Jayden.
—¿Cómo rayos?—Escuché a Dylan decir mientras yo salía del baño.
Miré que Dylan literalmente le estaba dando una paliza en el juego y reí de forma burlona causando que el soltara un bufido.
Logan por su parte estaba comiendo una barrita de proteína mientras miraba su celular tumbado en un sillón.
—¿Donde está Blake?—Pregunté mirando a Kai sobre una de las camas, a lo que el me miró de reojo para después encogerse de hombros.
—No ha vuelto a la cabaña desde que llegamos, seguro salió o...no sé.—Contestó mientras se ponía de pie.
Fruncí el ceño pensativo, pues en realidad no se me ocurría algún lado donde podría ir Blake en estos momentos.
Ah, bueno tal vez si hay uno.
Brooke loquilla.
Reí internamente mientras me sentaba sobre la cama donde anteriormente estaba acostado Kai y lo miré de pie mientras se quitaba la camisa.
Por alguna extraña razón, eso logró ponerme nervioso.
Tragué saliva en seco enfocando la mirada en la pantalla de mi celular tratando de ignorar aquél nerviosismo extraño que había sentido.
¿Qué carajos me pasaba?
No pude evitar levantar un poco la mirada, enfocándola nuevamente en Kai y suspiré aliviado al ver que ya se había cambiado.
—¿Puedes acompañarme afuera un momento Jayden?—Me preguntó mientras dejaba su celular conectado al cargador sobre un mueble.
Asentí con la cabeza tratando de ignorar aquél nerviosismo que nuevamente se había instalado en mi cuerpo y lo seguí hacia el exterior de la cabaña.
Aún llovía pero de forma muy leve, solo caían pequeñas gotas que resultaban agradables.
—¿Y bien?—Pregunté evitando su mirada, enfocando la mía en el cielo.
—Ya será cumpleaños de Susan y no tengo idea de qué darle.—Soltó desesperado mientras tomaba con sus manos mi camisa y me sacudía de un lado a otro.
Y por alguna razón, algo dolió dentro de mi pecho al escucharlo.
Sentí una especie de vacío dentro de mi.
Desde antes de comenzar con este viaje comencé a sentirme de esta forma y no entendía el por qué, realmente estaba muy confundido y no tenía nada claro.
No tenía idea de qué me estaba pasando.
—Pues...no lo sé ¿Qué es lo que le gusta a ella?—Dije encogiéndome de hombros.
—Uhm, le gusta mucho los batidos de frutas, la comida italiana, los girasoles y la playa.—Se quedó pensativo.—Es fanática de Conan Gray, y, le gusta embriagarse con tequila.
Reí al escuchar lo último y por más que en realidad me afectara escuchar estas cosas por su parte, decidí dejarlo de lado y ayudarle, pues era mi amigo.
—Podrías prepararle un picnic en uno de los tantos lugares privados de aquí o rentar una cabaña para ustedes dos, cenar juntos algo que le guste y poner música de su gusto mientras tanto.—Dije limpiando una gota de agua de mi mano.—Si les comentas también a los chicos todos podríamos ayudarte a darle esa sorpresa.
—De verdad muchas gracias Jayden.—Sonrió emocionado.—Por estas cosas eres mi mejor amigo.
Uh, eso dolió.
Sonreí abiertamente ocultando el dolor que me había hecho sentir esas simples palabras y le dí un leve empujón.
—No te pongas cursi chinito.—Solté de forma burlona haciendo que el pusiera sus ojos en blanco.
El me miró unos segundos directamente a los ojos mientras soltaba una pequeña risa causando que algo despertará dentro de mi.
¿Por qué sentía esto al mirarlo?¿Por qué me ponía nervioso al ver esa perfecta sonrisa suya con sus pequeños ojos irradiando alegría?
Maldita sea.
Esto no podía ser cierto.
—Kai yo...—Estaba a punto de hablar cuando el frunció el ceño mirando una dirección en específico.
—¿La camioneta de Blake se acaba de mover?—Preguntó confundido.
—¿Qué?—Solté enfocando mi mirada en la camioneta y ahí fue cuando caí en cuenta de lo que estaba pasando.
Inviten.
No pude evitar soltar una carcajada mientras Kai seguía confundido sin entender absolutamente nada.
—No entiendo.—Dijo con su ceño fruncido.—¿Deberíamos ir a ver?
—Créeme, no quieres hacer eso.—Contesté sin poder evitar sentir ternura hacia el.
—Pero...
—Mejor entremos.—Lo corté abriendo la puerta de la cabaña nuevamente.
—Espera, estabas a punto de decirme algo ¿Qué era?—Puso su mano sobre mi hombro, deteniéndome.
—Lo olvidé.—Le resté importancia.
Lo miré de reojo mientras el me devolvía la mirada dudoso.
—Están bien, vamos.—Suspiró.
Abrí nuevamente la puerta de la cabaña y entré con Kai siguiéndome el paso.
—Creí que estaban con Blake.—Dijo Dylan mirándonos de reojo mientras seguía jugando.
—Ah, si, el salió, Kai empezó con migraña de nuevo y fue a comprarle unas pastillas.—Mentí rápidamente a lo que Kai me miró confundido.
Abrí mis ojos más de lo normal viéndolo mientras le daba un codazo en las costillas a lo que el se quejó.
—Oh, si, me duele mucho.—Dijo Kai apretando la mandíbula causando que yo mordiera mis labios, reprimiendo una carcajada.
Los chicos nos miraron unos segundos extrañados para después volver a lo que hacían.
Suspiré aliviado para después dejarme caer en uno de los colchones y seguidamente Kai se dejó caer a mi lado, yo boca abajo con medio rostro en la almohada y el boca arriba, girando su rostro para mirarme.
Centré unos segundos mi mirada en su rostro, con su fina mandíbula y sus labios gruesos, era muy guapo.
Y justo después de pensar eso abrí mis ojos como platos poniéndome de pie asustado a lo que todos me miraron alarmados.
—¿Qué pasa Jayden?—Preguntó Kai con preocupación mientras los demás se ponían de pie igual de preocupados.
—Yo...—Traté de hablar pero un nudo en mi garganta me lo impidió.
Los miré a todos sin saber qué hacer, estaba completamente asustado, no sabía qué me estaba pasando.
O tal vez si lo sabía, pero no quería admitirlo.
—Tengo que ir al baño.—Atiné a decir para después adentrarme en el baño, cerrando la puerta con seguro con mis manos temblorosas.
Me recargué en el lavabo mientras trataba de relajarme y me miré en el espejo, notando mi rostro pálido y mi mirada de confusión.
Las lágrimas no tardaron en salir y comencé a llorar en silencio, sin saber muy bien la razón del por qué lloraba.
Me sentía confundido, avergonzado, triste, enojado y de muchas formas más, no sabía con exactitud qué sentía.
No sabía por qué de repente Kai me afectaba tanto.
No sabía por qué cada vez que miraba sus labios me daban ganas de besarlo.
No sabía por qué su mirada me ponía nervioso y por qué su tacto me resultaba tan agradable.
O, realmente, si sabía, pero me daba miedo aceptarlo.
Me daba miedo aceptar el hecho de que me gustaba Kai.
Maldita sea, me gustaba muchísimo.
Me tapé el rostro con mis manos y seguí llorando en aquél baño, destrozado por lo que estaba comenzando a sentir por mi mejor amigo.
Era tan patético.
Me había enamorado de alguien que jamás sentiría lo mismo por mi, soy un verdadero idiota.
Es corto, pero necesitaba hacerlo jsjs.