Travis
—Mamá —la llamé, ambos estábamos viendo al vacío, hacia la nada en aquella montaña que era su lugar.
Me miró con sus ojos azules sin nada de vida ya, estaba a punto de morir, todo el mundo lo sabía, pero yo tenía la ligera esperanza de que no fuera así. Ya no tenía ningún solo cabello rubio en su cabeza, no estaba maquillada como tanto le gustaba, ni vestida elegante como lo hacía. Se veía demacrada, se sentía demacrada. Y aún así, siempre tenía fuerzas para venir aquí.
—¿Sí? —respondió e intenté ocultar el dolor que su voz rota me causaba.
—¿Cómo sabes si estás enamorado? —pregunté y mamá sonrió levemente.
No había sonreído en semanas, no con tanto dolor, y a pesar de que era una sonrisa muy leve y casi imperceptible, la tomé y la guardé en mi corazón.
—¿Tiene esto que ver con Jane? —preguntó y yo aparté la mirada, sonrojándome por lo que dijo.
—No... solo preguntaba —mentí y mamá se dio cuenta que era una mentira, tomando mi mano con la suya, muy débil.
Mamá suspiró, el respirador al parecer no haciendo el efecto que quisiéramos, el efecto que ella necesitaba.
—Pues... —respiró hondo de nuevo—. Es difícil de explicarlo —hablaba, muy lento y de manera agitada—. En mi caso... cuando supe que estaba enamorada de tu papá, fue cuando en una noche no pude evitar pensar en él. No podía dormir por eso, mi corazón latía fuerte, mis manos sudaban y temblaban, sentía las típicas mariposas en el estómago... —tomó otra respiración—. Solo quería estar junto a él.
Sonrió otra vez, suavemente, recordando lo que sentía. Mamá amó a papá durante toda su vida, y en ese momento, a mis catorce años, yo me estaba sintiendo identificado con ella y su historia de amor.
Antes de que papá muriera, era un hombre decente, quien cuidó a mamá hasta que murió, así que me fue fácil entender porqué mamá lo amaba tanto. Yo también amaba a mi padre en ese entonces.
Sin embargo, sus palabras me hicieron pensar. No, no podía estar enamorado de mi mejor amiga, ¿cierto? Pero tenía casi todos esos síntomas cuando me encontraba con Jane, cuando me mostraba un dibujo nuevo, cuando me decía que quería ver una película conmigo, cuando quería hacerme escuchar alguna canción con la que se identificó.
—Está bien —dije y mamá sonrió.
—¿Sientes todo eso? —me preguntó, pasando un débil y muy delgado brazo por mis hombros y atrayéndome en un abrazo igual de frágil.
Apoyé mi cabeza en su hombro, ya era más alto que ella, pero siempre me sentía pequeño a su lado.
—Leí en un foro que el amor es un exceso de dopamina y oxitocina, tal vez no estoy enamorado, tal vez mi cerebro solo genera hormonas como si estuviera drogado o algo así.
Mamá rió, una risa muy frágil.
—Deja de buscarle una respuesta lógica a todo —murmuró, acariciando mi brazo de arriba hacia abajo—. Sé que tu coeficiente intelectual te hace pensar en todo con lógica y una razón científica, pero hay cosas que ni la ciencia puede explicar, y eso es lo que nos hace humanos. Hay cosas que no tienen lógica, que no pueden ser explicadas, y el amor es una de ellas.
Asentí y mamá apoyó su mejilla en mi cabeza. Ambos miramos en silencio el paisaje de Salem, lo tranquilo que era, lo felices que éramos, a pesar de la enfermedad de mamá.
Mamá murió al día siguiente, fue una muerte muy pacífica, incluso su rostro estaba tan en paz que parecía que solo dormía.
Y nuestra última conversación fue sobre Jane, sobre lo que yo sentía. No lo admití hasta dos años después después de lo que le pasó a Jane. Siempre estaba intentando buscarle una razón a lo que sentía, algo lógico, algo con lo que yo pudiera explicar el por qué me sentía así. Solo que no había nada de lógica a medida que mis sentimientos se intensificaban.
Perdí mi virginidad con una chica de penúltimo grado, mientras yo estaba terminando noveno grado. Fui muy malo en ello y solo duré dos minutos, no me gustó así que no lo hice hasta que cumplí quince. Me acosté con varias chicas más durante casi dos años, no tantas como Jane piensa, pero con cada chica que dormía no podía parar de pensar en Jane. Y me sentía mal.
Me sentía pésimo.
Hasta que regresé de vacaciones y pude admitir mis sentimientos hacia ella.
Recuerdo que canté hasta que ella se relajó en mis brazos. No sabía que le había pasado y estaba preocupado, pero no pude dormir. Tenerla entre mis brazos se sintió mucho mejor que cualquier polvo sin sentido. Y me llegó como un balde de agua.
La amaba, la amaba tanto. La conversación de hace años con mi madre se repitió en mi mente mientras sostenía a Jane dormida en mis brazos. Empecé a respirar con dificultad, no podía creerlo. No podía asimilar todo ello. La amaba. En serio la amaba.
Y ahora me di cuenta que todo lo hice demasiado tarde. Que si hubiera admitido mis sentimientos hacia ella un poco antes, tal vez hubiéramos tenido más tiempo. Pero no nos di eso. Mierda, ella se merecía eso. Se merecía todo el tiempo del mundo. Se merecía ser la única mujer en mi vida, porque yo la siento así.
Luché tanto tiempo para negar mis sentimientos, pero no luché lo suficiente por ella. Ahora, me es imposible luchar. Ese derecho se me fue arrebatado.
Pero, me siento decidido a que sea mi futuro, a tener esa vida. Nos merecemos esa vida.
Solo que no sé como hacerlo, pero encontraré la manera. Sé que podré solucionarlo.
Podré esperar, he esperado toda mi vida a que ella venga a mí, es mi turno de ir a ella. Y encontraré la manera de hacerlo.
Tengo que encontrar la manera de hacerlo.
***
Entro en la oficina de mi padre, usando una sudadera y unos pantalones de chándal; sin tocar ni una sola vez y la rubia que estaba sobre su escritorio y con las piernas abiertas se sorprende y se cubre el pecho, guardando su pecho en un sujetador de encaje rosa. Mi padre maldice y guarda su polla en sus pantalones, mientras la rubia se baja de la mesa y se esconde detrás de él. Ni me inmuto por la asquerosa escena.
—Mierda, Travis, ¿qué carajos? —dice mi padre, acomodando su ropa y yo voy en dirección al sofá en su oficina.
—¿Cogieron aquí? No me sentaré si es así —digo, tomando un paquete de gomitas del bolsillo de mi pantalón de chándal.
La rubia niega y papá aprieta la mandíbula, está furioso, y eso me hace sonreír.
Seré un jodido problema.
—¿Qué mierda haces aquí? —pregunta cuando me sento.
Lo miro con una sonrisa antes de llevar la gomita a mi boca y masticar muy lentamente. Veo como su rostro se va haciendo más rojo, su mandíbula apretándose más mientras espera por mi respuesta. Si estuviéramos solos, no tendría problema en gritarme, pero aquí hay alguien, así que decido aprovechar eso.
Así no hubiera alguien, no soy un niño. Soy más grande que él, más alto que él, y se nota que mucho más fuerte que él. La panza apretando contra los botones de su camisa me lo confirman.
Se ve demacrado, se ve viejo. Ya no es aquel hombre guapo que era cuando estaba con mamá, y aunque la última vez que lo vi fue hace dos años, luce aún más viejo que su edad. El blanco cabello en su cabeza me lo confirma.
—Pensé que irías al aeropuerto a recogerme —digo al fin de esperar y hacerlo enojar un poco, sonrío y señalo a la rubia con mi cabeza—. Se ve joven. ¿Te estás cogiendo a las pasantes de nuevo? ¿Si quiera es mayor de edad?
Me meto otra gomita a la boca cuando la rubia se sonroja aún más y baja más su falda para que nadie vea nada. Papá se acerca un paso a mi dirección y yo coloco una pierna sobre la mía y arrimo mi espalda, poniéndome cómodo.
—No sabía que llegarías ayer —dice Trevor, con los dientes apretados.
—¿No lo sabías? Si tu mismo compraste el boleto de avión —sonrío más grande—. No puedo creer que seas lo suficientemente estúpido como para no saber a qué hora aterrizaba.
La rubia jadea ante el lenguaje soez que estoy usando y Trevor camina a paso rápido hacia mí, dejando la rubia atrás y me toma del cuello, cosa que me hace poner de pie y abre sus ojos como platos al ver lo grande que soy en comparación a él. Trevor es alto, pero no tanto como yo.
Mi sonrisa se borra de mi rostro cuando lo observo, mirando directamente a sus ojos marrón. Puedo asegurar que se encoge un poco cuando aprieto mi mandíbula y chasqueo la lengua.
Pero aún así, dice:
—Ten cuidado con lo que dices.
Lanzo una risa burlona antes de caminar un paso al frente , haciendo que mi padre de un paso hacia atrás. No me pierdo el olor a alcohol que desprende su cuerpo cuando agacho mi rostro para verlo fijamente. Mi sonrisa regresando a mi cara.
—Estás despedida —digo, con la voz más fría que puedo y mi padre frunce el entrecejo. mis ojos lo dejan y miro a la rubia—. Despedida.
Me incorporo y, con una última mirada de superioridad, camino en dirección al escritorio.
—Trev —murmura la rubia, llamando a mi padre desesperada, tomando su blusa de sobre la mesa y poniéndosela.
—Mierda, mandaré a desinfectar esto —digo, llegando al escritorio y metiendo otra gomita en mi boca. Levanto mi cabeza y miro a la rubia—. ¿No escuchaste? Vete.
—Travis, ¿qué mierda estás haciendo? —gruñe Trevor y me río, arrimando mi cadera en el borde del escritorio y devolviéndole la mirada soez.
—Soy el jefe ahora, ¿no te jubilaste ya? —no sonrío, solo lo miro con todo el odio que siento hacia él—. Me dijiste que venga y lo hice. Soy el gerente, y como gerente, no puedo permitir que una de las trabajadoras mantenga relaciones íntimas dentro del espacio de trabajo. Es inmoral y como gerente de esta empresa no lo apruebo —miro a la rubia—. Estás despedida, y mandaré un llamado de atención al departamento de trabajo. Ahora vete.
Separo mis ojos de la rubia y empiezo a inspeccionar el lugar, esperando a que salga de la oficina. Miro por el gran ventanal justo detrás del escritorio y me detengo, admirando la vista a la ciudad.
»Sydney es genial —digo en voz alta, después de escuchar la puerta cerrarse y muchos sollozos exagerados—. En serio, es hermoso. A mamá le gustaba y ya entiendo por qué.
Miro a mi padre, quien está apretando sus puños a sus costados, pero sin acercarse a mí. Trevor Stone es un idiota, pero no es tonto. Sabe que no tengo ningún tipo de respeto por él, así que no dudaré en partir su culo si se atreve a lastimarme.
—Eres un hijo de perra —gruñe y yo finjo estar ofendido, llevándome una mano a mi pecho.
—¿Cómo te atreves insultar a mamá de esa forma? —me río—. Cierra la puta boca, Trevor. Me arruinaste la vida, voy a arruinar la tuya. Ahora, di a alguien de la limpieza que suba, no me sentaré en ese escritorio hasta que no haya sido desinfectado.
Separo mis ojos de él y miro por la ventana, intentando no pensar demasiado para mantener mi fachada. Trevor me sorprende echándose a reír, lo que me hace mirarlo. Me mira con una sonrisa incrédula y odio en sus ojos.
—Veo que te crecieron las bolas —gruñe, pero se mantiene en su sitio, lejos de mí—. Pero ten cuidado con lo que dices, Travis. No queremos que la pobre Jeannine se vea afectada por tu muestra de rebeldía.
Esta vez es mi turno de reír, sin embargo no siento más que rabia y odio hacia este señor que en un momento consideré mi héroe.
—Ni te atrevas a mencionarla —me acerco unos pasos a él, acortando la distancia. Sonrío cuando se encoje—. No queremos que la... ¿Cómo la llamaste? Oh, sí —pongo una mano en su hombro y se encoge más, pero su rostro sigue duro como una piedra—. La prensa mediocre de Salem no solo tenga una noticia impactante, si no una mucho más grande que opacaría dicha noticia —le doy otra palmadita en su hombro, más fuerte esta vez y sonrío al ver la mueca que hace—. ¿Qué pensarían los habitantes de Oregón si se enteran que el impecable magnate Trevor Stone es un corrupto de mierda?
—No juegues con fuego —amenaza, sin embargo, luce afectado y eso me hace reír. Suelto su hombro y retrocedo un paso—. Si lo que intentas hacer es que te libere de esta empresa, estás jodidamente equivocado. Ya está tu nombre como gerente.
—Lo sé —digo—. Y puede que me tome mucho tiempo para deshacerme de esta empresa de mierda, o tal vez nunca lo haga —me meto una última gomita a la boca—. Pero tu te jubilaste, y me gustaría que salgas de mi oficina y pienses en algo más creativo con lo que amenazarme, Trevor, porque ahora estoy enojado y no dudaré en lanzar la mierda que sé. Y sé muchas cosas.
—Debí convencer a Marilyn de haberte abortado.
Me río ante su intento de insulto.
—Joder, eres tan viejo —me río antes de caminar al escritorio—. Largo.
No miro cuando se va, solo escucho una puerta siendo azotada y respiro con alivio, sin embargo, la sonrisa se borra de mi rostro y cierro mis ojos, respirando un par de veces, al recordar lo que Shirley me dijo cuando visité el área de Gerencia esta mañana.
No podré regresar a casa, al menos no por ahora y no sé cuanto tiempo me tome hacer el traspaso de gerencia a Shirley para yo ser libre. Trevor falsificó mi firma, pero lo veía venir.
Ahora necesito una maldita idea para agilizar el proceso y no tardar demasiado.
Pero ninguna idea llega a mi mente.
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Perdón por no haber actualizado, tuve un pequeño bloqueó pero ahora estoy mejor ( ˘ ³˘)
Solo les quiero decir que ya solo faltan 13 capítulos ರ╭╮ರ como vamos a solucionar las cosas en tan pocos capítulos, no tengo ni idea, pero soy una persona creativa, puedo hacerlo ✨
Capítulo dedicado a Jenn0876 MUCHAS GRACIAS POR LEER ESTA HISTORIA Y COMENTAR 🥺💖💝✨ Espero que te guste mucho y que te entretenga ❤️
Si quieres una dedicatoria y ser la envidia del millón de personas que lo van a leer, solo comenta (✿ ♡‿♡)
Besos, nos vemos más lueguito ( ˘ ³˘)♥