LA BOVEDA MALDITA
Otra vez pasó una terrible noche con incertidumbre, no sabía si su madre estaba bien o si su padre ya sabía que él estaba vivo, aunque lo más probable es que ya lo supiera. Justo una hora antes de las 10 salió de su cuarto para tomar un baño con agua fría y bajó hacia el piso principal para esperar a los demás.
Después de él, bajó Harry y dejó su mochila en suelo, luego bajó Ron aún muy somnoliento y seguido de él llegó Hermione con una coleta sujetando su rizada y esponjada cabellera, un poco antes de irse, Tonks bajó para despedirse de los cuatro.
– ¿Cómo viajaremos? Dentro de la casa no podemos desaparecer, necesitamos salir de aquí. –Draco cuestionó el plan de Harry.
–Podemos aparecer o desaparecer al cruzar la puerta. Pero debemos hacerlo muy rápido para que nadie note nuestra presencia. – Harry dijo con prontitud.
–Cuídense mucho, chicos. –Tonks les deseó suerte en su viaje con voz tenue.
–Tu igual ten cuidado cuando vayas al Ministerio. –Le recalcó Ron.
–Por ahora estoy fuera de servicio, por lo menos esta semana hasta mis heridas se curen por completo. –Dijo la muy somnolienta Tonks, pues de nuevo prefirió no dormir para estar alerta por si algo salía mal con Remus. –No se preocupen, estaremos bien.
Los cuatro se acercaron a la puerta, estaban listos y cada uno llevaba las cosas que necesitaban para el viaje.
– ¿Están listos? –Harry abrió la puerta y todos salieron hacia el primer escalón de la entrada, se tomaron de las manos y no pasaron más de dos segundos afuera de la casa cuando Hermione los hizo desaparecer.
Al instante los cuatros aparecieron en un sombrío bosque, los arboles eran tan altos que parecían llegar hasta el cielo, su colorido no era muy variado pues aunque deberían de tener hojas otoñales de color dorado y anaranjado, en su lugar estaban llenos de hojas de color verde muy oscuro y café, había niebla por todos lados y el grisáceo color del cielo cubría todo el lugar, era un sitio demasiado lúgubre como para querer permanecer por mucho tiempo.
– ¿Lo hicimos? ¿Llegamos a Albania? –Hermione tenía los ojos completamente cerrados y preguntó con preocupación, pues ella nunca había aparecido en un lugar que no conociera, solo sabía de los bosques de Albania por las imágenes en la literatura pero jamás había estado ahí y temía no haberlos llevado al lugar correcto.
–Si lo estamos, Hermione, abre los ojos. –Le respondió Harry. – ¿Hay algún hechizo para saber en dónde está el lago?
–No lo creo. –Ron comentó desenfadado. – ¿O sí, Hermione?
Hermione extendió la palma de su mano colocando sobre ella su varita en posición horizontal para después murmurar algo.
–Oriéntame. –La varita de Hermione comenzó a moverse hasta que apuntó con insistencia hacia su derecha. –Hacia ese lado es el norte, hay que seguir.
–Definitivamente no sobreviviríamos ni dos días sin ella. –Comentó Ron, Harry asintió y Draco no dijo nada, pero pensaba igual que el pelirrojo.
– ¡Rayos! Estamos a mitad de octubre. ¿Por qué hace tanto frío aquí? –Hermione introdujo su mano dentro de su bolso de cuentas y sacó un abrigo largo de color azul marino y se lo colocó por encima de su afelpado suéter gris.
–El frío no puede detenernos. –Comentó Harry con la cara helada.
Pasaron horas caminando por el tétrico bosque, conforme más avanzaban la luz del día iba desapareciendo y el frió de la noche se hacía notar mucho más.
–Será mejor si descansamos aquí. –Afirmó Ron. Hermione y Draco se detuvieron pues pensaron que Harry también lo haría.
–Todavía podemos avanzar un poco más, no se detengan. –Le contestó Harry quien ahora era el que guiaba a los demás.
–Está a punto de anochecer por completo. No podemos andar por ahí en la noche, no es seguro ni eficiente. –Agregó Draco fastidiado.
–No. –Se giró hacia los tres magos que estaban a sus espaldas.
– ¡Harry, detente! Todos queremos encontrar la bóveda pero si seguimos por la noche será muy fácil que algo o alguien nos vaya a encontrar. –Hermione levantó la voz hacia su amigo. Harry se rindió y caminó de nuevo hacia ellos.
Hermione se alejó un poco de los demás y comenzó a musitar algo en voz baja mientras agitaba su varita en diferentes direcciones.
–Protego Totalum, Salvio Hexia, Repello Muggletum, Muffliato... –No paró hasta completar un circulo muy amplio alrededor de los cuatro.
– ¿Qué hiciste? –Ron le preguntó con desconcierto.
–Hechizos de protección. –Comentó de inmediato Draco, trataba de sacar las bolsas de dormir que llevaban consigo.
– ¡Casi lo olvido! –Ron sacó algo de su mochila y lo extendió usando su varita hasta formar una tienda de campaña, la misma que el amigo de su padre le había prestado a la familia Weasley durante la Copa Mundial de Quidditch. –Además de las bolsas de dormir, recordé que mi padre aún tenía esto así que la traje.
Todos entraron a la tienda de campaña y se instalaron en un lugar para poder dormir.
– ¿Quién será el primero en hacer guardia? –Dijo Ron somnoliento, claramente él no quería salir al frío para estar alerta.
–Lo haré yo. Aún no tengo sueño. –Hermione se levantó de su lugar a un lado de Draco, tomó una manta de su mochila y salió.
–Iré contigo. –Se levantó Draco.
–No es necesario, será mejor que descanses, de nada sirve que los dos estemos cansados y con frío. –Le sonrió y salió de la tienda.
–Hazle caso. –Murmuró Ron, se estaba acomodando lo suficiente para poder dormir. Harry por su parte estaba cerca de la lámpara leyendo el Mapa del Merodeador.
Draco hizo caso omiso a Hermione y a Ron, tomó otro suéter que le había prestado Ron y la frazada con la que dormiría para ir junto a ella.
–Espera. –Le llamó Harry. –Toma la lámpara, les servirá más. –Draco asintió y salió con la lámpara en la mano.
Estaba sentada en el suelo, apoyada sobre un árbol a un lado de la tienda de compaña, estaba temblorosa y leía un libro con la luz de su varita. Volteó hacia la dirección de dónde venía Draco y no pudo evitar sonreír instintivamente.
–No era necesario. –Le comentó enseguida. Él solo alzó los hombros sin preocupación, se sentó a un costado y con la frazada los cubrió a los dos.
– ¿Crees que duremos mucho aquí? –El Slytherin le preguntó.
–No lo sé. –Respondió con poco ánimo. –Hace mucho que el tiempo no influye en mí, quisiera que todo termine. –Se sentía mal porque en él tiempo que habían durado juntos en la casa, realmente no había estado con él. Se humedecieron un poco sus ojos sin llegar a las lágrimas y retiró su mirada de Draco.
Le siguió un largo silencio, Hermione continuó leyendo su libro y lo miraba de reojo, mientras que Draco hacía florituras con su varita. Hermione se notaba muy nerviosa y él lo notaba.
–Quiero que entiendas que tenía demasiado miedo y estaba furiosa contigo. –Hermione le dijo sin previo aviso, él estaba desconcertado, no se esperaba esa reacción de la castaña. –No quería volver a ti, no me sentía segura de hacerlo, pero este tiempo me hizo entender que de verdad quiero estar contigo, no tengo más dudas, sé que estaré mejor contigo. –Se miraban sinceramente. –Pero también sé que te hice esperar y fui muy indiferente contigo, estoy consciente de eso y no sería justo de mi parte él insistirte que estés junto a mí. –Su voz se detuvo, sentía un nudo en la garganta.
–Estaba esperando a que llegara el día, pero mejor lo haré ahora. –Le dijo con firmeza.
Él introdujo una mano a su bolsillo y le pidió que cerrara los ojos, con su mano fría tomó la de ella y le entregó un objeto pequeño.
–Ábrelos. –Le susurró cerca de su oído.
Al abrir sus ojos, encontró en su mano un pequeño y muy sencillo collar con un diamante. Miró el collar y después lo miró a él muy confundida.
Draco pasó su varita por delante del collar y se grabó sobre el diamante ''H&D''. Ella no pudo evitar sonreír ilusamente.
–Sé que el diamante es pequeño pero...
–Me encanta. –Le contestó rápidamente. Seguía mirando con adoración lo que Draco le dio.
–Quería dártelo dentro de cuatro días cuando fuera tu cumpleaños y también me planteé la idea de que cuando te lo diera, te pediría que estuvieras conmigo. –Hizo una pausa larga y ella lo miró con asombro. –Estar sin ti me está consumiendo por dentro. –Sus grandes ojos grises se posaron fijamente sobre ella.
Hermione se acurrucó sobre el pecho de Draco, añoraba la calidez y seguridad que sentía al estar junto a él. No sabía cuánto podía extrañar y querer a una persona, hasta que Draco Malfoy entró completamente en su vida. Él no podía encontrar las palabras para describir lo completo que se sentía con ella, creía fielmente que estaban destinados para estar juntos.
Siguieron por un par de horas más haciendo vigilancia hasta que Harry los relevó y ambos entraron a dormir a la tienda de campaña en dónde se quedaron dormidos al instante.
Harry seguía observando el Mapa del Merodeador y comenzó a caminar de un lado al otro con la intención de mantenerse caliente pero al no fijarse en la dirección que iba terminó derribando la lámpara hacia el suelo.
Por el estruendo que se escuchó fuera de la tienda de campaña, Hermione se levantó de inmediato a ver que era lo que sucedía.
–Reparo. –Apuntó a un lado de Harry, haciendo que la lámpara volviera a su estado original. –¿Qué sucedió?
–No puse mucha atención, lo siento si te desperté.
–Descuida. –Se acercó a él. – ¿Cómo está? –Hermione se interesó por Ginny.
–He visto que siempre está con Neville y con Luna. Eso me relaja un poco más, sé que no está sola. –Comentó con poco ánimo. –Pero sigo pensando en que debería de estar con ella, cuidándola. ¿No crees?
–Haces lo que puedes, Harry. No es fácil y sabes que en estos momentos no puedes estar cerca de ella. –Le miró con compasión.
Harry y Hermione salieron a buscar madera para comenzar otra fogata, mientras que Ron y Draco aún seguían dormidos.
– ¿Cómo pasaron la noche? –Le preguntó a Hermione que estaba bostezando ampliamente.
–Estuvo bien, solo que desearía haber podido dormir un poco más. –Sonrió sin darse cuenta al recordar la noche anterior.
–¿Qué sucede? ¿Por qué sonríes? –Harry mostró intriga, seguía tomando más pedazos de madera.
–Draco y yo estamos juntos de nuevo. –Su cara se volvió a iluminar. Harry a pesar de todas las diferencias que ha tenido con Draco, no pudo decirle nada malo a su amiga, se alegró y le devolvió la sonrisa.
–Me alegro, Hermione. –Asintió con una sutil sonrisa fraternal.
Ya regresando al campamento comenzaron a escuchar unas voces a lo lejos, Harry se dio cuenta que alguien estaba caminando justo hacia ellos, así que sacó la Capa de Invisibilidad y se la colocó sobre ambos.
Aguardaron unos segundos sin hacer ruidos y vieron pasar a unos carroñeros de muy mal aspecto. A pesar de que no estaban nada cerca de Harry y Hermione, se lograba escuchar que balbuceaban algo sobre el Ministerio de Magia.
Después de que los carroñeros se alejaron lo suficiente, ellos regresaron al campamento para estar seguros dentro de los hechizos de protección de Hermione.
–Vimos a unos carroñeros, se dirigieron hacia el sur. –Comentó Hermione dejando la leña en el suelo.
–Cuando volvamos al camino, debemos de tener mucho cuidado, hay que ser más rápidos que ellos. –Intervino Harry.
–No creo que sea mucho de que preocuparse, los carroñeros de verdad que son muy tontos. –Siguió Ron muy despreocupado.
–No es del todo cierto. Yo he conocido a muchos carroñeros que son seguidores de Voldemort y son lo suficientemente inteligentes como para matar muggles. –Terminó Draco con voz ronca.
–Seguiremos después de comer algo hasta el anochecer, no podemos arriesgarnos tanto si es que hay carroñeros cerca y menos sin son como los que trabajan para Voldemort. –Harry sacó su varita y encendió la fogata.
Pasaron tres días más y ellos seguían con la misma rutina, caminaban todo el día y por la noche hacían vigilancia por turnos. El ánimo cada vez estaba peor, Harry comenzaba a desesperarse al no poder encontrar la bóveda de Bellatrix, Ron también empezaba a inquietarse al igual que Draco que no aguantaba que Ron y Harry discutieran por todo.
Al cuarto día que seguían incursionando por el gran bosque de Albania, comenzó a llover fuertemente. Los cuatro utilizaron su varita para crear una sombrilla y seguir bajo la lluvia sin mojarse.
–Debemos encontrar un lugar seco. –Añadió Ron irritado.
– ¡Por favor, Ron! ¿Te molesta un poco de agua? –Le contestó Harry sarcástico.
–El suelo se está poniendo demasiado suave, está a nada de crearse un pantano. –Draco le respondió a Harry, su voz fría se intensificó.
Después de un rato más, encontraron una cueva en dónde podían acampar sin que la lluvia y el fango jugaran en su contra.
Harry y Ron eran los encargados de hacer la comida ése día y Hermione estaba sentada a un lado de Draco mientras leía un libro con la luz de la linterna. Draco se levantó de su lugar y salió por algunos minutos de la cueva y regresó con una mano en la espalda.
–Posiblemente ya no tenga el regalo que te daría hoy, pero eso no significa que no podamos celebrar tu cumpleaños. –Le entregó un ramo de varias flores silvestres con distintos colores, uno más hermoso y colorido que el otro. –Conforme caminábamos y veía alguna flor la tomaba, pero como todas son un poco lúgubres, les cambié el color.
Hermione tomó las flores y las apreció mucho más, pues él se había tomado el tiempo de recogerlas por sí mismo, siendo que con magia podía haberlas aparecido.
–Hermione, nosotros te preparamos tu comida favorita. –Se aproximó Ron a ella con un rubor intenso en sus mejillas y la abrazó con ternura.
–Feliz cumpleaños. –Le dijo Harry y la abrazó profundamente.
Disfrutaron de la cena y platicaron acerca de cosas de recordaban en Hogwarts, rieron lo suficiente como para olvidar los malos ratos que tuvieron los días anteriores.
Harry y Ron fueron a dormir pues el turno de vigilar era de Draco, pero Hermione quiso estar con él acompañándolo durante la noche.
–No fue un cumpleaños convencional. –Le dijo Draco a la castaña, seguían mirando la llovizna que se escurría por fuera de la cueva. Hermione sonrió y negó con la cabeza. –¿Cómo festejabas el cumpleaños con tus padres muggles? –Se detuvo súbitamente, como si hubiera dicho algo imperdonable, pero en realidad Draco no sabía cómo lidiar con eso, no sabía que era lo apropiado en esa situación y no quería ser hiriente. –Perdón, con tus padres.
–Descuida. –Hermione no sentía ninguna falta de respeto por parte de él. –Mis padres me llevaban a los jardines de Kensington y después comíamos en dónde yo quisiera, pero desde que entré a Hogwarts, todos mis cumpleaños me los pasaba con mis amigos. –Suspiró añorando a su familia y amigos. – ¿Cómo la pasabas tú?
–Mis padres siempre hacían una gran fiesta para honrar mi cumpleaños, aunque en realidad mi padre lo hacía para que yo comenzara a entablar relaciones con grandes magos de sangre limpia y con altos rangos de poder, decía que nunca era demasiado temprano para estar bien posicionado en la comunidad mágica. –Dijo con algo de rencor. –Jamás hizo el esfuerzo por hacer algo que me gustara, con el paso del tiempo comencé a normalizarlo y sin darme cuenta me convertí en él. –Se tensó completamente y su voz ronca se apagó.
–Pero ahora puedes hacer un cambio, tu padre jamás estaría ayudando a Harry para acabar con Voldemort y jamás sería capaz de aceptar a una hija de padres muggles. –Ella tomó su cara con sus suaves manos, lo obligó a ver sus ojos marrones para que él pudiera calmarse un poco y hacer que dejara ése lugar oscuro al que llegaba cuando recordaba los problemas con su padre.
...
El cabello celeste y despeinado cubría la mitad de su cara, llevaba un pijama rosa y dormía profundamente. Escuchó un pequeño ruido que la hizo levantarse rapidez haciendo que cayera al suelo haciendo un estruendo sobre el piso de madera.
–¿Remus? ¿Eres tú? –Bostezó pero llevaba su varita por delante al salir de la habitación continua a la de él.
Remus se encontró a Tonks de frente haciéndola retroceder de golpe. Él se veía muy cansado, estaba ojeroso y un poco pálido, más de lo habitual.
–Debes de seguir en cama, si tienes hambre yo te la llevaré a tu cuarto. –Tonks le regañó guardando su varita.
–Ayer fue la última noche de luna llena, hoy ya puedo salir de la habitación para bestias. Ya puedo valerme por mí mismo, Tonks, bueno, lo poco que me puedo valer. –Siguió arrastrando las palabras.
–Sé que eres autosuficiente, pero aún estás débil, puedes descansar por lo menos un día más, deja que tu cuerpo se vuelva a acostumbrar. –Tonks se acercó a él de la forma más compasiva y le acarició la frente con adoración.
–Puedo hacerlo, Tonks. Deja que lo haga por mí. –Remus se sentía muy avergonzado, pues solo sus padres y sus amigos de Hogwarts, James y Sirius, se quedaban con él al momento de su transformación, no quería que Tonks lo viera en esa condición tan deplorable y vulnerable para él.
Tonks aceptó, él tomó un baño y solo le pidió ayuda a regañadientes para que lo ayudara a bajar las escaleras.
Entre los dos comenzaron a hacer de comer, pero Tonks trataba de hacerlo todo, pues ella notaba el gran esfuerzo que tenía que hacer Remus por el cansancio que sentía en ése momento.
Se sentaron a comer y el ánimo cambió un poco más pues Tonks intentó hacerlo reir un poco al imitar a algunos animales y personas.
– ¿Cuándo regresarás al trabajo? –Le interrogó Lupin.
–Siendo sincera, me despidieron desde que estuve en el hospital. –Su cabello cambió fugazmente a un color marrón monótono.
– ¿Por qué? Ellos no puedes despedirte por haber tenido un accidente. –Lupin se alarmó con justa razón.
–En realidad solo estaban buscando una oportunidad para despedirme, recuerda que primero me querían llevar a Azkaban, al menos ahora no lo hicieron. –Río un poco pero Remus siguió con el semblante serio.
–Esto es por mi culpa. Al asociarte conmigo te contaminé con mi reputación. –Remus estaba furioso y avergonzado.
– ¡Claro que no lo fue! –Alzó la voz con indignación. – ¿No lo entiendes? Saben que fuimos los aliados de Dumbledore y ahora de Harry, no me sorprendería que a Arthur también lo despidan por alguna cosa sin importancia. –Tonks le tomó la mano un poco más tranquila. –Es por eso que Bill también renunció a Gringotts, estaban encima de él así que prefirió irse con Fleur a un lugar seguro.
–Eso no me tranquiliza, debíamos tener gente dentro. –Le contestó Remus a la defensiva.
–Lo sé y es por eso que Shacklebolt siempre ha sido nuestro recurso más importante, a él jamás lo han asociado con nosotros y así debe de seguir. Los demás éramos blancos fáciles, pero ahora que ya no trabajo para el Ministerio, no pueden rastrear mi varita o mi magia cuando cambio de forma. –Tonks se sentía aliviada.
Remus no respondió, seguía en silencio concentrado en su mente, pero después de un rato por fin rompió el silencio del comedor.
–Debes de regresar a casa de los Weasley. Ya terminó la luna llena, no tenemos nada más que hacer aquí. –Tomó su bastón y se levantó de la mesa. –Con ellos estarás a salvo, yo debo esconderme en algún lugar seguro para que no puedan reconocerme y...
–Remus... –Continuó Tonks con voz suave.
–No puedo estar cerca de aquí ni cerca de los Weasley para la protección de todos...
–Remus, detente... –Seguía detrás de él intentando llamar su atención.
–Posiblemente será mejor que me vaya al campo, aún tengo un poco de dinero ahorrado y...
–¡Remus John Lupin! –Tonks explotó contra él. – ¡Sé que tú eres autosuficiente y siempre haz tratado de hacerlo solo, pero no estás solo! Tienes amigos y me tienes a mí. –Su cabello continuó a un color rojo como si su cabeza se estuviera incendiando.
Tonks se calmó y la intensidad del rojo de su cabello volvió a descender.
–Al igual que tú no me agrada quedarme en casas ajenas así que este tiempo estuve pensando y creo que tengo la solución. –Sacó su varita del bolsillo de su túnica y apuntó hacia el segundo piso de la casa, Remus observó una llave de aspecto hostil que flotó hacia la mano de Tonks. –Esta es la llave de la casa de Moody, la casa que él me dejó en el testamento. ¿Qué dices si tú y yo nos vamos a vivir ahí? –Remus no decía nada. –Solo por estos momentos, si te sientes lo suficientemente incómodo, podemos encontrar otro sitio.
–¿Qué pasaría si alguien me volviera a ver contigo? Ahora si te mandarían a Azkaban. –Comentó con negatividad.
–Ahora que no trabajo en el Ministerio, puedo cambiar mi aspecto sin que ellos lo sepan. Jamás sabrán que soy yo. –Le tomó las manos con entusiasmo.
–Pero el Ministerio sabe que tú deberías de tener esa casa, ¿Sí ellos hacen una inspección y me encuentran ahí? –No le parecía coherente el plan de Tonks.
–Después de que Moody fue secuestrado en su propia casa por Barty C. Jr. Se dio a la tarea de implementar mucha más la seguridad, utilizó demasiados hechizos para hacerla impenetrable, casi como esta casa. El Ministerio por lo que sabe, es que él me dejó una casa cerca de un barrio muggle, pero en realidad está a las afueras de Yorkshire, jamás sabrían dónde encontrarnos. –Remus quiso intervenir. –Recuerda como era Moody, si un mago se acercaba a su casa por lo menos a 40mts, sus miles de alarmas se activaban, tendríamos el suficiente tiempo para que escaparas si es que alguien nos encontrara. –Los enormes ojos de Tonks le suplicaban para que fuera a vivir con ella.
Aunque quiso tratar de rechazar la propuesta de Tonks, él no pudo encontrar una excusa convincente.
–Pero inmediatamente en el instante que algo salga mal, tendremos que buscar primero tu seguridad. –Le dijo con firmeza. –Les haré una carta a los chicos, cuando vuelvan sabrán en dónde estamos.
–Pero nos iremos al anochecer. –Él se mostró desconcertado. –Aun estás un poco débil, por lo menos tomate el día para descansar, si no será muy pesado el aparecernos allá.
Remus entendió la situación y descansó por el resto del día en el sillón del piso principal.
Ya por la noche empacaron sus últimas cosas y utilizaron un poco de Poción Multijugos para que Remus pudiera pasar desapercibido, usó un cabello de Tonks y ella cambió de apariencia gracias a sus habilidades de metamorfomaga.
Abandonaron la casa de seguridad de Harry y aparecieron frente a una casa grande de color lila, tenía un jardín delantero algo descuidado y también una cerca de madera que delimitaba muy bien el terreno de la casa. La única luz que los iluminaban era la de los faroles que estaban en la calle.
– ¿Podemos entrar solo así? Dijiste que Moody tendría mil trampas y hechizos para evitar que alguien entrara a su casa. –Remus se acercó un poco a la cerca de madera.
–Para eso es la llave, al momento de yo llevarla conmigo hace que los hechizos me reconozcan y no suene ninguna alarma. –Agitó la llave de la casa cerca de su rostro. –Ingenioso ¿Qué no? –Remus sonrió y caminó junto a ella. –Está casi como la recuerdo.
– ¿Segura que estás bien? –Preguntó con serenidad, trataba de no sonar impertinente porque sabía que Tonks apreciaba a Moody como un padre.
–Claro. –No se escuchó del todo convencida.
Había miles de cachivaches en la sala que pertenecían a las antiguas trampas que utilizaba Ojo loco, había mucho espacio porque los muebles eran escasos y a pesar de que la casa ya tenía un tiempo abandonada estaba muy limpia.
– ¿Qué te parece si descansamos hoy? Mañana podemos limpiar. –Haciendo un sutil movimiento con su varita, mandó su baúl y el de Lupin hacia la parte de arriba de la casa. Él asintió.
Con ayuda de su bastón, Lupin logró subir al segundo piso, Tonks había subido primero.
– ¿Qué habitación quieres ocupar? –Remus se refirió a cuatro habitaciones que había en el segundo piso.
–Quisiera dejar por el momento la habitación de Moody intacta. –Le contestó con sentimentalismo. Ambos entraron a la habitación que escogió Tonks para descansar juntos.
...
Con mejor ánimo y esperanza de poder llegar a su objetivo, los cuatros jóvenes magos volvían a empezar un nuevo día en el bosque de Albania.
Harry iba liderando mientras que Draco, Hermione y Ron, iban detrás de él tratando de seguir su ritmo al caminar.
–¡Potter, espera! –Draco alzó la voz para que Harry se detuviera.
–¿Qué quieres Draco? –Regresó hacia él.
–¿No escuchan? –Los tres se miraron confundidos. –Se escucha como si cayera agua.
Los cuatro callaron y prestaron atención a su alrededor hasta que percibieron el sutil sonido.
–¿Pero dónde? –Harry miraba con desesperación a todos lados.
Ron se alejó de ellos acercándose a una lechuza que estaba en una rama baja de un árbol no tan lejano a él, la acarició y después utilizó su varita sobre ella convirtiéndola en binoculares.
–Ayúdenme a subir a este árbol. –Tanto Harry como Hermione ayudaron a Ron a subir por el frondoso tronco. – ¡Escuchen, creo que veo algo! –Ron se perdió entre la espeses del árbol y después de unos minutos volvió a bajar. – ¡Lo vi! Está hacia allá. –Apuntó su pálido dedo hacia la derecha de Draco. –No está muy lejos.
–¿Qué esperamos? –Harry fue el primero en avanzar.
–Eso fue muy inteligente, Ron. –Le reconoció Hermione, Draco hizo un movimiento sutil con la cabeza en forma de aprobación, casi imperceptible para Hermione pero muy pasado por desapercibido para Ron. –¡Un momento! ¿Dónde dejaste a la lechuza? –Comentó alarmada la castaña.
–No te preocupes, la volví a convertir en lechuza y la dejé en un nido que estaba más arriba de dónde la encontré. A que no lo esperabas de mí. –Le guiñó un ojo y rio juguetonamente con su amiga. Hermione rio y se ruborizó.
–Ahí está, lo escucho detrás de aquellos árboles. –Dijo Harry con fervor.
–¡Harry espera! –Él se detuvo en seco. – ¿Qué pasa si hay Mortífagos cerca? ¡Homenum Revelio! –Deslizó su varita sobre el aire abarcando un gran espacio. –Adelante. –Dijo más confiada.
–Potter, ten cuidado. –Interrumpió Draco con su habitual voz fría. –Ése hechizo solo sirve en personas. –Lo dijo con clara intención de alertar a Harry sobre los vampiros.
–Tiene razón. –Dijo angustiada.
Con cautela llegaron hacia la orilla del lago. Éste era majestuoso pero estaba completamente congelado, a sus alrededores estaba cubierto totalmente por arbustos con grandes espinas que se asemejaban a miles de agujas, estos arbustos se podían visualizar hasta dónde alcanzaba la vista.
– ¿Y ahora qué? No podemos pasar por aquí. –Comentó Ron.
–Podemos transportarnos hacia el otro extremo del lado. –Draco continuó impertérrito.
–No lo creo. –Bill me contó que no se puede pasar por cualquier otro medio, los magos no podemos usar escobas para volar sobre él, ni aparecernos del otro lado, se debe caminar sobre él. –Ron estaba preocupado.
–¿Por qué no lo habías dicho antes? – Draco alzó una ceja.
–Porque no lo recordaba, esa historia me la contó cuando yo era un niño. –Ron le miró mal. –Si queremos cruzar, debemos hacerlo rápido. –Ron se acercó al lago para admirarlo de cerca.
–Será imposible hacerlo, según el libro de Lockhart éste lago puede cambiar de líquido a solido en cuestión de minutos. ¿Qué pasas si estamos a la mitad del lago y éste se descongela? –Hermione comenzó a hiperventilar, sabía que si caían todos al agua helada podrían morir. Draco la abrazó para tratar de tranquilizarla.
–Es la única forma, Hermione. –Dijo Ron sintiéndose culpable.
Ron se acercó al inicio del lago tímidamente y posicionó su pie sobre el hielo notando que el hielo era lo suficientemente resistente para que todos pudieran pasar sobre el.
–Tenemos que hacerlo así, no hay otra manera. –Animó a los demás para que lo siguieran. –Iré yo primero.
Así, uno por uno siguieron a Ron para cruzar el lago. Conforme se iban acercando a la mitad del lago también se iba revelando una clase de castillo en ruinas que antes no se podía ver desde el otro lado del lago.
– ¿Están viendo eso? –Dijo Ron con prontitud, estaba asombrado pues el castillo era muy imponente a pesar de que parecía abandonado.
– ¿Por qué no lo vimos antes? –Harry dijo desconcertado.
–Debe haber algo ahí. ¿Por qué más el lago estaría maldito y solo cruzándolo se puede ver el castillo? –Comentó Draco lúgubremente.
Una risa taladrante resonó sobre el bosque, una risa que cada uno de los que cruzaban el lago aborrecía completamente. En la orilla del lago estaba una bruja con cabello negro rizado y una sonrisa podrida de oreja a oreja.
Los cuatro jóvenes magos se quedaron perplejos al darse cuenta de que Bellatrix Lestrange estaba frente a ellos y no estaba sola.
– ¿Qué tenemos aquí? El pequeño Potty está muy lejos de casa... ¿Deberías de estar con tus padres o con tu padrino Sirius? ¡Oh no espera, están muertos! –Hizo una pantomima de dolor para después reír con fuerza y el hombre alto y calvo que estaba a un lado de ella también rió.
– ¡Crucio! –Draco con rapidez lanzó el primer hechizo hacia Bellatrix pero ella lo esquivó.
–¡Draco Malfoy! –Exclamó extasiada. –Así que no estás muerto pedazo de cobarde traidor. ¿Cómo escapaste? –Le gritó con rabia. Pero Draco le respondió lanzando otro hechizo sobre ella. – Estar del lado de una sangre sucia, un traidor a la sangre y con Potty, te han hecho débil, Draco. ¿Acaso olvidaste todo lo que te enseñe torturando a todos esos muggles? –Rió con frenesí. – ¡Ya quiero decirle a tu padre que yo fui quién te mató! –Sonrió con entusiasmo. – ¡Mátenlos!
El Mortífago Crabbe comenzó a atacar a Ron, mientras que Harry lanzó un hechizo hacia Bellatrix.
Draco y Hermione miraban a su alrededor con la varita en alto pues los otros dos hombres que acompañaban a Bellatrix habían desaparecido frente a sus ojos.
– ¡Debemos llegar hacia el otro lado! –Draco tomó la cálida mano de Hermione y ambos corrieron lo más rápido posible, pero los dos hombres aparecieron frente a ellos haciéndolos frenar súbitamente.
–No pueden desaparecerse, no en éste lago. –Le murmuró a Draco. – ¡Reducio!
Ambos hombres esquivaron el hechizo al elevarse por los aires y tanto Hermione como Draco quedaron perplejos mirando como volaban.
– ¡Hermione corre! –Trataban de correr y lanzar hechizos. – ¡No son Mortífagos, son vampiros!
Al seguir estando en duelo frente a Bellatrix, Harry cada vez más perdía sus inhibiciones, la odiaba, ella mató a Sirius frente a sus ojos. Estaba decidido a usar la maldición asesina contra ella.
– ¡Sigue corriendo! –Draco se detuvo y enfrentó a los vampiros él solo. – ¡Incendio! –Ambos vampiros se volvieron hacia Draco para tratar morderlo.
– ¡No! Harás que el hielo se derrita. –Le gritó Ron con furia, aún seguía repeliendo hechizos del Señor Crabbe.
– ¡Ventus! –El gran viento que conjuró hizo que los vampiros se alejaran de Draco. Hermione llegó hasta él para ayudarlo a levantarse. Aprovechando la distracción, Bellatrix se deshizo por un momento de Harry para poder atacar a los demás.
– ¡Flipendo! –Bellatrix se dirigió a Hermione y a Draco, su impacto los hizo perder la consciencia por unos momentos.
Crabbe pudo someter a Ron, Bellatrix logró derribar a Harry y los vampiros tomaron a Hermione y a Draco.
– ¿Solo vinieron aquí para morir? –Se acercó a Harry con mirada amenazante. –Creo que me tomaré el credito de hacerlo yo misma. –Apuntó firmemente a la cabeza de Harry pero éste jamás se doblegó. –Avada...
– ¡No! –Hermione gritó con fiereza.
Bellatrix se acercó hacia ella con singular caminar. Pasó su varita sobre el rostro de Hermione haciendo que Draco hirviera de enojo.
– ¡Aléjate de ella! –Escupió Draco con odio puro.
– ¿Tanto afecto le tienes a esta sangre sucia? –Dijo con aire despectivo. –Qué mal que un sangre pura frecuente a éste tipo de criaturas. ¿Qué diría tu padre al verte defender a esta escoria de la magia? –Le dio propinó una bofetada a Hermione.
– ¡No la toques! –Su voz resonó sobre el silencioso bosque.
– ¿Pero qué veo? –Se sorprendió. –No solo la defiendes. ¿Tú la amas no es así? Creo que esto será más divertido ahora. –Tomó de la barbilla fuertemente a Hermione haciéndole daño.
– ¡Déjala en paz! –Ahora fue Ron quién gritó Ron con furia. Harry miraba con desprecio y rencor a Bellatrix.
– ¡No le hagas daño! Mátame a mí. –Le contestó Draco febrilmente. – ¡Me entregaré a Voldemort pero déjala!
–Creo que hay algo que aún no entiendes sobre mí pequeño Draco. –Dijo con voz silbante frente a él. –Yo solo sigo órdenes de mi Señor. –Le sonrió mientras que él la fulminaba con la mirada.
El vampiro arrojó a Hermione frente a los pies de Bellatrix y esta la tomó del cabello para humillarla aún más.
–Te iba a matar querida, pero será mejor que demos un buen espectáculo frente a la audiencia. –Crabbe rió a carcajadas.
Bellatrix con su varita comenzó a dañarla y torturarla, parecía que le estaba quemando la piel. Hermione no podía dejar de gritar de desesperación, sus gritos desgarradores estaban matando a Draco quién no dejaba de gritar que la dejara de torturar.
Bellatrix reía con entusiasmo a costa del sufrimiento de Hermione. A pesar de querer intervenir para salvarla no podían hacerlo.
De un momento a otro unas lechuzas bajaron desde lo alto de los árboles que estaban alrededor y fueron a atacar directamente a Bellatrix. Gracias a esta distracción, Harry, Ron y Draco pudieron soltarse para volver a enfrentarse con los aliados de Bellatrix.
Ron dejó inconsciente a uno de los vampiros, mientras que Harry desarmaba a Crabbe y Draco hacia lo mismo con Bellatrix, el último de los vampiros salió volando, desapareciendo en el cielo. Utilizaron el hechizo de Incarcerous para capturarlos y evitar que escaparan.
Draco tomó en sus brazos a Hermione con gentileza y empezó a llevarla fuera del lago.
–¿Qué hacemos con ellos? –Preguntó Ron mirando al vampiro y a los dos Mortífagos.
–No podemos dejarlos aquí, debemos tenerlos vigilados, al menos aún podemos obtener información sobre ellos. –Le respondió Harry hiperventilado. –Hay que intentar usar el hechizo de Levicorpus, tal vez este si funcione dentro del lago.
Harry usó el hechizo con Bellatrix y Ron con uno de los vampiros.
–¿Qué hacemos con el papá de Crabbe? –Preguntó Ron.
–Cuando dejemos a estos dos sobre la tierra, volveré a por él. –Le respondió Harry, ya que cada uno solo podía llevar a uno con la magia del hechizo.
Draco ya había llegado hacia tierra firme y dejó descansar a Hermione. Tomó su bolso de cuentas y sacó de él un frasco de Díctamo para colocarlo sobre las heridas que le provoco Bellatrix sobre la piel, Draco estaba furioso por lo que le hicieron a Hermione pero necesitaba ayudarla primero a ella antes de preocuparse por matar a Bellatrix.
Unos crujidos sutiles comenzaron a escucharse detrás de Harry y Ron que todavía seguían en el lago.
– ¡Harry! ¡El hielo se está derritiendo! –Le gritó Ron. Ambos comenzaron a correr y llegaron sanos y salvos hasta dónde estaba Draco. – ¡El padre de Crabbe!
Pero entonces fue Draco quien trató de alcanzar el cuerpo del Mortífago con un hechizo y pudo lograrlo al último momento ya que el hielo en cuestión de segundos se volvió líquido.
Sus dos mejores amigos se acercaron a ella y se lamentaron su tortura.
–Ahora más que nunca sé que dentro de ése castillo está la Copa de Helga Hufflepuff. –Añadió Harry mirando fijamente el castillo.
–Vayan. –Voltearon a ver a Draco quién ya había cubierto a Hermione con algunas mantas. –Yo me quedaré a cuidarla y también los vigilaré a ellos. Ustedes busquen eso y háganlo rápido, no podemos estar tan expuestos, no sabemos si alguien pueda venir a buscarlos. –Harry asintió y junto con Ron se dirigió al castillo.
–Harry intentaré aparecernos en la entrada del castillo, creo que al ya que no estar sobre el lago, podemos utilizar la magia como siempre. –Tomó la mano de su mejor amigo y desaparecieron.
La puerta del castillo era muy vieja y estaba abierta. El interior del castillo estaba repleto de escombros, lo que al parecer antes fue un lugar de grandes riquezas y abundancia, solo quedaban ruinas.
–Aparecium. –Ron apuntó su varita hacia la puerta del castillo y para la sorpresa de ambos unas letras se hicieron notar sobre la pared de la entrada.
–Castillo de la Honorable Familia Lestrange. –Leyó Harry con asco.
Mientras caminaban por el pasillo no podían dejar de tropezar por el pésimo estado en el que estaba la alfombra o al menos lo que quedaba de ella. Algunos pedazos del techo estaban a punto de derrumbarse y temían que cayeran sobre sus cabezas. Había armaduras cubiertas de polvo y cuadros desgarrados que colgaban en la pared.
Al entrar por las diferentes habitaciones, las encontraban vacías y poco a poco estaban perdiendo la paciencia. Después de todo tuvieron que pasar por mucho para llegar hasta ahí y sí no encontraban nada sería demasiado frustrante y desalentador.
Continuaron caminando sobre los escombros del castillo cuando Ron al dar un mal paso cayó y terminó perforando parte del suelo, haciéndolo caer hasta una planta más abajo de dónde estaban, haciendo volar tierra y suciedad que había estado acumalada desde hace mucho tiempo.
– ¡Ron! ¿Estás bien? –Preguntó su preocupado amigo.
– ¡Harry! ¡Baja a aquí compañero! –Le dijo ansioso. Harry con mucho cuidado bajó hacia donde estaba Ron para evitar hacerse daño.
– ¿Qué es todo esto? –Harry pudo observar que por debajo del castillo había algunos túneles que se encontraban en perfecto estado.
–Podría ser que este sea el camino real hacia la bóveda de los Lestrange. Debemos seguir el tunel. –Reafirmó Ron. –Lumos. –Harry también alumbró el camino con su varita.
–Debemos estar atentos, no sabemos que trampas pueda haber aquí abajo. –Harry pensó por un momento en lo tonto que fue, debió traer con él la Capa de Invisibilidad pero la olvidó dentro del bolso de Hermione.
Llegaron a una puerta grande y antigua que llevaba el nombre de los Lestrange.
–Debe ser aquí. –La tocó Harry. –Alohomora. –La imponte puerta se abrió sin ningún impedimento.
–Esto no me gusta, Harry. –Dijo el pelirrojo con recelo. –Debe ser una especie de trampa. ¿Por qué se abriría con un simple Alohomora?
Al pasar a la puerta oculta en los túneles subterráneos del castillo, se encontraron dentro de la bóveda de los Lestrange, no solo parecía que llevaba años ahí si no que sus tesoros estaban intactos, había montañas de galeones, cientos de piedras preciosas, armaduras relucientes como si de oro estuvieran hechas y joyería digna de reyes y reinas que estaban en su apogeo.
–No toquemos nada, no sabemos si algo de esto tenga alguna maldición... –Precavió Ron admirando todos los tesoros dentro de la bóveda.
– ¡Ahí, Ron! ¡Esa es, debe de ser esa! –Dijo con exaltación señalando sobre una pila de galeones. –Iré por ella, pero cuando intentó acercarse al lugar donde se encontraba, algo apareció frente a él sin previo aviso.
La figura pálida y tenebrosa de Lord Voldemort se hizo presente en la bóveda junto a los dos Gryffindor. Harry apuntó con rapidez hacia él, Ron se acercó para ayudar a su amigo pero la figura de Voldemort lo observó y velozmente se convirtió en una gran y asquerosa araña.
– ¡Es un Boggart, Harry! –Le afirmó con entusiasmo. – ¡Ridikulus! –Ron transformó su miedo reflejado en el Boggart en una cabeza gigante de Filch que poco a poco se desinfló saliendo volando de la bóveda. –Si vuelvo a ver a Remus le compraré lo que él quiera... –Ron estaba agradecido por la enseñanza de su antiguo profesor. –Ve por la copa, Harry.
–Accio Horrocrux. –Pero nada pasó. – ¡Accio Copa de Hufflepuff! –Dijo con frustación, pero la copa no se bajó hacia él.
–Tal vez no sea la verdadera, Harry. –Comentó con desilusión. –Lo intentaré yo. –Accio armadura. –Pero tampoco pasó nada. –Debe ser la bóveda, no nos deja usar hechizos. Tendrás que subir por ella.
Pero al momento en el que Harry tocó el primer galeón para subir por la copa, éste empezó a vibrar violentamente y se multiplicó, cada galeón que tocaba le pasaba lo mismo. Harry entró en pánico y trataba de llegar hacia el Horrocrux lo antes posible.
– ¡Están hechizados! ¡Rápido Harry! –Lo alarmó Ron.
La habitación comenzaba a llenarse de galeones aceleradamente, si no la conseguía, pronto, podrían quedar sepultados. Con un gran esfuerzo pudo llegar hacia la Copa de Helga Hufflepuff y pudo bajar para salir de ése lugar junto con su mejor amigo.
– ¡Estuvo cerca! –Agitó la copa en forma de logro y después la guardó en la mochila que llevó durante el viaje. –Salgamos de aquí.
Un estruendo algo agobiante se escuchó dentro del castillo pero al observar por todos lados no encontraron nada, sin embargo ya no perdieron más tiempo tratando de saber que provocó ese extraño ruido y prosiguieron a salir de ahí.
–Solo espero que Hermione esté bien. –Dijo Harry sosteniendo la copa con firmeza, como sí pudiera salirle pies e irse caminando.
–Estará bien, compañero. –Le dio una palmada en la espalda para reconfortarlo, pues sabía que cada que le pasaba algo a las personas que trataban de ayudarle, él se atribuía la culpa. –Además, ella está con Malfoy y estoy completamente seguro que la está cuidand... –La voz de Ron pasó de ser unas palabras de aliento a un gritó sorpresivo, haciendo que Harry se colocara en guardia y buscara con la mirada a su amigo, pero él no lograba visualizar nada con la luz que esparcía con su varita.
Varias manos habían tomado posesión del cuerpo de Ron, evitando que este se moviera y pudiera hablar, no dejaban que él pudiera salir de ese aprisionamiento.
– ¡Lumos Máxima! –La luz iluminó el resto del túnel haciendo ver a Ron cubierto de cuerpos putrefactos con los ojos completamente sin vida. – ¡Inferius! –Gritó aterrado. – ¡Desmaius! ¡Everte Statum!
– ¡Ayúdame Harry! –Gritaba Ron despavorido, pero Harry no podía usar hechizos más fuertes pues podía lastimar a su amigo.
– ¡Incarcerous! –Logró capturar a dos de ellos, así logró tomar las manos de su amigo para sacarlo de ahí. – ¡Corre! Son demasiados.
Veían la luz del agujero por dónde habían entrado, era cuestión de subir para escapar de los Inferius pero no contaban con que antes de poder llegar ahí, se empezó a elevar una especie de pared de piedra, necesitaban llegar rápido o no podrían salir nunca sí esta se cerraba.
– ¡Arresto Momentum! –Ron utilizó de la poca fuerza que le quedaba para lanzar a la perfección un hechizo tan difícil de lograr.
La pared de piedra parecía que no lograba moverse, sin embargo los Inferius seguían persiguiéndolos, primero llegó Ron y pudo subir por la pared pues era el más alto y luego ayudo a subir a Harry. El hechizo no duró mucho tiempo más y ya cuando ambos estaban a salvo en la parte de arriba del castillo, la pared se cerró completamente.
–Rayos. –Ron hiperventilaba y se dejó caer en el suelo para descansar un poco. –Espero que después de esto nos des un descanso.
–Arriba, Ron. Debemos regresar con Hermione y Malfoy. –Harry también lucía muy cansando pero él tenía razón, debían regresar con los demás y salir de Albania lo antes posible.
Hermione al recobrar la consciencia sintió que alguien le acariciaba el rostro gentilmente. Abrió los ojos y visualizó a Draco, ella mantenía su cabeza sobre su regazo mientras que él la protegía con su brazo izquierdo y con el derecho seguía mirando fijamente a los Mortífagos capturados apuntándoles con su varita.
Ella se levantó con rapidez y miró a su alrededor, sintiéndose vulnerable por la situación pues seguían en Albania.
– ¿Qué pasó? –Agobiada por todo se levantó.
–Tranquila no hagas tantos esfuerzos. Potter y Weasley fueron a buscar la copa al castillo, espero que no tarden mucho más. –Se miraba preocupado.
–¡Estamos aquí! ¡La tenemos! –Gritó Ron llegando hacia el sitio dónde estaban los joevenes amantes.
–Ya deberíamos de irnos, si estos dos no regresan, tal vez vengan más a buscarlos. –Draco ayudó a mantener de pie a Hermione.
–Creo que puedo usar Legeremancia con Bellatrix. Tal vez pueda descubrir algún plan que tengan. –Dijo Harry acercándose a la prófuga.
–Harry, no. –Dijo con muy pocas fuerzas. –No eres tan bueno en eso, podría perjudicarnos.
–Ella tiene razón, Harry. –Ron no parecía muy contento con la idea.
–Yo soy un experto en Legeremancia y Oclumancia. Pasé años perfeccionando la técnica con Snape. Yo podría hacerlo. –Soltó a Hermione y ella se apoyó en Ron.
–Rennervate. –Apuntó su varita directo a la inconsciente bruja. Al justo momento de despertar, Draco entró completamente en su mente.
Observó cosas oscuras, cosas horribles y atroces que lo hacían estremecer, había demasiado sufrimiento y odio en ella. Siguió husmeando por su mente hasta que encontró un recuerdo digno de rescatar.
–¡Lo tengo! –Draco volvió a la realidad sudando frío y agitado.
–¿Qué es lo que viste? ¡Te mataré! –Comenzó a gritar Bellatrix. Harry ayudó a Draco a levantarse.
– ¡Obliviate! –Draco apuntó a ambos Mortifagos y al vampiro, así no tendrían idea de que él entró a la mente de Bellatrix.
– ¡Desátenme! ¿Acaso no pueden enfrentarse a mi sin que esté desatada? –Los comenzó a provocar. –Oh pequeño Harry. ¿No quieres mandarle un mensaje a mi primo favorito, Sirius Black? ¡Era un traidor a la sangre igual que tú! En realidad le hice un favor al matarlo, sino tendría que vivir con la vergüenza de saber que su ahijado es un maldito cobarde. –Dijo con tanto rencor que Harry cayó en la trampa para liberarla.
– ¡Finite! –La atadura que tenía Bellatrix se desvaneció. –¡Yo mismo te puedo matar aquí! –Gritó con furia. – ¡Avada!
–¡Harry, no! –Gritó Ron al ver que su amigo podría asesinarla pues no le regresó la varita a Bellatrix.
Justo en el momento que Bellatrix fue liberada, una sombra se paró frente a ellos haciendo a Harry caer. El vampiro que había escapado los tomó por sorpresa a todos y les regresó las varitas a los Mortífagos. Al volver a tener su varita de regreso, Bellatrix atacó sin previo aviso y liberó a sus dos secuaces.
– ¡Bombarda! –Atacó a los jóvenes magos haciéndolos caer en diferentes direcciones. – ¡Nos veremos pronto, Potty! –Rió enfermamente. – ¡Termina con la sangre sucia! –Ambos Mortífagos desaparecieron frente a ellos.
El vampiro se elevó por los aires tomando con fuerza a Hermione y llevándola hacia el lago para ahogarla, los dos entraron al agua fría del lago y se perdieron de la vista de los demás.
– ¡Hermione! –Su voz se desgarró por completo pero no podía moverse, estaba atrapado bajo el tronco de un árbol y no tenía su varita cerca. Pero tanto Harry como Ron se golpearon la cabeza y quedaron inconscientes.
Hermione actuó rápido y usó el hechizo de casco burbuja sobre ella para poder respirar, el agua era tan helada que sentía como miles de agujas se incrustaban en su cuerpo, poco a poco la presión del agua la comenzaba a sofocarla, no le quedaba mucho tiempo.
El vampiro había muerto al no soportar por la presión del agua helada, sus manos se habían incrustado en los hombros de Hermione que la estaba hundiendo hacia lo profundo del lago.
Lanzó un hechizo directo hacia el pecho del vampiro para poder apartarse del cadáver que la estaba hundiendo cada vez más.
– ¡Ascendio! –Salió del agua hacia la superficie del bosque. Comenzó a toser y a temblar del frío.
Draco luchaba por escapar del tronco del árbol y salió corriendo en auxilio de Hermione.
– ¡Hermione! ¡Hermione! –La tomó con sus frías manos por los hombros mientras seguía tosiendo y expulsando el agua que había entrado a sus pulmones. Imitó un complicado movimiento con su varita y secó por completo a la Gryffindor.
Ron comenzó a despertar y comenzó a mover a Harry para que éste recobrara la consciencia.
Ambos corrieron para socorrer a Hermione sin darse cuenta que seguían en peligro pues no contaron con que el segundo vampiro seguía acechándolos, se dirigió volando hacia ellos pero por suerte Ron y Harry llegaron antes de que el vampiro los tomara y pudieron desaparecer.
Entrando a la casa de seguridad primero entró Harry y Ron, mientras que Draco llevaba a Hermione cargando en sus brazos.
–Debo llevarla arriba. –Dijo con ansiedad.
La posicionó en su cama, la cobijó y fue directo a su bolso de cuentas para darle una de las pócimas sanadoras que ambos habían creado. Él se sentó sobre el sillón frente a la cama y le tomó una mano para besarla.
–Pensé que te perdía. –Dijo con un nudo en la garganta.
–Por favor no te vayas. –Le dijo Hermione con un hilo de voz.
–Me quedaré esta noche si así lo quieres. –Contestó el de inmediato.
–No. –Apretó su mano suavemente. –No te vayas jamás de mi lado, por favor. No podría, –Sollozó. –no podría estar sin ti. –Comenzó a llorar sin consuelo.
Las lágrimas rodaron sobre su frío y pálido. Salió de la habitación pero en menos de un minuto regresó con una botella de color morado.
–Bébela, es una poción para dormir sin sueños, así descansarás mejor. –Comentó.
Entró a la cama de Hermione y ella se acomodó sobre sus brazos para entrar en calor.
–Sentí que estaba muriendo al verte sumergida en el lago, al no poder ayudarte, el alma se me estaba escapando. –Le murmuró al oído sollozando. – Perdón por no salvarte. –Se culpaba de todo. –No podría soportar el volver a perderte... –Un escalofrío subió por su espalda. –Te amo demasiado.
Ella siguió subió su mano hacia el húmedo rostro de su amado, reconociendo sus finos y fríos labios para poder besarlos, con un beso ansioso en dónde no podían expresar algo más que gratitud y pasión por tenerse.
El cansancio y el dolor de las heridas, desgastaron tanto a Hermione que no pasó mucho tiempo después para quedar totalmente dormida. En ése momento al verla tan dañada, juró que sería él, quién mataría a Bellatrix.
....
¡Hola! Gracias por seguir leyendo el fic. ¡Espero lo hayan disfrutado! ~Expelliarmus x