-¡Yah! Wooyoung hyung, ¿A dónde vamos?- preguntó el omega formando un pequeño puchero en sus labios que el contrario no pudo admirar por estar adelante suyo guiándolo hace ya casi quince minutos desde que dejaron las instalaciones donde el menor rindió su evaluación.
-Es una sorpresa Sannie, no te lo diré- le contesto el alfa con risa al tener que escuchar las insistencias que no parecían querer cesar.
-¡Pero quiero saber!
-Deja que te sorprenda Sanshine, quiero que la cita salga perfecta. Además de cualquier forma te dejas guiar por mí.- le recriminó con gracia.
-¿En serio es una cita?- quizás no lo pareciera pero San intentaba demasiado no hacer que su tono de voz lo delatara al encontrarse tan rebalsante de alegría por haber escuchado la condición que Wooyoung le impuso por su beso de la suerte. El menor sabía que aquel besito le había servido para dejar los nervios atrás hace unos minutos, pero ahora mismo todo se veía desde otra perspectiva y a diferencia de tranquilizarlo lo hacía sentir nervioso, ansioso por lo que vendría. Fueron muchas las noches en que se comenzaba a imaginar cómo sería el estar en una relación con Jung, ilusionando a su corazón enamorado al solo pensar ser novio del el chico, y ahora que finalmente iban camino a tener una cita resultaba poco creíble, como si la locura lo hubiera terminado por consumir ante las noches en vela o por los momentos vividos con el alfa.
Entonces Wooyoung se detuvo en su totalidad para voltearse y quedar ante San frente a frente. Lo observo sin ningún signo en su rostro de falacia, totalmente serio, para posteriormente llevar una de sus manos a las del omega para entrelazarlas y dar un sutil pero fuerte agarre que confirmaba sus palabras.
Sonrió y con un movimiento ligero de cabeza indico la tienda que estaba a su lado.
-Llegamos, Sannie, espero que sea de tu agrado.
Y de esa forma ambos entraron a un café adaptado para pasar tiempo con perros y también gatos.
-¿Quieres primero tomar algo o jugar con los cachorros?- le cuestionó Wooyoung dejando a elección propia al omega quien con una sonrisa enorme que apareció a penas distinguió el local, lo apresuró para ir hacia la sección especial de los animales esta vez siendo él quien estaba guiando.
Wooyoung no lo iba a admitir, pero aquella sugerencia de Yeosang hace tiempo atrás definitivamente había sido la mejor.
Pero claro, no diría nada sobre eso, necesitaba impresionar a San.
-¡Son preciosos!- chilló San soltando la mano del alfa para agacharse y comenzar acariciar a dos perros de mediana estatura que habían ido de inmediato hacia el en busca de cariño.
Repartía mimos a los cachorros desde su cabeza, orejas (en especial detrás de estas), espalda y también en sus hocicos de los cuales salían lamidas hacia las manos del omega.
-¡Hyung, mire!- llamó con entusiasmo volteando su cabeza para mirar al mayor detrás suyo que se encontraba con una pequeña perrita de cabello oscuro pero muy brillante que parecía dormir en los brazos del alfa y con tan solo con ver tal escena volvió a chillar por la ternura que presenciaba-. ¡Que hermosa es! Eres una preciosidad- balbuceó bastante encantado por mimar a la mascota.
-Se ve muy bonita cuando duerme- comentó Wooyoung dándole cariño al animal.
-Me encantan estos lugares, Wooyoung hyung.
-Entonces creo que la cita empezó de maravilla- río bromeando.
-De todas formas nuestra cita saldría muy bien.
-¿Por qué lo dices?
-Porque estoy teniendo contigo la cita, porque estás tú junto a mi, Wooyoung hyung.
Ninguna de sus sonrisas pudo ser oculta y en busca de no poner un ambiente en el que ambos se encontraban nerviosos decidieron jugar con la cachorra. Fue costoso para Wooyoung dejarla ir de sus brazos, se había encariñado con la mascota que se recostaba cómodamente sobre el pecho del alfa por lo que el resto de la tarde no se había separado de esta.
. . .
El cielo ya estaba pintado de tonalidad oscura, sin ninguna nube visible dejando así el firmamento despejado para contemplar la luna y estrellas que decoraban cada espacio de este.
Ambos chicos, alfa y omega estaban caminando en dirección a la residencia del menor. Luego de pasar la tarde en el café decidieron pasear por los locales de venta cercanos y dar vueltas en estos, dejando que la noche se hiciera presente. No tenían las manos unidas, pero si los meñiques entrelazados. Tampoco deseaban apresurar demasiado las cosas, los dos querían tomarse con calma cada paso, hacer lo necesario para establecer una relación más grande, antes de dar cualquier paso sin conocerse por completo.
Las calles estaban desocupadas pero no vacías. Por estas todavía transitaban un par de personas y unos cuantos autos que rellenaba el silencio que tenían; pero todo debía acabar y una vez encontrados en la puerta de la casa del omega, sabían que debían despedirse y desearse una buena noche y descanso.
San no aguanto más el deseo de abrazar al alfa y así lo hizo al pasar sus brazos por el cuello del mayor y así brindar leves mimos en el cabello oscuro mientras dejaba reposar su cabeza en el hombro del mayor. El alfa sujeto su cintura de manera suave pero posesiva, sin dejar algún espacio mínimo de aire entre ambos cuerpos que juntos se trasmitían calor y seguridad.
-Gracias por este día hyung. En realidad me ayudaste bastante para la evaluación y también por la tarde.
-Sanshine- lo llamó posando una mano en la espalda del pecoso como si estuviera sujetando un frágil y más llamativo cristal, como si el mundo entero estuviera a su cuidado y debía brindarle todo el cariño, a la vez que conectaban sus miradas y un intenso brillo se hacía presente al admirar el perfil del contrario-. Tenía un plan ideado, te lo juro, quería hacer todos los pasos de manera correcta con tal de que me dieras una oportunidad. Estaba listo para dar el primer paso, pedirte una cita, pero luego de que besaras mi mejilla me perdí en ti, en nosotros dos juntos y entonces supe que no podía esperar más para comenzar. Sé que estoy hablando muy rápido sobre todo esto, pero la razón es lo nervioso que me pones, lo mucho que me gustas. No quería decir esto sin nada que ofrecerte, debo admitir que incluso tengo un presente para ti en casa y precisamente ahora no lo traigo conmigo, pero San, desde que te vi caminar en aquella plaza donde Yeosang te llamo y ambos se abrazaron, solo eres tú, tú eres mi todo. Si me permites, si me aceptas dar solo una oportunidad, me gustaría cortejarte. Quiero hacerte saber cuánto me gustas, que mi amor por ti es tan eterno e infinito como las constelaciones en el universo.
Y, aunque San quisiera decir algo, no solo el asombro evitó cualquier palabra dejando así a sus facciones delatando la sorpresa que tenía, sino también el beso sonoro que el alfa le dejo en una de sus mejillas mientras su cuerpo no mostraba intención alguna de alejarse, manteniéndose aún más juntos.
Fue un débil susurró a penas, porque el menor enrojecido no dudo en ocultar su rostro en el pecho del alfa cuando divisó como las comisura de los labios de Jung se levantaron tan solo un poco. Entonces, con los sentimientos a flor de piel, le respondió afirmativamente con un inaudible sí.
Una afirmación que solo ellos dos habían vivido, junto a la luna que los presenciaba y adornaba su entorno.