Diciembre:
Tras el comentario de la enfermera, Scorpius empezó a comprar chocolate casi como un maniático, pero ninguno le gustaba a su novio. Necesitaba ayuda de alguien experto en esa área.
Y quién mejor que el esposo del hombre amante del chocolate.
Quién mejor que su tío, Sirius Black.
Albus estaba contento. Al fin ese mes sabría si su hijo sería niño o niña. Había planeado decírselo a Scorpius en Navidad, cuando estuviesen con los Weasley. Así que decidió ir ese día a la enfermería.
Su barriga ya era muy notoria, muy grande para alguien de cinco meses. Cuando pasaba, algunos le señalaban y el se encorvaba un poco, ocultando su vientre en la túnica o en los pullovers que tomaba "prestados" de Scorpius, pero claro, de nada servía hacer eso.
Querido Sirius:
¿Cómo estás? Espero que bien después de la sorpresa que te dimos con Albus. También me gustaría saber que chocolate es el favorito de Remus (son para Albus).
P.d.: AUXILIO!!
Te quiere: tu sobrino favorito, Scorpius Hyperion Malfoy.
-Scorp, ¿vamos a comer?
-Mmm... claro, amor -respondió el rubio saliendo de su ensimismamiento-. ¿Por cierto, donde estuviste toda la mañana?
-En.... en la biblioteca, si en la biblioteca -farfulló el azabache.
Scorpius no sabía en que mes se podría saber el sexo del bebé y, felizmente, no había preguntado nada... aún.
Habían pasado dos semanas. Al día siguiente irían a la Madriguera.
Ahora, ambos chicos descansaban luego de un copioso banquete de Navidad, en el que Albus comió casi de todo. El chico tenía la cabeza en el pecho de Scorpius, mientras este acariciaba su cabello, dejando pequeños besos en su cabeza.
-Al, ¿que nombre le pondremos al bebé? -preguntó el chico, haciendo tensar al azabache.
-Cuando sepamos si es niño o niña decidiremos -dijo suavemente Albus, ocultando su nerviosismo-. Pero me gustaría continuar con la tradición Black.
-Me parece bien -dijo el rubio sonriendo-. Que descanses, Albus Severus Malfoy-Potter.
-Hasta mañana, Scorp -contestó el azabache bajito, acomodándose en el pecho de su novio.
Pero cuando ya se encontraba en la entrada de un plácido sueño, se levantó de golpe.
-¿Qué fue lo que dijiste? Scorp.... ¡¡¡¡Scorpius!!!! -chilló, pero el chico no se despertó.
Al día siguiente, 24 de Diciembre, los chicos llegaron en el tren a la Estación de King's Cross. Allí estaban Ginny con James y el matrimonio Black-Lupin con su hijo y un Remus con una barriga de ocho meses. Lily, Scorpius, Albus, Rose y Hugo se acercaron a ellos.
-Hola chicos, ¿cómo están? -los saludó la pelirroja. Ginny se acercó a Scorpius y Albus para abrazarlos, el rubio se puso tenso.
-Bien, mamá. Pero me estás asfixiandooo.....
Ginny paró en seco. Pudo notar un bulto en el vientre de su hijo.
-Un momento.... -dijo mirándolo-. Albus estás...
-Lo siento mucho, Ginny, entiendo si no acepta esto y quiere que me vaya- dijo el rubio poniéndose de rodillas. La pelirroja lo miró extrañada y luego entendió.
-¡¡Seré abuela!! -festejó la chica haciendo una danza, la misma que hizo años antes junto a Gred y Feorge.
Por lo demás, todo transcurrió con normalidad. Molly lloró de felicidad, al igual que Hermione. Ron los felicitó, junto a los demás tíos. Pero claro, también les recomendaron usar protección la "próxima vez". Ambos chicos se sonrojaban a cada vez que les decían esto.
Los Weasley les dejaron una habitación amplia para que pudiesen estar más cómodos, a pesar de que solo estarían allí una semana.
Llegada la noche, Albus se puso una polera de su novio y bajó con él a cenar.
La casa estaba hermosamente decorada, obra de Ginny, Lily y Rose. Hermione y Ron ayudaban a la señora Weasley a preparar un gran pavo al horno, mientras Sirius y Remus preparaban chocolate caliente, la especialidad del castaño.
-Rems, ya deja eso y descansa, solo te falta un mes y el beb-
-Shhh.... Sirius, se supone que es una sorpresa -lo calló el otro, mirando que nadie hubiese escuchado eso.
Poco después llegaron Teddy y James con Victoire, Fred II y Roxanne, llevando cohetes de Sortilegios Weasley y otras cosas. Albus y Scorpius se sentaron en una esquina, el primero recostado en el segundo. Cada vez estaba más cansado, pero se distrajo viendo a Sirius y Remus. Remus se reía de Sirius, que estaba convertido en perro con un poco de chocolate en el hocico. Cuando el animago se transformó, lo agarró del brazo y se lo llevó a rastras de allí, mitad enojado mitad riendo.
Todos se sentaron a cenar en una mesa que habían hechizado, ya que eran demasiados. Remus, Sirius y James reían de Teddy, que había convertido su boca en un pico de pato. Más allá, Fleur y Bill mantenían una seria conversación con Victoire, Percy y Audrey. Roxanne y Fred II contaban chistes a Lily, Rose, Hugo, Ron y Ginny. Los abuelos de Albus hablaban con Hermione, Angelina y George entre risas, seguramente cosas del ministerio.
Era un ambiente festivo. Poco después, Lily y Rose comenzaron a cantar villancicos y todos las siguieron.
A las once, todos fueron a la sala, Scorpius abrazando a Albus por los hombros.
Faltando 3 minutos para Noche Buena, Ginny hizo aparecer luces danzantes alrededor del árbol y todos esperaron felices los minutos que faltaban.
Los gemelos salieron al patio con los cohetes y la hora indicada, los prendieron. Mientras dentro de la casa todos festejaban.
-¡¡¡Feliz Navidad!!
-¡¡¡Feliz Navidad!!!! -gritó George.
-Feliz Navidad, cariño -dijo Albus besando a Scorpius.
-Feliz Navidad, Al -dijo el rubio.
Todos comenzaron a entregar los regalos. Remus comunicó que el bebé que tendrían sería una niña: Meissa Nimphadora Black, en honor a la chica que falleció en la batalla de Hogwarts salvando a Remus.
Entonces Albus se paró y pidió silencio, dejando a un extrañado y preocupado Scorpius en el sillón.
-Mmm.... bueno... primero Feliz Navidad para todos -dijo sonriendo-. Yo.... -su sonrisa flanqueo, los nervios le ganaban- quiero darle este regalo a mi novio, Scorpius, una de las personas más importantes en mi vida -dijo, alcanzando una caja verde decorada con franjas plateadas de debajo del árbol.
-Espero que te guste -le tendió la caja dejando un beso en su mejilla.
Todos miraban expectantes la caja, temiendo que de pronto salieran dragones o yo que sé. Scorpius sintió la caja muy liviana. La agitó pero no sonó nada. Entonces la abrió y...
...no había nada.
Se estaba por voltear a ver a Albus cuando de ella comenzaron a salir suaves chispas doradas y violetas entrelazadas. Entonces cayó en la cuenta de que había una pequeña carta. La tomó con delicadeza y la desdobló.
En ella habían dos cunas, pintadas de los mismos colores que las chispas.
-¿V-vamos a t-tener una n-niña? -preguntó temblando de felicidad. Albus negó-. ¿Un niño? -y el otro volvió a negar. Scorpius estaba cada vez más desconcertado. Entonces Albus se le acercó y agarró su mano, llevándola a su vientre.
-¿Es que no lo entiendes? -le dijo agarrando el papel y señalando las dos cunas-. ¡Vamos a tener mellizos! -gritó ante la cara de desconcierto del rubio, quién apenas lo entendió le dio un largo beso y lo abrazó como si en ello se le fuese la vida.
Pronto estuvo rodeado de toda la familia, entre gritos de felicidad y buenas nuevas. Definitivamente esa había sido la mejor Navidad de ambos.