Killua volvía al palacio, se sentía en las nubes, Gon... Era alguién increíble. El ojiazul jamás había tenido amigos ya que por estar en la realeza no se juntaba con los del pueblo u otras personas. Además, su madre no quería que él se involucrara con gente de "clase baja". Gon era el primer amigo que tenía, no podía esperar a verlo de nuevo y...
-"¡Demonios!"- Pensó Killua
No le había preguntado dónde vivía, ¿Ahora cómo lo vería de nuevo? ¿Tendría que esperar hasta que el pelinegro lo fuera a visitar? ¿Por dónde entraría al palacio? Lo más seguro es que los guardias no lo dejarían pasar, y si venía por el bosque alguién lo podría descubrir y lo encarcelarian. La mente del peliblanco se encontraba en un lío, no sabía ni cómo ni cuándo iba a volver a ver a Gon, eso lo frustraba.
Cuando llegó nuevamente al patio trasero del castillo fue hasta la guardia y dejó a su corcel. Se dirigió hasta la entrada y cruzó la puerta. No habían pasado siquiera tres segundos desde que había pisado el palacio y los gritos de su madre ya habían llegado hasta sus oídos
-¡Killua! ¡¿Estás bien?! ¡¿No te sucedió nada?! ¿Por qué te fuiste de esa manera?, sabés que no me gusta que te vayas así...
-Sí, sí, lo que digas- bufó Killua con indiferencia
Empezó a caminar por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras para subir a su habitación
-¡Kill! ¡No me ignores!
Hizo oídos sordos y abrió la purta de su habitación cerrandola con fuerza, en definitiva su madre era un increíble dolor de cabeza. Se lanzó sobre su cama y cerró sus ojos. Pudo divisar a Gon sonriendo, él sonrió inconscientemente y siguió pensando en lo que había sucedido hoy, recordando cada palabra y... "Es Kurapika" Kurapika... Kurapi... ¡¿Kurapika?! Se levantó de golpe, Kurapika, lo sabía, cuando Gon lo había mencionado le sonó conocido ese nombre, ahora lo recordaba. Kurapika era el nombre del chico que iba todas las semanas a buscar suministros para Isla Ballena junto con otra persona. Isla Ballena... Era parte del reino y estaban bajo el mando de su familia a pesar de que estaba a la mitad de la nada. Una sonrisa se plantó en su rostro. Tenía que ser verdad, si Gon era amigo de Kurapika, el cual llevaba suministros todas las semanas a Isla Ballena, y jamás había visto al castaño, era porque obviamente Gon vivía en Isla Ballena! Ahora todo tenía sentido, el príncipe jamás había ido a Isla Ballena, eso explicaría el por qué no conocía a Gon. A Kurapika lo conocía ya que, así como a la gente del pueblo, lo veía cada tanto y se saludaban.
Pensó unos momentos un plan hasta que se le prendió la lamparita, ¡Mañana por la mañana iría a ver a Gon a Isla Ballena! Si, así es, él iría. Volvió a recostarse en la cama y cerró sus ojos lentamente, definitivamente él vería a Gon.
Un rato más tarde unos suaves golpes en la puerta lo despertaron de su hermoso sueño
-Amo, la cena esta lista, baje a comer por favor
-Gotoh, dile a mamá que ya voy- un bostezo salió del somniolento príncipe
-Como usted deseé
Los pasos de Gotoh se escuchaban cada vez mas lejos. Killua se peinó un poco el cabello y se lavó la cara. Salió de su habitación y bajó por las escaleras hasta el gran comedor. Al abrir las puertas fue recibido por varios mayordomos. Los saludó y se sentó en la larga mesa. Los mayordomos sirvieron la comida y pusieron grandes bandejas sobre esta.
A Silva, Illumi y Kikyo les sirvieron vino, mientras que a el y al resto de sus hermanos les sirvieron agua. Empezaron a comer, su padre hablaba con Illumi sobre nuevas conquistas y tratos con otros reinos, su madre le hablaba a él, pero estaba tan concentrado en comer que la ignoraba por completo. Comió un poco de todo, se paró de su silla y estiró la mano para alcanzar un poco de ese delicioso pavo que se encontraba en el medio de la mesa. Lo tomó y volvió a sentarse, Killua miró atento el pedazo que había tomado y pensó:
-"¿A Gon le gustara el pavo?"
Gon... Un leve sonrojo apareció en sus mejillas y empezó a sonreir bobamente. Todas las miradas de su familia se posaron en el ojiazul, quien miraba con mucha pasión al... Pavo? Silva y Kikyo se miraron extrañados hasta que la mujer decidió hablar:
-Kill, cariño, ¿te sientes bien?
Esa simple frace le ayudó a Killua a salir de su nube de fantasía. Miró a su al rededor y se avergonzó más al notar las miradas extrañadas de su familia
-Ehh, s-sí, e-estoy bien, solo estoy algo cansado, jaja, ya saben, emmm.... Buen provecho- se levantó de su silla y salió del comedor
Illumi lo miraba de reojo, obviamente él sabía a qué, o mejor dicho, a quién se debía el comportamiento de su hermano menor, pero prefirió quedarse callado y continuar con su cena.
Killua llegó corriendo a su habitación, cerró la puerta con fuerza y suspiró, no podía permitir que su familia se enterase de Gon, era obvio que si se enteraban iban a echarlo o incluso peor, matarlo por siquiera acercarse a él, esto debía ser un secreto, sería SU secreto.
Se deslizó hasta el enorme closet y se quitó sus ropas, se puso un pijama y se dirigió hasta su baño. Su habitación estába compuesta por un baño propio, un enorme closet, y una infinidad de muebles caros. Tenía una enorme cómoda, había un balcón y tenía una especie de segundo piso, de la pared colgaba una pequeña escalera de madera que te llevaba hasta una enorme biblioteca llena de libros.
Lavó sus dientes y se dirigió nuevamente hasta su súper cómoda cama, abrió las sabanas y se recostó, se tapó y cerró los ojos de manera lenta, mañana iría a ver a Gon y eso le ponía los pelos de punta...