soltó una suave risa y se acercó a Mark despacio. Podía escuchar el piso bajo ellos crujir ante los pasos de Yuta. Mark contuvo la respiración, inseguro y nervioso. La cercanía e intimidad abrumando sus sentidos. Yuta olía a colonia varonil, profundo y embriagante. 

—Lo sé y lo siento —murmuró cerca de su rostro. Mark podía sentir las suaves respiraciones ajenas contra su piel como suaves caricias. Cerró los ojos. 

—¿Por qué? —preguntó en un murmullo aterciopelado, disfrutando del contacto delicado. Sus rodillas temblaron ligeramente cuando los labios de Yuta se arrastraron por su mejillas perezosamente. 

—Quería hacer este momento más especial, pero veo que no fue la mejor estrategia.

—¿De qué hablas? —alcanzó a decir el canadiense entre la bruma de sensaciones invadiéndole en olas de deseo y puro amor. 

Yuta se alejó de Mark despacio, arrancándole un ligero quejido de protesta al menor y a Yuta un risilla. Levantó una velita del suelo y la encendió con un encendedor que traía en el bolsillo trasero. La flama anaranjada se reflejaba en el brillante esmalte negro en las uñas de Yuta y en su rostro, agregándole un color cálido a su piel pálida que estaba siendo opacada por las luces artificiales de la ciudad. 

Se volvió a acomodar frente a Mark y sostuvo la vela frente a su rostro. El juego de sombras a causa de la vela le daba un aspecto misterioso y cautivante a las facciones de Yuta. Mark guardó aquella imagen en su cerebro fuertemente. 

Una línea de velas se alumbró detrás de Yuta lentamente, encontrándose con que sus amigos atrás de estas, encendiéndolas. Mark ni siquiera notó cuando entraron. Eran alrededor de diez velas formando un pequeño semicírculo. 

—Yu... —las repentinas ganas de llorar lo golpearon con fuerza. Su corazón latía desembocado contra su pecho. 

—Mark, no había dado el paso correspondiente no porque tuviera miedo de hacerlo —inició Yuta, hablando sobre la suave brisa volando alrededor—. Sino porque quería estar seguro, seguro de que era el momento adecuado, seguro de que podría darte lo que mereces y más.

Mark llevó sus manos a sus ojos, alejando las lágrimas formándose en sus ojos. Las emociones corrían por su cuerpo a una velocidad abrumante. Todo lo que consideró únicamente digno de películas se materializó frente a sus ojos. 

Yuta tomó sus manos con cariño entre las suyas y las apartó de su rostro. La sonrisa gentil en el rostro del chico burbujeó agradablemente en el pecho de Mark. La vela ahora estaba a un costado, alumbrando pobremente ambos cuerpos. Todo se sentía dorado.

—Mark, es un poco inexplicable la forma en que me siento hacia ti, pero sé que es real y fuerte. Podemos construir un futuro juntos —sus mejillas dolían ante la gran sonrisa que adornaba su rostro. 

Asintió frenéticamente sin poder decir mucho. Se lanzó a los brazos de Yuta y este lo rodeó en el acto con firmeza. Su cuerpo encajaba perfecto al del otro. Suspiró con felicidad.

Aplausos se oyeron a unos pasos más lejos, recordándole a Mark de golpe que no estaban solos. No podía ver con claridad los rostros de sus amigos, pero sabía que todos estaban sonriendo y riendo ante la nueva relación oficial.

—¡Vivan los novios! —gritó Sungchan aplaudiendo. Mark se ruborizó.

Ambos se acercaron al grupo y todos se reunieron en un abrazo grupal y torpe. Risas y escándalo se formó entre ellos. Una vez se separaron Mark miró acusatoriamente a Hendery quien batió las pestañas inocentemente. Rodó los ojos.

—Todos ustedes lo sabían, por eso organizaron esa tonta fiesta —se rió.

—Hey, era una buena excusa para que pasara desapercibido. Si solo nos reuníamos nosotros hubiera sido demasiado sospecho —agregó Shotaro levantando una vela y soplando la inquieta llama. Esta se apagó al instante.

—Como sea, regresemos. Aún queda pizza —Kun añadió con una sonrisa. Sus dedos se entrelazaron discretamente con los de Lucas. 

Todos comenzaron a caminar hacia afuera de la azotea cargando algunas velas entre sus manos, omitiendo por completo que Yuta y Mark se quedaban atrás. Yuta rodeó la cintura de Mark y este acomodó sus manos alrededor del cuello del más alto. 

—Te quiero, Markie —musitó.

—Yo más —respondió como un tonto enamorado.

Se besaron bajo las luces citadinas y el viento danzando alrededor como si simpatizara con las emociones de ambos. Un beso dulce, diferente y claramente hollywoodense. Mark sonrió entre el beso antes de volver a unir sus labios. 

Tal vez, después de todo, los romances de película sí eran posibles en la vida real. 






mil años para traerles el primer extra, no sí. pido perdón. 

ojalá les haya gustado, nos leemos en el siguiente extra que es LuKun c:

los amo por todo el amor que le dieron a mi historia, esto es como un regalito de mi parte. 



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