La chica del vestido rojo [MY...

By Loser-X

5.9K 468 185

"Para mi primer amor, el chico que rompió mi corazón y lo pisoteó sin importarle que tan destrozada me dejó". More

•Sinopsis•
El primer día ♡
La pelea entre mejores amigas ♡
La discoteca ♡
El chico misterioso ♡
La sudadera ♡
El viaje ♡
El padre ♡
Barcelona ♡
La hermana mayor ♡
El reecuentro ♡
La visita inesperada ♡
El chico del pasado ♡
La noticia ♡
La borracha ♡
La chica fantasma ♡
El pasado ♡
El pasado 2 ♡
La pesadilla de la chica del vestido rojo ♡
Sinceridad ♡
¿Estas segura de llevar ese vestido? ☽
¿Quién es la del vestido rojo? ☽
Las amigas ♡
¡Ay Max, estas loco!
Las verdades duelen ♡
Las lluvias de España ♡
Los atardeceres de España ♡
Las vacaciones junto a Max ♡
El pasado te la juega, ¿eh?
¿Tan destrozada estabas?
Menuda bienvenida, chica
Los cocteles son muy peligrosos, querido novio.
¿Cuál será tu plan, Jo?
Nuestro infierno
Meses a su lado
La propuesta
¿Nunca podrá haber calma?
Un atardecer y una fiesta, pero...
... ¿habría ido a esa fiesta si hubiera sabido que pasaría?
¿para que quiero explicaciones?
El miedo de perder
Barcelona e Ibiza... ¿otra vez?
La verdadera chica vestida de rojo
Somos familia, ¿no?
¿Competencia?
Empate
Culpabilidad
Pasado
Hogar, dulce hogar
Un soplo de aire fresco
E p í l o g o

No podia volver a cometer el mismo error

124 11 3
By Loser-X

CAPÍTULO 24🎶

Max

Aparqué el coche en el portal de Almu y después de cerciorarme de no dejar nada en el coche, salí, colocándome las gafas de sol.

Los recuerdos se apoderaron de mi. Como la vez que intente contactar con ella, me rechazó. ¿Que cambió esta vez? No lo sabía, pero que me echase en cara que había estado esperándome dos años me confundía.

Hazlo —me animó tendiéndome el móvil.

—No contestará —me excusé, arrepintiéndome de la decisión que había tomado. Ella probablemente no querría saber nada de mi.

—Hazlo y cállate —Denis me presionó, enseñándome su número de teléfono.

Dudoso, empecé a escribir con los ojos de Denis puestos en mi. ¿Estaría haciendo bien? ¿Ella también me extrañaría?

"¡Hola, Almu! ¿Podemos hablar? Creo que te debo una disculpa".

Cuando vi que se puso en línea y leyó mi mensaje, el corazón me dio un vuelco, empezando a latir desesperadamente contra mi pecho. Dios, ella seguía teniendo el mismo poder sobre mi.

—Está escribiendo.

"No, no podemos hablar. No sé cómo te atreves a escribirme".

Al leerlo, sentí como se formaba un agujero en mi pecho, que cada vez se iba haciendo más grande. Ella no quería nada de mi.

Pero lo entendía, le había hecho mucho daño, y necesitaba solucionar eso.

"Almu, por favor. Creo que cometí un error al dejarte ir. No puedo dejar de pensar en ti".

"No quiero saber nada de ti, no te atrevas a volver a escribirme. Déjame en paz".

"¡Por favor, Almu!".

Dejé el móvil en la cama y caminé hacia el balcón sin ánimo. Necesitaba pensar, despejarme. No lo sé, me iba a volver loco. ¡Joder! No había parado de pensar en ella durante un año desde que cortamos. Jamás me había pasado algo así, siempre terminaba superando una ruptura, teniendo un duelo conmigo mismo que siempre acababa ganándolo yo. Esta vez fue diferente. Ella era diferente. No podía dejar de pensar en que la culpa la había tenido yo, en que se la eché toda a ella y la destruí por completo. Necesitaba tenerla conmigo. Por dios, cada vez que me pasaba algo pensaba en ella, queriendo contarle todo.

Sin duda alguna. Ella era lo mejor que me había pasado, y dejé que se escurriese de mis manos como si fuese mantequilla. Había cometido un error.

Pero me había bloqueado.

Y debía de entenderlo, ella no quería verme ni saber nada de mi.

—Es normal, no quiere saber nada de mi después de que la hiciese tanto daño.

—Max, ella sería incapaz de serte infiel. Pero no es tu culpa que pasase eso —me agarró del hombro—. Cualquiera hubiese pensado lo mismo.

—No —me apoyé en la barandilla, observando el centro de Madrid, como los coches pasaban, y como la gente andaba conversando—. Fui un idiota porque me hice paranoias mentales. La grité, la humillé y no la dejé hablar. La humillé hasta tal punto que ella no se atrevía a hablar, solo lloraba y eso me ponía aún más nervioso, porque tampoco la creí cuando me dijo que ella no me fue infiel. Todo esto fue mi culpa.

—No seas tan duro —dio una calada a su cigarro.

—¿Que no sea duro conmigo mismo? Ella es muy sensible, Denis. Me da miedo haberla hecho tanto daño que haya cometido alguna estupidez.

—¿Por qué no te cercioras de eso? Estás en Madrid.

Miré el cielo nublado y suspiré.

—No me quiere ver. No la voy a molestar.

—Mira, Max. Es verdad que te pasaste con ella, pero es normal que pensarás que ella te traicionó, porque sabías que no sería la primera chica que lo hizo —tomó una bocanada de aire—. Pero si ella ya no quiere verte, es porque ya no te quiere en su vida, ese error que cometiste ya no tiene vuelta atrás, el dolor ya está hecho.

Alguien gritó, devolviéndome a la realidad.

—¡¿Es Max?!

Oh no.

Me giré con la mano en mi bolsillo y vi a los lejos un grupo de niñas mirando cada gesto que hacía. Una de ellas me saludó y sonreí.

Por favor, que no vengan.

¡Es él! —chillaron eufóricas corriendo hacia mi.

Abrí los ojos y me metí corriendo en el bloque de Almu cuando vi que todas las personas de la calle pusieron su atención sobre mi.

De pronto vi como un grupo demasiado grande de chicas pararon frente al bloque, chillando y señalándome como locas. Esto es lo que odiaba de ser famoso.

—¡Va a casa de Almudena!

¡Cotillas, callaros! Tengo que recuperarla y como salga en las revistas se me va a hacer muy complicado.

Cerré la puerta y subí al ático cogiendo el ascensor, dejando atrás al grupo de fans. Aproveché que había un espejo para arreglarme la camisa de cuello y subirme las mangas hasta los codos, mis pantalones negros apretados y mi reloj. Peiné mi pelo y sacudí mi camisa. ¿Se me olvidaba algo? Enseñé los dientes para ver si tenía algún trozo de comida.

Vale, estaba nervioso, pero no podía permitir que ella lo notase. También estaba contento por primera vez después de mucho tiempo. Supongo que era el efecto Almu.

Había tenido mis momentos de felicidad, pero siempre sentí que me faltaba algo. Imaginaba a Almu contenta por mis logros y estando a mi lado. Ahora podía recuperarla y eso me hacía feliz. No podía volver a cagarla, porque me había dado cuenta de todo el daño que le hice. Ella había sido paciente respecto a mi, ahora podría odiarme, pero no lo hacía. Nos hicimos daño mutuamente, y quería arreglar eso.

Al llegar a su puerta escuché música a todo volumen. Algo captó mi atención. Una voz cantando. Se escuchaba como si fuese angelical, también se apreció lo bien que lo estaba pasando. Sabía que era la de ella.

Toqué el timbre y enseguida la música se hizo más fuerte cuando al puerta se abrió. El cuerpo de Emma apareció en mi campo de visión tarareando la canción que sonaba, su sonrisa despareció ask verme parado frente a su puerta.

—¿Que haces tú aquí? —susurró mirando a Almu.

—Vengo a verla, se lo dije ayer.

—Ahora entiendo porque esta tan feliz... —susurró.

—¿Que? No te he escuchado.

—Nada, pasa.

Empecé a andar hacia la enana bailando en el centro del salón. Me quedé hipnotizado cuando la vi mover sus caderas con el palo de la escoba en sus manos. El deseo me encendió, encima la imagen de su cuerpo moviéndose me tentó a hacer caso sumiso a mis pensamientos. Intenté retroceder, pero los pies no me funcionaban.

Vi por el rabillo del ojo como Emma despareció metiéndose en alguna habitación, lo agradecí, necesitaba estar a solas con esta mujer frente a mi.

—No quiero dejar de pensar en ti... —tarareó moviendo la cabeza—. No puedo dejar de soñar contigo.

La música acompañaba a la hermosa mujer frente a mi de espaldas bailando y cantando. Su moño haciéndola lucir bonita, como siempre.

—¿Dime que hago si no estás aquí? ¡Te necesito como el aire que respiro!

Con que indirectas, ¿eh, peque?

He llorado, como un niño...

Movió su pecho de un lado a otro, acompañando de sus piernas. Era una especie de bachata pero no. Solo sabía que se veía perfecta así. Que por un momento, la imaginé justo así una mañana cualquiera en nuestra casa.

Dio un salto y empezó a bajar lentamente doblando sus piernas. Enseguida la sangre se me fue a otro lugar y respiré agitadamente al ver como su culo rebotó.

No es buen momento, boon.

Apreté los labios sin poder quitar mis ojos de ella. Era como si estuviese embrujado por sus movimientos y belleza. Pude notar hasta como se me caía la baba cuando volvió a subir agitando su pelo y moviendo sus caderas, haciendo que su culo se moviese de un lado a otro y los pensamientos inundarán mi mente, provocando que alguien despertase.

—Que no ve la luz del sol cuando es verano...

Me acerqué a ella lentamente, y en cuanto sintió mi pecho pegado a su espalda se paralizó. Pude olerla de nuevo, sentía que jamás me cansaría de su olor, de todo lo que la extrañé y lo rico que olía. Era una mezcla frutal y floral, un perfume demasiado dulce, su olor. No había cambiado de colonia, después de tanto tiempo seguía oliendo igual. Siempre olía bien, incluso en casa. Solo ella tenía la extraña manía de perfumarse incluso estando cómoda por su hogar.

Solo sabía que la extrañaba.

—Max —susurró volteando solo su cara, mirándome desde abajo—. ¿Que haces aquí?

Conduje mis manos por su cadera y la abracé desde atrás, colocando mi cabeza en su cuello y pudiendo olerla más de cerca. Sentí como sus manos se entrelazaban con las mias por un segundo y bailamos pegados.

—Vengo por ti —dije hundiendo mi nariz en su cuello, causando costillas y excitación. Lo sabía, esto a ella siempre le había gustado.

—Vale pero... —tartamudeó—. Deberías de calmarte.

Al momento de que ella rozase con su culo mi pantalón sin querer, gruñí, escondiendo una sonrisa. No me podía ver, ni yo a ella, pero sabía que estaba roja como un tomate, siempre supe su reacción. Cada vez que hacía algo así, su cara estaba sonrojada.

—¿Eso también ha sido sin querer? —cuestioné cuando ella volvió a restregarse.

Alejándose de mi, me regaló una sonrisa divertida. Uf, esa sonrisa. Esa que más de una vez me dieron ganas de arrebatársela y cambiarla por súplicas... Bueno, aún tenía ganas de hacer eso, pero tenía que contenerme, ella aún no me había dado su palabra para poder tocarla. Aunque como siguiese así la tocaría y ella misma me dejaría hacerlo, la conocía.

—Vístete, vamos a desayunar en un sitio —avisé.

Me miró con cuidado—. ¿Donde?

Tan curiosa como siempre...

—Es sorpresa.

—Tú y tus sorpresas...

Enseguida le sonreí, incapaz de poder burlarme.

—Tú y tú inquietud...

Ella rodó los ojos—. No he cambiado.

—Lo puedo notar.

Se metió a su cuarto y caminé por el salón, observando la decoración. Seguro que todo esto lo había hecho Almu, ella tenía buen gusto diseñando y adornando.

Algo captó mi atención, una hoja rota y arrugada, pero que estaba escrita. ¿Que hacía una carta en medio del salón? Fui a agárrala y enseguida me percaté de que la letra era de Almudena.

Pero no fue eso lo que me sorprendió. Fue la fecha que estaba escrita.

La fecha cuando ella y yo cortamos.

12 de diciembre 2021

Sucedió. Lo que más temía ha acabado pasando. He encontrado un momento para escribir esto después de pasar horas llorando. ¿Sabes? Lucía me ha consolado durante las...

El sonido de una puerta me hizo reaccionar y guárdame la carte en el bolsillo de mi pantalón con rapidez.

—Fui yo —una voz que no era de Almu confesó. Me giré y vi a Emma mirarme.

¿Fue ella? ¿Que había hecho? No sabía porque me estaba diciendo esto. ¿Era por la carta que acababa de coger?

—Yo fui la que respondí el mensaje.

La sangre me empezó a hervir cuando escuché eso. ¿Ella en serio se había atrevido a hacer eso?

—Yo... —juntó las manos, escapando de mi mirada—. Me hice pasar por ella.

Me tomo un momento comprenderlo. Podía haber recuperado a Almu hace un año, podría haberla besado y decirla cuanto la extrañaba hace un año, pero por su culpa no lo hice. Ella dejó que los dos sufriésemos más tiempo.

—¿Como has podido? —fue lo único que dije.

—Ella estaba destrozada, solo quería que mejorase y que se olvidase de ti, porque la hiciste demasiado daño —negó—. Pensé que estaba haciendo lo correcto.

—Lo único que hiciste fue hacerla más daño.

Ella dio un paso hacia mi.

—En ese momento pensé que era lo mejor —se excusó, mirándome con preocupación y tristeza.

—¿Lo mejor? Lo mejor hubiese sido que la hubieses dejado elegir —mi sangre estaba hirviendo—. No eres su jodida madre, ella es mayor para saber que hacer sin que nadie intervenga por ella como si tuviese seis jodidos años.

—Hacía lo mejor por ella —se limitó a decir.

—Tú no tienes derecho a decidir nada por ella.

—¡Soy su mejor amiga!

—¡Pero no es de tu propiedad! —dicté—. Siempre haces lo mismo, Emma. Te metes en los problemas de Almu y encima le obligas a hacer cosas como si tuvieses algún poder sobre ella. ¿Quién te crees que eres para obligarla a estar lejos de mi? Llevas haciendo esto desde que Almudena me conoció, dándola consejos que no aportan ninguna solución.

—Si, agarré su móvil y vi que le había escrito. Lo más lógico que se me pasó por la cabeza fue bloquearte, ¡pero sabía que eras capaz de venir por ella! Así que solo me limite a decirte que no la buscases más.

—Tarde o temprano vendría a por ella. ¿No entiendes que la amo?

—No me caes ni bien ni mal, todas las cosas malas que has hecho... lo hice por ella.

Una voz interrumpió lo que Emma estaba diciendo.

—¿Qué hiciste que?

La figura de Almu salió del pasillo y dio unos cuantos pasos, mirando estupefacta a su mejor amiga, sin poder creerse lo que acababa de oír. No sé desde cuando estaba allí escuchando, pero debió de haber sido lo suficiente como para pensar que lo que Emma había confesado, era una broma pesada.

Pero no lo era.

—Almu... —ella susurró—. Yo no quise.

—¿Cogiste mi teléfono sin permiso y te hiciste pasar por mi? —inquirió Almu, ceñuda.

—No debí de haberlo hecho, lo sé y lo siento.

—¿Lo sientes? ¡Estuve meses cuestionándome si de verdad él me había querido por no atreverse a buscarme! —me miró de reojo—. ¿Cuantas veces? ¿Cuantas veces el intentó contactar conmigo y tú lo impediste?

—Muchas —contestó la rubia.

Todas esas llamadas rechazadas, los mensajes mandándome al carajo... ¿había sido ella? Si hubiese sido Almu, ¿no habría hecho eso? ¿Hubiese vuelto conmigo si la hubiese dicho que la seguía amando? Al pensar todo eso, la furia acrecentó. Entonces, todos mis respetos hacia esa persona se destruyeron y convirtieron en rabia. Ella no había tenido ni un ápice de culpa al hacer todo eso.

—Sabias que lloré día y noche porque él no me quería, sabias que necesitaba hablar con él, que tenía pesadillas por las noches sin poder dormir. ¡Lo sabías y no me dijiste nada!

—Quise contártelo —admitió echándome una ojeada—. Pero no me dejabas, siempre me interrumpías o pasaba algo y no podía confesarte todo. En el evento quise volver a hacerlo pero no pude.

Almu dejó de mirar a Emma, para mirarme a mi, patidifusa.

—Y tú... tú no te molestaste en venir a por mi y decírmelo a la cara...

—Lo hice.

Enseguida su cara se contrajo a confusión.

—¿Que?

—Fui a buscarte, pero te vi con Asier, peleando y gritándoos —recordé ese día, los celos y la ira volviendo a emerger de mi—. Hasta que vi como te besaba, y tú te dejabas.

Tragó grueso.

—Le aparté de mi —aclaró—. Le dije había sido un error, porque no paraba de pensar en ti.

—Me fui en cuanto vi que te estaba besando.

Quise sonar despreocupado, desinteresado, pero la verdad era que estuve muerto de celos en ese instante, incluso seguía estándolo. Ver a alguien más besar a la persona que amaba se sentía como si te clavasen una daga en el corazón.

Ella me miró sin pestañear. Estaba enfadada, decepcionada y triste. La conocía, era un libro abierto para mi, sabía que estaba pensando, como lo estaría pensando, y como estaba procesando toda la información. Y como estaría recordando.

—Fuiste tú...

Bajé la cabeza.

—Tú fuiste quien me envió ese mensaje.

Después de que ella me rechazase por mensaje. Decidí que no fue suficiente, que necesitaba que me dijese que ya no me quería mirándome a los ojos. La busqué, y cuando la encontré, ella no estaba sola.

—¡Almudena!

—¡No, Asier! —le advirtió poniendo la mano en el aire, advirtiéndole que no se acercase a ella—. No.

—¡Si, te utilice! ¡Pero no pensé que llegaría tan lejos!

—¡Tú y tú novia sois unos malditos repulsivos!

Estaba lloviendo. Las gotas caían en mi con fuerza. Pero me daba igual, solo me importa saber porque coño el chico que le había hecho daño y del que tanto me había hablado mal, estaba ahora con ella, aquí, en la calle y a estas horas.

—¡Lara se ha pasado!

—¡Y tú el doble por permitírselo!

El corazón se me paró en cuanto vi la figura de Asier abalanzarse encima de Almu y besarla. Ella se quedó quieta, y eso fue lo que más me dolió. Que no le apartó.

Me volteé con las lágrimas en mi cara y empecé a andar por donde vine, dejando atrás a Almudena. ¿Por qué? No tenía derecho a enfadarme, ella era libre de hacer lo que quisiese, porque ya no estaba conmigo. Pero entonces, ¿por qué tenía un nudo en el pecho?

Encendí el móvil y empecé a escribir.

"No te buscaré más".

Le di a enviar y me guarde el móvil en el bolsillo, regresando al departamento-hotel donde me hospedaba.

Tú me enviaste el mensaje —repitió ella mirándome.

—Fui yo.

Almu miró a Emma y negó, pero no dijo nada, solo se limitó a agarrarme del brazo y tirar de mi hacia la puerta. Yo solo dejé que lo hiciese y no puse resistencia.

—¿Dónde vamos?

Ella no me respondió, solo siguió caminando tirando de mi y al salir a la calle vi que aún estaban ahí las chicas, esperándonos, y en cuanto nos vieron empezaron a hacernos fotos y chillar.

Almudena, a pesar de su pésimo ánimo, las sonrió, fingiendo estar bien.

—¡Están saliendo!

—Bueno, si tú lo dices debe de ser cierto —bromeé regalando a Almu un guiño y sonriendo con malicia.

Ella montó en el coche y cerró la puerta sin decir nada, yo me despedí con la mano de las fans acosadoras, alías, las amantes de wattpad y las dejé atrás, saltando y despidiéndose de nosotros a gritos.

Ay dios, ¿así eran todas las fans de Almu? Bueno, están todas dementes gracias a esas historias de wattpad, ¿como juzgarlas? Almu debió de dejarlas peor de lo que estaban con sus historias que te dejan sin estabilidad emocional.

Y si, yo me había leído todas y cada una de las novelas de mi perfecta y hermosa novia. Bueno, ahora no lo era pero lo volvería a ser tarde o temprano. Volviendo al tema, incluso cuando lo dejamos seguí leyéndola, acompañándola en sus logros y metas, estuve ahí, cuando sacó nuestro libro a papel, yo estaba en el primero de la cola para comprar el libro y ver todos los arreglos que hizo a nuestra historia. Solo que me había mantenido en el anonimato oculto. Es decir lector fantasma que a las escritoras poco les gustaba. Pues si, era uno de esos, pero es que Almu no podía enterarse de que la seguí leyendo y apoyando a pesar de todo.

—¿Donde está ese sitio para desayunar?

—En el centro —fue lo único que contesté.

—¿Por qué tan misterioso?

—Ya lo sabras cuando lleguemos, deja de ser tan curiosa —reprimí una sonrisa.

Así era ella.

Continue Reading

You'll Also Like

144K 11K 32
Noah una chica muy arrogante y amargada, a la cual le lleva gustando Hazel desde hace mucho tiempo. Hazel, una chica muy despistada y rarita, que ama...
397K 30.4K 66
Dereck Jones y Hailey Williams en un mundo perfecto, jamás hubiesen coincidido. Él no tenía nada, ella poseía todo. Él estaba familiarizado con el...
1.1M 30.6K 32
Cuando las personas que más amas, te rompen, es difícil volver a unir esos pedazos. Victoria Brown, creía que cuando amas, la brecha para perderte a...
119K 16K 174
Entra para obtener más información de la historia 💗