Saya estaba sentada en una banqueta que había en el baño de las chicas, tenía las mejillas húmedas. Su respiración se cortó al oír que tocaban la puerta.
—Soy yo, déjame pasar.
Sus ojos se aguaron más, esa voz siempre la recordaría... en cualquier lado, abrió la puerta y lo quedó mirando.
—Soy un desastre.
—Si. Lo eres. Ven acá. —Carl se sentó tras ella y la envolvió entre sus brazos por la espalda. Saya bajó la cabeza aferrándose a sus manos.
—T-tú me hiciste mucha falta.
El pelirrojo suspiró y apoyó su barbilla en el hombro de la chica.
—Te dije que yo te podía acompañar a hablar con ellos. Pero tú... querías hablar con el Capitán, ¿verdad?
Saya soltó otro sollozo, Carl era la única persona en el mundo a quien nunca le podría mentir. Carl era el único que le recordaba que, antes de que se desatara la guerra, tuvo una vida feliz.
—¿Soy una persona horrible? —preguntó en un murmuro.
—No lo sé. Supongo que todos somos buenos o malos, dependiendo quien nos juzgue. —Carl la abrazó un poco más. —¿Hermanita, realmente te importa el Guerrero?
Saya cerró los ojos y apretó los labios sintiéndose débil otra vez.
—Claro que sí, Carl. No tienes idea de cuánto me ayudó a salir del pozo horrible en el que estaba.
—¿Pero lo quieres porque 'realmente tú lo quieres'? ¿O estás con él porque intentas darle las gracias por ayudarte?
Saya se tensó y apretó un poco sus manos.
—Lo amo.... de verdad...
—Pero no como amas al Capitán. —sentenció Carl acariciándole el brazo. Saya se llevó ambas manos al rostro soltando otro sollozo.
—Estando aquí todo es distinto, Carl. Porque aquí están todos mis recuerdos con Levi, por eso no puedo parar de pensar en los últimos meses que él y yo estuvimos juntos, yo me sentía horrible y alejé a todo el mundo, hasta a ti. Y sé que Levi si intentó arreglar las cosas muchas veces. —Saya tomó aire para decir lo que daba vueltas en su cabeza. —Fue también mi culpa que termináramos.
—Pienso lo mismo... Al Capitán todos lo están odiando, pero tú y yo sabemos que no es tan malo y cruel como... como tú lo has puesto.
Saya se mordió el labio sintiendo como sus mejillas se llenaban de lágrimas otra vez.
—Lo sé, lo culpé de todo. Es que... me lastimó... pe-pero...
—Tu siempre estabas a la defensiva, Saya. —la chica asintió. —Recuerdo que si, él te alejó muchas veces pero... hermanita... tu lograbas que cualquiera perdiera la paciencia cuando discutías.
La chica apretó los puños y asintió sintiendo su pecho arder. Estando en Marley había olvidado que en la Isla era alguien diferente, que ella no era tan víctima después de todo.
—Lo sé, por eso ahora me duele tanto. Recuerdo las veces en las que Levi me decía que necesitaba calmarme y tenía que terminar regañándome o sino yo rompía todo lo que tenía cerca, en esa época yo... no era capaz de controlarme. —mordió un poco su labio. —Y él siempre lo lograba, se quedaba en silencio pero luego me obligaba a sentarme y so-solo siendo él... lograba traerme de vuelta.
Carl asintió recordando esos días en los que él la reemplazaba en los entrenamientos y cuando llegaba a casa Levi ya había logrado calmar a la chica.
—Y cuando recién volvimos de Shiganshina, Saya... el primer año no se separó de ti ni un instante. —el pelirrojo suspiró. —Estuvo para ti en todo momento, Jefa. El problema fue solo los últimos meses, donde ambos no escuchaban pero... pero que hayas terminado con el Capitán... para mí, fue demasiado.
Saya soltó otro sollozo aferrándose a Carl, sabía que su pelirrojo siempre tenía razón.
—Él me lastimó mucho pero... pero yo también lo hice... muchas veces, Carl. —apretó los labios y el chico asintió sabiendo a lo que se refería, ya que siempre fue su mayor confidente. Saya jadeó recordando las veces que le había dicho cosas hirientes.
[Flashback]
—Haz lo que te de la maldita gana. —gritó la chica saliendo furiosa de la oficina, yéndose a meter a la habitación.
Levi soltó un pesado suspiro y fue al cuarto, Saya se había metido en la cama como siempre que se enojaba. El Capitán se sentó a su lado.
—Estoy intentando explicarte la expedición, mocosa. No puedes perder la calma cada vez que te hable de salir de los muros.
—Déjame en paz.
—Saya, basta. Escucha... —murmuró acercando sus dedos al hombro de la chica. —Este es un plan seguro.
—¿Tan seguro como el retorno a Shiganshina? ¿Qué? ¿Acaso crees que puedes liderar algo tan complicado?
Levi apretó los labios y quitó su mano.
—Nada saldrá mal, Saya.
La chica estaba furiosa, ni siquiera sabía porqué, últimamente estaba de mal humor cada día aunque no hubiese una razón.
Y consciente de que lo lastimaría, soltó.
—Todas tus expediciones salen mal, Ackerman. Siempre ha sido tu culpa, todos los que te quieren han muerto porque no eres capaz de protegerlos. Tus amigos, tu escuadrón, tu tío... incluso Erwin.
Levi se giró hacia ella con brusquedad y se quedó perplejo, herido. Saya mantenía la cabeza en la almohada y apretó los puños al darse cuenta de lo que había soltado. Pero antes de poder decir algo el Capitán se puso de pie y salió a toda velocidad del cuarto.
La chica se puso la almohada en el rostro y se dio golpecitos. La había cagado y en grande.
Levi salió de la casa hacia el patio, sentía que le faltaba el aire. Miró con desesperación a su alrededor, y cuando se aseguró de estar solo se llevó una mano al pecho sintiendo un dolor profundo.
—Mierda. —gruñó. Saya lo había lastimado demasiado, que ella mencionara a esas personas había sido... Quería morirse en esos momentos, sintió sus ojos aguarse y soltó otro insulto a la nada.
Luego de largo rato calmándose volvió a entrar a la casa y se metió en su oficina. Necesitaba distraerse con algo, aunque en su mente solo daban vuelta las caras de Farlan, Isabel, Petra, Auro, Kenny.
Luego de una hora Saya entró a la oficina, carraspeó pero Levi no levantó la mirada, siguió concentrado en sus papeles. La chica se acercó con cuidado y puso una taza de té a su lado.
—Es... para ti. —Levi la ignoró completamente y Saya acercó sus manos a los hombros del Capitán para hacer un suave masaje pero él se tensó.
—Estoy trabajando, ¿puedes irte?
La Capitana se detuvo y bajó la mirada, sabía que se merecía algo peor por parte de él. Asintió y salió de la oficina. Levi apretó los puños, y siguió trabajando.
Esa fue una de las veces que la rechazó... por eso es tan importante conocer las dos versiones de una misma historia. Porque no existe una verdad absoluta, no hay buenos o malos, solo gente que lastima y gente que es lastimada y todos hemos interpretado ambos papeles.
Cuando llegó la noche Levi se fue a la habitación, no quería entrar. No quería estar con Saya en ese momento. Tomó aire y abrió la puerta del cuarto, la chica estaba sentada en la cama leyendo un libro, él le dio una mirada fugaz y se quitó el uniforme poniéndose pijama. Ordenó su ropa y se metió a la cama dándole la espalda a Saya. Ella dejó el libro a un lado y lo abrazó desde atrás.
—Perdón. Lo dije sin pensar.
No obtuvo ninguna respuesta, se levantó y se metió a la cama por el otro lado para quedar frente a Levi. Él la miró con el ceño fruncido y se iba a voltear de nuevo cuando ella la abrazó con fuerza impidiéndoselo.
—Saya, dame espacio.
—Te amo, soy una idiota... No quise lastimarte, Levi. Lo que pasó con ellos no fue tu culpa. —el Capitán seguía molesto, Saya levantó la mirada y le acarició la mejilla. —No me odies, por favor. Nada de lo que dije es verdad, tu no tienes la culpa de nada, si los protegiste siempre, a todos. Y lo sigues haciendo.
Levi la miró largamente y se sintió imbécil, estaba molesto y herido pero acercó sus labios a los de la chica. Y volvió a sentirlo, el miedo de encontrar el cielo y el infierno en una sola persona.
Se alejó y suspiró.
—Mocosa idiota. —Saya sonrió más ampliamente y le llenó de besos las mejillas recibiendo un ceño fruncido y otro insulto. Pero ya estaban bien... Capitán y Capitana se entendían a su manera.
[Fin flashback]
—Pero esto jamás se lo contaste a alguien más, hermana. Tú... también te victimizaste en cierto punto.
Saya apretó los dientes y sintió las lágrimas deslizarse.
—Fui injusta con Levi, Carl. Ni siquiera me merezco que él continúe queriéndome después de haberlo lastimado... más veces.
El pelirrojo suspiró.
—Pero aún lo hace, aún te quiere... La pregunta es qué harás tú al respecto.
Saya bajó la mirada y tragó con dureza.
—Carl... ¿soy una persona horrible si amo a dos personas al mismo tiempo?
El chico le soltó el abrazo por la espalda y la miró de frente. Acarició su cabello y esbozó una pequeña sonrisa.
—Creo que no soy nadie para aconsejarte... después de todo yo tuve... o tengo el mismo pecado.
Saya entreabrió los labios sorprendida y alzó las cejas.
—C-Carl... tú... —el chico tuvo un suave sonrojo y asintió. —Oh por dios, yo siempre lo supe. —la chica sonrió algo triste pero le acarició la mejilla. —Lamento mucho lo de Sasha, hermanito... pero Kimihiro... Kim si va a llenar tu corazoncito.
—Tú siempre lo sospechaste. —susurró el chico. —Sasha me encantaba, pero desde que comenzamos a vivir con Kim... mierda. Intenté convencerme muchas veces que no me gustaba, y solo era mi mejor amigo. Pero el tiempo que tu estuviste en Marley él no se separó de mí y bueno. Una noche borracho me encontré a mi mismo mirándolo embobado, así que...
—Ya estás jodido. —Saya soltó una risita. —Me alegro mucho, mucho... Kim es un cubito de hielo. Pero te puede hacer muy feliz.
Carl asintió con las mejillas carmesí.
—Pero ahora no puedo, porque Sasha sigue aquí. —presionó su pecho. —Por eso te entiendo de cierta forma, Saya. Pasé mucho tiempo queriendo a los dos y es horrible. Porque uno no elige amar, ni elige que lo amen, deberíamos dejar de castigar a la gente por eso, ¿no crees?
La chica asintió.
—Si yo pudiera elegir no lastimar a Levi ni a Colt claro que tomaría esa opción. Pero si fuera así de simple no existirían los corazones rotos.
Carl le secó las mejillas y le sonrió suavemente.
—Estaremos bien, Saya. Incluso si ellos llegan a odiarte yo soy tu familia. —la chica sonrió agradecida. —No es necesario tomar una decisión ahora, deja que tu corazoncito poco a poco elija. Y no importa si crees que decepcionas a alguien o que le debes algo a las personas. You are free, even if that freedom hurts. —(eres libre, aunque esa libertad duela).
Saya pasó sus brazos por los hombros del pelirrojo y exhaló, sacando de su alma un desahogo que llevaba meses retenido y que por fin pudo contarle a su hermano.
—Thank you, you are my favorite person. —(gracias, eres mi persona favorita).
El chico asintió con una sonrisa y luego de esperar a que la chica se lavara el rostro y se le pasara el rojizo de sus ojos por haber llorado, ambos salieron. Caminaron por los pasillos del gran cuartel y fueron hasta la habitación de Kimihiro. Antes de entrar Carl le apretó con cariño el hombro y Saya abrió.
—¿Es cierto lo que dicen? —Colt alzó una ceja observando a Alice y Kimihiro. —¿El alcohol de aquí es fuerte? ¿Que no recordaré nada con tres vasos?
—¡SI!
—Pero no es tan divertido, Alice... —murmuró el pelinegro en un suspiro y al oír la puerta abrirse se giró. —Jefa, Carl... hasta que llegan. Alice ya corrompió diez veces al niño.
Carl soltó una risita y Alice le dio un manotazo a Kimihiro. Saya se sentó junto a Colt.
—¿Podemos beber del alcohol de aquí? —preguntó el rubio con inocencia.
—No, Colt. ¿Recuerdas cuando Pieck y yo parecíamos niñas? Es aún peor el de Giza.
—Así podrías cuidarme, bonita. —soltó una risita y Saya alzó la cejas tensándose. Automáticamente se hizo un silencio incómodo en la habitación. Colt miró fijamente a su novia, haciendo una ligera mueca cuando no consiguió respuesta.
—¿Entonces Carlitos? ¿Qué dices, sacamos los barriles que nos quedan en la bodega? —preguntó Alice tratando de aligerar el ambiente.
—No lo sé. —murmuró el pelirrojo. —¿Qué dices tú, Kim?
—Hagan lo que quieran. —se encogió de hombros con una pequeña sonrisa. —Solo no te emborraches demasiado Carl, siempre terminas cantando canciones tristes.
Saya soltó una carcajada y asintió.
—No alcoholicen al pelirrojo. Y... podemos beber mañana, hoy ya es tarde, deberíamos cenar e irnos a dormir.
—Buenu. —respondió Alice con un puchero y se levantó. —Yo le avisaré a los chicos de Giza para que se preparen. Bye, bye.
—A todo esto... —Kimihiro miró a Colt. El rubio se sintió incómodo ante la mirada del otro chico, casi insignificante al oírlo preguntar después —¿Dónde dormirá él?
—Los soldados se van a infartar si nos ven en la misma habitación así que... —Saya alzó la mirada hacia el pelirrojo y sonrió siniestramente. —Colt podría dormir aquí en la habitación de ustedes, chicos. Él solo en una cama mientras que ustedes dos, Carl y Kim comparten la misma, ¿no les molesta, verdad?
Carl la miró con cara de querer asesinarla pero Kimihiro solo ladeó el rostro mirando al pelirrojo.
—¿Te molesta, Carl? —el chico bajó la mirada encontrándose con los ojos inquisitivos del pelinegro.
—No... no me molesta.
—Entonces por nosotros no hay problema. —suspiró Kimihiro.
Colt se rascó la nuca un poco incómodo y dejó la mirada en Saya.
—¿No íbamos a dormir juntos? —murmuró alzando levemente una ceja, esperando tener una respuesta positiva de la chica.
Saya ladeó el rostro.
—No Colt, aquí no podemos.
Colt frunció el ceño recargándose en la pared volteando hacia otro lado.
—Espero que cierres con pestillo tu cuarto. —murmuró con molestia, quería que sonara menos agresivo pero sus emociones le fallaron.
Saya frunció el ceño y los chicos solo se miraron incómodos.
—No te imagines tonterías, Colt.
Él regresó la mirada hacia ella rodando los ojos.
—No me imagino tonterías, Saya.. solamente te lo estoy diciendo.
La chica le sostuvo la mirada con molestia y luego se puso de pie.
—Hay que ir a cenar, ¿vamos chicos?
Carl y Kimihiro asintieron adelantándose y Saya miró a Colt.
—Como me vuelvas a decir algo así frente a ellos en serio me molestaré contigo. —lo amenazó la chica.
—¿Y lo quieres volver a arreglar en la habitación, bonita? —Colt se levantó acercándose para tomarla de la barbilla.
Saya soltó una risita y negó con la cabeza.
—Grice, compórtate. En este cuartel las paredes son delgadas.
—¿Si? —alzó ambas cejas y la soltó frunciendo el ceño. —¿Cómo lo sabes?
Saya se tensó pero enseguida carraspeó corriendo la mirada.
—Viví mucho tiempo aquí, más de una vez oí a algunos compañeros... Entonces, vamos a cenar.
—No eres buena mintiendo. —murmuró saliendo de la habitación. —¿Niccolo cocina aquí?
—No, trabaja en un lugar en el centro de la ciudad. Aquí cocinan los soldados por turnos. —contestó la chica evadiendo el tema y llegaron al comedor. Se sentaron en la mesa de Kim, Alice y Carl.
—¿En serio cocinan bien? Yo podría hacerlo también. —meneó un poco su cabeza. Saya negó y se giró hacia él para murmurar.
—Colt, tienes que adaptarte a este lugar. No puedes estar haciendo o diciendo ciertas cosas... los Gizinos son complicados.
Colt alzó un poco los hombros despreocupado.
—Estoy acostumbrado a trabajar con personas complicadas. Era comandante de los guerreros, Saya. —suspiró cruzándose de brazos. —A parte, no me interesan sus opiniones. Están bajo tu mando y no pueden tocarme.
Saya se giró con el ceño fruncido, segura de que nunca había sentido tal molestia estando con Colt.
—¿Qué dijiste?
—Que por ti, ya no me interesan sus opiniones. —sonrió haciendo una pequeña pausa como si lo estuviera deletreando.
—Escúchame bien, Grice, que sea la última vez que vuelves a hablar así de mi familia. —lo miró tan seria que esta vez Colt sí se preocupó. —No porque no te puedan tocar significa que dejen de ser importantes. Todos ellos son mi familia, compórtate en este lugar. Yo aprendí a querer a Pieck y Galliard. Es tu turno de ser empático.
Colt la miraba algo extrañado pero sólo asintió girándose a ver a varios soldados Gizinos que lo miraban con desconfianza. Y el chico pensó que Saya definitivamente estaba exagerando, ni siquiera podía tomar sus bromas bien, ¿qué tan distinta iba a ser aquí? Colt no podía evitar pensar que era una tontería intentar llevarse bien con tantos de ellos siendo obvio que solo por ser del continente lo detestaban.
—No tengo mucha hambre, Saya. —suspiró recargándose en la silla. —¿Tengo que pedir disculpas por eso?
La chica seguía tensa y molesta, soltó un pesado suspiro.
—No te escucharon, así que no.
—Me refería a ti.
—¿Me estás preguntando si debes disculparte conmigo? —Saya rodó los ojos.
—Mmmmh, si. —soltó una risita dándole un beso en la mejilla.
—Fuck, Colt. —la chica se llevó las manos al rostro con molestia. —Es la segunda vez que te digo que en frente de ellos no. Mierda, no es que yo no quiera, son cosas de Giza.
—¿No quieres que tus soldados nos vean juntos? ¿O no quieres que el Ackerman nos vea juntos? —frunció el ceño alejándose.
—¿Estás haciéndome una escena de celos? ¿En serio? ¿Aquí? ¿En el comedor?
—No son escenas de celos. —dijo entre dientes, apretando sus manos. —Me estás haciendo sentir mal, pasé de tener todo tu cariño a no poder ni tocarte. Ni siquiera darte un beso en la mejilla, que no es cosa de otro mundo. —murmuró. —¿Acaso no te importa tratarme de esta forma? —jugó con sus dedos, bajando de a poco el volumen de su voz.
—Colt, comamos, ¿bueno? —Saya tomó su tenedor ignorando al chico. Estaba sinceramente preocupada. ¿Por qué Colt no podía entender algo tan simple como mantener la compostura frente a los Gizinos? En el tiempo en Marley le contó todo de ellos, ¿por qué ahora se estaba comportando como un niño caprichoso?
La comida fue algo tensa entre ambos, al terminar Saya miró a Carl y Kimihiro.
—¿Se irán ahora a dormir?
—Nop, nos quedaremos un rato.
La chica asintió y le habló a Colt, ambos avanzaron por el pasillo y fueron a la habitación que compartían los chicos. Se dejó caer en la cama de la derecha y suspiró.
—Tengo sueño, anoche apenas dormimos en la celda.
—Si, estoy cansado. —murmuró Colt acercándose a la otra cama con gesto abatido. —¿Por qué tengo que estar aquí? Mierda, no quiero estar con ellos dos.
Saya se pasó las manos por el rostro.
—Sé que es incómodo dormir en la misma habitación con gente que no conoces... pero debemos hacerlo así para no causar problemas. —la chica se acercó a él sentándose a su lado, explicándole de una forma tranquila esperando que pudiera entenderlo y no hacerlo sentir mal. Le iba a dar un beso en la mejilla pero se detuvo ante el reclamo.
—Soy tu pareja. No causará ningún problema el dormir juntos. —levantó la mirada hacia ella, luciendo triste.— Y si te llegan a decir algo, ¿qué importa? Nos tenemos el uno al otro, amor... miles de veces soporté los reclamos del Señor Zeke, ¿por qué ahora es distinto con tus soldados?
—Colt-...
La cólera se reflejó en los ojos del rubio que se levantó, no queriendo escuchar la siguiente excusa que saldría de los labios de su novia.
—¿Acaso alguna vez te dijeron algo cuando dormías en la misma cama con el Ackerman?—reclamó.
—¿Colt, qué te pasa? ¿Por qué estás tan a la defensiva? —la chica frunció el ceño. —Solo hablas de Levi y de lo mucho que te molesta todo esto.
—¿Y tú por qué no respondes nada? ¿Tanto te cuesta ser sincera cuando hablamos del Capitán?
—Colt, llevas todo el maldito día hablando de Levi. ¡Yo no quiero tocar ese jodido tema! ¡Menos ahora que estamos viviendo en el mismo cuartel! ¿Por qué no puedes entenderme?
—Yo si te entiendo pero tú no estás entendiéndome a mí. —suspiró pasándose una mano por el cabello.—Si hubiese sabido que iba a pasar por todo esto me hubie-...
—Eres un malagradecido. —Saya se puso de pie con brusquedad y fue hacia la puerta, antes de salir lo miró con rabia. —Aquí tienes un cuarto, una cama cómoda, y eres considerado persona. Yo viví diez meses en una puta celda con gente que me consideraba un demonio. ¿Y tu no eres capaz de aguantar una noche en la Isla? Me sorprendes, Colt. Y para mal.
Se giró y salió dando un portazo.
Colt apretó los puños y pensó en lo mucho que extrañaba a Pieck y Galliard y en lo incómodo que se sentía en ese lugar desconocido. ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué lo único que quería hacer era regresar a Marley? Obviamente llevándose a Saya consigo... No le gustaba verla como "Capitana" después de todo. Era encontrarse con una mujer mucho más dura y fría de la que fue su novia en los últimos meses.
Saya llegó hasta su cuarto con la molestia aún a flor de piel. Se quitó las botas y se recostó en la cama mirando el techo. Honestamente se sentía decepcionada, horriblemente decepcionada de la actitud de Colt en la Isla, con los Gizinos. ¿Por qué no podía aceptar algo tan simple como mantener los momentos para ellos solos? O comprender que ella ahí era la Capitana. No la prisionera del sótano.
⭐Recuerda dejar tu estrellita⭐