Entre Bandas

By mariamelaine

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Dos bandas, delitos, pasión y dolor. Una mezcla explosiva que te hará vibrar de emoción. Sigue a estos jóvene... More

Entre Bandas
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35

Capítulo 12

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By mariamelaine

Los Luna Creciente llegaron a la calle que le indicaron las chicas.

— Es allí— dijo Hayley señalando el almacén.

Se acercaron y husmearon a través de la puerta entreabierta. Los tipos estaban allí jugando a las cartas.

— Son ellos— murmuró Viola.

— Pues habrá que atraerlos— dijo Hayden.

— Dejadme eso a mí— se adelantó Ami. La joven abrió la puerta y se adentró— disculpad...

Los hombres se giraron y sonrieron ante la preciosura que acababa de entrar.

— Dinos, princesa.

— Mi coche se ha averiado aquí mismo... ¿podríais ayudarme?— se contoneó un poco.

— Yo te arreglaría otra cosa, preciosa— dijo Tom.

— Bueno, eso podría ser después.

Los tipos sonrieron y siguieron a la chica, confiados. Una vez fuera, los Luna Creciente los rodearon.

— Tan listos para unas cosas y tan idiotas para otras— dijo Hayden sonriendo.

— Nunca se puede subestimar el poder de una mujer— sonrió Ami.

— Pero qué demonios...— murmuró uno de ellos hasta que reconoció a las dos jóvenes del medio. Hayley apartó la mirada cuando este lo miró.

— ¿Quiénes sois vosotros?— preguntó otro.

— Los amigos de las chicas a las que pretendíais violar— dijo Hayden.

— Sí, papitos, ahora se os acaba el rollito— dijo Craig.

— ¿Buscáis pelea?— preguntó Tom.

— Os la habéis buscado vosotros que no es lo mismo— dijo Ami.

— Esto ya lo veremos— dijo otro.

— ¿Pues a qué esperamos?— Craig se abalanzó sobre uno, tenía mucha adrenalina que descargar, sobre todo después de tantas noches apenas durmiendo, pensando en la maldita fierecilla que se le había metido en el coco como un piojo pegado a la cabeza. Los otros respondieron de igual forma. Ami y Viola se unieron para tirar a uno al suelo. Sindy también corrió a atacar a uno al que golpeó en la entrepierna.

— Siete contra cuatro, esto podría ser un abuso...— exclamó uno de los compañeros de Tom peleando contra Héctor a puñetazo limpio.

— Abuso es lo que estuvisteis a punto de hacer contra mis amigas— dijo Héctor furioso limpiándose la sangre del labio partido. Hayley se mantenía al margen, asustada, darles un escarmiento estaba bien pero ¿y si los otros se salían con la suya?

El del golpe en la entrepierna cogió a Sindy del pelo arrancándole un grito de dolor. Craig cayó al suelo porque le habían hecho un traspié y se libró de una patada en la boca gracias a Hayden que retuvo el golpe colocándose delante.

— Gracias tío— dijo Craig levantándose.

— ¡En la cooperación está la fuerza!— exclamó Ami, tanto ella como Viola fueron a ayudar a Sindy. La chica lo golpeaba para que la soltara. Viola le sujetó el brazo suelto al tipo y se lo retorció haciendo que este se agachara con lo que Ami le dio una patada en la boca. El tipo soltó a la joven que se quedó sentada en el suelo masajeándose la cabeza.

— El otro día me cogiste desprevenida pero hoy...— Viola le soltó y le dio un codazo en la nuca tirándolo al suelo para luego darle sucesivas patadas en la espalda— ¡de las mujeres no se abusa!

Ami la observó impresionada, ¡sí que estaba furiosa! Entonces el tipo al que habían doblegado antes, cogió a Viola en volandas. Ami se movió enseguida para ayudarla pero el que estaba en el suelo la agarró del tobillo haciéndola caer al suelo. Sindy corrió y golpeó el brazo que sujetaba a su amiga. Ami se arrastró entonces hasta alcanzar la pierna del tipo que tenía a Viola y lo mordió con todas sus fuerzas. Este empujó a la chica que estuvo a punto de caer al suelo pero alguien la sujetó. Viola observó al chico recuperando la respiración.

— ¿Estás bien?— preguntó Héctor mirándola fijamente.

— Pues claro— se soltó inmediatamente— ¡no soy como tus amiguitas de uñas postizas!

El chico se apartó algo entristecido. Ella siguió ayudando a sus compañeras. Craig doblegó al tipo que lo había tirado al suelo y Hayden redujo al tal Tom.

— Imbéciles, nadie empuja a papito— dijo Craig. Hayden le chocó la mano y los dos rieron. Hayley lo observaba todo desde un rincón. Las chicas dejaron inconsciente a otro y el último quedó acorralado. Alguien lo observaba todo desde el otro lado de la calle, sabía que el tipo del supermercado llamaría a la policía de un momento a otro y tampoco es que quisiera intervenir, esos tipos se lo merecían pero la joven parecía tan acobardada. Parecía tan frágil aquí encogida. Su grupo no parecía percatarse de ese hecho, ¿qué es lo que le pasaría?

— Eh, chicos, me rindo ¿vale? Me rindo— dijo el tipo que estaba acorralado con las manos en alto. Los Luna Creciente se miraron entre sí cuando las sirenas los sorprendieron.

— ¡Mierda, la pasma!— exclamó Craig.

— ¡Vámonos!— exclamó a su vez, Hayden.

Todos salieron corriendo de allí.

Al día siguiente, el cartero dejó una solitaria carta bajo la puerta de Marius, este la vio nada más levantarse y la recogió. Se lo pensó bastante antes de abrirla pero finalmente lo hizo y tal y como temía era de sus padres donde decían las mismas palabras de siempre. Cómo estás, te echamos de menos, queremos que vuelvas... y siempre recalcando: coge el dinero que te damos. Jamás iba a coger ese dinero, no lo quería, podría valerse por sí mismo. Arrugó el papel y lo tiró a la basura. Se acercó entonces al frigorífico a coger la leche cuando oyó que tocaban en la puerta.

— ¡Voy!— dijo este dirigiéndose a esta para abrirla. Cuando abrió se quedó mirando a Vera, sorprendido.

— Hola, Marius..., espero no cogerte en mal momento.

— Tranquila, sólo iba a tomar un poco de leche, pasa.

Ella entró y cerró tras de sí.

— Quería hablar contigo... sé que he faltado a algún ensayo y eso pero estoy muy liada. ¿Cómo va la coreografía?

— Bueno, el trabajo es lo primero... la coreografía bien aunque estos días nadie ha estado concentrado.

Ella asintió distraída mirando a otro lado.

— Sé que no es el mejor momento...

— ¿Pasa algo?

— Voy a dejar la banda— se abstuvo de andar con rodeos.

El chico la miró, sorprendido.

— ¿Tú también?

Ella suspiró.

— He vuelto a discutir con Roger, ya sabes su problema... quiero centrarme en mí.

— Y para eso tienes que dejar la banda...

— No voy a poder ir a todos los ensayos, lo he pensado mucho y para dejaros mal en el último momento, prefiero hacerlo ahora.

— Bueno, somos dos menos... espero que nadie más se vaya...

— Lo siento.

— Tranquila, solo espero que nos sigas considerando tus amigos.

— Siempre— aseguró.

Marius sonrió.

JK salió del trabajo ese día directo al nuevo club para apuntarse. Sacaría del baúl de los recuerdos al rapero que llevaba dentro y ganaría un dinerillo extra que no le vendría nada mal además que el rap era una de sus pasiones. Sonriendo para sí entró en el local y se acercó a la barra para preguntar donde tenía que inscribirse. Allí le indicaron que tenía que ir al fondo. De camino vio a varias bandas conocidas, las recordaba de sus antiguas participaciones en peleas de gallos. Estaban los Bandoleros, las Divas y como no, los Lobos Oscuros. Incluso allí había tres componentes de los Luna Creciente. Pasó por su lado dándole un codazo a la joven de pelo negro como para llamar su atención.

Esta lo miró con el ceño fruncido al igual que el chico, la otra sólo se limitó a mirarlo con la mirada apagada.

— Vaya, ¿vienes a apuntarte? Yo creo que ya vas a hacer bastante el ridículo en la primera fase de street dance como para que también quieras hacerlo aquí, papito— le dijo Craig.

— No te lo tomes a mal pero tu rap lo supera hasta un niño de cuatro años— le respondió JK.

— Entonces el tuyo lo puede superar uno de dos.

— Ya lo veremos— JK se dio la vuelta para encararlos— os doy un punto por lo que habéis hecho ayer por la tarde— Hayley se encogió tras Viola, cosa que no pasó desapercibida para el chico— esos tipos se lo merecían aunque prefería haberlo hecho yo mismo, la pena es que trabajamos en el mismo sitio y digamos que ante mí son intocables.

— ¿Intocables?— preguntó Craig confuso.

— Sobrinos del dueño de los almacenes para mi desgracia, si tengo algo que ver en algo que les pase, sufro las consecuencias aunque tenga razón.

— Ya veo, bueno, nosotros le dimos su merecido.

— Sí, seguro que no se aparecen por allí en varias semanas y eso agilizará mi trabajo, solo son un estorbo por lo que debo daros las gracias— chasqueó los dedos y sonrió— buena suerte— se volvió para alejarse.

Hayley salió de detrás de Viola y miró a JK.

— Gracias... gracias por lo del otro día.

El joven se detuvo por un momento y miró por encima del hombro, luego se encogió de hombros y murmuró.

— No hay de qué, no me gustan los abusos— sonrió y se alejó decidido. Aquella joven era tan misteriosa pero a la vez tan atrayente.

— Hayley...— se quedó mirando a la chica, Viola.

— Nos ayudó el otro día... es lo menos que podía hacer.

Craig miró a Viola.

— Él fue quien nos salvó de esos tipos, bueno él y la poli que si no— explicó Viola.

— Un tipo de lo más raro— dijo Craig pensativo.

— Sí pero vamos a lo que íbamos que quiero estar pronto en casa— dijo Viola.

Al día siguiente, Danger recorría los alrededores de su antigua casa. Estaba tan cerca, lo sentía pero sabía que algo se le escapaba, esos tipos no volverían por ahí pero él sabía que si lo encontraban, no quedaría nada que sirviera de su cuerpo. Eran matones, posiblemente mercenarios mandados por alguien importante. Él sabía que su padre trabajaba en medicamentos muy importantes, su jefe no querría deshacerse de él a no ser que hubiera cometido alguna falta grave por eso lo había descartado desde el principio pero era cuando llegaba del trabajo cuando su padre más nervioso estaba.

¿Qué era lo que pasaba en la fábrica farmacéutica? Había intentado entrar pero tenía una vigilancia extrema, era un lugar prácticamente inaccesible por lo que se había dedicado a ir de vez en cuando a vigilar los movimientos que esta tenía.

Miró la casa calcinada y en su mente oyó los gritos de su madre, los llantos de su hermana... Muchas noches lo atormentaban y nunca podía evitar que varias lágrimas corrieran por sus mejillas. Jamás podría descansar tranquilo hasta poder dar respuesta a lo que pasó.

El picor se apoderó de la cicatriz de su brazo y no pudo evitar frotárselo con la mano. Dejando a un lado esos pensamientos, salió de allí y fue otra vez a la fábrica, él había visto a unos tipos huir de su casa aquel día. Apenas había visto sus rostros pero estaba seguro que los reconocería solamente con verlos una vez más. Observó a todos los que entraban y salían pero nada pero lo cierto es que si eran mercenarios como creía no estarían a esas horas por los alrededores de la fábrica, tendrían un punto de encuentro. Sólo debía... ¡ajá! Ahí estaba. Vio salir al director general de la entidad y se apresuró a seguirlo. Quizás no le llevara a nada pero posiblemente... Este se dirigió a una enorme mansión que supuso el chico que sería su casa. El hecho lo desilusionó y se dejó caer a los pies del árbol en el que se escondía. Frustrado se pasó la mano por el pelo. Jamás podría hallar algo, alguna pista que lo llevara al meollo de la cuestión.

Entonces, oyó el ruido de un coche al cerrarse la puerta con brusquedad. Miró hacia la mansión y vio que el director volvía a salir. Se apresuró para poder seguirle pero iba en coche y llegó a perderle por momentos. Tras mucho recorrer, vio el coche frente a un edificio. Lo bueno es que no había ido muy lejos. Alguien del edificio salió y recogió algo. Danger se acercó cuanto pudo y su rostro palideció.

Evelyn entró en el colegio y cogió la llave para abrir el aula de ensayo cuando alguien se le acercó y llamó su atención.

— Evelyn, cuanto me alegro de verte, quería comentarte una cosa.

La joven miró a la directora y sonrió levemente.

— Dígame...

— Los niños andan algo revolucionados comentando por ahí y yo quiero saber si es verdad...— le mostró unas hojas que llevaba en la mano— ¿estos dibujos los has hecho tú?

La joven miró los dibujos y temerosa asintió.

— Los he hecho pero no he dejado de lado mis responsabilidades.

— Oh no te preocupes, es que los padres están interesados en que se abra un curso de dibujo para los niños y buscaba una buena profesora.

Evelyn parpadeó.

— ¿Profesora?

— Sí, ¿crees que podrás estar a la altura? Tu sueldo será más alto y si les gusta, podríamos dejarte fija.

— Pero yo no tengo experiencia en la enseñanza...— dijo la joven aunque realmente le hacía ilusión.

— Bueno, podrías hacer una prueba, lo importante es que los niños se diviertan y aprendan.

— De acuerdo, probaré...— dijo Evelyn tras pensarlo un poco.

— Bien, la semana que viene empezarás. Te comentaré los horarios para finales de semana.

— Entendido...— entonces recordando algo dijo— espere, tengo que comentarle algo.

— Por supuesto, ¿de qué se trata?

— Verá, he oído que necesita a alguien que se encargue del mantenimiento.

— Exacto, el último sufrió un accidente de coche y no va a poder seguir.

— Pues es que yo tengo un amigo que busca trabajo y se le da bastante bien arreglar cosas.

— Pues que pase por mi oficina, le haré una entrevista encantada.

Evelyn sonrió agradecida.

— Se lo diré, muchas gracias.

— Bueno si no hay nada más que decir, me retiro para seguir con mis quehaceres.

Cuando la directora se fue, Evelyn no pudo evitar saltar de alegría, alguien valoraba sus dibujos a parte de sus amigos. Entró en el aula y lo preparó todo con más entusiasmo del normal. Al rato aparecieron Danger y Marius. Los dos iban enzarzados en una especie de discusión.

— ¡Son esos malditos malnacidos!— exclamaba Danger.

— ¿Pero estás seguro de eso?— preguntó Marius.

— Sólo los vi aquella vez y aquella vez quedó marcada en mí de por vida— aseguró el joven.

Evelyn que oyó parte de la conversación, se acercó.

— ¿Todo bien?— preguntó ella.

— Sí, por una vez, las cosas empiezan a marcharme— dijo Danger aunque con algo de brusquedad debido a la tensión que contenía.

— ¿Has averiguado algo?

— Sé de quiénes se trata.

La joven tomó la mano del chico.

— ¿Y ahora qué vas a hacer?

— No lo sé...— él se pasó la mano por el pelo, frustrado.

— Tranquilo, seguro que habrá algo que hacer— dijo ella acariciando con el pulgar la mano de él.

— Se trata de unos tipos que se hacen llamar los Duendecillos, unos hijos de puta con la sangre más fría que el polo norte— él se soltó y echó a andar por el aula— si es que tenía que haberlo imaginado desde el principio.

— Danger, tranquilízate— dijo Marius— nervioso no vas a conseguir nada.

— Esos tipos lo mueven todo en esa zona y quién sabe en cuántas más, por lógica tenía que haberlo supuesto...

JK y Roger entraron en el aula en ese momento.

— ¿Suponer el qué?— preguntó JK.

Los tres miraron al chico sin saber qué decir.

— ¿Me he perdido algo?

Evelyn entonces saltó:

— Quería esperar a todos pero no pude evitar decírselo a ellos antes, voy a dar clases de dibujo— dijo la joven sonriendo.

— ¡Hey, eso es estupendo!— JK se acercó para abrazarla— y lo cierto es que yo también tengo una noticia— Marius y Danger se miraron pero agradecieron el cambio de conversación.

— Dinos...— dijo la chica.

— ¡Vuelvo al rap!— exclamó el chico orgulloso— me he apuntado a un concursillo en un nuevo club.

— ¡Guau, eso es genial!— exclamó la chica cuando entró Owen junto con Rihanne que eran los que faltaban.

— ¿Qué es genial?— preguntó Rihanne.

— JK vuelve al rap— dijo Marius. Ella se volvió al chico.

— Vaya, me extrañaba que no lo hubieras hecho ya.

— Pero no es solo eso— dijo Evelyn.

— ¿Ah no?

— No, porque la directora quiere que de una clases de dibujos a los niños.

— Increíble ¿y dónde está mi suerte? Supongo que eso supondrá un aumento de sueldo ¿no?— se dirigió a su amiga.

— Sí, mi sueldo será mayor.

— ¡Eso es más que una buena noticia!— Rihanne la abrazó.

— Siento tener que comentar que no todo son buenas noticias...— intervino Marius.

— ¿Qué pasa?— preguntó JK.

— Vera me ha comentado que deja la banda— anunció.

Todos se quedaron helados ante la noticia, excepto Roger que lo supuso.

— ¿Es que le ha pasado algo? Nos vamos a quedar en nada como la cosa siga así— dijo Rihanne.

— Bueno, al parecer quiere subir de escalafón en su carrera.

— Pero no nos puede dejar así como así— dijo JK.

— No podemos obligarla a que se quede.

— ¿Y cómo la vamos a sustituir? Habrá que cambiar toda la coreo— dijo Rihanne.

— Bueno, en vez de salir tres parejas, salen dos y el resto atrás...— dijo Evelyn— no creo que haga falta cambiarla.

— Vamos a ser el hazmerreír...— murmuró Owen dejándose caer en una silla.

— Tenemos que confiar en nosotros— dijo Marius.

— Eso es lo que siempre nos ha mantenido alto— añadió JK.

— Pero no unidos— dijo Owen.

— Pues ahora más que nunca debemos estarlo— dijo Evelyn, ante todo quería mantener esas horas allí, no quería volver a su casa. Algunos asintieron y aunque otros no estaban convencidos, comenzaron a ensayar.

Llegó el día de la primera fase del concurso de street dance, Hayden se había cambiado y en lo que trataba de poner orden en su especie de cuarto encontró varias cartas. Cartas que pensaba que había quemado hace tiempo pero que seguían allí. Sin poderlo creer, bajó y salió fuera de la nave para quemarlas en un bidón. Cuando estas comenzaron a arder, Sindy apareció por allí. Hayden no se dio cuenta de su presencia hasta que la oyó hablar.

— Hayd...

Él se sobresaltó.

— Sindy, ¿qué haces aquí?— se colocó delante del bidón.— se supone que nos vemos en el recinto para la prueba.

— Lo sé pero estoy muy nerviosa... tengo miedo a hacer el ridículo.

— Lo hemos ensayado todo un millón de veces, no tienes de qué preocuparte— le quitó importancia él mirando por encima del hombro a ver si lo que estaba quemando ya era cenizas.

— ¿Y si vuelvo a desmayarme?

— Te desmayaste por el estrés ¿no? Supongo que habrás tratado de relajarte estos días.

— La verdad es que no... por mucho que quiera no puedo relajarme... tengo mucha responsabilidad encima...

— ¿Responsabilidad? Yo no puedo ayudarte.

— Ya lo sé...— dijo la chica bajando la mirada. Él se vio en la obligación de darle ánimos.

— Pero no te preocupes yo también estoy nervioso, es normal en esta situación— le dio unas palmaditas en el hombro.

— Todos parecéis bastante confiados, en cambio yo...

— Te subestimas, quizás.

— ¿Podrías darme un abrazo?— preguntó ella en voz baja. Él frunció el ceño— si no quieres no pasa nada.

— Yo... es que... supongo que no tiene nada de malo...— se acercó a ella dubitativo y esta se abrazó a él enseguida, algo que lo dejó perplejo— esto es un poco raro ¿no?

— Quizás...— dijo ella cerrando los ojos para aspirar el aroma del chico.

— Bueno...— se apartó él algo incómodo— tengo que ir a buscar mi chaqueta, si no, se nos hará tarde— trató de sonreírle en lo que se dirigía a la nave pero como no miraba de frente, se chocó con la puerta y se volvió enseguida para ver si ella lo miraba, avergonzado. Por suerte, ella no lo vio. Aliviado entró dentro. Fue a por su chaqueta, pensativo.

Sindy, fuera se quedó mirando el ligero humo que salía del bidón y se acercó para ver qué se estaba quemando. Confusa vio el borde de una carta y extendió la mano para cogerlo antes de que se quemara por completo. Lo que había en el papel eran recortes de hojas de revistas formando palabras. Oyó entonces que el chico se acercaba y se guardó su hallazgo en el bolsillo con rapidez. Más tarde le echaría un vistazo. Entonces ambos se alejaron de allí.

Llegaron al recinto donde se realizaba la primera fase de la prueba y se unieron al resto que los esperaba. Ami se les quedó mirando extrañada, ¿cómo es que venían juntos? La joven se acercó a su novio y le plantó un beso en la boca delante de su amiga.

— Al fin llegáis— comentó mirando después a Sindy.

— Tenemos tiempo aún ¿no?— preguntó la joven nerviosa mirando su reloj.

— Algo, algo queda pero venga, vayamos dentro— dijo Craig.

Rayner miraba por encima del hombro a este y le sonreía disimuladamente a alguien que le deseaba suerte con gestos.

— Ese tío está súper cañón— dijo una de las chicas del grupo que había allí.

— ¡Oh qué emoción!— exclamaba otra ya que le encantaba todo lo referente al baile.

Mientras, todos los grupos calentaban tras el escenario. Entre ellos los Perros Salvajes o lo que quedaba de ellos.

— Tiene que salir, tiene que salir...— pedía Evelyn mientras calentaba.

Rihanne estiraba a su lado.

— Saldrá, un poco de fe...

— No estamos en condiciones, Rihanne, falta gente y yo tampoco estoy en muy buena forma que se diga...

— De todas formas, lo importante es que quedemos en una buena posición y no perder a la primera.

— ¡Estamos más que preparados!— saltaba de aquí para allá JK.

— Marius...— Danger le cogió el brazo a su amigo— no confío en que esta vez salga.

El chico suspiró.

— Yo tampoco confío pero no podemos echarnos para atrás.

Owen no comentaba nada, se mantenía al margen de los demás desde lo sucedido. Roger estaba casi por igual, a ambos se los veía abatidos.

— Vamos, chicos, se nos solicita a la entrada del escenario con el primer grupo que actuará— dijo JK cuando oyó que los llamaban por megafonía.

Todos asintieron y se fueron al lugar indicado.



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