"La belleza está en las imperfecciones que te hacen distinto de los demás."
-El desastre | Lena Levine.
Elodie MacQuoid.
9 de octubre de 2018, Alaska.
Después de la larga noche que tuve me desperté muy temprano a pesar de que no había descansado como se debe pero si soy sincera no me arrepiento de nada.
¿Cómo podrías? Si conociste a semejante chico.
Debo dejar de pensar en él. Ni siquiera sé su nombre.
Cuando salí de la ducha me coloque un crop top totalmente negro, unos vaqueros flojos y un par de tenis blancos. Después de maquillarme y arreglar mi desastroso cabello me observo al espejo antes de bajar a desayunar y realmente me gusta como me veo hoy, mis tatuajes resaltan gracias a que el top deja mis manos libres y lo único que agrego son unos cuantos anillos.
Bajo al comedor donde encuentro a mi madre preparando huevos revueltos y pan tostado.
-Buenos días mamá.
-Buenos días Elodie.
-Buenos días para ti también hija.- dice papá sentándose a mi lado.
Decido ignorarlo después de lo de ayer, ni siquiera fue capaz de pedirme una disculpa o aceptar su error. Todos desayunamos en un ambiente demasiado incómodo y reprimo las ganas que tengo de arrojarle la comida en la cara a mi padre.
-Te llevo a la escuela.-dice Adriel justo cuando estoy a punto de cruzar la puerta para emprender ni camino.
-No, gracias.
-No es una pregunta.
Subo al auto y durante el camino nadie dice nada hasta que él rompe el silencio tratando de minimizar la tensión que hay entre nosotros.
-Tu madre me dijo que irás a una fiesta.
-Si.
-¿Quieres que te lleve o te traiga?
-No.
-¿Por qué te comportas así? Yo te enseñe modales.
-¿Tu? ¿Y eso fue antes o después de que me dijeras lo estúpida que soy?
-Lamento lo de ayer.
-No tienes que.
-Claro que sí, pero seamos honestos y aceptemos que tú tienes la mayoría de la culpa. Yo jamás habría reaccionado así si hubieses tenido más cuidado.
-De lo único que tengo la culpa es que te he permitido que me trates así por tantos años, pero es suficiente-digo reprimiendo todo lo que quiero decirle- Mereces estar solo porque si hablamos de honestidad entonces puedo decir que eres la peor persona que he conocido y enserio deseo que pronto te hundas en la soledad para ver como es tu vida de miserable sin alguien con quien desquitar lo podrido que estas por dentro.
Después de terminar de decir aquello papá detiene el coche y de un instante a otro sus ojos desprenden odio.
¿Lista para lo que sigue?
-Eres una perra malagradecida.
- Y tu alguien que no sabe amar y tampoco merece ser amado.
Siento un dolor en el pecho al decir eso pero recuerdo como me ha tratado por años y mientras él sonreía después de eso sin saber todas las noches que lloré intentando entender porque no era lo suficiente para que papá me tratara de una manera distinta o simplemente justificaba sus acciones para sentirme mejor conmigo misma.
De un momento a otro su mano viaja tan rápido a mi rostro que me toma por sorpresa. Me ha golpeado.
No llores.
Se fuerte.
Siempre superior Elodie.
Es lo único en lo que puedo pensar.
-Puedes golpearme todo lo que quieras pero eso no quitara la mierda que eres y siempre serás.-digo tomando mi mejilla para intentar suavizar el dolor que me ha causado.-Gracias por el viaje.
Luego de dejar el auto me dirijo directo a los baños de la universidad, observo mi rostro y me sorprendo al ver un gran hematoma justo en mi mejilla derecha. Ni siquiera pude sentir lo fuerte que fue el golpe para imaginarme que quedaría de esa manera.
Tengo un gran dolor en el pecho. Nunca me ha gustado llorar frente a los demás y no es porque lo considere una debilidad sino que es una manera de hacerme creer que no es para tanto todo lo que pasa en mi vida pero aquí observando mi reflejo mis lágrimas amenazan con salir y no puedo tener control de ellas.
Tal vez papá tenga razón.
No la tiene.
Quizá yo sea el maldito problema.
No lo eres.
Me enfoco en controlar esas punzadas en mi pecho y limpiar mis ojos para que esas lágrimas no salgan, agrego un poco de maquillaje en mi rostro para intentar ocultar el golpe y me dirijo a mi clase de geometría.
***
Al terminar todas mis clases salgo del aula y me dirijo a la salida de la escuela.
-Hola, no estuviste con nosotros en el descanso- dice Elena alcanzándome.- ¿Te pasa algo?
-Nada, estoy bien.
-¿Sabes que si necesitas hablar estoy aquí cierto?
-Si pero no necesito hablar, de verdad estoy bien.-digo con la intención de dejar ese tema- ¿A qué hora debo llegar por ti para irnos?
-Cierto, de eso venía a hablarte. A las diez está bien.
-Bien, pero no me hagas esperarte más de lo debido.
-No seas exagerada y aún si lo hiciera, es código de amigas ayudarse.
-A partir de este momento ya no quiero que seamos amigas.
-Puedes irte a la mierda.-dice riendo- Bueno nos vemos después, necesito tomar mi tiempo antes de irnos- solo asiento y veo como toma un camino diferente para ir a casa.
Horas más tarde tomo un baño para poder comenzar a maquillarme para la dichosa fiesta, estoy algo triste porque mi día empezó mejor de lo que imaginaba a pesar de que no dormí lo necesario y terminaré yendo a una fiesta a la cual no quiero asistir, no podré ir al bosque y golpeada por papá.
Genial.
Al final decidí ponerme un vestido blanco con un escote muy elegante, nada vulgar y unas zapatillas no tan altas que hicieran juego con el vestido. Los tatuajes de mi pecho y brazos resaltan aún más que esta mañana por el tono del vestido y me coloco la misma joyería que tenía hace unas horas dejándome el cabello suelto, solo lo planche un poco y al final quede mejor de lo que esperaba dándole una intensidad al tono azabache que tengo.
Tuve que usar un poco más de maquillaje por lo de esta mañana pero nada exagerado. Conduje hasta la casa de Elena y después de tocar su puerta varias veces ella me abrió dejándome ver su elección de ropa.
Llevaba puesto un vestido negro que se pegaba a su cuerpo resaltando su cintura, una coleta alta y unas zapatillas del mismo color haciéndome ver mucho más pequeña aun cuando yo estaba usando zapatillas mucho más altas.
-Te ves preciosa Lena.
-Dios, ¿Por qué no me dijiste que te hiciste más tatuajes mujer?
-Fue hace meses, son los beneficios de acostarse con alguien que tiene un estudio.
-De verdad se te ven increíbles, pero no creo que debas utilizar a las personas solo a tu conveniencia.
-No veo la razón por la que no pueda. Todos lo hacen, que quieran mentir respecto a ello es diferente.
-No tienes responsabilidad emocional con nadie.
-Y no debería, todos sabemos lo que hacemos y con que fines. Al final las personas que llegan a tu vida tienen un objetivo, son solo medios para llegar a donde quieres.
-¿Hablas de lo material?
-Hablo de metas. Si quieres crecer como persona no necesitas lo material.
-Algún día llegara alguien que te haga cambiar de parecer.
Ella tiene razón.
-Y ese día haré lo posible porque esa persona este alejado de todo lo malo que brinda este mundo.
-¿Y qué es eso tan malo?
-Las personas.-digo refiriéndome a todos los daños que pueden tener reprimidos en el alma.- ¿Nos vamos?
-Claro.
Después de subir al auto y un largo viaje escuchando a Nirvana bajamos y nos colocamos frente a la puerta.
-Ahora dime, ¿Quién nos invitó a esta fiesta?- digo antes de tocar la puerta para estar segura antes de que alguien nos desconozca.
-Mmmm, respecto a eso...
-Por favor dime que no venimos sin una invitación.
-Podría decirlo pero no es verdad.
¿Por qué demonios es tu amiga?
-Y si nos sacan a la fuerza y Mike nos ve y quedamos ridiculizadas y si peor aún él es quien nos abre la puerta y no me reconoce y me pide que me retire o...-dice de manera tan rápida que ni siquiera soy capaz de entender la mitad de lo que acaba de decir.
-¡Basta!-digo tomándola de los brazos para tratar de tranquilizarla.-Seguro Edan está ahí dentro y nos dejan pasar.
Eso la calma un poco ya que Edan es amigo de Mike y juegan juntos en el equipo de baloncesto.
-Por favor mantente serena, no hay nada de que preocuparse-sigo diciendo mientras acomodo el cabello de Lena- ¿Quién organizó la fiesta?
-Eso tampoco lo sé.
-¡¿Qué clase de persona viene a una fiesta de alguien que ni siquiera conoce?!
-¡Dijiste que debíamos tranquilizarnos!- ella responde más histérica que yo.
-¡Estoy calmada!
-¡Claro que no!
Elena está al borde de querer llorar y yo de querer arrancarle la cabeza por querer llorar.
-¡No conozco a nadie aquí y...!-soy interrumpida justo cuando alguien abre la puerta, tal vez nuestros gritos se escuchen dentro de la casa o quizá fue casualidad que alguien quisiera salir en este momento.
Me sonrojo al saber que hemos ganado la atención de alguien y más aún si se ha escuchado a través de toda la música de fondo que hay. No soy capaz de girarme a encarar quien ha abierto la puerta a mis espaldas pero veo como la reacción de Lena cambia totalmente y como si hace unos segundos no hubiese estado gritando como loca se recompone y adopta una postura recta.
-¿Segura que no conoces a nadie Lodi?
Inmediatamente reconozco esa voz y no soy capaz de girarme.
¿Quién no reconocería una voz así de...?
Basta.
Solo siento como se me eriza la piel al saber que tengo a mis espaldas al chico que encontré anoche en el bosque.
No solo quisieras tenerlo de espaldas, ¿cierto?
Paciencia.
Elena me hace girar y es cuando por fin hacemos contacto visual. Trato de pensar en otra cosa que no sea lo apuesto y lo intimidante que es su mirada pero me parece imposible.
¿Eso es todo en lo que piensas? Porque yo...
Lleva puesto un traje azul marino y una camisa totalmente blanca acompañado de unos zapatos totalmente negros, buen traje.
¿Solo el traje?
Su cabello luce desalineado pero lo hace lucir fresco y la manera tan relajada con la que sostiene su copa lo hace ver más atractivo, su piel blanca brilla y eso me saca de quicio.
¿Por qué es así de perfecto?
-No te conozco, ni siquiera se tu nombre.
-Cierto, ayer no dejaste que me presentara.
-Bien, pues adelante.
-Soy Dewey, Dewey Dankworth.
Intento contener una carcajada pero después de todo lo que ha pasado y al caer en la conclusión de que ni siquiera hemos entrado a la fiesta y ya es una noche trágica no puedo más y la dejo salir.
-¿Ayer te burlaste en mi cara de mi nombre y tú eres poseedor de uno así? Creo que no estabas en una posición muy justa para hacerlo.
-Nunca dije que mi nombre fuese bonito, además que el mío sea feo no quita que el tuyo también.-dice tomando un trago de su copa.
Analizo la mano con la que sostiene su copa y me doy cuenta que está completamente tatuado.
¿Qué otras partes tendrá tatuadas?
-¿Ustedes se conocen?
-Ayer tuve la desgracia de conocerla.
-¿En dónde?
-En...
-Eso ya no importa-interrumpo a Dewey con la intención de que no hable de más- ¿Podemos pasar?
-¿Cuál es tu nombre?-pregunta Dewey en dirección a Lena.
-Elena Benoít.
-¿Eres francesa?
-Sí, me mude aquí cuando tenía...
-Conmovedora historia-interrumpe Dewey tocándose el pecho con un claro gesto de hacerle saber que no le interesa lo que iba a decir.
-Si no vas a escucharla no preguntes.-digo defendiendo a Lena.
-Le pregunte algo que tiene solo dos respuestas: Sí y no, no una historia de cuando era pequeña.
-Olvídalo, Lena vámonos.
La tomo del brazo dispuesta a marcharnos pero una voz interrumpe nuestra gran salida. En ese momento llega Mike, el ya gran conocido amor platónico de Lena desde que la conozco.
-¡Oye!
Ambas giramos para ver de quien proviene esa voz.
-Eres Benoít ¿Cierto?- dice Mike posando su atención en ella.
-Si- dice con la voz totalmente desestabilizada.
-Pasen, Nick organizó la fiesta y estoy seguro de que le gustara tenerlas por aquí.
Dewey se encuentra recostado en el marco de la puerta y Mike se mueve para dejarnos pasar pero él no. Cuando camino junto a él puedo percibir el olor de su colonia y aunque no me agrade podría decir que puede causar orgasmos solo con ese maldito olor.
Mi pecho roza con el suyo mientras camino a su lado y mis latidos comienzan a acelerarse al saber que él también ha sentido el contacto pues cuando avanzo siento su mirada en mi espalda.
Observo de reojo como al pasar junto a él me analiza con la mirada disimuladamente y al estar distraída ni siquiera me doy cuenta que llegamos Lena y yo a la barra. Después de unos minutos pedimos nuestras bebidas y esperamos a que Edan llegue.
-Se ven preciosas.-dice Edan llegando por detrás de nosotras pidiendo un trago.
Observo que es lo que tiene puesto y de verdad que es atractivo. Lleva un pantalón de mezclilla, una camisa negra y un par de tenis blancos. Es algo sencillo pero lo hace lucir extremadamente bien.
-Digamos que tú no luces mal.-digo intentando devolver su cumplido.
-Lo sé.
Observamos como Mike se acerca a nosotros y Lena rápidamente se sonroja.
-Elena, ¿Quisieras acompañarme a bailar?
-Por supuesto- acepta tomando la mano de Mike. Después de todo valió la pena venir.
Edan y yo nos quedamos un momento más en la barra tomando nuestras bebidas.
-Dime por favor que ya tienes con quien pasar la noche.
-No, ¿Tú?- respondo
-Si no tienes sexo por mucho tiempo puedes morir.
-Dudo que sea verdad.
-En realidad leí...
-Por favor no digas nada- lo interrumpo antes de que escupa mi trago por su culpa.
-¿Qué?- dice poniendo su atención en una dirección lejos de donde nos encontramos.-De hecho...
-Solo ve por ella y déjame aquí, sola y desamparada, sin nadie con quien...- antes de que pueda manipularlo él ya se está alejando de mí en dirección a una chica rubia, es hermosa así que no lo culpo.
- Genial- bebo mi último trago y pongo la copa sobre la mesa.
Paso un rato yo sola sentada junto a la barra y después de unos minutos se acerca un chico, podría decir que mide más de un metro noventa, con unos ojos totalmente oscuros y un perfil envidiable.
-¿Gustas un trago?
Observo la bebida que tiene en las manos e inmediatamente me niego.
Los hielos no flotan.
-No.
-¿Por qué? Veo que si bebes.
-Porque estas intentando drogarme.
En seguida palidece aquel sujeto y uno más se une a la conversación.
-¿La está molestando este hombre señorita?
-Si.
-Le voy a pedir de la manera más amable que se retire por favor, de lo contrario tendré que usar otras medidas.
-¿Si?- dice el hombre a la defensiva.- ¿Y quién eres tú para poder decidir si me quedo o no?
-Soy Nick, el dueño de esta casa y quien organizó todo esto, también quien te está brindando esa costosa bebida que ni siquiera trabajando toda tu miserable vida podrías costearte.- lo dice de una manera tan serena que no pareciera que lo está insultando.
El ambiente después de ese comentario se pone tenso y el chico solo se marcha.
Me agrada este tal Nick.
-Gracias.
-No hay de que. Odio cuando creen que las mujeres son presas fáciles al subestimar su capacidad.
¿Guapo y amable? ¿Qué esperas?
Me agrado ese comentario, nunca había escuchado a alguien hablar de ese tema porque jamás me pareció relevante. Ahora entiendo el peligro que corre una chica solo por ser mujer y la escoria que puede llegar a ser la sociedad.
-Soy Elodie.-extiendo mi mano en su dirección.
-Nick-dice aceptando mi mano.
Al hacer contacto visual puedo apreciar que el color de sus ojos es muy similar al de Elena y eso me causa un poco de intriga. En ese momento llega ella acompañada de Mike a donde nos encontramos Nick y yo.
-¿Nick?-dice Lena tapando su boca.
-¿Dónde?-responde sonriendo antes de abrazarla.
Siento como Edan llega a observar ese abrazo detrás de mí.
-¿Conoces a Nick?-digo rompiendo su abrazo.
-Por supuesto que sí, es mi Nick.
-¿Tu Nick?-respondo tratando de entender algo de aquella escena que acabo de ver.
-¿Quién es Nick?-agrega Edan igual de confundido que yo.
-Su Nick- hago referencia a lo que Lena respondió.
-Oh, entiendo.
-Es mi primo chicos.-dice finalmente Lena al ver que Mike tampoco entiende.
Ahora comprendo porque el parecido que encontré.
Pasamos varias horas platicando todos juntos y jamás imagine que el primo de Lena fuera tan agradable. Hemos estado la mayoría de la noche juntos y en lo que va de la noche no he visto para nada a Dewey.
No estoy diciendo que lo esté buscando pero si debo reconocer que me impresiona su habilidad para desaparecer.
Yo diría que estas acosándolo.
Cállate.
Soy tú, no puedes callarme.
Luego de unos cuantos tragos no puedo ocultar más mis ganas de ir al sanitario así que le hago saber a Nick que en un momento vuelvo. Subo las escaleras para empezar mi búsqueda por la puerta correcta y solo pido que dé con ella rápido y no tenga que llevarme imágenes desagradables en mi pobre cabeza.
Al abrir una puerta me sorprendo al ver que he dado con ella en mi primer intento, pero cuando estoy a punto de subir mi vestido escucho jadeos detrás de la cortina de la bañera.
Abro la puerta y no puedo evitar reír de lo patético que está siendo esta noche.
Es Dewey y una chica pelirroja, tez blanca y muy alta. Doy las gracias de que ambos tienen puesta su ropa aún y no llegue unos minutos después.
-Yo...lo siento.-es lo único que puedo decir gracias a la risa que quiere salir de mi boca pero sé que no es un buen momento.
Salgo de la habitación y me introduzco en otra pero para mí desgracia en ella si hay dos personas que no llevan puesto nada, después de pedir perdón salgo lo más rápido que puedo. Ahora ni siquiera se a donde se han ido mis ganas de orinar pero definitivamente ya no es mi prioridad.
Encuentro cerca un balcón y salgo lo más rápido para tomar aire. Las imágenes que tengo presentes no son muy agradables así que necesito borrarlas. Observo a mi alrededor y me doy cuenta que estoy completamente sola, ya no puedo reprimir más esta necesidad que tengo de reír y solo dejo que mi interior fluya.
No sé si la razón por la que estoy riendo como una completa loca es por lo que acaba de pasar o si es una manera de que mi cuerpo está expulsando todo lo que le he prohibido desde esta mañana pero no me importa, agradezco que me encuentro sola y no me detengo.
Porque estás loca.
Respiro tanto aire como puedo pero parece que no es suficiente, después de un rato decido que ya es momento de detenerme y volver adentro. Cuando estoy por salir del balcón un cuerpo bloquea mi paso.
-Baila conmigo.-dice Dewey metiendo las manos a sus bolsillos mientras se acerca a mí respirando con pesadez.
Esa voz...
-¿Por qué? ¿Corte la inspiración de la chica y te dejo?
-Sí. Es lo menos que podrías hacer después de interrumpir de esa manera.
No es lo único que podría hacer pero...
¿Lo dije o lo pensé?
Lo pensaste.
-Desconozco si en tu vida estás acostumbrado a que las personas hagan lo que sale de tu boca pero si piensas que hare lo mismo pensando que lo que yo quiero no importa estas muy equivocado.-respondo esta vez con un tono de voz imponente mientras me acerco a él.
Puedo sentir la respiración de Dewey tan cerca que podría decir que estoy respirando el mismo aire que sale de él.
Retrocedo un par de pasos hasta que me detengo gracias a una pared pero Dewey sigue cada uno de mis pasos sin romper la distancia que habíamos creado y dejándome acorralada.
Uhhhhhh.
Pasa una de sus manos por mi cadera haciendo pequeñas caricias en forma de círculo con la yema de sus dedos. Bien, ya no se ni que día es hoy.
Detén esto Elodie.
Tú no quieres detenerlo.
Lo sé.
Luchando contra todas las vibraciones que ya están por todas las partes de mi cuerpo paso a su lado retomando mi camino a la salida mientras siento su mirada en mi espalda.
Eso fue intenso.
Después de seguir la noche con mis amigos regreso a casa y me deshago de todo el maquillaje que llevo puesto, al terminar puedo ver el hematoma de esta mañana y no puedo evitar recordar la opresión en el pecho que sentí.
Lagrimas amenazan con salir y un nudo se forma en mi garganta, pero al estar observando mi reflejo puedo reconocer lo mal que me veo así que me obligo a detener esas lágrimas y tragar ese nudo que me impide pasar saliva.
-No es para tanto Elodie.-digo hablándole a mi reflejo.
-Lo sé Emilia, debo ser un poco más fuerte. No me estoy esforzando lo suficiente.
-También sé eso, es mi padre. Debo amarlo y quizá también él lo hace, tal vez no conozca la manera de demostrármelo.
-Soy capaz de soportar más que esto, ¿cierto?
Hablar conmigo misma y aparentar que Emilia está conmigo apoyándome de alguna manera me reconforta.
Estoy tan cansada de sentirme débil. De no querer llegar a casa y de no poder decir en voz alta lo que siento por temor a aparentar ser lo suficientemente frágil para no poder lidiar con unos cuantos problemas, por miedo a que de alguna manera logren minimizar lo que siento y tonta que soy al creerlo.
Estoy cansada emocionalmente. Por más que quiera engañar a mi mente y que tal vez por un tiempo lo logre el alma me pesa porque es la única cosa que me hace saber como estoy, mi alma es honesta y yo solo la alimento con palabras hirientes y no quiero llegar al punto en que mi alma ya no sea lo único bueno que hay en mi porque mi mente está podrida de deseos que no soy capaz de admitir en voz alta.
Si pierdo la única cosa que me ayuda a reconocer entre lo que soy y lo que quiero ser, lo habré perdido todo. No voy a tenerme a mí misma. No seré nada.
Al terminar esa conversación conmigo me recuesto en mi cama y simplemente me dejo llevar por toda la pesadez que habita en mis ojos cayendo en un profundo sueño.
***