Cazadora • BNHA x OC•

By Eveelyndl

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Encantadora, era tal vez la mejor manera de describir a Hirano Kanae. La intrépida chica que derribo más de u... More

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By Eveelyndl


—Entonces, ¿Te enviaron aquí sin ningún aviso?

—Exacto. —La grisácea asintió lentamente— se abrió una mazmorra y Japón necesitaba ayuda por lo que nuestro gobierno decidió enviarme a mí para solucionarlo.

—Era enviar un equipo o enviarte a ti sola, tiene sentido.

—Así es, enviaban ayuda, pero no dejaban a nadie desprotegido, aunque si tuvieron discusiones para decidirlo, no todos estaban de acuerdo con enviarme a otro país.

—Bueno, sigues siendo la numero uno, no creo que sea una decisión fácil el sacarte de Corea por problemas de otro gobierno.

—Así es, pero una vez se decidieron mi padre me informó, hice mis maletas y tuve que subir al avión, no pude despedirme de nadie ni avisarles a mis compañeros siquiera.

—Excepto por Dabi. —Soltó frunciendo sus labios en protesta.

—Oh, te equivocas, yo no le dije, cuando subí al avión él ya estaba dentro. —La cazadora elevó sus manos indicando su inocencia.

—Obra de tu padre, supongo.

—Tienes toda la razón.

—Bueno, agradezco que no te haya enviado sola, podía estar más tranquila sabiendo que él estaba aquí.

—Lo sé, también lo agradezco, no me siento tan sola al tenerlo conmigo.

—¿Y tú hermano? Creí que lo tendrías viviendo contigo.

—Debe asistir a la Academia y ellos tienen sus propios dormitorios para mantenerlos protegidos y darles más comodidad. De todos modos, yo no paso mucho en casa, estaría solo la mayoría del tiempo, por lo menos allí está con todos sus amigos.

—Oh, ¿Muchos amigos? ¿Es tan popular como tú?

—¡Ha! Por supuesto que lo es, mi hermanito es tan lindo que atrae todas las miradas en los corredores. —La chica sonrió ampliamente— Aunque no suele notarlo, sus prioridades están en otro lado.

—Al menos no se escapa de la academia como su hermana mayor, eso ya es algo bueno.

—Es porque el sí quería asistir a ella, yo sólo quería divertirme no estar atrapada en un salón de clases la mayor parte de mi día.

—Claro, claro, excusas de tu rebeldía.

—¡Hey! Eras tú la que me invitaba a tu academia en primer lugar.

—La mía era más divertida. —Aceptó encogiéndose de hombros.

—Sí, lo era.

Ambas chicas dejaron escapar un largo suspiro antes de soltar a reír por la coordinación.

Dabi quien había entrado al apartamento minutos atrás no pudo evitar negar mientras sonreía suavemente por el sonido de las carcajadas en la habitación a la cual se acercaba, una vez abrió la puerta un corto suspiro se escapó de sus labios.

Ambas chicas se encontraban recostadas de espaldas en la cama, mientras que sus piernas se elevaban en la cabecera de esta manteniéndolas apoyadas allí, Kanae no era la única que gustaba de sentarse al reves.

Una vez el chico dio un paso dentro de la habitación ambos pares de ojos se movieron hacia él recibiendo una sonrisa de bienvenida por parte de las alegres chicas.

—Tardaste bastante más de lo que esperé. —Comentó el cazador sentándose en la cama y desordenando de forma algo brusca los cabellos rubios.

—Mi agenda estaba llena, no podía dejar todo y venir. —Respondió al apartar su mano.

—¿Aún están en competencias?

—Sí, tuve un torneo en Hokkaido así que acordé con mis managers que si ganaba podría escaparme a visitar a una amiga.

—Ohhh, ¿Les diste una paliza por Kanae?

—¡Claro!

—Excelente, nunca me decepcionas. —El chico sonrió divertido estirando su puño hacia la rubia quien con una carcajada chocó también su puño contra este.

—Todo por mi linda amiga.

—Ya deberían dejar de golpear gente en mi nombre ustedes dos. —Reprocho Kanae negando suavemente.

—Nah. —Soltó Dabi.

—Noup. —Se unió Queen.

—Ash.

—Tranquila, es sólo a quienes lo merecen. —Aclaró la luchadora volteando a ver al cazador— Cómo tú, aún estás en mi lista, así que cuida tus pasos.

—¿Yo por qué? —Cuestionó Dabi frunciendo el ceño al pensar en sus muchas posibles razones.

—¿Por qué? ¡Enviaste a Kanae a prisión! ¡Tú descerebrado mujeriego! —Soltó sentándose de golpe en la cama para observar al chico de mejor manera quien ya estaba en guardia mirándola.

—Yo jamás haría algo así, fue una chica obsesionada conmigo. —Aclaró elevando sus brazos frente a él para desviar el golpe que fue lanzado a su cuerpo por su respuesta.

—Tú la sedujiste y la trajiste a su vida, Kanae no tiene por qué conocer o estar cerca de tus conquistas, idiota. —Reprocho enviando otro manotazo que fue desviado.

—Pero a ratos es divertido. —El chico tuvo que cubrirse para evitar el siguiente manotazo que iba dirigido a su rostro— ¡Tranquila, tranquila! Ya sé que no debo repetirlo, aprendí mi lección.

—Claro, se supone que voy a creerte, deja a tus mujeres lejos de mi amiga, Dabi.

—Si señor. —Soltó llevando su mano hasta su frente antes de dejar escapar una corta carcajada— Realmente lo sé, no volveré a hacerlo, soy quien peor se sentía cuando las cosas se salieron de control.

—Sip, ni siquiera yo estaba nerviosa por estar encarcelada, pero Dabi estaba perdiendo su actitud de chico genial. —Aclaró la grisácea.

—Ha...sí, eso no puede volver a pasar, que te alejen de mi a la fuerza no es aceptable.

—Uggh, entonces protégela apropiadamente. —Indicó Queen cruzándose de brazos.

—Lo haré su majestad, por favor perdone a este pobre lacayo por sus pecados. —Habló Dabi haciendo una reverencia aún sentado sobre la cama.

—No la molestes, Dabi. —Intervino Kanae quien también se sentó correctamente sobre el colchón y estiró una de sus piernas hacia el cazador, le dio un suave toque para que se detuviera.

—Bien, bien, lo haré. —Aceptó sonriendo mientras posaba su mano sobre la pierna de la grisácea y observaba a Queen con diversión.

—Entonces, ignorando la intervención de este tonto. ¿Tienes algo que hacer hoy?

—No. —Habló el cazador antes de que Kanae respondiera.

La cazadora lo observó un momento, tenía trabajo, pero acabó resignándose ante la firme mirada de su compañero.

—Genial, entonces salgamos a divertirnos, quiero probar mucha comida y beber con mi linda Kanae.

—Oh, estoy dentro. —Soltó Kanae sonriendo ampliamente.

—¡Bien! Vamos a tener un lindo día.

—Siii.

—No se sobrepasen con el alcohol. —Advirtió Dabi.

—Pff, claro que no. —La rubia negó suavemente.

—Hablo en serio, siempre acaban en problemas cuando beben, así que contrólense esta vez.

—¿Por qué deberíamos? De todos modos, acabaras encontrándonos y solucionándolos. —La chica sonrió de forma burlona irritando al ojiazul.

—Esta vez te dejaré por tu cuenta.

—Claro, claro. —La chica se echó a reír antes de voltear hacia Kanae— Entonces, pasaremos un largo día y podemos ver algunas películas en la noche.

—No puedes quedarte a dormir. —Interrumpió el cazador destruyendo el alegre ambiente.

—Vaya aguafiestas. —Recriminó la rubia— Lo sé, lo sé, tengo una reservación en un hotel.

—Bien preparada.

—Nací con un paso delante de ti.

El cazador solo se echó a reír antes de levantarse de la cama, este realmente se divertía con la compañía de Queen. Con pasos lentos se acercó al borde en el cual se encontraba Kanae y dejó un suave beso en sus cabellos grises mirando de forma burlesca a los ojos lilas antes de salir de la habitación.

—Ese tonto.

—Sé que te agrada, no peleen tanto.

—Claro que me agrada, pero no me agrada que me quiten tu atención. —Reclamó mientras un puchero se formaba en sus labios.

—Mi atención estará totalmente en ti todo el día Queen. —Kane sonrió estirándose para atrapar a la chica entre sus brazos— Te extrañé.

—También yo. —Con una sonrisa satisfecha correspondió el abrazo cayendo nuevamente ambas sobre el colchón para continuar con su plática.

———

La sonriente chica de largos cabellos grises salió del negro vehículo aguardando por unos segundos junto a este hasta que su acompañante de cabellos rubios se posiciono a su lado y con una alegre despedida hacia su escolta ambas se alejaron para internarse en el tumulto de gente que recorría aquella avenida en esas horas.

El frío se podía sentir en la brisa que acariciaba sus mejillas, las angostas calles eran transitadas por bastantes ciudadanos que las recorrían con calma apreciando el color de los muchos carteles, el aroma de la comida callejera y por supuesto el toque clásico de las estructuras.

Kanae y Queen no eran diferentes, ambas también recorrían las calles con pasos lentos observando cada uno de los puestos y a ratos quedándose atrapadas en alguno apreciando el método con el cual preparaban las comidas.

Las amables mujeres algo mayores ofrecían sus productos a todo el que se acercara y por supuesto Queen acababa comprando todo, obligando a su compañera a consumir los distintos alimentos que esta no podía terminar sola.

Entre cosas dulces y saladas el dúo acabo comiendo más de la cuenta, sin embargo, eso no impidió que Kanae acabara formada en una fila sólo para conseguir, tras unos pocos minutos, su porción infaltable de Takoyakis la cual también fue compartida con su mejor amiga quien indicó bastante animada lo deliciosas que estaban.

—¡Ahh! Fue demasiado. —Suspiró la grisácea dejándose caer en una de las bancas que se encontraban a un lado de la calle.

—Lo sé, nos excedimos. —Aceptó sonriente— Pero era necesario llenar nuestro estomago antes de ir a beber.

—¿Aún quieres ir a beber? —Arqueó una de sus cejas algo sorprendida.

—Claro, han pasado meses desde que no lo hacemos.

—Mhm, tienes razón, pero no podemos excedernos o acabaremos metidas en algún problema. —Comentó recordando el pasado.

—Vamos, ya no somos unas niñas, nadie irá a buscarnos a la estación de policía. —La chica miró a la cazadora con seguridad— Ahora huiremos antes de ser atrapadas.

La grisácea no pudo contener su carcajada ante tal comentario y acabó por aceptar a las tentaciones de Queen, habían pasado varias horas sólo tiradas en su habitación poniéndose al día sobre lo ocurrido en los meses que se mantuvieron separadas y cuando pareció que no había nada más por contar decidieron prepararse para salir a pasear por la gran ciudad volteando su guardarropas para lucir de lo mejor, pero manteniéndose cómodamente abrigadas.

Su recorrido por las calles había durado bastante más de lo esperado y los rayos del sol ya comenzaban a despedirse tras los altos edificios que rodeaban esa área, aunque tampoco se notaba la gran diferencia pues con la gruesa capa de nubes que se mantenía sobre sus cabezas no fue tan fácil de notar que las horas habían corrido con tal velocidad.

El dúo repuso sus energías en aquella banca mientras reían por las ocurrencias de la otra dejando que sus estómagos dejaran de sentirse tan pesados y una vez esto ocurrió se levantaron para comenzar su próximo cometido y encontrar un buen lugar para beber.

No perdieron mucho tiempo antes de que hallaran el lugar perfecto, pues el animado bullicio al interior del lugar les indicaba que debían entrar, la mayor parte de las mesas estaban ocupadas tanto por japoneses cómo por extranjeros quienes animadamente saludaban a las chicas que acababan de ingresar.

Kanae sujetando la mano de Queen la guio hacia una de las mesas que notó libres y una vez se acomodaron hicieron sus pedidos a quien se encargaba de entregar las órdenes.

Minutos más tardes los grandes vasos de cerveza fueron entregados junto a una pequeña porción de sushi.

Kanae elevó su bebida con una amplia sonrisa y así brindó junto a la chica de ojos lilas bebiendo con entusiasmo el líquido amarillento y frío que sació su sed.

—Kgggh, es exactamente lo que necesitaba. —Comentó Queen.

—Es delicioso. —Respondió sonriendo satisfecha.

—Si, si, si.

—Quién habría pensado que acabaríamos bebiendo en algún lugar de Japón.

—La vida siempre sorprende.

—Estoy de acuerdo.

—Bien, hablando de sorpresas... —Queen bajó su mirada un momento, podía notarse algo nerviosa.

—Oh, no, ¿Qué es? ¿Qué pasó? —Cuestionó la grisácea notándose la preocupación en su mirar.

—No, no, no, tranquila no pasó nada malo, Kanae.

—¡Ah! No me asustes así, tonta.

—Lo siento, lo siento.

—Entonces, ¿Qué es? —Volvió a cuestionar tomando otro sorbo de su bebida.

—Mh, bien, cómo se supone que tome este tema. —La chica hablo más para sí misma mientras buscaba las palabras correctas.

—Por favor, sólo me pones más ansiosa, dilo y ya.

—De acuerdo, de acuerdo. —Accedió tomando su bolso para rebuscar en su interior.

—¡Queen! —Regañó la ansiosa chica de ojos celestes, esperando por una explicación.

La chica dejo escapar un corto suspiro de nerviosismo antes de acercar su mano hacia el otro lado de la mesa para así dejar expuesta la razón frente a los ojos de su amiga quien rápidamente captó el punto.

—Voy a casarme.

Kanae se congeló dejando caer ligeramente su mandíbula mientras observaba la joya rodeando el dedo anular de su mejor amiga.

Mentiría si dijera que no la tomó desprevenida, la joya era simplemente deslumbrante, el diamante que adornaba aquel anillo de compromiso parecía brillar más de la cuenta destacándose por el gran tamaño, la forma de gota que poseía y las incrustaciones que adornaban todo el aro tampoco se quedaban atrás, sin embargo, ninguna de aquellas piedras preciosas brillaba más que los ojos emocionados de su mejor amiga.

Su corazón se apretó con emoción y ternura al cruzar sus miradas.

Sabía lo enamorada que ésta estaba de su novio, después de todo estaban juntos desde la escuela y al también conocerlo a él no tenía dudas en que aquel amor era correspondido por lo cual la noticia llenó de luz el rostro de la cazadora, desbordando la felicidad que le provocaba la gran decisión que su querida amiga había tomado y por supuesto, estaba aún más feliz de saber que la chica se había tomado todas las molestias de incluso viajar a verla solo para informarle de su importante decisión.

Sabía que Queen querría contarle algo tan especial en persona y estaba realmente agradecida de tener la posibilidad de cumplirlo.

Ambas chicas se abrazaron contagiadas por alegres sonrisas mientras las felicitaciones no se hacían esperar por parte de la grisácea quien desde el fondo de su corazón le deseaba toda la felicidad del mundo a quien, para ella, realmente lo merecía.

—Tienes que darte el tiempo para ayudarme a decidir mi vestido, quiero que me acompañes en todo esto. —Explicó mientras limpiaba las pequeñas lagrimas que se habían formado en sus brillantes ojos.

—Claro que lo haré, vamos a elegir el vestido que deje a Jae Gu llorando de la emoción.

Kanae sonrió con seguridad, Jae Gu el novio de Queen, o más bien, prometido, era un chico amable y algo sensible cuando de ella se trataba así que no dudaría en que lloraría de felicidad toda la ceremonia.

—Eso espero. —Asintió sonriendo tímidamente por la idea.

—Aunque hacerlo llorar no es trabajo complicado.

—No te burles, es sensible con cosas que son importantes para él.

—Y tú eres lo más importante para él. —La grisácea sonrió posando sus ojos en los lilas logrando avergonzarla aún más.

—Estoy tan feliz... —Murmuró con suavidad.

Kanae bebió lo último que quedaba de su cerveza antes de esbozar una ligera sonrisa cargada con el cariño que sentía por la chica frente a ella, saber que su vida estaba tomando el camino el cual deseó por tanto tiempo la ponía increíblemente feliz y emocional.

Queen notó aquello y de igual manera sonrió hacia los ojos celestes antes de tomar la mano de la cazadora con suavidad dejando suaves caricias con su pulgar.

—¿estás bien? —Cuestionó con un tono mucho más amable del que expresaba al resto.

Kanae evitó reaccionar o cambiar su expresión comprendiendo sus palabras, sin embargo, respondió como si nada.

—Lo estoy.

—¿Segura? Puedes decirme lo que sea.

—Tranquila, no hay nada más que felicidad en mi interior, Queen. Las cosas que tanto solías repetirme para tu futuro se están cumpliendo y estoy muy contenta de poder ser parte de ello.

—Gracias, Kanae. No quería seguir con mis campeonatos sin antes habértelo dicho, es realmente difícil guardar un secreto de ti. —La chica resoplo suavemente.

—Puedo imaginarlo.

—Quería decírtelo cada vez que hablábamos por teléfono, así que es un alivio ya no tener que guardármelo.

Ambas chicas rieron antes de recibir la siguiente tanda de bebidas que habían solicitado y con otro brindis comenzaron a beber nuevamente platicando con gran animo sobre las mil ideas que la chica de cabellos rubios tenía en mente para su boda.

Los vestidos, la comida, los lugares e incluso los invitados nada parecía quedar fuera de su conversación mientras continuaban bebiendo y recordando más de una anécdota que involucrada a los posibles invitados para su boda.

Simplemente estaban disfrutando de gran manera el tiempo que tenían para compartir.

Entre fuertes risas, abrazos y la grata compañía que la otra les ofrecía.

Kanae dejó escapar un largo suspiro mientras sostenía su cabeza aún apoyada en la fría pared fuera de la ruidosa tienda, cuando Queen terminó de pagar salió también posándose a su lado y dejando caer su cabeza en el hombro de su amiga.

Estaban ebrias y el color rojizo de sus mejillas junto a su torpe caminar las delataba.

—Nos excedimos... —Murmuró la grisácea más como un quejido.

—De nuevo. —Continuo en el mismo tono.

—Caminemos un poco, mis mejillas están ardiendo, el viento frío me ayudara.

La luchadora asintió enganchándose del brazo de Kanae para comenzar a caminar juntas, la calle ya no se encontraba tan concurrida, algunas tiendas ya habían cerrado y sólo quienes, cómo ellas, se encontraban de fiesta paseaban por el lugar comiendo en los puestos.

—Esto es agradable. —Murmuró Queen sonriendo suave cuando la brisa acarició sus rosadas mejillas.

—Lo es. —Kanae sonrió del mismo modo cerrando los ojos por unos segundos.

—Puedo entender porque te gusta estar aquí... se siente familiar a pesar de no ser parte de este lugar.

—Sí... es extraño, pero de algún modo me gusta, además la gente que conocí aquí me hace apreciarlo aún más.

—Bueno, el que Shinso viva aquí ya da muchos puntos de ventaja para este país.

—¡Já! Así es, mi pequeño es razón suficiente para mantenerme en este lugar.

—Oh, vamos. Ya no es un pequeño, si no supiera ya sobre el jamás pensaría que era un estudiante cuando me enviaste las fotos juntos, es enorme.

—Está entrenando para ser un héroe, por supuesto que crecería así.

—Bueno, lo hizo bastante bien. —La rubia sonrió elevando ligeramente sus cejas del mismo color— Será todo un galán más adelante.

—¡Ah! No me hagas pensar en eso. —La grisácea llevó una de sus manos hasta su frente— Es tan bueno que de seguro le romperán el corazón más de una vez.

—No hay nada que hacer con ello.

—Pero sigue siendo algo malo.

—Es parte de crecer, a todos nos rompen el corazón alguna vez. —La rubia sonrió con desgana observando a su querida amiga.

—No me mires así. —Kanae frunció ligeramente el ceño antes de llevar su vista hacia el camino.

Queen la observó en silencio por unos momentos antes de continuar.

—¿Realmente estas bien? Sabes que Dabi no me guarda secretos cuando se trata de ti, ¿Verdad?

—Traidor. —Exclamó de mala gana.

—Sólo está preocupado por ti, no me cambies el tema.

—No hay tema que cambiar, Queen. Estoy bien, sólo fue un desliz por el exceso de trabajo.

—Claro y tu escapada nocturna a luchar con monstruos no es nada. —La chica formó una clara expresión molesta deteniéndose para así posicionarse frente a la cazadora sujetándose de sus hombros pues ninguna tenía la mejor estabilidad— Tus poderes están evolucionando, ¿No es así?

—Eso es imposible, las habilidades no cambian sólo puedes mejorar tu control en ellas nada más. —La grisácea aclaró sin mucha importancia.

—Pero tu poder es diferente a cualquier habilidad que haya visto antes y lo sabes.

—¿Cuál es tu punto?

—Algo está cambiando, sí tu habilidad ahora te permite detectar las mazmorras no puede significar nada bueno.

—¿Por qué? Seguramente es por el cambio de energía en el ambiente, después de todo, mi aura es energía pura, tiene sentido que pueda sentirlo.

—Por supuesto que tiene sentido, pero eso no quita que sea un gran cambio, piénsalo, antes no podías hacerlo, significa que algo cambió en los portales.

La grisácea dejó escapar un largo suspiro antes de asentir con suavidad.

—Es lo que pensé, pero no hay forma en la que pueda averiguar qué cambió y eso sólo acaba estresándome más de la cuenta.

—Ha, lo sabía. Cual "Nada" y "Estoy bien" —Queen elevó sus manos para formar las comillas— Deja de hacerte la difícil conmigo y sólo se honesta cuando tienes problemas.

—No me hago la difícil, pero no quiero desperdiciar mi único tiempo contigo quejándome sobre eso.

—¡Para eso están las amigas! Puedes quejarte todo lo que quieras, además tus quejas no son sobre algo trivial. —la señaló con su índice mientras fruncía el ceño.

—Lo sé, lo sé. —Kanae pareció resignarse poco a poco.

—¿Sientes que es algo peligroso?

—Creo que lo es. —Murmuró con algo de duda.

—Maldición.

—Por eso estamos más alertas de lo normal todo el tiempo, no tener respuestas certeras es tan molesto.

—Puedo imaginarlo...Mierda cómo es que las situaciones peligrosas siempre te persiguen.

—No lo sé, estoy pagando por los pecados de mi vida pasada. —La chica se quejó resoplando.

—Estúpido universo deja en paz a mi amiga. —La rubia miró al cielo y amenazó alzando su puño.

Kanae no pudo evitar reír por su gesto y negando algo avergonzada por el tono elevado de su voz enganchó su brazo sobre los hombros de Queen indicándole que continuaran con su camino para despojarse del alcohol en su sangre que las hacía caminar con torpeza.

—Tu quédate tranquila, aunque toda una manda de monstruos venga por ti haremos todo lo posible por protegerte. —Sonrió con suavidad— No dudes en hablarnos cuando te sientas acorralada, Kanae, soy tu mejor amiga, siempre estaré feliz de escucharte.

—Ah... eres tan linda cómo siempre. —La grisácea inclinó su rostro suavemente para frotar su cabeza contra los cabellos rubios— Gracias.

—No hay nada que agradecer, puedes contar conmigo y no sólo cuando se trate de trabajo.

—Mmh. —La cazadora apretó ligeramente la mandíbula al notar la dirección que tomaría la conversación.

Queen se acercó hacia uno de los costados de aquella larga calle para sentarse en una de las banquillas dirigiendo sus ojos lilas hacia Kanae para invitarla a sentarse a su lado lo cual, con algo de duda al principio, fue aceptado.

—¿Era la primera vez que volviste a soñar con él? —Cuestionó tras unos minutos en los que ninguna emitió palabra alguna.

El silencio se hizo presente entre ambas por unos minutos, pues Queen no soltaría ninguna otra palabra para así tratar de obtener una respuesta sincera por parte de su querida amiga quien no hacía nada más que mirar el suelo frente a ellas con una seria expresión.

—No. —Respondió Kanae en tono bajo pues sabía que Queen se refería al momento en que Dabi la encontró.

La chica dejó escapar un largo suspiro notándose la frustración y preocupación que cargaba al observar a la cazadora.

—Pudiste habérmelo dicho, talvez desahogándote ni siquiera hubiese ocurrido una segunda vez, soportándolo por tu cuenta solo pones más peso en tu corazón, Kanae.

—Ya lo sé...

—Entonces detente, su relación era un secreto, lo entiendo, pero eso no quiere decir que todo lo relacionado con él ahora deba ser de la misma manera.

—Sólo... Agh, es difícil, no tiene sentido hacerlo.

—¿Por qué?

El alcohol en su sangre no ayudaba a mantener a ambas chicas en su normal tranquilidad.

—Dime.. —Insistió.

—Porque no hay nada que puedan decir para consolarme, ninguna palabra, ningún abrazo y ninguna lagrima de las miles que eh derramado ha logrado deshacerse de esto. —Kanae frunció el ceño formando una mueca que expresaba el dolor que provocaban sus propias palabras mientras con su mano derecha señalaba el lado izquierdo de su pecho— Es inútil Queen...

—Kanae... —Con suave tono preocupado trató de tranquilizar a los celestes ojos que comenzaban a cristalizarse a pesar de la ira que demostraban.

—No puedo olvidarlo... no quiero olvidarlo, no importa el dolor que me provocaron esos sueños ni el vacío que puedo sentir desde que comenzó porque pude verlo después de tanto, aunque fuese una mentira...—Kanae se detuvo apretando sus puños cuando sus ojos se desbordaron dejando que las lágrimas se deslizaran por sus rosadas mejillas— Ya no podía recordar su rostro, Queen, pero en mis sueños lo vi tan claramente que quise golpearme por haberlo olvidado...Su voz, su calor, sus caricias todo era tan...real.

Queen se acercó para limpiar con sus manos las lágrimas de la chica frente a ella que lucía más frágil a cada momento.

—Lo amabas Kanae...cualquiera en tu lugar estaría del mismo modo, lo amaste tanto y se te fue arrebatado de un momento a otro, no lo merecías, él no lo merecía, ambos debieron tener la oportunidad para compartir sus vidas tanto como lo deseaban, pero no podemos continuar viviendo en el pasado... —Sujetó suavemente las manos de la grisácea mientras volvía a buscar su mirada celeste— Ya no está aquí, no importa cuantas veces puedas verlo en tus sueños o lo mucho que lo desees...no volverá.

—Pero se sentía tan real...

—Lo sé, cariño... —Mordió su labio inferior buscando no llorar— Pero sólo te estas lastimando, no importa cuánto deseemos haber tomado decisiones distintas el pasado no cambiara, la excursión no se habría cancelado y no puedes seguir pensando en que hubiera ocurrido si tu hubieses estado allí, deja se aferrarte a la culpa...sólo así podrás dejarlo ir.

—No puedo, yo sabía que algo estaba mal, yo podría haberlo detenido, pero no lo hice. —Kanae sujetó la gruesa banca apretándola para lidiar con sus emociones— No traté lo suficiente, no seguí mis instintos, no lo salvé Queen. Pude haberlo hecho, pero no lo salvé. ¡Dejé que se fuera lejos de mí y nunca más lo volví a ver!

—Tranqui-

—¡Ni siquiera pude despedirme! —Los finos labios rosados que adornaban el rostro de la cazadora tiritaban mientras su voz seguía quebrándose al hablar y las lágrimas no parecían dispuestas a dejar de mojar su rostro que era limpiado con brusquedad— No pude darle una despedida apropiada... ni siquiera me atrevo a dejarle flores.

—Eso estaba fuera de tu control, Kanae.

—No está bien, no pude hacer nada por él, Queen. Lo seguí todo el tiempo y aun así no estuve a su lado cuando todos lo despedían con dolor.

Los ojos lilas se vieron cubiertos por sus parpados cuando la chica cerró los ojos con fuerza controlando las inmensas ganas de llorar que provocaba la imagen frente a ella.

Kanae había encorvado su espalda para posar su frente sobre la palma de sus manos que a la vez se posaban en sus rodillas mientras sus cabellos grises se deslizaban por sus hombros cayendo a los lados de su rostro ayudándola un poco a ocultarse cuando las lágrimas no dejaban de caer, el alcohol había facilitado la difícil conversación que se había llevado a cabo, pero el hecho de ser Queen quien estaba a su lado la hacía sentir más tranquila a permitirse quebrarse ante sus pesares aliviando el nudo que se formaba en su garganta cada vez que pensaba en sus sueños y recuerdos del pasado.

Estaba agradecida de tenerla a su lado a pesar de la situación en la que se encontraban.

Queen acariciaba con suavidad la espalda de la grisácea en silencio dispuesta a esperar cuanto fuese necesario para que esta aliviara sus penas, llevaba días preocupada por su estado y aunque no podía quedarse a su lado por más tiempo estaba agradecida de ser un apoyo para su mejor amiga en esos fugases momentos.

—Ah... se supone que deberíamos estar celebrando. —Murmuro la grisácea tras unos minutos limpiando sus ojos con una suave risita al erguirse y notar los ojos cristalinos de su acompañante.

—Creo que debemos alejarnos de las celebraciones con alcohol si acabamos tan sensibles. —rio con suavidad peinando los cabellos grises de la chica a su lado.

—tienes razón.

—Ven, ya es tarde vámonos de aquí. —Indicó la rubia poniéndose de pie.

—Vamos por algo de comer antes de volver a casa.

—¿Tienes hambre de nuevo? —Algo sorprendida observó los irritados ojos celestes.

—Necesito recuperar la energía que perdí llorando. —Soltó cómo si nada.

—Mhh... bueno, bueno, busquemos algo por aquí.

La grisácea sonrió de gran manera asintiendo y con su mano entrelazada a la de Queen ambas comenzaron a caminar por la desolada calle platicando de temas al azar buscando distraer a la otra mientras esperaban encontrarse con algún puesto nocturno de comida pues las calles que tomaban eran totalmente desconocidas para ellas.

Para su sorpresa y tras solo unas cuantas calles el humo blanquecino proveniente de un puesto de comida callejera se hizo ver iluminando el rostro de ambas chicas que ya estaban hambrientas, éstas se acercaron rápidamente dándole una sonrisa amable y animada a la mujer mayor que se encontraba atendiendo.

—¡Mmh! Esto sabe muy bien. —Comentó la grisácea mientras comía el Yakitori recibiendo el asentimiento animado de su amiga quien también comía.

—Me alegra que les guste, los acabo de preparar, mucha gente disfruta venir a comerlos cuando ya es de noche. —Indico la mujer sonriéndoles.

—Oh, estoy segura que sí, es una buena comida para después de beber. —Respondió Queen ganando la mirada celeste pues la cazadora aún no estaba acostumbrada a escuchar a su amiga hablar en japones.

—¡Claro! —La mujer respondió animada.

—Lo mejor.

—Ten, come un poco más para subir esos ánimos. —La mujer mayor sonrió con calidez a los sorprendidos ojos celestes.

—...Gracias. —Recibió el alimento sonriendo algo avergonzada.

El bullicio que generó el desplome de algunos objetos contra el suelo llamó la atención de ambas chicas quienes detuvieron su segunda porción de Yakitori frente a sus labios abiertos al desviar sus miradas hacia la dirección donde creyeron provino aquel ruido.

—Es mejor que no se acerquen. —Indicó la mujer agitando suavemente su mano mientras atraía la mirada de ambas.

—¿Por qué? —Cuestionó Kanae esta vez mordiendo su comida.

—El callejón es poco concurrido y obscuro así que los jóvenes lo usan para sus peleas, es mejor no pasar por allí, ustedes son mujeres muy hermosas podrían hacerles algo.

—Oh, gracias, nos evitó correr algún peligro. —Habló Queen sonriendo amable antes de, al igual que Kanae, volver a mirar de reojo hacia el lugar con bastante curiosidad. 

Dabi definitivamente no estaría feliz con lo que ambas chicas pensaban. 








➢➢➢➢➢

Escribí un capítulo larguísimo casi sin darme cuenta y después de corregirlo me dio uno que otro problema para separarlo en partes, pero lo conseguí y aquí está.

Espero lo disfruten.

Gracias por leer y por sus comentarios.💕 

Que tengan un buen día, noche o una divertida desvelada por el insomnio si leen esto en la madrugada.

¡Adiós! 

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