𝐴𝑍𝑈𝐿 𝑂𝑅𝐺𝐴𝑆𝑀𝑂

By andre07blue

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𝒀𝑨 𝑬𝑺𝑻𝑨 𝑷𝑼𝑩𝑳𝑰𝑪𝑨𝑫𝑶 𝑬𝑳 𝑻𝑹𝑨𝑰𝑳𝑬𝑹 𝑫𝑬𝑳 𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 𝑬𝑵 𝒀𝑶𝑼𝑻𝑼𝑩𝑬, 𝑬𝑵 𝑴𝑰 𝑰𝑵𝑺�... More

Capítulo 1: Obscenidad
Capítulo 2: Cita inesperada
Capítulo 3: VIP
Capítulo 4: Entre copa y copa
Capítulo 5: Nena
Capítulo 6: Súplica y obediencia
Capítulo 7: Doscientos
Capítulo 8: Arrepentimiento
Capítulo 9: Normas
Capítulo 10: Descuidos
Capítulo 11: Hipócrita
Capítulo 12: Bebé
Capítulo 14: Súplicas y lamentos
Capítulo 15: El lobo
Capítulo 16: Tic nervioso
Capítulo 17: Conozco tu cuerpo
Capítulo 18: El asunto
Capítulo 19: Ha llamado Dria Scott
Capítulo 20: Pensaba que estabas con Max
Capítulo 21: Tres años esperando
Capítulo 22: El rojo siempre será mi color favorito
Capítulo 23: Tus deseos son ordenes para mi
Capítulo 24: Nuevas aficiones
Capítulo 25: Desquiciados pensamientos
Capítulo 26: Control y misterio
Capítulo 27: Querida Dria
Capítulo 28: Un álbum y un vestido
Capítulo 29: Sentimientos abrumadores
Capítulo 30: Pero como no es el caso...
Capítulo 31: El principio del fin
NOTAS DE LA ESCRITORA Y TRAILER DEL LIBRO

Capítulo 13: Todo irá bien, te quiero

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By andre07blue

Hoy es martes, y como todos los días llego a las diez de la mañana. Me encanta ver que cuando llego a la empresa ya esta todo el mundo en su puesto, dándolo todo por mi bebe. Como una madre orgullosa, paso por el pasillo con una sonrisa de oreja oreja.

Cuando llego a la mesa de Remedios me recibe con una sonrisa, la cual yo le devuelvo. Al llegar a mi despacho, enciendo el ordenador, y reviso la agenda. <<Mierda>>, pienso cuando veo el aviso de que hoy a las tres vendrá Max. Verá mi bebe. Ahora mismo soy un manojo de nervios. Nervios que no consigo identificar. Me da respeto que Max venga aquí, a mi segunda casa, a mi refugio. 

Como si le me leyera la mente, me llega un mensaje de Axel: "Todo irá bien, te quiero".

Tengo muy claro que es el mejor novio del mundo. Y por suerte, es mío. Ni si quiera yo me puedo creer que me quiera tanto. A veces me da pena, por que yo le quiero muchísimo, pero no como el me quiere a mi. Aún así, jamás lo dejaremos. Sería como perder un diamante. Nadie me ha tratado, ni me va a tratar tan bien como lo hace Axel. El es bueno conmigo, y eso es lo que necesito.

Cuando me quiero dar cuenta de la hora, entra Luisa con mi bandeja de comida. Es un amor. Debe seguir teniendo la cafetería llena. Después de agradecérselo mil veces, sale de mi despacho. Y me doy cuenta que son las dos. Mierda, tengo una hora para prepararme para ver a Max. La verdad es que estoy muy nerviosa. No le he visto en años, y en esos años me he mentalizado para no verle nunca más. <<Respira Dria, respira hondo>> me repito una y otra vez.

- Señorita Scott, tiene una llamada de Jack por la línea dos. - Me asusta Remedios por el teléfono.

- Gracias – Respondo antes de pulsar el dos, y ponerme en contacto con Jack – Dime Jack, ¿Todo bien?.

- Si, solo quería recordarte que tienes que estar lista en la sala de juntas en veinte minutos.

- Lo recuerdo, gracias. Y para cosas así, díselas a Remedios.

- Si jefa. - Dice de manera burlona antes de colgar.

Recojo las cosas y las llevo a la sala de reuniones, veo como no soy la única nerviosa por la llegada de Max. Mis antiguos compañeros también lo están. Ellos le dejaron tirado, por mi. Por ayudarme. Pero ahora están demasiado cómodos para volver. Les comprendo, les dije que podían tomarse el día trabajando en casa. Pero se negaron a dejar huecos vacíos si iba a venir Max. En parte se lo agradecí.

Sentada con Jack, Marc, y Lourdes en la mesa de juntas, estamos esperando la llamada de Remedios. En la cual tengo que darle permiso para traer a Max a la sala en la que estamos. Y aquí estamos los cuatro, mirando fijamente el teléfono de la mesa como tontos. Cuando suena todos nos sobresaltamos. ¿Cómo puede ser que a todos nos imponga tanto?. A mi por razones obvias que ellos no saben. Pero ninguno de ellos le conoce. ¿Tan mal hablan de el los que me traje de la empresa?. No me gustaría que fuera así. Tengo que indagar.

- ¿Si?... Si, tráele a la sala de juntas dos, por favor – Digo antes de colgar.

- Vale chicos ¿Todos listos? - Pregunto – Todos con cara de Póker. Nada de preguntas tontas, que nadie diga nada fuera de lo que esta en su folio. Y lo mas importante, no mostréis miedo, ¿Entendido? - Todo es cierto, menos la ultima parte, me siento mal por decirles eso ultimo para meterles miedo, y que no se de cuenta de que yo también estoy asustada.

- ¿Tu le conoces verdad? - Pregunta Marc.

- Si. Haz lo que te he dicho Marc.

Alguien llama a la puerta. Y los recuerdos de cuando vino a mi casa pasan por mi mente. "El lobo", "Cielo", "Nena"... Mierda, no puedo bloquearme, no ahora. Con toda la fuerza que me queda, me pongo en pie dando ejemplo a los demás ha hacerlo también.

Cuando Max entra en la habitación, siento que el oxígeno de la sala disminuye exponencialmente, pero no cambio mi cara de Póker. Cara que en parte entiendo que  el también tenga, al menos ahora que soy empresaria. Ya no puede mirarme con superioridad. Ahora estamos iguales. Su mirada se posa en mi directamente. Lentamente mira a todos los presentes. Pach y dos hombres trajeados e igual de imponentes, vienen con el. No ha cambiado nada. Sigue igual de guapo y dominante.

Con el botón de la americana abrochado, y unos carísimo y perfectamente limpios zapatos, se acerca. Automáticamente me pongo nerviosa, mi pulso se acelera cuando nuestras manos entran en contacto. Un apretón de manos muy profesional. Después me saludan los otros dos hombres. Muy sexys he de decir. Y por ultimo Pach, su cálida sonrisa calma todos mis males.

Una vez sentados en la mesa debatimos todos los detalles. Max permanece callado en su su silla, frente a la mía. Yo hablo menos de lo que me gustaría, pero es que me impone demasiado. Se que me esta mirando. De echo, juraría que no a apartado al vista de la mí desde que a llegado. No digo que me moleste, es solo que reconozco ese fuego que esta creciendo en mi estomago. Hacia tres años que no lo sentía, parece que hay cosas que nunca cambian. Debo de estar roja como un tomate cuando Jack, posa su mano sobre mi antebrazo y me pregunta si estoy bien. Justo en este instante, alzo mi tímida mirada para ver a Max mirando fijamente el punto en el que Jack me toca. Asiento y me enderezo en la mesa. Tengo que demostrarle que puedo con esto. Que puedo con el.

- ¿Por que la mayor parte del dinero si somos los secundarios?- Pregunto neutralmente.

- Bueno... Es que... - Tartamudea uno de los hombres trajeado.

- Creemos que tu empresa es adecuada para este proyecto. - Hace acto de presencia por primera vez Max.

- No lo dudo ni un segundo, señor Steel – Respondo. No se me escapa el mohín que hace al ver como le llamo- Pero ¿Tanto dinero?¿Cuanto nos necesita en ese caso?.

Apoya los antebrazos en la larga mesa, y cruza las manos frente su perfecta y perfilada mandíbula:

- No te haces una idea, señorita Scott – Responde. Su mirada es tan intensa que me tengo que obligar a mantenerla.

- Bien. Creo que si estamos todos de acuerdo, podríamos ponernos en marcha de inmediato – Digo mirando esta vez a Pach.

- Estaremos en contacto señorita Scott – Dice Max mientras se levanta abrochándose los botones de su americana. Dios que gesto tan sexy. Nunca pensé que me fuera a excitar viendo como alguien se abrocha botones. Yo lo llamo " El efecto Max Steel".

- Puede estar en contacto con la señorita Lourdes, yo tengo situaciones que reclaman mi asistencia durante el siguiente mes. Ella me lo transmitirá todo. - Pach y los demás parecen de acuerdo, pero Max no.

- Supongo que si tan "bien" le parece el trato, entenderá que tiene que cumplirlo – Entrecierra los ojos con dureza y se endereza rebosando autoridad – Y uno de los apartados deja bien claro que usted tiene que estar en el proyecto trabajando. Por si no le a quedado claro: Tiene que ir con sus trabajadores, y posponer lo que no le de la misma cantidad de dinero que le va a dar este proyecto.

- Ya veremos que puedo hacer. Ahora si no les importa, tengo que excusarme. Un placer hacer negocios con ustedes señores. - Me despido y salgo directa al baño.

<<Dios santo>> ¿Cómo puede seguir siendo tan... tan... tan el?. Incluso esta mas sexy que antes, se ve que los treinta le han sentado bien. Con ese traje que traía juro que podía ver los músculos que esconde bajo la tela. Veo mi reflejo en el espejo del baño, dios, no me extraña que me haya tenido que preguntar Jack que si estaba bien. Tengo los mofletes rojos. Mas bien como un maldito tomate, y los labios hinchados de tantas veces que me los he mordido de los nervios. La verdad que estoy bastante sexy. Esto es lo que me produce Max. Bueno la parte buena. Me echo agua en la nuca para calmarme y me estiro la falda de tubo negra. Meneo un poco mis ondulaciones castañas, y estoy lista para salir. Me paro en seco cuando veo a Max y a Pach en la mesa de mi secretaria. <<Mierda>> ¿Por que no se han ido?.

Con la cabeza alta, y mucho valor... Corro por el pasillo contrario alejándome de ellos. Hasta que acabo en la sala del conserje. Al principio me mira un poco raro. Hasta que se da cuenta de quien soy y empieza a recoger el desastre que tiene en su mesa. Finjo que es una visita sorpresa, y disimulo como puedo el mayor tiempo posible. Al cabo de un buen rato me despido de Rafa, el hombre de mantenimiento de esta planta. Salgo con elegancia hacia mi despacho. Remedios no esta en su puesto, lo que me dice que es la hora del café de las seis. Ella y sus manías de los horarios con el café.

A paso firme camino por los pasillos de mi bebe, hasta mi despacho. Al entrar doy un pequeño salto y cierro la puerta de golpe tras de mi al ver a Max sentado en mi despacho. Gracias a dios no en mi silla, si no enfrente. Al menos a respetado eso. Respiro hondo y tomo asiento frente a el. Poso mi vista en la figurita que tiene en las manos: La que el me regaló.

- Si quieres hablar conmigo, puedes pedir una cita o mandarme un Gmail. - Le informo mientras enciendo el ordenador de mi mesa.

- ¿Qué tal te va? - Me sorprende preguntando.

- Si no van a ser preguntas de trabajo le sugiero que no pierda su tiempo.

- Por favor... solo dime eso... - No aparta la vista de la mariposa entre sus manos.

- Bien. ¿Cómo estas tu? - Por un instante me arrepiento de preguntar, hasta que alza la vista y veo lo dicha en sus ojos. Así que le regalo una pequeña y tímida sonrisa.

- Bien, supongo. Ya veo que has levantado un imperio.

- Si bueno, es mi bebe. - Se me escapa.

- Sabia que valdría de algo no negarte la rotura del contrato. - ¿Esa es la razón por la que no me retuvo? Mi sonrisa se intensifica, pero pronto la freno convirtiéndola en una fina línea.

- Tiene que irse, señor Steel. Esto no es profesional. Me gustaría fingir que no nos conocemos.

- No va a poder ser. – Frunzo el ceño cuando dice eso – No puedo fingir que no te conozco Dria.

Se me eriza la piel al oír mi nombre salir de sus labios. Noto como la cara me arde. No puedo dejar que vea el efecto que produce en mi. No después de todo. Además siento que esto esta mal. Aparto la mirada de sus preciosos ojos, y la fijo en la pantalla del ordenador. Mas bien me obligo a hacerlo. Por mucho que me moleste admitirlo, aun tiene poder sobre mi. Solo con mirarme, prácticamente hace que se me salga el corazón del pecho.

- Veo que estas ocupada ¿Tienes tiempo para una cena este sábado? - Pregunta.

- No. Saldré con Axel. - Veo de reojo como aprieta la mandíbula al oír su nombre.

- ¿Con tu... amigo? - Pregunta con cautela. Lo siento mucho Max... Pero tienes que saberlo.

- No, con mi novio. - Digo ahora mirándole a los ojos.

- ¿Desde hace cuanto que salís?.

- No es de tu incumbencia. Pero casi tres años.

- Me alegro por vosotros. Tengo que irme. Nos vemos la semana que viene para el proyecto – Dice mientras se pone en pie. Yo me levanto con el y nos despedimos con un apretón de manos, que dura demasiado. Pero ninguno se queja. Le miro a los ojos, necesito memorizarlos, recordar hasta la ultima mota de color, todo...

- Nos vemos la semana que viene, señor Steel. - Asiente y sale de mi despacho. Dejándolo frio, vacío, sin el...

Cuando me quiero dar cuenta son las ocho, la oficina esta casi vacía. Solo quedan unos cuantos becarios terminando trabajos, y algún que otro que tiene trabajo acumulado. Saludo a Leonor y Sofía, como siempre. Al salir le digo a Luis que en mi planta hay gente aún, y me despido. Increíble, este hombre siempre esta trabajando. Bueno, no soy la mas indicada para hablar. Yo soy otra adicta al trabajo. Mas que nada por qué hay mucho trabajo, sobre todo desde que monte un hotel... tenia que invertir, y me salió bien gracias a dios. Axel esta muy orgulloso de mi, y al parecer Max también. <<Aun que no tiene por que importante que Max lo este o no>>. Pero me gusta que lo este, aclaro conmigo misma.

Cuando llego a casa Axel esta sentado en el sofá, con el portátil en el regazo, y el pelo revuelto. Me encanta verle así, tan casero. Normalmente siempre le veía o con traje o desnudo. No me quejaba, pero ahora es diferente. En pijama y con el pelo revuelto, casi me gusta mas que desnudo. Debe de darse cuenta de que le miro fijamente cuando me pregunta:

- ¿Qué tal el día pequeña?

- Agotador. ¿Y el tuyo? - Respondo quitándome los tacones y dejándolos colocados el la entrada.

- Pobrecita mi chica, anda ven aquí... - Da dos toques en el sofá junto a el. No me lo pienso dos veces antes de ir trotando hacia el. Me acurruco en su pecho, mientras el esta concentrado en teclear con una mano y con la otra acariciarme el pelo. Dios es perfecto.

No me hace falta tenerle "dentro" para sentirme conectada a el. No es lo mismo que Max. Pero Axel me quiere, y tiene muy claro lo que quiere conmigo. Es una de las muchas facetas que me gustan de Axel. Axel es maduro, de ideas claras, educado, cercano... En cambio Max es todo lo contrario. Cuando Axel entra en una habitación, puedes notar como el ambiente se relaja y se calienta. Pero cuando Max entra en un habitación, el aire desaparece, el frio te congela los huesos, y no hablemos del poder de sus ojos. Los meses que estuve con Max no fueron tan horribles. Lo único de lo que me quejo, es que no fui suficiente para que no me rompiera el corazón en pedazos.

Me parece súper extraño que Axel no me haya preguntado por Max. Tal vez quiere esperar a que este lista. Será lo mas probable. Axel siempre a respetado mi palabra y mi intimidad. Es una de las mil cosas que me vuelven loca de el, aun que a veces me gustaría que fuera un poco mas rudo, pero por lo demás creo que bien. <<¿Creo?>><<¿Acabo de decir creo?>> ¡Mierda!.

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