-Ahmm... No es necesario que haga eso señora, en verdad, permita que le ayude a ponerse en pie.- corrí a ayudar a levantarla, estaba asombrada de que ella hiciera un gesto tan dramático como poner la cara en el piso con apenas conocerme.
-Eres idéntica a tu madre. A pesar de su juventud e inocencia, esconden un poder extraordinario. Sólo falta que lo puedan controlar, pero se que al igual que tu madre lo hizo, tu vas a lograr algo maravilloso ¡Oh cielos! Y veo que los dones que te he otorgado los llevas de maravilla.- me dijo como si me conociera de toda la vida, era como esa señora que te dice: "¡Yo te cargué cuando estabas bebé!", notó mi confusión.- Jajaja lo siento mucho pequeña, me emocioné al ver la maravillosa mujer en la que te has transformado.
-Gracias.- le dedique una sonrisa.- y sobre los dones, nadie me dijo que tenía unos, pero de todos modos, muchas gracias por ello.
-Oh pequeña, no te preocupes por eso, los irás descubriendo conforme vayas avanzando en tu camino. Ahora, dime, ¿Como te ha tratado mi hijo? ¿Ha sido bueno contigo?.- me dijo con una sonrisa, parecía estar muy interesada en nuestra relación.
-Pues... Me ha...- voltee a verlo esperando a ver que señal me hacía, si podía hablar o no, la verdad era que no sabía como explicarle nuestra relación. Al principio nos llevábamos muy mal, con el tiempo supimos comunicarnos el uno con el otro y arreglar nuestras diferencias, hay días en las que él parece estar en otro planeta... Como hoy, no parecía estar prestando atención a la plática que tenía con su madre.- me ha tratado bien señora, es un buen chico.
-Jajajaja cielos pequeña, ¿Intentas engañar a la diosa de la sabiduría? La que prácticamente sabe todo lo que sucede en este mundo.
-Ay, no espere, no ósea, es que...- comencé a tartamudear y a ponerme muy nerviosa porque aunque mantenía una sonrisa cálida, pude notar la molestia en su rostro.
-Jajajaja niña, soy la Diosa de la Sabiduría, no del chisme, así que no se que tipo de relación lleven ustedes dos jajajajaja.- su sonrisa volvió a ser amistosa.
-¿Sabe todo acerca del mundo, pero no los sentimientos individuales de las personas?
-Exactamente, mi poder es diferente a leer la mente.- soltó otra carcajada.- Permite que te de un abrazo.
-Está bien.- la abracé. Cuando nos separamos ella tocó mi mejilla con la punta de sus dedos y sonrió. Algo que me sorprendió de ella desde un principio, era que no abría sus ojos para nada, los mantenía cerrados. Me pareció que estaba mal que le preguntara de repente, quizás con el tiempo podría preguntarle...
-Ayla, no olvides a lo que veniste.- me recordó Kobuck, había olvidado por completo que estaba ahí.
-Ah, discúlpame Kobuck se me había olvidado.- me sentí como una tonta cuando la diosa de la sabiduría me dijo que yo aparentaba ser sabia, pero, quizás había escuchado mal, quizás era salvia, por ser tan babosa por dentro.- disculpe pero es que le hicieron una maldición a mi mejor amiga y creo que su vida está en peligro. No quiero que le pase nada malo a ella. Me dijo Kobuck que usted era capaz de ayudarla.
-Me alegra que al fin hayas pensando en pedirle ayuda a tu madre, Kobuck, hijo mío.- Kobuck desvío la mirada, aunque parecía que amaba a su madre, en su rostro había un inmenso dolor y vacío en sus ojos.
Aún no podía olvidar el rostro confundido y asustado de los seres que nos encontramos durante el camino, aunque me dijo que era más por mi presencia... Algunos decían que era el príncipe errante y parecían confundidos por su presencia... ¿Qué había pasado para qué lo llamarán el príncipe errante? ¿Tendrá relación con los ojos de su madre? Además estaba lo que le había gritado Joe cuando me desperté de mi trance.
-Parece ser que tienes muchas preguntas...- intento atraer mi atención la diosa Nauru, me entrego una hoja de árbol en mi mano y volteo a ver a Kobuck.- pero hay algunas cosas que no se pueden contar, pero si esa persona en verdad quiere ser transparente contigo, supongo que es una buena idea que comience desde ahí.
-...-aparentemente era una indirecta para Kobuck, el sólo desvió la mirada.
-Gracias por la hoja.- dije moviendola de un lado a otro despreocupada.
-Ten cuidado, no es cualquier hoja, esta te ayudará a venir a mi casa las veces que quieras, te estaré esperando.- se acerco a mi oído.- y también sé que querías algo para que te pudieras mover fácilmente. Esto te va a ayudar.
-No se tenía que haber molestado, esto no es necesario...- en mi mente dije: es demasiado para mí, me voy a hacer más floja.
-Es necesario para que te muevas a todos lados. Es más, vamos a utilizarla para ir a ver a tu amiga ¿Si sabes como activar tus poderes?.- sonrió de oreja a oreja confiada.
-Si, por el momento me toman mucho tiempo ya que aun no me acostumbro a mí poder.- le fui sincera, tenía la esperanza de que me contestará: de acuerdo, tienes que seguir practicando, luego lo intentamos. Esta vez yo te enseñaré.
-Tranquila, confío en que con el tiempo lo vas a lograr. Ahora, vamos a ponerte aprueba, inténtalo con esa puerta.- me señaló la puerta principal. Ups.
Yo asentí con la cabeza y me puse frente a la puerta, le arroje la hoja y esta se quedó pegada en ella, al colocar la mano sobre la hoja cerré los ojos y pensé en la habitación de Kristina, una luz vino del otro lado de la puerta y al abrirla, me di cuenta que no era el lugar donde quería ir, cerré la puerta enseguida y voltee a ver a la madre de Kobuck y a Kobuck, ambos me miraron confundidos y yo sonreí para aparentar mi vergüenza.
Lo volví a intentar una vez más, esta vez si estaba decidida a que le iba a atinar, de nuevo la luz volvió a salir, abrí la puerta con cuidado y esta vez había llegado al lugar esperado.
-Aquí es.- dije apenada.
-Entremos.- me sonrió Nauru ignorando mi error.
La diosa de la sabiduría observo detenidamente a mi amiga y camino a su alrededor, aunque más bien, parecía estar observandola porque ni en esa situación abría los ojos ¿Realmente nos quería ayudar?
-Mi señora, en verdad, nos atacaron desprevenidos.- dijo la duendecilla inclinándose solemnemente.- nosotros no queríamos que le pasara algo.
-No sé preocupen, por muy entrenados y fuertes que sean, no podrán contra un dios. Permitanme ver que fue lo que paso ese día.- dijo poniendo sus dedos índice y medio en la frente de la duendecilla.- ya veo... El siguiente.
Hizo lo mismo con todos, no nos decía nada, solo se limitaba a negar con la cabeza.
-Eso fue lo que sucedió ese día mi señora.- dijo la duendecilla.
-Una sombra negra, que se movía como el viento, ustedes solamente brincaron, pero antes de que pudieran defenderse fueron noqueados, ninguno sabe quien es.- tocó la frente de Kristina.- y ni si quiera ella sabe que paso.
-¿Ella pudo haber visto algo?.- le pregunte.
-Para maldecir a un humano, algunos dioses necesitan mirar a los ojos a su víctima. Si ella lo vio, puede acortar la lista de sospechosos y encontraremos al culpable más rápido.
-¿Y lo vio?
-No, no vio nada, aunque siga indagando en su cerebro no encuentro nada, no vio a nadie, no hizo nada. Entonces... ahora veamos el mecanismo de esta maldición.- toco el vientre de Kristina una luz salió de ahí, poco a poco, Nauru comenzó a levantar sus brazos y al extenderlos, se desplegó una especie de pantalla transparente verde con algunos tonos negros, los patrones que se mostraban en la pantalla eran muy complejos y raros.- bien, el mecanismo tampoco arroja nada de información, el tipo de maldición ni quien lo hizo, pero al menos es posible romperla.
Fascinada por la imagen frente a mí me acerque a ver los patrones tan hermosos, al girar la cabeza hacia Nauru para preguntarle que eran, vi que tenía los ojos abiertos... Y bueno, pude ver que las cuencas de sus ojos estaban vacías. Así es, no tenía ojos, solo quedaban dos agujeros negros en su rostro. Ahogue el grito que se me iba a salir y me voltee aparentando que no había visto nada. Era por eso que no abría sus ojos.
-La romperé.- dijo acercando la punta de los dedos a la pantalla, respiro profundamente, una luz verde azulada vino de sus dedos y después la pantalla se destruyó en miles e pedazos.
-¡¡¿¿??!!.- Kristina abrió los ojos de repente y miró a su alrededor.
-¡Kristina!.- corrí hacia ella, pero me di cuenta que no podía tocarla. Lo había olvidado, ella estaba en el mundo humano, y yo en el mundo espiritual. A pesar de estar tan cerca, una enorme brecha nos separaba.
-Lamento ser tan cruel al recordartelo pero, ella no puede verte ni escucharte si esta en el mundo humano.
-Lo sé, se me había olvidado.- le conteste mientras veía como mi amiga acomodaba sus zapatos y salía de su cuarto para ir a buscar a su mamá.
-Ayla, Kobuck ha sido muy blando contigo.- el repentino cambio de tono de voz de la madre de Kobuck hizo que diera un brinco, voltee a verla pero ella miró hacia los duendes que estaban ahí.- vamos a tu casa para hablar, es algo sumamente confidencial.
-De acuerdo, mi casa queda a pocos metros de aquí, acompañeme.- dije mientras le hacía un gesto con la mano para que ella me siguiera y activará la hoja.
-No te preocupes, iremos caminando, hace tiempo que no me asomo al mundo humano.- dijo con una sonrisa, aunque aún se escuchaba seria.
Salimos de la casa de Kristina en completo silencio, era tan incómodo que me idee una manera de romper esa tensión.
-Disculpe diosa Nauru, me gustaría preguntarle algo.- dije intentando parecer inocente.-Al ser la diosa de la sabiduría, usted... Ahmm ¿Ayuda a los estudiantes por así decirlo?
-Jajajaja.- soltó una carcajada.- ¡Ay cielo! Pensé que me ibas a preguntar otra cosa. Sí ayudo a los jóvenes estudiantes, de hecho a todo el mundo, pero más a los jóvenes. Creo que me divierto mucho cuando están en época de exámenes. Puedo escuchar sus voces y sus súplicas mientras hacen el examen, recuerdan todo, menos lo que estudiaron.
-Debe de ser muy divertido.
-Lo es, pero se ponen muy nerviosos, así ni como ayudarles, su mente se pone turbulenta y comienzan a delirar. El miedo, el estrés y la ansiedad que les causa el examen los deja cegados y muy pocas veces los puedo ayudar. Aunque Ayla, quería preguntarte, ¿Porque no estudiaste aquella vez?
-¿Eh?
-Uhmm recuerdo que fue hace poco, en el examen de inglés... Dijiste que ya no te ibas a desvelar por jugar...
-Aaaaaah aquella veeeez... Digamos que había comprado un juego nuevo y pues... Me pique de más y me dormí a las 4 de la mañana y tenía el examen a las 7... Pero es que no había dormido bien por que si había estudiado.
Mientras seguíamos platicando llegamos a mi casa, les ofrecí asiento y un vaso de té y unas galletas. A pesar de que había intentado hacer que la tensión se eliminará del ambiente, esta seguía muy presente. Nauru se sentó en silencio y tomó una galleta, al parecer se concentro demasiado en mí como si estuviera analizandome.
-Dame tus manos.- me acerque a ella y acerque mis manos a las suyas.- Niña, tus poderes son demasiado grandes para alguien como tú ¿Kobuck ya te dijo sobre las lunas?
-Si, me explico que el cielo presenta unas lunas cuando nace un dios, van de 1 a 5 lunas y que en el caso de los híbridos, se pueden presentar 1 o ninguna, en mi caso se presentaron 2, que fue demasiado para alguien como yo.
-Hasta ahí todo correcto, pero hay algo que no sabes y que se le pidió a Kobuck no decirte, pero creo que es necesario. En realidad se presentaron 4 lunas, 2 de ellas indican las penurias por las que pasaras que te otorgarán poderes que tu no deseaste y que no te correspondian, pero también te ayudarán a crecer como persona y en sabiduría. Cuando aparecen dos lunas de sangre, se considera una maldición y una bendición al mismo tiempo. Nunca nadie había obtenido dos lunas antes, así que ni siquiera yo se que pasará con tu vida.
-...- parecía demasiado preocupada, sus palabras me dejaron en shock.
-Ayla, de ti depende que tan fuerte seas en cuanto te enfrentes a esas penurias. Si logras sobrepasarlas, serás la diosa más fuerte e imponente que haya existido. Es por eso que por el momento no puedes controlar tu poder, es demasiado fuerte que tu cuerpo no sabe como controlarlo. Es necesario que entrenes aún más, no sabemos en qué momento aparecerán ésas penurias.
-...
-Madre.- la llamo Kobuck.
-No hijo, es necesario que ella sepa lo que va a pasarle en un futuro y que no todo es color de rosa como hasta ahora.- habló de manera seria, parecía otra persona muy diferente a la que me había recibido.
-Sí, pero me han dicho que yo sea su protector.- parecía que Kobuck la estaba retando.
-Bien sabes que tu también te vas a ver sobrepasado por esas calamidades y que solo ella podrá salvarse y tu no podrás hacer nada para ayudarla.- tomó un respiro.- Hijo, es necesario que estés consciente de lo que va a pasar más adelante, sobretodo, ella, ella tiene que estar enterada y preparada.
-Kobuck no hay problema, yo sabré como lidiar con eso cuando llegue el momento.- le sonreí intentando calmarlo, aunque no me había dado cuenta que mis manos estaban comenzando a temblar. Lo que sea que me depare el destino debería de ser lo suficientemente fuerte como para ponerlos en ese estado y eso es lo que me daba mucho miedo descubrir.
-Ayla...- se dio cuenta de que estaba temblando, camino hacía mi y me tomó de las manos, seguramente debió de haber dicho en su mente: "Esta idiota aparenta valentía cuando esta aterrada".
-Hijo, confía más en ella, se que la adoras pero no es bueno que la sobreprotejas. Ahora.- volteo a verme.- demuestrame tu poder niña. Te vas a enfrentar a un minotauro que anda haciendo de las suyas.
-¡¡Madre!!.- Kobuck enseguida le grito a su madre.- los Minotauros son demasiado agresivos y más con una híbrida como ella.
-¿La entrenaste en combate, cierto?.- dijo en completa calma, ignorando el le había gritado.
-Si, pero eso no quiere decir que ella éste preparada para luchar contra algo así.- Kobuck apretó mis manos.
-Si pelea contra Sia o Camelia sería peor.
-¿Quiénes son ellas?.- ya había escuchado esos nombres dos veces ¿Qué relación tenía yo con ellas?
-Sia es la diosa del sol y una de tus mas grandes enemigas. Desde que se enteró que tu padre se casaría con una humana y que esa humana estaba embarazada, busco asesinarlas. Se levantó en armas el día de tu presentación con los demás dioses. Tu padre para protegerte de ella te envío al mundo humano y tu madre tuvo que entrenar muy duró para fortalecer sus poderes sagrados.- me explico.- y Camelia es su hija mayor y la más fuerte, también es diosa de la naturaleza. No sólo te odian por ser una híbrida, si no porque, a los ojos de Sia tu madre le robó el amor de tu padre.
-¿Eh?.- quede impactada ante lo que me había dicho.
-Como Dios de la Luna, su deber era casarse con la diosa del sol para dar a luz a los futuros dioses de ambos lados. Sin embargo, le fue permitido a tu padre anular el compromiso con ella y casarse con tu madre.
-Por eso me odia.- podía entender el dolor de la señora, aunque seguía sin entender porqué yo tenía que cargar con ese odio... Bueno, además de ser una híbrida, soy hija de su peor enemiga y quien cree que le quito el amor de su vida... Bueno tiene sentido pero ¿Porque contra mi? Si yo no hice nada malo más que nacer.
-Y ella no sabe lo de las lunas de sangre. Si lo supiera, se volvería loca y una nueva guerra sagrada comenzaría enseguida. Pero eso es un secreto que no se puede ocultar por tanto tiempo... tarde o temprano ocurrirá y tu tienes que estar preparada para cuando llegué ese momento.- aunque era relajada, la voz de Nauru era intimidante.
-Yo... Yo entiendo todo lo que me está diciendo, entrenare con más fuerza y me volveré más fuerte.- asentí con la cabeza.- Vamos a pelear contra el Minotauro, me siento con la fuerza suficiente para poder vencerlo.
-Bien dicho.- volteo a ver a Kobuck.- ya escuchaste su determinación, no te entrometas en su camino o le pediré a su madre que te retiré del puesto.
-...- Kobuck volteo a verme, yo asentí con la cabeza llena de confianza.- no será necesario nada de eso, no me pondré en su camino, confió en su buen juicio.
Quizás es mi idea, pero recalcó mucho esa última parte de: su buen juicio.
-Sabía que podíamos contar contigo. Ahora mi niña.- dijo y tocó una puerta.- vamos con el Minotauro, sólo no te desmayes al verlo.
-No lo haré, me mantendré firme y le demostrare que seré capaz de defenderme sola.- espero no comerme mis propias palabras.
Asintió con la cabeza, caminó hacia a puerta y de la manga de su vestido saco una hoja y la pego en la puerta, tras poner sus manos en la puerta, una luz blanca vino del otro lado y al girar el picaporte, está se abrió hacia un bosque en llamas, se podía oler el intenso olor a carne y a hierba quemada, mis ojos comenzaron a arderme debido al humo y sentí una calor abrumadora.
-Creó que esto es peor de lo que habíamos pensado.- puso su mano en su barbilla, parecía que lo estaba meditando.- generalmente los Minotauros no se descontrolan, pero esto está a otro nivel, sospechó que hay alguien detrás de esto. Debería de investigarlo luego.
-¿Sigues creyendo que ella será capaz? ¿No es mejor que vaya un Dios más experimentado a matarlo?.- Kobuck se había puesto por delante de mí.
-Creó que sería lo mejor, aunque es muy fuerte no es invencible y menos para una híbrida como ella, pero de ella depende de si ir o no. Lo que decidas está bien, ya que aún no tienes la suficiente experiencia. Ya no se trata de fuerza, si no de astucia en el campo de batalla.- volteó a verme.- ¿Qué escoges?
El incendio se veía demasiado fuerte, a pesar de la distancia, el calor era insoportable, pero al voltear a ver a la diosa Nauru o a Kobuck no parecía que sintieran calor, sólo con entrar ya iba a ser un reto. Se pudo escuchar un mufido del otro lado, al parecer el Minotauro parecía muy molesto.
¿Realmente valía la pena arriesgarse?
Supongo que... Si, si realmente los dioses que estaban detrás de mi eran tan fuertes, la pelea contra un Minotauro no sería algo tan complicado. Respire hondo, tratando de ahogar el miedo que sentía en mí interior, miré a ambos y finalmente acepté el reto, intentando sonar convencida y segura de mí misma. Kobuck me miró atónito y aterrado al mismo tiempo, pero asintió con la cabeza, el había dicho que me iba a apoyar en todo lo que yo decidiera.
La diosa Nauru soltó una risita.
-Que valiente, ahora prueba ese valor en el campo de batalla, si mi hijo te enseñó bien, esto no debería de ser nada para ti.