El olor a tocino y huevos inundaba todo el dinner. Era temprano por la mañana, y las meseras se paseaban por las mesas con las jarras de café llenando todas las tazas. El lugar estaba lleno de gente y las ordenes no paraban de llegar.
La chica sacó pequeña libreta de su delantal y se acercó a una mesa que recién se ocupaba.
—Buenos días, bienvenido a Joe's, ¿Qué puedo servirle en el día de hoy? — habló sonriente y de forma animada.
Un hombre robusto de traje, con un tabaco en la boca bajó su periódico y centró su mirada en ella.
—Buenos días preciosa — saludó con un tono bastante aberrante —Tráeme el especial. Rapidito que no tengo todo el día —
Bufó con molestia ante el tono demandante del hombre. Nunca faltaban esos clientes asquerosos y maleducados. Pero como siempre, tenían que responder con amabilidad y jamás dejar de sonreír.
—Un especial para la 10 — levantó un poco su tono para que se escuchara en la cocina.
La muchacha dejó la nota del pedido en la rueda para que pudieran leerlo, y levantó la vista para chequear el reloj. En unos diez minutos sería su hora del descanso.
Se apresuró para limpiar las mesas que iban quedando sin clientes, rellenó las tazas vacías que pedían y tomó las últimas ordenes que iban apareciendo. El turno mañana siempre era el más ocupado, y como el dueño era un tirano solo era ella y Angie Martinelli, una dulce joven que soñaba con ser actriz.
—Voy a tomar mi descanso — avisó dejándola a cargo.
T/N se quitó el delantal y lo colgó, para salir de inmediato a la puerta trasera que daba al callejón. Tomó su cajetilla de cigarros y encendió uno comenzando a fumarlo.
Se escucharon unos pasos acercarse y ella sonrió de inmediato al saber de quien se trataba. Steve Rogers. Siempre venía a visitar a la dulce joven en sus descansos, o cada vez que podía se sentaba en una mesa y pedía algo con tan solo de estar con ella unos segundos del día. Por su parte, la chica suspiraba por él. Realmente estaba enamorada. Pero Steve Rogers era muy tonto para darse cuenta que su amor sería correspondido si se confesaba.
—Hey, T/N — saludó tímidamente.
—Hola Stevie — sonrió en respuesta y apagó el cigarro tirando la colilla a la basura.
—¿Cómo estás? —
— Ya sabes...otro día sin enlistarme — frunció el ceño ligeramente y miró a la chica — ¿Tú? ¿Mucho trabajo? — metió sus manos en los bolsillos.
—Steve, estás haciendo lo imposible por entrar. Se que tendrás una oportunidad — ella se encogió ligeramente de hombros ante su pregunta — Ya sabes, lo típico. Un par de clientes groseros y la gente llenando el lugar. Tuve pocas buenas propinas. —
—¿Qué tal si pasamos y me sirves algo? Prometo no distraerte y darte las mejores propinas —
Asintió con ligereza.
—Uno de los mejores clientes —
Steve le abrió la puerta dejándola pasar primero, y luego la siguió. Tomó lugar en una de las mesas vacías y ella de inmediato fue a la cocina. Pidió permiso para preparar una comida y comenzó a hacerle el desayuno a Steve. No hacía falta que le preguntara que era lo que quería, siempre pedía lo mismo.
Una vez los panqueques listos, los llenó de miel y sirope, formando una cara feliz en la cima. Colocó crema y frutillas a los costados, y se dirigió a la mesa donde estaba Steve con una taza humeante de café.
—Panqueques con sirope, miel, crema y frutilla. Tus favoritos — le habló a Rogers mientras dejaba todo en la mesa — Con un toque especial solo para ti — guiñó su ojo de forma divertida.
—Siéntate conmigo, anda. Angie te cubrirá — pidió mirándola con ojos de cachorro triste.
—Sabes que no puedo Stevie, tengo trabajo — murmuró. —Pero...hoy tengo la tarde libre — sugirió con la esperanza de que decidiera invitarla a salir.
—Eso es genial...podrás tomar tiempo para ti — le sonrió.
Negó ligeramente con su cabeza y correspondió la sonrisa. A veces podía ser tan ingenuo.
—Voy a seguir trabajando — terminó por decir y de inmediato comenzó a andar entre las mesas.
Steve estaba disfrutando de la comida, hasta que fue interrumpido por su querido amigo Bucky. De inmediato lo saludó y se sentó junto a él, robándole algo de comida del plato.
—Buck, esos eran mis panqueques. T/N los preparó para mí, pide los tuyos — lo miró con molestia dándole un pequeño golpe en la mano para que la alejara de SU comida.
—Así que T/N los preparó para ti ¿eh? — alzó sus cejas molestando al rubio — ¿Cuándo la invitarás a salir? —
Steve casi se ahoga con su comida ante las palabras del ojiazul. De inmediato negó varias veces con su cabeza.
—¿Quieres que me rechace? Una mujer como ella nunca estaría con alguien como yo...débil —
—Oh anda, no seas idiota. T/N se muere por ti. Mira, le preguntaré si quiere salir contigo — después de dichas palabras, Bucky levantó su mano hacia ti — T/N, ven aquí por favor —
Steve se puso rojo de la vergüenza y de inmediato intentó acallar los llamados de su amigo. Pero era demasiado tarde, la chica ya estaba dirigiéndose a la mesa de ellos. Steve bebió café rápidamente.
—Hola Buck — saludó con su voz melodiosa — ¿Necesitan algo? ¿Stevie? — lo miró extrañada.
—¿P-puedes llenar mi taza y traerle un café a Bucky, por favor? — respondió evitando que su amigo hablara.
—Si claro, ¿nada más? — guardó su libreta en el delantal.
—Si, de hecho, si — interrumpió Buck — Esta tarde íbamos a ir a la feria del condado con Steve, pero tengo una cita con Anna, Steve quería saber si podías acompañarlo a él y que sea una cita doble. —
Los ojos de la joven se iluminaron de repente y no pudo ocultar la gran sonrisa que surcaba su rostro.
—Si, claro que si ¿eso es lo que quieres Steve? — miro hacia el rubio.
Steve estaba congelado, sin saber que responder ante las declaraciones de la chica. Le sonrió felizmente y asintió frenéticamente en respuesta.
—Genial. Salgo a las 6, ven a recogerme — T/N besó la mejilla de Steve y se alejó.
Por el resto del día Steve no dejó de pensar en ese tierno gesto. Juraba que no volvería a lavarse la mejilla, ganándose unos reproches de disgusto por parte de su mejor amigo.
Se imagino todo el día en cómo sería la cita, los temas que podían hablar y planificó todo para que sea la cita ideal. Además, no paraba de hablarle a Bucky sobre T/N y todo lo que harían en su primera cita.
Por otro lado, T/N no paraba de llenar los oídos de Angie con que Steve la había invitado a salir. Que finalmente iba a besarlo, bajo la luz de la luna e iba a ser perfecto. Luego se fue un poco de las ramas, e incluso imagino un futuro juntos, una boda, dos hijos y una hermosa casa con un pintoresco jardín. Obviamente Angie moría de la risa por las ocurrencias de su amiga.
Justo a las 6 en punto, Steve esperaba fuera del dinner con un pequeño ramo de tulipanes rosas, las favoritas de T/N. Había averiguado cierta información de Angie. Lo extendió con una gran sonrisa.
—Las traje para ti — habló a la par que ella las tomaba y las olía.
—Gracias Stevie, le diré a Angie que me las guarde —
Luego de que ella dejara las flores, partieron directamente a encontrarse con Bucky y su cita en la feria. Estuvieron paseándose por todo el parque, subiendo a cada atracción que alguna de las chicas quería.
Después de dar un par de vueltas, se sentaron en una banca por el cansancio.
—Anna y yo vamos a seguir paseando, nos vemos mañana — se despidió Bucky, no sin antes guiñarle un ojo a su amigo.
Steve de inmediato tomó lugar junto a T/N, sentándose más cerca. Jugo con sus manos de forma nerviosa y miró al piso.
—¿Quieres comer algo? Iré a comprar comida — habló a la vez que se ponía de pie.
—Estoy muriendo por una manzana acaramelada —
Steve rápidamente fue al puesto de comida y pidió la manzana y palomitas para él. Cuando volvió unos hombres estaban hostigando a la chica. La furia en él creció de inmediato acercándose a pasos agigantados.
—¡Hey! ¡Déjenla en paz idiotas! —
Ella se levantó rápidamente, aprovechando que la atención de los bastardos estaba en Steve, y se acercó al mencionado tomando su brazo.
—Vamos Stevie, no valen la pena — murmuró entrelazando el brazo de él con el de ella, a la par que tomaba la comida.
Steve no estaba dispuesto a acobardarse. T/N amaba lo valiente que podía ser, pero también odiaba que a veces se metiera en ciertos problemas por eso.
El rubio plantó sus pies con firmeza mirando a los hombres fijamente. Ninguno estaba dispuesto a dar el brazo a torcer. Uno de los hombres insistía con dejarlos en paz, debido a que empezaban a llamar la atención de muchos transeúntes.
—¿Qué pasa gallina? ¿te vas a acobardar? — gritó uno de los hombres — No eres suficiente hombre para esa belleza. Ven conmigo preciosa, yo soy mejor —
Esas últimas palabras fueron la última gota que hicieron desbordar el vaso. Podían decir lo que quieran de él, pero no podían meterse con la chica que le gustaba.
Steve se abalanzó sobre el hombre de inmediato, tirándolo al piso y pegándole en el rostro. Este no tardó en responder y se lo quitó de encima con un fuerte puñetazo en la cien del chico. Los golpes siguieron lloviendo, y Steve recibió una buena paliza. Los alaridos de T/N asustada pidiendo que se detuvieran se escuchaban por todos lados.
Si no hubiese sido porque la seguridad de la feria los echó, el hombre hubiese seguido.
T/N no tardó en llevar a Steve a su casa, que quedaba a un par de bloques.
—Te dije que no siguieras Stevie, ¿por qué hiciste eso? — lo regañó entre enojada y preocupada mientras buscaba un botiquín y Steve esperaba golpeado en el sofá.
—Te estaban diciendo cosas...no puedo ni defenderte. — murmuró desanimado.
—¡Eres un idiota! Yo no necesito ningún brabucón que ande como una bestia de testosterona golpeando a todo el que se le cruce. Steve, tú no eres como ellos — respondió indignada mientras se sentaba junto a él para curarlo — Lo que me gusta de ti Steve es que eres calmado, defiendes a todo el mundo sin importarte nada. Eres un buen hombre — sonrió ligeramente hacia él.
Ella tomó un poco de algodón y lo mojo con alcohol. Lo pasó por sus heridas, no sin antes avisar que le ardería.
—¿T/N? ¿Yo te gusto? — preguntó Steve soltando un quejido luego.
—Claro que me gustas Steve ¿Por qué crees que acepté salir contigo? —
—¿Pena? ¿Lástima? —
—No seas idiota. Eres el mejor hombre que pude conocer y me encantas — se acercó a él para soplar sus heridas y evitar el ardor.
Steve se quedó callado un momento, pensando en las palabras que la chica acababa de soltar. Por un lado, quería saltar de alegría por todo el lugar. T/N acababa de decir que gustaba de él.
Por otro quería golpearse por ser tan idiota y disculparse mil y una veces.
—También me gustas — habló finalmente — Y mucho —
Él pasó su mano por la barbilla de la contraria y la acarició. Levantó su rostro para que lo mirara.
—¿Volverías a salir conmigo? Prometo no empezar ninguna pelea — le sonrió tiernamente.
La chica asintió de inmediato, y Steve no tardó en acercarla para plantar un delicado beso en sus suaves labios. Duró pocos segundos, pero fue mágico y hermoso para ambos.