Anastasia

By BbBlau

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1a NOVELA de la Saga: Las Hermanas El único deber que tenemos con la historia es reescribirla. Oscar Wilde... More

Bienvenid@s pequeños saltamontes❤️
Personajes I
El fin del inicio
La luna y las colinas
El caballo y los soldados
El chico y las plumas
Personajes II
Sultanes y tropiezos
Descumbrimientos
Manos y gritos
La perspectiva de un Sultán
Una nariz rota
Los dulces y las partidas
El palacio
Los baños
María y Nur
El Jardín
La Sultana Esra
Historias y fiestas
Las mil y una noches
Frascos
Ya está aquí
Personajes III
Sherezade
El azabache
Dos destinos
Sultana
Despierta
La espera
El reencuentro
Defne
Un plan
Discusiones en el bosque
Castigo
Mamma mia
Una puñalada
¿La perdonamos?
El salto
Sorpresa
La realidad
Nueva habitación
Fiesta
Inocencia
Planes
Las pruebas
Una victoria
Misión cumplida
Una promesa
La Sultana Safiye
Osman
Una propuesta
Cumpleaños feliz
Una guerra
Noticias
Una despedida
Ahmed
Rézale a Allah
Por favor
Una esperanza
Pequeño
Ya estoy aquí
Nieve
Conversión
Helena
Una nueva vida
Bienvenida a palacio
Una boda
El parto
Un nacimiento
La vida y la muerte
El nombramiento
Haseki Sultán
El mañana
El santuario
La Sultana de la bondad
Ayhan y Murad
Una pequeña familia
Un palacio
Dolor
Promesas
Noticias
Nadie lo esperaba
Perdón
Errores
Problemas
Traición
Adiós, Sultana
La despedida
El viaje
Valiente
Perdida
Encontrarte
Piedad
A salvo
Tuyo
Luchar
El tiempo pasa
Ayuda
Fuego
Miedo
Sirin
Jasper y Dash
Alexander
La dinastía
¿Enserio?
Atrapada
Pistas
Un padre
Rescate
Tu hogar
Mis pequeños
Rosas
Otro
Cada vez más cerca
Empezar
18
Mala suerte
Preparaos
Ni lo intentes
Huricihan
Funeral
Nunca hay suficiente
Un pobre narciso
Al descubierto
Un año
Españoles
Victoria
Celos
Rebeliones
Sobrevivir
El trono
Mi pobre Anastasia
Şehzade Mustafá
Nos vemos en el infierno
Defne Sultán
Huye
El mar
Morir
Salvados
Ömer
Violines
Anneliese
Recuerdos
Este es el camino
Enferma
Los Jardines de l'Abili
Ventajas
Te quiero
Corazones rotos
Cava una tumba
La Muerte con rostro de Ángel
Tiempos difíciles
Guerrera
Dioses a mí
Inimaginable
Todas las historias tienen un final
Juntos
Una vida feliz
A one woman army
Nune aut nunquam
La última esperanza (Maratón 1/3)
Ahmed (Maratón 2/3)
El mundo sigue girando (Maratón 3/3)
Personajes IV
Esto no tenía que pasar
Sonrisas y lágrimas
Mehmed y Mihrimah
Que no nos una nada
Kösem
Bayezid
Murad
Fin
Epílogo

La boca del lobo

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By BbBlau

''La vida no se nos ha dado para ser felices, sino para merecer serlo.''
Armando Palacio Cortés

- ¿Qué está pasando aquí? - la voz dura de Anneliese hace que el duelo de miradas entre el duque y yo se termine.

Con elegencia y firmeza, Lizze se acerca de la mano de Adrien y Odette, que la miran preocupados. Sus pequeños tacones repiquetean por el suelo de mármol como si avanzara el inicio de una tormenta.

- Duquesa - dice Casper, haciéndole una pomposa reverencia a Lizze - Lamento venir sin invitación previa, mas debía de hablar unos asuntos importantes con mi prometida.

- No es propio de alguien de tu rango presentarse así aquí - clama Adrien enfadado, por detrás de su abuela - Es una falta de respeto a toda nuestra familia. Más aún sin venir si quiera a verme primero.

Veo la sonrisa burlona del duque de Normandia.

- Vuestro estatus os fue concedido por mi tía, la reina por pura pena - responde maliciosamente, y veo como la ira va subiendo por los nervios de todos los nietos de Anneliese - Sólo sois hijos de una bastarda.

Veo la mano de Adrien dispuesta a levantarse con tal de pegarle, pero Anneliese lo interrumpe, agarrándolo de la muñeca y negando con la cabeza. El chico baja la mano bajo la atenta mirada del duque, que sonríe sin compasión, disfrutando del espectáculo.

Ah, eso si que no.

- ¿Ya has terminado? - mi pregunta, dicha en tono impaciente, sorprende a todos los presentes que se giran a mirarme - ¿O necesitas más tiempo para pensar? Aunque parece que tu cerebro ya está dando lo mejor de sí.

Oigo las risas de Adrien, Odette y Marie, y aunque las criadas intentan evitarlo, también se les escapa alguna que otra risilla mientras intentan mantener la compostura. Lizze me mira con sorpresa y orgullo, mientras yo espero a que el cerebro de guisante comprenda las palabras que le he dirigido.

- ¿Cómo dices? - dice, y veo como sus orejas se empiezan a poner rojas.

- Puedo explicártelo si quieres, aunque no garantizo que lo entiendas - mi respuesta hace que la sala entera, no solo los que estábamos en el rellano de las escaleras, explote en una carcajada. La cara del duque se tiñe de rojo, tanto por la ira como la vergüenza.

El hombre se acerca a mí, y justo cuando va a pegarme, mi propia mano lo detiene. Él mira sorprendido el agarre, confuso por la fuerza con la que resisto a su golpe.

- Si fuera tú no lo haría- susurro, mirándolo a los ojos fríamente.

El duque retrocede y se recoloca con fingida tranquilidad y torpe elegancia la chaqueta, para después relamerse los labios. No tenía claro cuál sería su siguiente paso, pero las palabras que salen por sus labios me irritan.

- Esas palabras le vienen grande a alguien como tú - dice, mirándome a los ojos y yo lo miro con una ceja levantada - Una simple fulana, que probablemente no sepa ni quien es el padre de esa criatura.

Si supieras quien es el padre no hablarías tan alegremente.

La cara de Anneliese, junto a la de sus nietos se llena de ira, y sin ningún tapujo, golpea con su bastón la pantorilla del duque, que cae al suelo y mira a mi hermana enfadado. Se levanta dispuesto a buscar pelea, pero Adrien se interpone entre ambos.

- No os molestéis con él - digo yo, devolviendo la atención a mí después del insulto - Todo el mundo puede ser estúpido alguna vez, pero resulta que el duqur abusa de ese privilegio

Sin decir una palabra más, me giro y con toda la elegegancia que puedo reunir salgo de la sala, seguida de Sabrina.

Oh duque, te vas a enterar.

Observo a Marie y al duque pasear en los jardines del palacio, bajo la atenta mirada de Sabrina a quien había enviado a vigilarlos. Sabía que por alguna razón Marie le tenía miedo al que se supone que debía ser su futuro marido.

- Deberíais entrar dentro, Sultana - el título, que lleva sin escuchar tanto tiempo, hace que pegue un bote. Adrien entra en el balcón, vistiendo una capa amarilla - Hace frío y no quiero que se enferme.

- No me fío del duque - respondo, ajustándome la capa blanca mejor sobre el cuerpo.

- Igualmente creo que deberíais volver a entrar, Osman y Oscar pronto volverán de su lección de arco - me informa el chico, a lo que yo asiento.

Ambos nos dedicamos a observar a la pareja mientras pasea por la jardín.

- ¿Y quién se supone que es ese duque? - pregunto.

- Es uno de los sobrinos de la reina regente - responde Adrien, apoyándose en el balcón.

- Pero la reina regente es María de Médici, que es florentina. ¿Qué hace entonces su sobrino como duque de Normandia si es italiano? - pregunto, mirando a Adrien confusa.

- La reina siempre a procurado mantener un estatus para su familia y teniendo el poder de su hijo como regente le resultó bastante fácil- contesta Adrien - Ha sido muy valiente enfrentándose a él, Sultana.

- Ya sabes que no vengo de esta época- le digo con una sonrisa - Jamás dejaría que alguien como el duque Mayron le hablara así, aunque no entiendo porque Marie tiene que estar comprometida con él.

- Fue el modo que la reina encontró para meter a su sobrino en la realeza - dice Adrien, con mueca triste - Eliette iba a ser la que se iba a casar, pero Marie se ofreció por ella.

- ¿Y tú porqué no interveniste? - la pregunta es más un dardo que otra cosa y puedo ver la expresión culpable en su cara.

- Por la misma razón por la que el duque puede hablarnos así- dice Adrien - Para la realeza solo soy el hijo de una bastarda, no tengo valor no voz.

- Sin embargo, la reina necesita que su sobrino se case con Marie para hacerlo de la realeza - le digo - Eso te da mucho más poder sobre él del que tu crees.

- Jamás había pensado en eso - dice Adrien.

- Mi hermana siempre ha tenido buenas ideas - la voz de Anneliese nos sorprende a ambos que nos giramos a mirarla - Osman y Oscar ya han vuelto, están merendando en la sala de música.

- Gracias Lizze, ahora iré- contesto - Recuerda las palabras que te he dicho, Adrien, ambos nos encargaremos de que ese duque se arrepienta de haber nacido.

Me alejo del balcón, caminando por los pasillos del palacio en dirección a la sala de música, donde Oscar y Osman están comiendo alrededor de una mesita en el suelo. Las criadas que los acompañan hacen una reverencia en cuanto entro en la sala.

- Podéis iros - les digo, con una sonrisa y ellas asienten antes de salir - ¿Os lo habéis pasado bien en vuestra lección de arco?

- Así es milady, Alfred dice que he mejorado mucho - dice Oscar feliz - Deberíais venir la próxima vez.

- Por supuesto que lo haré - contesto con una sonrisa, sentándome junto a ellos - ¿Tú que dices Osman?

- No me gustan los arcos, son muy grandes - respond él con una mueca.

Oscar y yo nos reímos y pasamos juntos la tarde, y yo estoy sentada, observo a Oscar y Osman jugar juntos cuando la puerta de la sala suena. Alfred entra tras mi respuesta, sosteniendo un cilindro metálico que conozco demasiado bien.

- Ha llegado esto para usted, Sultana - dice el joven.

Con amor,
L

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