A Cʜᴏɪᴄᴇ Wɪᴛʜ Nᴏ Rᴇɢʀᴇᴛs ✥ Lᴇ...

By barr_081

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1° ᴘᴀʀᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴀ ᴛʀɪʟᴏɢɪᴀ ꜱᴀɴɢᴜɪɴᴇᴍ ʜÆʀᴇᴅɪᴛᴀᴛᴇᴍ • 𝑵𝒐 𝒍𝒐 𝒐𝒍𝒗𝒊𝒅𝒆𝒔, 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒂𝒔 𝒕𝒖𝒔 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔... More

ɪɴɪᴛɪᴜᴍ
Pʀᴏ́ʟᴏɢᴏ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1 ※ Pᴇʀᴅɪᴅᴀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 2 ※ Tᴏʀᴍᴇɴᴛᴏ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 3 ※ Cᴏʟɪꜱɪᴏ́ɴ ᴄᴏɴꜱᴛᴀɴᴛᴇ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 4 ※ Vɪᴄᴛᴏʀɪᴀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 5 ※ Eɴғʀᴇɴᴛᴀᴍɪᴇɴᴛᴏ
ᴇꜱᴘᴇᴄɪᴀʟ ※ ᴄᴏᴍᴇʀ, ʟᴜᴄʜᴀʀ ʏ ᴍᴏʀɪʀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 6 ※ Pʀᴏᴘᴜᴇꜱᴛᴀ ʀᴇᴘᴇɴᴛɪɴᴀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 7 ※ Tʀᴀɴǫᴜɪʟɪᴅᴀᴅ ɪɴᴛᴇʀʀᴜᴍᴘɪᴅᴀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 8 ※ ¿Aɢʀᴀᴅᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏ ᴏ ᴀᴍᴏʀ?
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 9 ※ ɴᴇʀᴠɪᴏꜱ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 10 ※ Vᴀʟᴇɴᴛɪ́ᴀ ᴇɴ ʟɪ́ǫᴜɪᴅᴏ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 11 ※ Rᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏꜱ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 12 ※ Pᴀꜱᴏ ᴀ ᴘᴀꜱᴏ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 13 ※ Pʀᴏᴠᴏᴄᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 14 ※ Éʟ ꜱᴇ ᴘʀᴇᴏᴄᴜᴘᴀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 15 ※ Sᴏɴ̃ᴀʀ ᴄᴏɴᴛɪɢᴏ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 16 ※ Dᴇ́ᴊᴀᴛᴇ ᴄᴜʀᴀʀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 17 ※ Fᴀʟʟɪɴɢ ғᴏʀ ʏᴏᴜ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 18 ※ Aɴɪᴠᴇʀꜱᴀʀɪᴏ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 19 ※ Dɪꜱᴛʀᴀᴄᴄɪᴏ́ɴ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 20 ※ Sᴏʙʀᴇᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 21 ※ Mᴀʟɪɴᴛᴇʀᴘᴇʀᴛʀᴀᴄɪᴏ́ɴ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 22 ※ Mɪᴇᴅᴏ ᴀ ᴘᴇʀᴅᴇʀᴛᴇ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 23 ※ Dɪꜱᴛʀᴀᴇᴛᴇ ᴜɴ ʀᴀᴛɪᴛᴏ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 24 ※ Qᴜᴇ́ᴅᴀᴛᴇ, ᴘᴏʀ ꜰᴀᴠᴏʀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 25 ※ Sɪᴇᴍᴘʀᴇ ꜰᴜᴇ ᴀᴍᴏʀ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 26 ※ Nᴜᴇᴠᴀꜱ ꜰᴀᴄᴇᴛᴀꜱ
Eꜱᴘᴇᴄɪᴀʟ ※ Iʟᴜᴍɪɴᴀɴᴅᴏ ᴛᴜ ᴏꜱᴄᴜʀɪᴅᴀᴅ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 27 ※ Dᴇꜱᴅᴇ ᴍɪ ᴘɪᴇʟ
Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 28 ※ Sᴏᴄᴀᴠᴀɴᴅᴏ ᴘʀᴏғᴜɴᴅᴏ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 29 ※ I ᴡᴀɴɴᴀ ʙᴇ ʏᴏᴜʀꜱ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 30 ※ Fʟᴏᴛᴀɴᴅᴏ ᴇɴ ɴᴜʙᴇꜱ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 32 ※ Fᴏʀᴍᴀꜱ ɪɴᴇxᴘʟɪᴄᴀʙʟᴇꜱ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 33 ※Rɪɴᴄᴏ́ɴ ᴅᴇ ꜰᴇʟɪᴄɪᴅᴀᴅ
Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 34 ※ Sɪɴ ʀᴇᴍᴏʀᴅɪᴍɪᴇɴᴛᴏꜱ
¡DISIPANDO DUDAS!
II ACTO ✥ Rᴇᴀᴄʜɪɴɢ ᴛʜᴇ Bᴏʀᴅᴇʀʟɪɴᴇ

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 31 ※ Cᴏɴꜰɪ́ᴀ, ᴄᴀʀɪɴ̃ᴏ

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By barr_081

Aviso: cuando vean esto ✦ significa que es un sueño. Fin del aviso.

Mi comandante dejó la carta sobre la mesa y nos invitó a sentarnos frente a él. Me quité el equipo de maniobras y lo dejé en el suelo para mayor comodidad, Levi hizo lo mismo. Cuando estuvimos sentados, Erwin habló.

—Buenas noches. El trabajo no cesa. Los llamé para notificarles que deben salir esta noche, les entregaré su destino. Aprovecharán para hacer experimentos con Eren.

¿Qué? Esto era repentino. Tenía que volver al hospital en un par de días como máximo. No era un tema que podría dejar en espera tanto tiempo. No tardé en protestar.

—Erwin, pero...

—Shadia, tú debes ir a la casa donde se quedarán. Técnicamente no tienes algo que te ate a Trost, por lo que Hange y Levi vendrán periódicamente siendo el intermediario entre el doctor Aleek y tú. Si el doctor Aleek está dispuesto a transportar tu investigación hacia ti, coordinaremos con él. Estoy seguro que lo hará. Eres una pieza importante para su investigación.

—Lo sé, me necesita. Lo ha dejado claro desde el primer día. Aparte lo del hospital...

—Entonces, todo resuelto.

¿Qué cojones? Tanto Levi como Erwin intercambiaron miradas. Estos tramaban algo pero no me lo decían. ¿Qué me escondían? Mi atención fue captada por un soldado que dejó tazas de té sobre el escritorio para los tres y se retiró.

—Comandante, ¿por qué no debo quedarme en el cuartel?

—Eres parte de mi escuadrón y doctora, será de mucha ayuda, eso es claro—intervino Levi, tomó un poco de su té—. Aparte, Erwin y yo hemos tomado una decisión con respecto a ti.

La confusión atravesó mi rostro. Con el ceño fruncido, mi mirada pasó del pelinegro al rubio. ¿Una decisión tomada por los dos?

—Shadia, desde hoy serás la subcapitana del escuadrón de operaciones especiales. —Me atraganté con el té por las palabras de Erwin—. ¿Shadia?

—No, eso no puede ser—dije tosiendo—. Soy médico, no puedo hacerme cargo de dos responsabilidades. Entre médico y subcapitana, prefiero ser médico.

—La decisión está tomada—dijo Levi, me pasó su pañuelo y limpie mi boca—. Estás preparada para este cargo.

—Eso lo sé. Pero no es el problema. —Me paré—. Soy consciente que quizá merezco un puesto más alto por mis años de experiencia pero no me parece una decisión tomada sin ningún sentimiento de por medio. Aparte, es algo apresurado, ¿no creen? Hace un par de horas estaba en una misión personal y me han obligado a volver para mandarme lejos. Los conozco lo suficiente para saber que algo me esconden y no me lo van a decir. Ese es el problema.

Salí de la oficina ignorando los llamados de Erwin. No podía ser subcapitana. He sido soldado y médico por mucho tiempo, mi cargo es importante en la legión. No puede darse el lujo de desperdiciarlo poniéndome como subcapitana.

Aparte de eso, me obligaría a alejarme del cuartel. No sería complicado mantener la comunicación con Ethan con la ayuda de Hange y Levi pero el hospital. Eso me ataba a la ciudad subterránea, por lo tanto me impedía irme. Sin darme cuenta estaba dentro del cuarto de Mike.

֍

Mike estaba bajo las sábanas, solo vestido con un pantalón holgado y saliva seca en su mentón. Me miró molesto, por interrumpir su sueño. Negó con la cabeza y limpió su mentón con el dorso de su mano.

—Mierda, Shadia. Es temprano. —Hundió su rostro en la almohada—- ¡Vete ahora!—Sus gritos fueron amortiguados por la almohada.

—Lo tomaré con una amable invitación a echarme a tu lado.

Él se movió en la cama sin soltar la almohada y yo me eché a su lado. Clavé mis ojos en él, esperando a que saque la almohada. Cuando lo hizo pude ver su perfil y las ojeras bajo sus ojos.

—¿Qué sucedió ahora?—Arrastró las palabras. La rutina era esa, gritar, enojarse y, por último, ceder.

—Erwin, no quiere que vaya a la siguiente expedición. Es la de reconocimiento, la que te comenté que iría con Henry.

—Ese idiota.

—¡Es estresante! ¿Te refieres a Erwin, no?

— ¿Te atreves a preguntarme? ¿En serio, Shadia?

—Olvidaba que tú también lo odias. Pero eso no significa que deba ordenarme no ir a esa misión.

—Técnicamente, él aún no es comandante. Así que, solo ve. Si crees que es correcto ir a esa misión, ve. Cumple con éxito la misión y regresa para restregarselo en el rostro a Erwin.

—¿Podemos insultar ahora?

—¿Estás tan molesta para hacerlo tan rápido? Bien, yo inicio. ¡Es un maldito mandón!—gritó contra la almohada, agarré la almohada y me tapé con ella.

—¡Cejas grandes de mierda!

Seguimos gritando por varios minutos. Calmaba mi furia de esta forma. A su lado, gritando como si tuviéramos diez años menos.

֍

Pero Mike no estaba para desahogarme. ¿ᴀ ᴅᴏ́ɴᴅᴇ ᴠᴀ ᴜɴᴏ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ɴᴏ ǫᴜɪᴇʀᴇ ᴇꜱᴛᴀʀ ᴇɴ ɴɪɴɢᴜɴᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ?

⌞𝓛𝓮𝓿𝓲⌝

No fue la decisión más sensata. Ella prefería irse, de una forma tan infantil pero a veces justificada. Como en esta ocasión, nos estábamos apresurando, Erwin y yo lo sabíamos pero de igual manera lo hicimos.

—Es increíble. Esperaba otra reacción. Comprendo su molestia, pero el hospital puede esperar—dijo Erwin masajeando su tabique con sus dedos—. Hablaré con ella para que se calme.

—No, lo haré yo. —Me paré. Ella ha estado para mí, me toca escucharla.

La expresión de sorpresa en Erwin no tardó en llegar. No solía mostrar preocupación por muchas personas, que me vea en esta faceta solo podía suceder con Shadia. Después de todo lo que habíamos pasado, es normal esta reacción en mí.

—Está en el cuarto de Mike. Informaré a Pixis sobre la situación de Shadia. Espero que la convenzas.

Dejé a Erwin solo en su oficina. Debía admitir que me preocupaba qué haría. Mike era importante para ella, la última vez que estuvo cerca de un lugar que le hizo recordar a una pérdida casi se derrumba. Sé que es fuerte y no debería temer por ella, pero no puedo evitarlo.

Abrí la puerta del cuarto de Mike. La encontré acostada en la cama jugando con una pelota, la tiraba al aire y luego la agarraba. Suspiré aliviado de que se encuentre bien. Me acerqué para ver su rostro húmedo por las lágrimas que brotaban de sus ojos. Su expresión no demostraba todo el dolor que sus ojos transmitían.

—Shadia...

—Ahora no, Levi. —Se sentó en la cama y me miró—. No quise llorar hasta hoy. Debo sacar esta tristeza de mí o me perseguirá por más tiempo del necesario.

Esto estaba acabando con mi paciencia. Me desespera verla llorar y no saber qué decirle. Si Erwin hubiera venido sabría que decirle, es su mejor amigo. Seguro también el estúpido de Ethan. Maldita sea. Emití un gruñido.

Palmee su cabeza con la palma de mi mano y cerré los ojos. Que estúpido es esto. Los abrí cuando la escuché reír. Era una risa escandalosa, se doblegó sin dejar de reír.

—¿De qué diablos te ríes?

—No soy un perro para que hagas eso pero se agradece el intento.

No lo exprese pero me sentía feliz. Me sentía bien conmigo mismo por, al menos, lograr que deje de llorar. Me rodeó con sus brazos y suspiró contra mí. Deslicé mis dedos por su cabeza acariciándola, como ella lo hace, y mi otra mano descansaba en su hombro.

—Mike...él fue un buen soldado.

—Exacto, fue. —Sus labios se movían sobre mi camisa—. Lo extraño mucho. —Su voz se quebró, mi camisa se mojo con sus lágrimas—. Ni siquiera sabemos cómo murió o si en realidad está vivo. Solo que no volvió y eso no es suficiente para mí.

Me mantuve callado. Los sollozos que salían de sus suaves labios, incrementaron mi inutilidad. Joder, ¿cómo lo hacía ese inepto? No puede ser que esto sea tan difícil. ¿Por qué al resto se le hacía tan fácil llorar y alterarse? Simplemente no podía. Mierda, su llanto crecía y yo estaba parado, estorbando.

Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar; más cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos y llegamos al tiempo que fenecemos; así que, cuando morimos, descansamos.

Su llanto paró. Sus ojos azules vieron los míos con sorpresa. No había declamado ningún poema frente a alguien hasta hoy, que no sea mi madre. Me parece correcto que ella sea quien me escuche.

»Vivimos un mundo horrible, Shadia. Si nuestro momento llega solo debemos seguir sin forzarlo. La muerte es liberación aunque duela para quienes quedan aquí la pérdida de este ser. Solo nos queda mantenerlos vivos en nuestros recuerdos.

—Cariño...—Limpie sus lágrimas con mis pulgares y me agaché a su altura.

—No soy bueno con las palabras como lo es Erwin y más cuando se trata de ti. Solo sé que puedo abrazarte y consolarte de esta forma. No llores sola de nuevo, por favor. No mientras esté cerca de ti.

Ella se mordió el labio y asintió.

—Lloré lo suficiente por hoy. Gracias por estar aquí a mi lado. —Juntó nuestras frentes y forzó una sonrisa—. Gracias por todo.

Limpió su rostro con las yemas de sus dedos y se paró. Al salir de la habitación, con los ojos algo hinchados, mostró una sonrisa que podía convencer al resto que era sincera pero a mí no. ¿Siempre fue así? ¿Cuando reía y hacía bromas estúpidas en realidad estaba fingiendo? No lo sé. Lo único que logro entender es que es tan malditamente fuerte.

No me equivoqué al elegirla.

Fuimos a nuestra habitación donde estaban nuestras cosas, como se lo ordene a un soldado que hiciera.

—¿Aceptarás?—pregunté, ella asintió— Resolveremos lo del hospital pero por ahora, le daremos una pausa.

—Pensé que Erwin entendería que no puedo irme. El hospital es importante para mí. —Guardó sus papeles en una caja que luego metió en uno de sus cajones.

—Esto es más importante. —Volteó a verme incrédula.

—No. No lo es, soy reemplazable. Hange puede reemplazarme con facilidad, debería volver a Mitras, esta no es una razón para dejarla.

—¿Confías en mí?

—Sí, pero...

—Entonces, acepta el puesto y ven conmigo. No puedo dejarte ir sola. —Ella se sentó en la cama y apretó sus labios.

—Espero que esto no demore tanto. —Caminó hacia mí y pasó sus brazos por mis hombros, cruzándolos y dejando poca distancia entre nosotros. Su nariz rozó con la mía e hizo ese movimiento contra la mía que me encantaba, provocando el mismo efecto que la última vez: sonrojarme—. Descubrí que te gusta eso. —Me embriagué con su sonrisa—. Anda a empacar también

Después de terminar de empacar, llegué a los establos donde estaban los demás chicos esperando. Ella llegó al rato. Se veía tranquila y brillante. Habló un rato con Jean, no entiendo qué ve de interesante hablar con uno de esos niños. Luego me vio y me sonrió, eso bastó para mejorar mi noche.

El recorrido desde el cuartel hasta la casa donde nos quedaríamos fue corto y tranquilo. A comparación de lo que sucedía, nuestra huída fue apresurada y apenas pudimos llevar lo que necesitábamos.

Al ingresar, vi toda la suciedad de la casa. Los mocosos se sentaron donde pudieron, se veían cansados. Mocosos inútiles y holgazanes. Chasqueé la lengua y vi a Hange entrar con Shadia. Ella arrugó la nariz al ver el lugar.

—Déjalos dormir, mañana que se despierten temprano para limpiar—dijo Shadia sonriéndome.

—No podré dormir en esta mierda.

—No serán eficientes si lo hacen en ese estado y demorarán más. —Ella se acercó a mí, la luz tenue de las velas me permitieron ver el brillo de sus ojos.

Joder. Su tono es tan dulce.

—Escuchen, inútiles. —Alcé la voz para despertarlos—. Mañana a las siete iniciamos con la limpieza, para antes de eso tienen que haber comido. En la tarde un grupo entrenará con Shadia y el otro grupo estará apoyando en el experimento con Eren y Hange. Sean puntuales o correrán treinta vueltas a la casa.

—¡Entendido, capitán!

—Acomodense en las habitaciones. Solo hay cinco, dos grandes y tres pequeñas—dijo Shadia con tono firme—. Hange dormirá en una pequeña, en la otra Levi y yo. En las grandes una será de chicas y otra de chicos. ¡A dormir!

—¡Entendido, subcapitana!

—Eh, no, no hace falta, solo Shadia. —Ella se sonrojó y agitó sus manos.

—Merece respeto. Si escucho a alguno de ustedes llamarla Shadia, recibirá un castigo. Ahora, larguense.

Los chicos obedecieron sin rechistar. Shadia hizo una mueca, se despidió de Hange, quien se veía cansada también, y caminó hacia nuestra habitación

—Levi, no quiero que me llamen así. Ni siquiera quería el puesto. —Se sentó sobre la cama. Una capa de polvo se levantó, ella agitó una mano alejando el polvo—. Mierda.

—No dormiré ahí. Me niego. Anda a dormir con las mocosas si quieres. Me la pasaré limpiando este cuarto.

Busqué los artículos de limpieza que había traído y los llevé al cuarto. Ahí me esperaba ella, con el cabello recogido y cubierto con una pañoleta. Me sonrió y se acercó a mí, pasó sus manos por mi pecho, pasando por mis hombros, hasta llegar a mi espalda.

—No te dejare todo el trabajo a ti, cariño. —Besó la comisura de mis labios y se alejó. Solté los artículos de limpieza y la acerqué a mí, agarrándola de su cintura.

—Ese no es un beso, Shadia.

Reduje la distancia que nos separaba. El movimiento de sus labios me hipnotizó. Eso junto a sus dedos fríos agarrando mi nuca me incentivó a invadir su boca con mi lengua. Pensé un segundo sobre la suciedad que nos rodea y eso fue suficiente para terminar con mis ganas de embriagarme con sus dulces labios. Me separé y gruñí, frunciendo mi ceño.

—Entiendo, maniático de la limpieza, empecemos. —Rió suavemente contra mis labios y dejé que se alejara de mí.

Empezamos con desempolvar el cuarto. Estábamos a mitad de la limpieza, ella estaba de puntillas intentando limpiar la parte superior de la ventana. Meneé la cabeza mirándola, se negaba a buscar un banco. Seguí limpiando el suelo arrodillado al lado de ella, esperando a que se caiga porque era lo más probable que pase.

Me paré para ir por un trapo limpio y justo en ese momento Shadia tropezó, cayendo sobre mí. El impacto de mi espalda contra el suelo logró que el aire saliera de mis pulmones. Sentí su cabeza sobre mi pecho, no era muy pesada pero necesitaba respirar.

Con mis codos me impulse a sentarme, quedando ella a horcajadas sobre mí. Alzó su mirada para toparse con la mía, estaba por hablar cuando recordé todo lo sucedido el día que me emborrache.

Todo. Absolutamente todo.

—Lo siento, ¿estás bien?—preguntó sacándome de los recuerdos. Me sentía vulnerable en este momento, después de todo lo que había pasado— Cariño, estás pálido.

—Sí, solo... ¿Qué sucedió el día que me embriagué?—Ella mordió su labio, estaba nerviosa.

—Eh, te embriagaste e hiciste muchas cosas. Tardaste en recordarlo más de lo que pensé, a este punto incluso pensé que no lo recordarías. —Soltó una risa nerviosa—. Pero nadie más que Erwin, Hange y yo te vimos, tranquilo. —Ella me dio una sonrisa ladina—. ¿Declamaras más seguido?

—No.

—Por favor. —Alargó las palabras mientras pasaba sus manos por mi pecho hasta llegar a mi cuello—. Te salió muy bien. Hazlo.

—Que no, maldita sea.

—¡Hazlo, por favor!—Entrecerré los ojos— Regresó el color a tu rostro. Lindo rubor, cariño.

—Pensé en hacerlo pero te jodiste.

Volvió a insistir repitiendo varias veces "por favor", pero eso no causó nada en mí. A lo que reaccioné fue al vaivén en sus caderas sobre las mías. No lo hacía a propósito, lo sé. Mi cuerpo no reconocía eso.

—¡Cariño!

—Bien, solo bájate. —Ella asintió y se sentó en el suelo, carraspeé y me concentré en el poema, así olvidaría mi otro problema—. Dime, ¿tú no temes a la muerte cuando te lavas los dientes, cuando sonríes es posible que no llores, cuando respiras no te duele el corazón, cuando amanece? ¿en dónde está tu cuerpo cuando comes, hacia dónde vuela todo cuando duermes dejando en una silla tan sólo una camisa, un pantalón encendido y un callejón de ceniza de la cocina a la nada?

Ella ladeó la cabeza y se acercó, juntó sus labios con los míos por unos segundos apenas. Se separó y se levantó, extendió su mano para ayudarme a parar, la cual acepté aunque no necesitara su ayuda.

—Eres muy bueno. Si no mataras titanes, te podrías dedicar a esto. —Encogió sus hombros con una pequeña sonrisa en su rostro—. ¿Seguimos limpiando?

No mencionó el tema de nuevo, tampoco lo hice yo. Sé que otro día lo mencionara. Después de varias horas, el reloj marcaba las tres de la madrugada. No estaba cansada, afirmó, pero se quedó dormida apenas escondió su rostro en mi cuello.

Su dedo pulgar acariciaba la piel de mi cuello, aún bajo los efectos del sueño, y mi dedo índice hacia círculos en su espalda. No tenía mucho sueño. Pero sí me sentía tranquilo. Ella me daba tranquilidad. Tanta que logró que me quedara dormido una hora después.

Vi la ropa que llevaba puesto, el uniforme de la legión. Dude en abrir la puerta del cuarto donde dormía con mamá. Parecía una de esas pesadillas donde la veía muerta en la cama. Pese a eso, lo hice. Entre al cuarto y la vi. Estaba sentada en la cama, doblando la ropa seca. Se veía hermosa como siempre, su cabello negro caía por su espalda, suelto, como le encantaba llevarlo.

Ella me miró y me sonrió. Me di cuenta que el brillo de su sonrisa era como el de Shadia. Se paró y estiró sus brazos, invitándome a abrazarla. Sin pensarlo mucho lo hice. Mis latidos aumentaron y sé que ella lo pudo sentir porque su mano acarició mi cabello con delicadeza.

—Mamá. —Me separé para ver su rostro, sus manos agarraron mi rostro y sus pulgares acariciaron mi piel—. ¿Esto es un sueño, verdad?

—Sí, mi niño.

—No quiero que acabe, mamá. —La estreché en mis brazos con fuerza, aguantando las lágrimas—. La vida...es horrible sin ti. Necesito estar más tiempo a tu lado.

Las lágrimas luchaban por salir y, al lograrlo, mojaron la tela del vestido crema de mi madre. Ella lo sintió porque sus manos buscaron mi rostro para limpiar las lágrimas. Sus labios sonrieron tristemente.

—Lo se, cariño. Pero ahora tienes a Shadia, ella...

—No se compara contigo. —Arrugó sus cejas y meneó la cabeza.

—Es probable, mi niño. Solo recuerda que mamá te envió a alguien quien te acompañará. Yo ya no estoy, pero ella sí. Confía, cariño. No te arrepentirás.

Me dio un beso en la frente y volví a fundirme en sus brazos disfrutando el breve momento con ella.

Mi brazo se movió por la cama al no sentir su peso sobre ella. Mis párpados cedieron y vi a mi alrededor. Shadia no estaba. Al salir del cuarto me topé con los chicos limpiando. Eran las ocho de la mañana y Shadia no me había despertado. Estaba limpiando las ventanas con Jean, quien no parecía querer estar ahí. Cuando carraspee la garganta, Jean se enderezó y tensó su cuerpo.

—¡Despertaste!—dijo Shadia iluminandome con su sonrisa. Era una sonrisa especial, desde que la conozco siempre me ha sonreído de la misma forma— Tu desayuno está separado en la cocina. Sirvete y ven a limpiar.

—¿No debería servirle usted, subcapitana?—preguntó Sasha dejando de barrer.

—¿Por qué?—Shadia hizo una mueca— Soy su pareja, no su sirvienta.

Meneó la cabeza riendo. No sé cómo lo hace esta mujer, pero me enamora cada día más. Es demasiado buena para ser real, demasiado buena para ser mi pareja. Su risa es tan llena de vida y alegría, no fingida. Dejó de reír al verme, debía estar con mi típica expresión molesta.

No me molestaba servirme mi comida. Soy autosuficiente y puedo servirme solo. Me molestaba el comentario de la chica papa. Chasquee la lengua y le dediqué una mirada gélida a Sasha. Mocosa inútil. Ella tembló y siguió barriendo. Me dirigí a la cocina y vi al lado del pan, una taza vacía con una bolsita de té negro.

—No te serví el agua porque se enfriará. Hay agua caliente en la tetera—dijo Shadia detrás de mí. Se sacó los guantes y los dejó sobre la mesa

—No es necesario que me acompañes—dije llenando la taza con agua.

—¿En serio? ¿Me estás liberando?—Su tono tenía un toque de sarcasmo que provocó que alzara una ceja confundido— Lo siento, estoy rara hoy. Uhm, hormonas. Testosterona y esas mierdas. Por cierto, debemos ir de compras, no hay suficiente comida.

—¿Debemos?—Agarré la taza del canto y la llevé a mis labios.

—Claro, tú y yo. Tiempo solos. ¿No es una gran idea?—Sus labios se volvieron una tierna curva y sus mejillas se sonrojaron. ¿Por qué le costaba tanto proponer algo tan simple como eso?— Anda. No pongas esa expresión.

—Es mi cara. No se puede hacer mucho para cambiarla. —Me senté en la mesa, aún cargando la taza. Ella blanqueo los ojos y su sonrisa desapareció.

—¿Por qué no tomas el té como la gente normal?—Se sentó frente a mí.

—Tú la agarras del lado opuesto de la asa. Es más, te gusta cuando las tazas no tienen asas porque te sientes más cómoda.

Ella desvió la mirada y jugó con los mechones de su cabello. Le he prestado la suficiente atención para darme cuenta de eso.

—No tengo esas tazas. La última la utilice para defenderme. —Recordé cómo me la arrojó y solté una risa ligera. Defensa. Que irónico—. Lo recordaste, enano. No te rías. —Se paró y me apuntó con el dedo. Infantil.

Estaba por decirle que dejara de llamarme de ese modo, pero me contuve. Solo meneé la cabeza y me concentré en el té.

—Una vez tomé una taza de forma normal—¿por qué no contarle? Ella parecía muy interesada en escuchar sobre mí—, es decir por su asa, pero la asa terminó rompiéndose y la tasa se cayó y rompió, desde entonces para evitar eso las toma así.

—Después de la muerte de papá, mis manos temblaban mucho—miró sus manos, luego las cerró en puños y cruzó su mirada con la mía—. Por estrés, demasiado estrés. Cuando las agarraba de la asa se me caían por eso, empecé a agarrar las tazas de la parte contraria a la asa. Solo una historia más de la sombría vida de Shadia.

No esperaba que me contara algo como eso. Sabía que era huérfana pero no conocía esa parte de su historia. Su vida seguía siendo un misterio para mí.

—Shadia, iré yo y uno de los mocosos. Nadie más. Compraré algunas cosas que faltan, hablaré con Erwin y volveremos. Tú te debes encargar de los que queden aquí. El entrenamiento y...

—Sí, entiendo. —Dejó caer su cuerpo de golpe contra la silla con pesadez y tiró su cabeza hacia atrás—. Subcapitana y todas sus responsabilidades que traen consigo. Maldita sea la hora en que acepté serlo. Te odio.

—No me odias. —Ella me miró con diversión en sus ojos, no quité mi mirada de sus movimientos, se acercó a mi asiento e inclinó su cuerpo hasta que nuestras narices rozaron.

—Entonces, ¿qué siento según usted, capitán?

—Dímelo tú, subcapitana. —Ladee mi cabeza, dispuesto a recibir sus labios.

Joder. Que ganas de provocarme y quedarme en nada. Voy a matar a Sasha por entrar a interrumpir este momento. Ella miró al suelo, nerviosa, consciente de que nos había interrumpido. Shadia se alejó unos pasos de mí y le sonrió a Sasha, quien tenía una cubeta en la mano.

—¿Qué sucede, Sasha?—preguntó Shadia con tono dulce.

—Solo quería llenarlo...olvídenlo. Ustedes sigan, lo siento mucho. —Sasha salió con la vergüenza en su rostro.

—Me voy—dije parandome, ella me miró alzando las cejas y me abrazó con fuerza, sus brazos envueltos en mi torso parecían no querer soltarme—. Regresaré en la noche.

—Está bien, cuídate por favor—susurró, se separó y me dio un beso suave y corto—. Te quiero, cariño.

—Yo también. —Me besó una vez más antes de agarrar sus guantes y volver a la limpieza. Me dispuse a lavar la taza, cuando escuché gritos en la sala.

—¡Eh, limpien bien!—Esa era Shadia.

—Estoy cansado. —Para variar, Connie.

—¿Un descanso? ¡Lo necesitamos, subcapitana!—Sasha apoyando a Connie, no tardaron en hablar los demás. Estaba por intervenir, pensando que Shadia no podría con ellos.

—No. Se ponen a limpiar ahora mismo—dijo Shadia con voz calmada, eso no asustó a los mocosos. La dureza de su mirada fue suficiente. Me apoyé en el marco de la puerta de la cocina.

—Antes era más divertida—susurró Sasha al lado de mi castaña.

—Si limpias, robamos comida después como en los viejos tiempos—susurró Shadia con una sonrisa divertida.

—¿Que van a hacer qué?—pregunté cuando llegué al lado de ellas.

—¿No te ibas?—preguntó Shadia, Sasha se escapó.

—No robes comida y nos vemos. Connie, vienes conmigo.

Seguido por Connie, quien pensaba que sería un descanso ya que lo presumía con Jean, subimos a un par de caballos. Una vez en Trost, me dirigí a la habitación de Erwin, donde él me esperaba. La situación estaba cada vez más complicada aquí. Le comenté lo que habíamos avanzado y cómo estaba la situación hasta el momento, lo cual resultó una charla muy corta. Hasta que preguntó por Shadia.

—Solo pasó una noche y quería venir. Espero no tener que amarrarla a la cama para que no salga de la casa. —Erwin emitió una risa sonora cuando terminé de hablar.

—¿Qué te dijo?—preguntó moviendo sus dedos sobre su pierna en un acto ansioso.

—Que quería venir conmigo, solo nosotros.

—Ella quería pasar tiempo contigo. —En ningún momento dijo eso. Opinaba como si fuera el que la escuchó hablar.

—No, solo quería venir. Aparte estamos juntos casi todo el día.

—¿Solos?—Joder. ¿Había un libro para entender cada expresión de Shadia o solo es un talento particular de Erwin?

—Entendí. Tengo que hacer las compras y...

—¡Comandante!—dijo Connie entrando y saludando— El doctor Aleek y la doctora Sievers están esperando en el pasillo.

Tensé mi mandíbula al escuchar el nombre de Ethan, el hombre no me desagrada por completo pero no me daba buena espina, por lo tanto, no tenía mi respeto. Erwin asintió, permitiendo que pasaran ambos doctores, vestían con prendas para pasar desapercibidos. Sabía lo que significa eso.

—Levi los llevará con Shadia—dijo Erwin después de saludar a ambos doctores—, espero estén listos con todos sus instrumentos e información.

—Sí, no se preocupe. Gracias por el apoyo, comandante Erwin—dijo Ethan. Él le llevaba unos centímetros a Erwin, convirtiéndolo en la persona más alta de la habitación—. ¿Nos iremos ahora?

—No, tengo que comprar víveres antes de salir de acá—intervine mirando al titán, quien me devolvió la mirada—. Estoy perdiendo tiempo aquí. Vámonos ahora. Si sucede algo, envíanos un mensaje, Erwin.

—Bien, doctora Sievers, ¿puedo hablar un momento con usted?—dijo Erwin cuando salí, seguido por Ethan. Connie estaba afuera, empecé a caminar claramente molesto, no necesitaba tener a mi cargo a inútiles doctores.

—Capitán Levi, ¿no esperaremos a Ana?—preguntó Ethan, me detuve sin voltear a verlo.

—Supongo que te refieres a la doctora Sievers—dije despilfarrando frialdad en mi voz—. Si quieres espérala, yo tengo responsabilidades.

Seguí mi camino. En cuestión de minutos tenía a los tres siguiéndome. Joder, debería dejar esa maldita investigación y listo. No se complicaría más nuestro trabajo. Sin embargo, complicado definía a Shadia. Dejar la investigación es lo último que haría y tengo que apoyarla. Antes de salir del cuartel, fui a la oficina de Hange y agarré la caja que me había pedido que lleve.

Con las compras listas, volvimos a la casa. Los doctores sabían montar caballo, por lo que no tuvimos que regresar con carretas de más. Antes de entrar a la casa, decidí hablar.

—Saben la situación complicada que está pasando la legión. —Ambos voltearon a verme—. Al venir a esta casa, exponen a sus familias y amigos. A nosotros también. Escogeremos un lugar de reunión para que vengan aquí, de ese modo no dén con sus hogares. No me hago cargo de su falta de experiencia para pasar desapercibidos. Están advertidos.

Pasé entre ellos y abrí la puerta. Hange estaba sentada hablando con Eren y Armin en la mesa.

—Doctor Aleek y Doctora Sievers—dije mirando el rostro de confusión de Hange—. ¿Dónde está Shadia?

—Pues, ella no quiere que nadie la fastidie. Me pidió eso hace como una hora—respondió Hange.

—Ajá. Responde mi pregunta.

—En especial tú, Levi. Sólo déjala...—Me dirigí a la salida— ¡Levi, te dije que la...!

Dejé de escuchar su voz cuando salí de la casa. Era de noche, luna llena, seguro estaba cerca mirando el cielo. El problema es que no puede estar sola afuera. La encontré en la parte trasera de la casa.

Estaba recostada sobre el pasto, con las manos descansando sobre su pecho y su respiración calmada. Se veía tan tranquila durmiendo. Me acerqué a ella y la moví con mi pie para que despierte.

—Uhm, Levi—susurró al abrir sus ojos, los frotó con fuerza. Se sentó y alzó la mirada—. ¿A qué hora llegaste?

—Acabo de llegar. ¿Qué haces afuera?

—Eh, durmiendo.

—Vamos a la cama para que duermas ahí. —Giré sobre mi eje para volver a la casa pero su mano agarró la mía deteniéndome.

—¿Nos podemos quedar aquí un rato, Yohiro?—preguntó con tono tierno. ¿Me llamó Yohiro? La miré con el ceño fruncido.

—Soy Levi, no Yohiro.

—Así te llaman todos. Es eso o capitán Levi. Quiero darte un apodo. Eres especial para mí, Yohiro. —Una sonrisa se deslizó por sus labios.

—No vuelvas a llamarme así, joder.

—Lo que tú digas, Yohiro. —Ella rió, la miré un rato, embobado por la risa suave y tierna que salía de sus labios—. ¿Sucede algo?—jaló de mí logrando que me siente a su lado.

—Hueles horrible.

Ella alzó las cejas y soltó una carcajada.

—Lo sé, no me bañé. Después del entrenamiento vine a dormir aquí. Lo haré en un rato. —Su mano acarició la mía—. Levi, uhm, anoche no dormiste bien, ¿Verdad?

—¿Por qué lo preguntas?

—Sueles tener pesadillas. —Abrí mi boca para contradecirla, pero ella colocó su dedo índice sobre mis labios—. No lo niegues porque es la verdad. Yo...a veces no duermo para estar segura que no tengas pesadillas. Ayer no dormí porque no dejabas de quejarte y llamar a tu mamá. Solo quiero...—Alejó sus manos de mí nerviosa—. Uhm, claro si tú también quieres, hablar sobre eso. Quizá así se libere un poco el peso sobre tus hombros. No es bueno que te atormentes todas las noches con lo mismo.

Sé las pesadillas que tengo, son frecuentes. Antes no dormía con facilidad, si bien ella lograba que caiga más fácil no desaparecían mis pesadillas. Era peor, porque ahora soñaba que la perdía, excepto esta noche que soñé con mi madre.

—Te he hablado de mi mamá antes, no sé qué más quieres saber. —Mi voz se había vuelto más fría, no era mi intención tratarla de esa forma pero...

—Cariño, lo que sea, háblame de lo que sea, no solo de tu mamá, de todo. —Agarró mi rostro entre sus manos y juntó nuestras—. Sé que tú no lloras y está bien. No todos expresamos nuestro dolor de la misma forma. Soy una llorona y tú lo sabes. —La comisura de su labio se alzó—. Solo quiero que me cuentes lo que te afecta, comparte tu dolor conmigo, por favor.

Un nudo se había formado en mi garganta. Ella se alejó lo suficiente para poder darme un beso en la frente, uno despacio que me permitió sentir la suavidad de sus labios contra mi piel.

»Si no hablas ahora lo entiendo. Todo a su tiempo, cariño.

֍

—Es probable, mi niño. Solo recuerda que mamá te envió a alguien que te acompañará. Yo ya no estoy, pero ella sí. Confía, cariño. No te arrepentirás.

֍

La voz de mi mamá sonó en mi cabeza.

—Shadia, necesitas un baño. —Ella rodó los ojos—. Pero antes, tú eres...especial para mí. Lo intentaré, lo prometo.

Ella me abrazó con fuerza, logrando que nuestros cuerpos cayeran sobre el pasto. Su cabello se deslizó por mi rostro picando mi piel. Rodé su cuerpo dejándolo debajo de mí y alejando su cabello de mi rostro. Ella me miró, sus ojos brillaban, como siempre.

—Levi, no lo sé, hacerlo afuera en el pasto...—No pudo terminar la frase porque empezó a reír— Lo siento, aproveché el momento para fastidiarte.

Me levanté y la ayudé a pararse, teníamos pasto en la ropa.

—Ahora yo necesito un baño. —Sacudí mi ropa.

—Uhm, podríamos ahorrar agua y...

—No. —Shadia puso una mano en su pecho en un gesto dramático—. Otro día.

Ella se sonrojó. No esperaba que le siguiera en su juego. Volvimos al interior de la cabaña, como siempre, detrás de ella. Le abrí la puerta para encontrarnos a Hange hablando con Ethan y Ana, los tres sentados en la mesa. Apenas Shadia y Ethan cruzaron miradas, corrieron a saludarse. Chocaron puños y luego se abrazaron.

—¡Ethan! No pensé que vendrías hoy, ya te extrañaba—dijo ella separándose.

—No nos vemos desde hace un par de días—dijo el titán sonriendo, miró a Ana y luego a Shadia—. ¡Cierto! Ella es la doctora Ana Sievers—Ana se acercó a ellos.

—Ya nos conocemos, la pediatra del hospital, ¿cierto?—dijo Shadia extendiendo su mano.

—Sí, esa misma—respondió Ana, aceptando la mano de Shadia.

Su conversación, sobre la investigación, nos excluyo a Hange y a mí. Ella no se veía incómoda, estaba fascinada por su conversación. Todo lo contrario a mí, que me estaba hartando de escucharlos y no entender.

Hange se dio cuenta de mi expresión de molestia, ella movió su cabeza hacia Shadia y se encogió de hombros. Miré a Shadia, esperando que solo se diera cuenta de eso.

—Eh, voy a bañarme porque estoy hecha un asco—dijo Shadia deteniendo la conversación—. Hay una habitación libre, supongo que era para ustedes. ¿No hay problema que se queden juntos no?

—No, pero descansa. Mañana empezamos—dijo Ana agarrando su maleta.

—He descansado lo suficiente. La oficina está al final del pasillo, por si quieren instalar sus cosas. —Me miró—. Capitán Levi, ¿Me acompaña?

—Te alcanzó luego. —Pasó por mi lado en dirección a la habitación, me sonrió y me guiñó un ojo antes de irse—. Hange, necesito hablar contigo.

—Nosotros nos vamos. Gracias por su ayuda, capitanes—dijo Ethan, se fue con Ana dejándonos solos a Hange y a mí.

—Reportes del día.

—Fracaso tras fracaso. —Hange apoyó sus codos en la mesa—. Aunque creo que mejoramos un poco. Al menos avanzamos más que tú y tu falta de comunicación

—¿A qué te refieres?

—Los celos no son sanos, Levi.

Ignoré su comentario y le expliqué lo más rápido posible lo que sucedía en el cuartel. Ella no paraba de hacer muecas ante cada oración. En cuanto terminé, dio un largo suspiro y se despidió.

Fui a mi habitación, cuando abrí me inunde del olor a durazno. Shadia estaba secándose su cabello, el cual aún dejaba caer algunas gotas al suelo. Sus manos estaban por agarrar su pantalón pero la detuve.

—Quédate. —Ella miró mi mano y luego mi rostro.

—Levi, debo trabajar. Aprovecharé todo el tiempo que pueda al lado de mis compañeros. Tú haces lo mismo, ¿me entiendes?—Su tono era dulce y pausado. Estaba siendo amable.

—Entiendo, entonces, vete o me arrepentiré y te obligaré a quedarte. —La solté y me tiré a la cama. Terminó de cambiarse y, antes de irse, me dio un beso en la frente

—Trata de descansar. Regresaré lo más pronto posible para cuidar de tus sueños.

Salió del cuarto meneando su cabello de un lado para el otro, cerré mis ojos pensando en ella y el tiempo que perdía al lado de ese titán. Detestaba pensarlo pero Hange tenía razón, tenía celos. ¿Es normal querer a alguien solo para ti?

¡HOLAAAAAA! Joder, la semana pasada en 15K, ahora en casi 18k. ¡Lloro brillitos! ¡¡Muchísimas gracias a todxs ustedes!! Por cierto, ¿Vieron ese banner? Shadia, Nile, Mike y Erwin. Joder. Voy a llorar :') 

¿Qué opinan de los celos de Levi?

¿Qué opinan de Yohiro, el nuevo apodo de Levi? Eso tiene un significado que será revelado más adelante.

Comentarles que el primer poema del capítulo fue Coplas a la muerte de su padre (V) - Jorge Manrique. El segundo poema del capítulo fue Albergo del Sole I - Jorge Eduardo Eielson. Amé ambos poemas, estaré mencionandolos dentro del capitulo o al final para darle el reconocimiento que se merecen:)

Sin más que decir, coman bien, duerman sus horas y beban awita. ¡¡Se les quiere!!

Barr se despide.

xoxo

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