Eiden
Nos encontramos en un silencio eterno, mezclado con el solitario eco que abunda por el bosque.
Con los ojos de Patt clavados en los míos, noto el pequeño objeto que piso a los pies del árbol.
Bajo la cabeza para observarlo, y se trata de un sólido oscuro escondido entre las hojas secas del suelo .
-No eres capaz de decir nada-dice Patrick-... Eres muy débil, Denn.
Le miro de nuevo, y aprieto la mandíbula.
-Piensas que todas tus suposiciones siempre acaban siendo ciertas-le empujo, separándolo de mí-. Pero hay veces en las que no puedes evitar fastidiarla.
Patt me mira confundido.
-¿Qué coño dices?
-Quizás esté pasando por un cúmulo de sensaciones. Pero, ¿y qué? ¿Acaso importa algo?
Se queda en silencio.
-Tu padre ha desaparecido, tu novia está amenazada, tu antiguo amigo puede que sea un asesino, ¿y tú solo te preocupas por que me gustes?
Suspiro.
-El que está ido eres tú, Patrick. No yo.
Seguidamente, me coloco el par de guantes y me inclino a agarrar el pequeño objeto a los pies del árbol.
Efectivamente, es una cámara.
-Y me temo que tenemos peores cosas por las que preocuparnos en este momento-añado, mostrándole el hallazgo-.
...
Lissa
-Con cuidado.
Mónica y yo agarramos a Brenda y Mackie, sacándolas del coche cuidadosamente.
Nos las acomodamos en los brazos, y cerramos las puertas tras nosotras.
-¿Sigue sin dar señales de vida?-le pregunto, quien sostiene a Mackenzie sobre sus hombros.
Mónica niega con la cabeza, y, suspirando, nos dirigimos a la puerta de mi casa.
Agarro las llaves de mi bolsillo, y abro la puerta como puedo.
No pensaba que Brenda pesara tanto...
-Vamos a mi habitación. Mi cama es grande, y podrán dormir allí.
Mi amiga asiente.
Enciendo las luces de la casa, y subimos las escaleras despacio.
-¿Tú sabes lo que parecemos?-suelta Mónica.
-No, y no me lo digas, no me gustaría saberlo.
Cuando entramos a mi habitación, enciendo todas las luces, y tumbamos a las chicas sobre mi cama.
Al ser bastante ancha, caben las dos sin necesidad de hacer apretones.
Parecen muertos, de estos que pesan más que cuarenta elefantes en acecho.
-¿Cuánto crees que pesan?
Suspiro de cansancio.
-Más que tú y yo.
Les quitamos los zapatos, y las prendas que lleven más incómodas, y las acumulo encima de la silla.
-Precioso.
Mónica les agarra los teléfonos de un salto.
-¿Qué haces?
-Lo sabía-mira las dos pantallas a la vez-. La madre de Brenda ha escrito, y Mackie tiene el móvil en modo avión.
-Ponles una excusa.
Mónica piensa.
-¿Y si me quedo en tu casa a dormir?
-Mi madre llegará por la mañana. Tenemos que llevar a estas antes. Ya sabes cómo vendrá...
-¿Crees que te ha puesto una excusa?
Asiento.
-Pero ya no me extraña. Su vida es distinta a la mía.
Mónica escribe en ambos teléfonos.
-Hemos hecho una noche de amigas en tu casa.
''Una noche de amigas'' es la peor comparación que podemos hacerle a todo lo que ha pasado esta noche.
De repente, Mónica desactiva el modo avión del móvil de Mackenzie y este empieza a sonar.
Brincamos del susto.
-Es su padre-nos miramos-.
-Tienes que cogerlo.
-¿¡Qué!?-Mónica deja sonando la llamada.
-Si no lo coges van a sospechar.
-Pues habla tú.
Suspiro, mirando a mi amiga con desdén.
Le arrebato el móvil de las manos y abro la llamada sin miedo.
Mónica me observa, atenta a la gran trola que estoy a punto de contar.
El hombre comienza a hacer muchas preguntas, entre ellas, dónde estamos, qué ha pasado, y por qué Mackenzie no ha cogido el teléfono.
-Estamos en mi casa. Nos hemos quedado a hacer una... noche de amigas.
Mónica comienza a reírse, y le hago un gesto para que se esté en silencio.
-Sí, ahora está... en el baño.
Mi amiga suelta una carcajada, y yo le doy una empujón.
-Cállate-susurro-.
El padre de Mackenzie no para de hacer preguntas.
-No, no puede hablar ahora. Me ha dicho que lo coja yo.
Mónica, al fin, se está en silencio, pero intenta aguantar las ganas de explotar en una carcajada.
Miro a mis dos amigas, totalmente inconscientes durmiendo profundamente sobre mi cama.
Después de un largo interrogatorio, cuelgo la llamada.
-Es la mayor mentira que te he oído atreverte a decir hasta ahora-dice Mónica, levantándose y acercándose-.
-Ha sido de los momentos más incómodos de mi vida. Y tú no me has ayudado mucho, que digamos.
-¿Cómo? Yo estaba atenta a tus palabras, revisando que no te confudieras o te pusieras demasiado nerviosa.
La escucho sin poder evitar reír.
-Nadie creería lo que ha pasado en realidad.
-No se preocupe-imito-. Su hija se ha emborrachado, se ha restregado con su mejor amiga, y ha caído inconsciente. Después, hemos estado a punto de morir frente a unos chicos drogados, y ha llegado un príncipe azul a salvarnos.
Mónica me escucha riendo.
-Dirás ''dos'' príncipes azules.
Me quedo en silencio durante unos segundos, y la miro cambiando de expresión.
-Al menos podrías haber disimulado un poco-me afirma-.
-¿Qué?
-Le mirabas como si no te percataras de que se daba cuenta.
-Yo no miraba a nadie-niego lo obvio-.
Mónica suelta una carcajada, y se deja caer en la cama sobre Brenda y Mackie.
-''Eiden''. Es un lindo nombre.
-Aggh, ¿puedes parar?
-Es tu.. ¿primo, o algo así?-pregunta.
-Medio hermano. Es el hijo de la nueva mujer de mi padre.
-Así que un rollo entre hermanastros...
Le doy un empujón, para que se calle de una vez. Pero ella me agarra de las muñecas y me tira sobre ella, haciéndome caer sobre la cama.
¿Por qué tiene tanta fuerza?
-Deberías hacer más deporte-insinúa-.
-Y tú dejar de ser tan idiota.
Mi amiga comienza a reír, y yo me acomodo junto a Brenda para mirar al techo.
No puedo creer lo que han formado mis dos amigas durante esta noche.
-Aún sigo analizando la escena-digo, mirándolas mientras roncan ligeramente-.
-¿Crees que significaría algo? ¿O solo estaban borrachas?
La miro, dudando ante mi respuesta.
-Solo estaban borrachas.
...
Eiden
-Ha vaciado todos los paquetes de video-dice Patrick, con la cámara en sus manos-.
Hemos vuelto a casa, después de ver cómo anochecía en el bosque, y el frío y el viento comenzaban a adueñarse de él.
-Es un ejemplar que puede guardar un almacenamiento de más de 1500MB por video. No es un tipo de cámaras que se suelan vender mucho-explico-.
Patrick desarma el objeto en piezas.
-¿Y por qué lo haría?-pregunto-Nadie iba a encontrarla.
Patrick levanta la mirada.
-Sí. Nosotros.
Al escucharle, me quedo en silencio.
-¿Insinúas que...?
Me interrumpe antes de terminar.
-Sí. Insinúo eso.
Comienzo a andar en círculos.
Recuerdo todo. La casa, las fotos, y el bosque.
No lo había pensado hasta ahora.
-Sabe qué estamos haciendo. Lo sabe todo.
De repente, nos miramos, como si nos hubiéramos iluminado al mismo tiempo.
-Nos vio. En la casa-afirma Patrick-.
Me quedo en silencio, y abro los ojos como platos.
-Mierda. Joder.
Patrick comienza también a andar en círculos, con nerviosismo.
-Sabe que hemos ido al bosque.
-¿Pero sabe las razones?
-¿Tú qué crees? Además, no es que hayas sido muy cuidadoso.
Recuerdo cómo rompí la botella de tequila en mil pedazos.
Se hace un silencio, mientras pienso.
-Tenemos que hacer algo.
-¿Y qué vamos a hacer?-dice Patt-Ni siquiera sabemos qué es lo que esconde.
-Piensa un poco-le miro fijamente-. Las fotos de la caja, había casi una decena de fotos ahí dentro. Fotos de personas que ni siquiera tienen algo de importancia.
-O tal vez sí-me interrumpre-.
-¿Qué?
-Tal vez sí tengan que ver con Sam, o con su familia.
Comienzo a cuadrar las cosas.
-Si seguimos saqueando y escondiéndonos como auténticos ladrones, no vamos a terminar consiguiendo nada. Tenemos que hablar con alguien que nos pueda aclarar las cosas.
-No vamos a hablar con Sam.
-No-niego-. Si ya sabe que estamos metidos en esto, es mejor que no le demos más posibilidades de que nos pueda hacer algo.
-¿Pero qué te piensas que es Sam? ¿Un asesino en serie?
Me quedo en silencio.
-Tiene muy pocas pintas de serlo-Patt se gira de nuevo hacia la cámara-.
-Sé que suena tremendamente mal, lo sé. Pero aún no sabemos nada.
Patrick me mira con los ojos como platos.
-¿¡Lo estás diciendo en serio!? ¿¡Un asesino!?
-No estoy diciendo nada. ¿Puedes relajarte?
Patrick carraspea.
-Bien. Pues hablaremos con su padre.
-¿Dónde está su padre?
-Ahora mismo se encuentra en el hospital. Sufrió un ataque al corazón, y no se encuentra nada bien. Sumándole la vejez que lleva encima...
-¿Por qué es tan mayor?
-Eres el padre adoptivo de Sam, ¿recuerdas? No es su padre biológico, ni mucho menos. Es normal que las edades estén muy descompensadas.
Asiento.
-¿Y se sigue hablando con él?
Patrick niega con la cabeza.
-Ahora Sam hace su vida. De todas formas, sabe que morirá dentro de poco.
-Pues entonces tenemos que darnos prisa. Iremos mañana por la mañana-afirmo-. ¿Podremos entrar?
-Sí, en las horas de libre visita podemos hacernos pasar por algún familiar suyo.
De repente miro el reloj.
-Patt, son casi las dos de la mañana. ¿No teníamos que ir al Vertigo?
Patrick lo recuerda de repente.
-Mierda, sí. Vamos ahora.
-¿Ahora?
-Mi primo no está allí. Tengo que encargarme de que todo esté en orden. Al menos esta noche.
...
Lissa
-¿Que hicimos qué?
Nos encontramos en la cafetería.
Después de amanecer en mi casa, desgraciadamente Brenda y Mackenzie no recordaban nada.
Mónica me da una mirada de complicidad.
-Sí. Digamos que quedamos bastante flipadas...
Nuestras dos locas amigas se anonadan, y Mónica y yo no podemos evitar reir ante su reacción.
El camarero se acerca a nuestra mesa.
-Un yogurt de fresa-dice Brenda, y todas nos la quedamos mirando-. Es... Para la resaca.
Suelto una risa.
-Entonces otro, por favor.
Mónica me mira extrañada.
-Aún no he canalizado todo lo que pasó anoche-miro hacia un punto fijo-.
El hombre se marcha, y nos quedamos en silencio.
Mackenzie y Brenda se miran.
-¿Qué pasó anoche?
-Lissa estuvo a punto de morir-soltó Mónica al instante-.
-...Gracias por ser tan directa.
Brenda abre los ojos como platos.
-¿¡QUÉ!?
-Anoche ocurrieron más cosas aparte de lo que ya sabéis.
Las chicas nos miran expectantes.
-Para resumirlo todo-añado-, el príncipe azul de Mónica vino a rescatarnos.
Mónica me mira con absurdez.
-No me mires así. Y no me lo niegues.
Sueno muy directa con mis palabras.
-¿Y no vas a decir nada de su caballero acompañante?
Me quedo en silencio.
Mackenzie se encuentra en shock.
-Un momento. ¿Nosotras estábamos ahí?
Asentimos.
-Más bien... No estábais. Estábais inconscientes.
-¿¡Inconscientes!?
Nuestras amigas no dan crédito a lo que les estamos contando.
-Todo ocurrió tan rápido que... No nos dio tiempo a reaccionar.
-¿Viste el arma que llevaba Patrick?-pregunta mi amiga.
Asiento.
-No puedo creerlo... Están metidos en algo fuerte, Lizzy.
Brenda y Mackie tan solo escuchan con atención, ya se esperan cualquier cosa que vayamos a contarles.
-¿No le preguntaste?
-Sí. Pero no quiso hablarme sobre el tema. Tan solo dijo que cuanto menos supiera sería mejor. Con lo cual me hace preocuparme aún más.
Escucho a mi amiga. Entiendo lo que está diciendo, y Patrick ha hecho mal al decirle que no se preocupara.
Aunque algo oculte, mantenerlo en secreto hace que menos personas puedan entrometerse en el asunto.
Ahora Mónica no parará hasta descubrir lo que se traen entre manos...
...
Eiden
Es muy de noche. A esta hora, las luces de las farolas son lo único que ilumina las carreteras, y la gente de fiesta o borracha abunda las calles.
Patrick conduce con tranquilidad, aumentando el silencio en el ambiente.
No puedo evitar pensar en todo lo que me ha dicho hace unas horas. Tampoco puedo evitar negarlo, pero... Es algo que nunca me había planteado del todo.
Aún así, nunca le daré motivos para confirmarle mi atracción hacia él, ni tampoco a mí mismo...
-Todo eso que has dicho en el bosque.
Patrick rompe el silencio, dejándome extrañado.
-¿Qué?
-No llevas razón-suelta una risa-. Pero no te llevaré la contraria.
Frunzo el ceño, confundido.
-Te pones muy firme cuando te molesta algo.
Miro por la ventana, dejándole pensar un poco, y pensando un poco mis respuestas. A partir de ahora no diré nada que aparezca aleatoriamente en mi mente.
Eso nunca sale bien...
-En realidad no me molesta lo que pienses.
Hago una pausa.
-Simplemente quiero dejar claras las cosas. A veces piensas que tus palabras son lo último que se queda en el aire. Pero las mentiras también vuelan.
Patrick se queda en silencio mirándome, y después suelta una risa.
-¿De qué te ríes?-bromeo.
-Por dios, Denn. Te has puesto súper filosófico.
Suelto una carcajada.
-El profesor Thennor estaría muy contento contigo.
-¿Sabes? Mi madre quiere quitarme de las clases.
Patt cambia de expresión por un momento.
-¿Cómo?
-Y quiere que vuelva al instituto. Por supuesto, la voz de mi padrastro es MUY importante-digo con sarcasmo-, y este nunca le lleva la contraria en sus decisiones sobre mí.
-¿Vas enserio?
Asiento.
-John es un gilipollas.
Me hace gracia cómo iguala a la perfección mis pensamientos.
-No te hablé de la noche después de la fiesta. Cuando volvimos de comisaría.
-¿Qué ocurrió? ¿Les pillaste?
-En toda regla.
Patrick abre la boca, pasmado.
-Sabía que ese cabrón no tardaría en aprovechar esos ratos solos.
-Lo peor de todo es mi madre, tío... Actúa como si nada le importase. Y eso le hace caer súper bajo.
-Es normal. Yo haría lo mismo.
-¿Que tú harías qué?-me lo quedo mirando.
Patrick suelta una carcajada.
-Que yo me follaría a un millonario para quedarme con todo su dinero.
No digo nada ante sus insinuaciones. Pero me anonado por unos segundos.
-Si se convirtiese en una viuda negra, se quedaría con más ganancias que las que ya de por sí posee-añado-.
-¿Te refieres a que mate a tu padrastro?
-Nada demasiado fuerte-explico-. Algo como un envenenamiento es suficiente.
Patrick no puede parar de reír.
-De verdad que eres un caso aparte, Denn.
-Tú te follarías a un viejo, ¿quién está peor de los dos?
Soltamos unas carcajadas agonizantes, de estas con las que sientes que puedes morir de asfixia en cualquier momento.
La cara de Patrick, mi estómago dolorido, los golpes de Patt al volante..., todo es perfecto.
Hasta que...
-¡DIOS!
Una luz ciega mi vista. El chirrido de unas ruedas girando a toda velocidad penetran mis oídos.
El grito de Patrick me hace recobrar la compostura.
¡PUM!
Patrick da un frenazo, haciendo que mi mandíbula se encuentre a escasos centímetros del cajón delantero.
Y mi vista se nubla de nuevo...
Varias imágenes rápidas aparecen en mi mente.
- -
"Unos pies caminan lentamente sobre un camino de hojas secas. Unas botas negras que solo hacen que el crujido de las hojas provoque pequeños ecos en el lugar.
La misma persona sujeta un maletín en una de sus manos, unas manos envueltas en unos guantes negros como el cuero.
De repente los guantes desaparecen, y sus manos son vistas... Unas manos temblorosas, llenas de sangre... Ocultas bajo esas telas.
La visión sube al rostro, el cual es tapado por la mitad por una tela oscura, que el sujeto se quita con cuidado, utilizando esas manos manchadas de líquido rojo vivo.
Se destapa la media máscara, y sus ojos muestran desasosiego y miedo.
Miedo...
De repente el color de esos ojos es iluminado por un pequeño rayo de luz, de los últimos de ese atardecer.
Unos ojos amarillentos, unas pupilas dilatadas.
Los ojos de Sam Parker... ""
- -
Doy una bocanada de aire, y me agarro sobre el asiento con mis manos.
Mi visión vuelve a ser lúcida, y respiro con tranquilidad.
Mi amigo se encuentra con las manos en el volante, y los brazos tiesos.
-¡Joder! ¡Menudo gilipollas!
Murmura miles de insultos, mientras yo intento recobrar la compostura.
Me froto la frente con las manos, y miro de nuevo hacia delante.
Nos encontramos frente a una farola.
Un coche ha pasado por el frente de nosotros, y Patt ha tenido que girar de repente, embestiéndonos contra la acera de la calle, y chocando con un palo de luz.
-¿¡No tenía más calle!? ¡No hay ningún coche! ¡Se ha abalanzado contra nosotros!
Patrick se desata el cinturón y sale del coche con rapidez, quedándose mirando hacia el final de la calle, por donde los coches desaparecen a la vista.
Yo me dejo caer sobre el asiento, aún en shock.
-Ya se ha marchado. ¿EIDEN? ¿Estás bien?-se acerca rápido a mí.
Asiento.
-Patt...
Me mira fijamente, inspeccionando si tengo algún daño.
-He visto algo.
Se calla de repente, y me mira a los ojos.
-¿Cómo?
-No sé qué ha pasado. Ha sido muy deprisa.
Patrick sale un momento del coche para inspeccionar si ha sufrido algún daño el vehículo, y luego entra de nuevo en el asiento.
-Cuéntamelo todo-se acomoda en el asiento y cierra la puerta tras de él.
-He visto a Sam.
-¿A Sam?
-Lleno de sangre.
Se queda mirándome, alucinando ante lo que estoy diciendo.
Ni siquiera sé lo que le estoy contando. Pero necesito liberar lo que acabo de ver.
-Sus manos. Estaban llenas de sangre.
-¿Pero qué hacía?
-Caminaba por el bosque. Con un maletín en sus manos.
Patrick me escucha con atención, con una mano apoyada sobre el asiento, y girado hacia mí.
-No sé qué ha pasado, Patrick. No sé...
-No importa. Tú cuéntamelo, puede ser importante.
Miro hacia el frente, intentando recordar.
-No sé... No sé qué estaba haciendo. Parecía asustado. No lo sé...
-¿Asustado?
-Sus ojos. Su mirada, no lo sé.
Patt hace una mueca pensativo.
-¿Qué crees que hacía allí?
-No lo sé. Pero tenía las manos llenas de sangre, Patt...-trago saliva, y mi amigo inconscientemente hace lo mismo-.
Se hace un silencio.
-Esto no me gusta nada-Patrick permanece pensativo mirando hacia el volante del coche-.
No digo nada. Aún estoy en shock.
Puede que pertenezcan a mis pensamientos, o a lo que creo que está ocurriendo.
Pero me parece demasiado tétrico como para creerlo.
De repente, Patrick da un brinco, asustándome.
-¡Mierda! ¿Le has visto la cara al conductor del coche?
Niego con la cabeza.
-¡Era él!
Cambio de expresión, y, con los ojos como platos, permanecemos mirándonos en el completo silencio de la noche.
...
FIN DEL CAPÍTULO
[Una Verdad Perfecta]
Capítulo 10 muy pronto...
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