Más de ti ©

By soulfiregirl

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Bethany nació para volver a nacer, y cual mariposa que salió de su crisálida, voló sobre los jardines que hab... More

Prólogo
Reparto de personajes:
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Jeremy: Soñando despierto
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Jeremy: Mariposa
6
Un fragmento del pasado
Chelsea: ¡Ups!
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Kevin: Lo vale todo
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Jeremy
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Tenía que hacerlo...
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Presentando a...
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50 (Parte I)
50 (Parte II)
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By soulfiregirl

"Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón de otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día."

Me encuentro esperando mi equipaje dentro del aeropuerto. Me invade un poco la nostalgia y suspiro "Ya falta poco" me consuelo a mí misma. "Ya no estarás tan lejos de casa" , tomo mis maletas y me sorprendo en la sala de recibimiento al ver a una persona sosteniendo un cartel sobre su cabeza.

"Bethany Bloomfield".

Brooklyn está buscándome con la mirada, cuando me encuentra, sonrie, sí sonríe mostrando sus dientes y todo, algo que nunca hace. Trago saliva y la realidad que he intentado ignorar o encapsular se estampa en mi cara, pienso en los mensajes y en las cosas que me dijo mientras que estuve con mi familia en California.

Un escalofrío me recorre e identifico el miedo dentro de mi corazón. Por favor Brooklyn, no actúes raro.

Baja el cartel y camina a paso lento hacia donde estoy yo. Mis nervios no me permiten sonreír aunque me siento feliz de verle. Cuando ya estamos frente a frente, sonrío, sus ojos verdes se detienen en los míos. El intercambio dura solo unos segundos, entonces me estrecha en sus brazos con fuerza. Descanso en su pecho y percibo el latir de su corazón y me sorprendo nuevamente al sentir su pulso acelerado. Lo escucho tragar saliva y aclarar su garganta.

Nunca había recibido un abrazo tan grande de su parte.

¿Debería preocuparme?

—Hola—Saluda volviendo a tomar distancia.

—¿Cómo supiste que estaría aquí?—Pregunto curiosa—Te dije que vendría hoy, más no a que hora.

Rueda sus ojos.

—Me lo dijo un pajarito—Enuncia con sorna.

Me cruzo de brazos—Brooklyn.

Niega—No te diré nada—Mira mis maletas—¿Son todas?—Pregunta y asiento, el las toma—Tengo el auto estacionado afuera ¿Vamos?—Sugiere.

Asiento nuevamente y nos dirigimos en completo silencio hasta la salida. Buscamos su auto y cargamos el equipaje en el maletero. Tomo asiento en el lado de copiloto, él enciende su auto y salimos del lugar.

Bethel suena como música de fondo, algo tan tranquilo como ésta gélida noche, las ventanas del auto están abiertas y me relajo al sentir el viento despeinarme.

Aspiro profundamente el aire familiar que me invade.

Aprecio a Brooklyn por el rabillo de mi ojo, está concentrado en la carretera. Frunce sus labios porque es algo que hace cuando está concentrado, y con sus dedos tambolirea el volante. Su perfil es recto, sus cejas son gruesas, sus pestañas inferiores resaltan, y su cabello es rizado. Tiene éste aire de frialdad que me resulta una contradicción.


Ladea su cabeza y me dedica una mirada que parece fulminante, salto en mi lugar y finjo que no lo estuve mirando. Ni siquiera sé por qué actúo como si nada, si él me ha pillado observándolo minuciosamente.

—¿Quieres comer algo? —Pregunta.

Trago saliva y suelto el aire retenido en mis pulmones

—No lo sé.

—Creo que la respuesta es sencilla, pero replantearé la pregunta, ¿Tienes hambre?

Asiento algo tímida.

—Bien, ¿Te gustaría algo chatarra?—Me dedica una media sonrisa.

Lo señalo—Tu odias la comida chatarra.

Se encoge de hombros—Una vez al año no le hace daño a nadie, además, no quiero que
llegues a tu casa cocinando. Estamos celebrando que estás aquí.

Pasamos por el autoservicio de una cadena de comida rápida. Pedimos cosas distintas, él se va por una hamburguesa con queso, yo ordeno una hamburguesa con pollo crujiente, añadimos papas, bebidas y un helado.

Me pego las bolsas con las hamburguesas en la nariz y aspiro el adictivo olor, Brooklyn rueda sus ojos, no es muy tolerante a la estupidez, tampoco es una persona dada a la jocosidad, no sé cómo me ha soportado éstos años. Por eso y mucho más creo que me ha tomado cariño, nadie soporta a quien no quiere. O quizás solo estoy aquí para formar su carácter.

Varias veces llegué a hacer lo mismo con Jeremy cuando comprábamos comida rápida en su auto, su reacción inicial era la risa, aunque luego me acompañaba en mis locuras, siempre pensé que era un tímido con sentido del humor, y por ello toleraba y entendía mis chistes malos.

Suspendida en mis pensamientos, Brooklyn me arrebata la bolsa, y lo que hace me sorprende, también huele la bolsa sin pegarsela en la nariz.

—¿Por qué toda la comida basura huele tan bien?—Se pregunta mientras que deja la bolsa en mi regazo.

—Porque esta hecha en el cielo.

—Ja.—Finge diversión.

Le resto importancia, y abro la bolsa, el olor impregna el auto, saco mi hamburguesa y le quito el papel, le doy un mordisco y la explosión de sabores hace que baile en mi
lugar.

De li cio so.

Nos detenemos en un semáforo y mientras que me estoy deleitando con la comida, Brooklyn se acerca peligrosamente a mí. Me atraganto y toso con violencia colocando una servilleta cerca de mi boca, él me da unas palmaditas y me extiende la gaseosa, le doy un sorbo.

—¿Mejor? —Asiento.

—No es justo que tú estés comiendo y yo no —Quita un mechón que se ha colado en mi rostro.

Brooklyn ¿Qué estás haciendo?

Se aleja un poco de mí, extiendo mi hamburguesa y le da un mordisco. 

El semáforo se pone en verde y suelto la respiración que había retenido. ¿Qué ha sido eso?, Brooklyn no parece afectado en absoluto, de hecho, percibo la diversión en sus ojos.

Hacemos el resto de nuestro recorrido en silencio, oyendo la música de fondo. Cuando llegamos al complejo donde está mí departamento, apaga el auto y nos disponemos a comer en el estacionamiento y hablamos ciertas cosas, le pregunto como están sus padres, él hace lo mismo respecto a los míos. Al finalizar, toma la bolsa, me pide ayuda para separar los desechos y procede a dejarlos en los contenedores para reciclar. Luego subimos al departamento.

—Hogar dulce hogar—Enuncia.

Asiento—Sí, por los próximos 4 meses.

Mi comentario hace que su expresión varíe un poco, pero hace como si nada.

Aclara su garganta —Creo que ya me voy —Coloca una mano sobre mi hombro —Descansa. Nos vemos mañana.

Hace ademán de irse, pero vacila un poco hasta que se acerca a mí y deposita un beso en mi mejilla—Te quiero Bethany—Dice mirándome a los ojos.

Al parecer, mi expresión le divierte, porque sonríe victorioso y se va.

Dejándome más confundida de lo que estaba.

* * *

Como es costumbre, mi reloj despertador suena sobre las 5:00am. Me costó horrores levantarme, pero lo logré, vencí la técnica de seducción de mis sábanas calentitas. Parte de mi somnolencia se deben a varias cosas, de entre ellas: se siente extraño volver a dormir aquí después de haber estado ausente tantos días, segundo, la forma en que Brooks se despidió de mí ayer me dejó muy aturdida y él se veía feliz con eso.

Tratando de no pensar en ello, decido emprender mi rutina. Tomo una ducho, empaco el uniforme que usaré en la clínica más tarde, preparo un rápido desayuno de tostadas con huevos revueltos acompañado de un café, y salgo de la estancia con rumbo a la universidad.

El aire gélido se estampa en mi rostro a medida que voy caminando, mi departamento no queda muy lejos de mi campus, y me gusta caminar. Así puedo apreciar lo que me rodea, la experiencia mejora significativamente cuando me pongo mis audífonos y escucho música o un podcast.

A mitad de mañana desde la ventana de mi aula de clases, le envío a Jeremy una foto de mí misma quedándome dormida en clases con el título "odio los lunes" , él me responde con una foto de sí mismo tomando un café frío, y lleva de título "no seas gruñona"

Le doy zoom a la fotografía intentando detallar su rostro, concentrándome en sus pequitas, tiene un gorro de lana puesto. 

Escribo en respuesta "Ya te extraño...", pero borro el mensaje inmediatamente. Sonrío y guardo mi celular

Cerca del mediodía recibo una llamada de Brooklyn, quiere quedar conmigo para almorzar como tenemos por costumbre, a lo que accedo.

Así, al finalizar mi clase me dirijo al restaurante que acordamos, sólo que antes me paso por una librería que queda de camino y me tomo el tiempo para elegir un cuaderno, procuro que tenga flores en su decoración y sea de tapa dura. Uno beige con pequeñas flores violetas y efecto acuarela llama mi atención, lo tomo y lo pago.

Con mi adquisición en mano, entro al restaurante, es un lugar bonito, algo bohemio y muy de estudiantes, no es la primera vez que vengo.

Brooklyn ya está sentando y está concentrado en su celular, frunciendo sus labios como de costumbre. Al acercarme, quita su vista del celular y los posa en mis ojos, se levanta para darme un abrazo que correspondo un tanto desdeñosa, no sé si acostumbrarme a las muestras de afecto de mi amigo.

Tomo asiento y meto la bolsa con el cuaderno dentro de mi mochila.

—¿Qué traes ahí?—Señala el cuaderno.

—Oh, un cuaderno, para un diario.—Comento.

Se muestra sorprendido—¿Escribes un diario?

—Escribía un diario—Corrijo —Dejé de hacerlo luego de que me mude aquí, creo que ya no lo necesitaba—Reconozco —Yo escribía en él como una especie de terapia. Para desahogarme, principalmente.

—¿Retomarás la escritura porque necesitas desahogarte?

Su ojos me estudian con detenimiento, los veo pasar de mi mano a mi cabello, a mis cejas y luego a mis ojos nuevamente. Brooklyn con poca frecuencia se dedicaba a observarme. Su comportamiento reciente me pone los pelos de punta, he de admitir.

Niego—En realidad es porque quiero crear nuevos recuerdos y plasmarlos aquí. Con esto de las cosas digitales me había olvidado de lo hermoso que resulta una experiencia sensorial completa. Quisiera escribir de lo feliz que me siento ahora y así ver el contraste entre dos períodos de mi vida.

Un mesero se acerca y ordenamos nuestra comida y algunas bebidas para empezar.

—Ya—Hace una pausa —Te miras diferente Han.

—Ha de ser el bronceado—Digo apreciando un momento mis brazos—Hace un sol increíble en Santa Cruz.

Me observa por una fracción de segundos—Puedo notarlo... Pero no me refería a eso.

—Entonces, ¿De qué hablas?—Interrogo.

—Da la impresión de que te encuentras volando en una nube—Frunzo mi ceño y mi gesto no pasa por alto—Te ves feliz, Bethany.

—Lo estoy —Reconozco dándole un sorbo a mi café. 

—Cuéntame acerca de éste viaje—Pide.

Está apoyando el codo sobre la mesa y descansado la mejilla sobre su puño.

Y empiezo a contarle todo desde el principio,

—Ahora, ¿Recuerdas al chico del que te hablé hace mucho tiempo?

—¿Tu primer corazón roto?—Asiento, él en respuesta emite un sonido nasal—¿Cómo olvidarlo?, estuviste hablándome de ese tipo durante semanas cuando nos hicimos amigos.

Entorno los ojos—Presta atención... 

—Lo hago, siempre lo hago—La intensidad en su mirada me toma por sorpresa.

Aclaro mi garganta, cuando siento que mi voz desaparece por un momento— El chico que compartió el vuelo conmigo ¡Era él!—Digo a borbotones.

Luce atónito —¿Él? ¿Cómo es que terminaron en el mismo vuelo? —Frunce el ceño.

—Chelsea.

Arquea su ceja—¿Tu amiga?

—Sí, fue por ella.

Parpadea un par de veces, evidentemente desconcertado—No entiendo.

Suspiro—Chelsea compró el boleto para que su primo Jeremy volara conmigo.

—Un momento —Se detiene meditando en lo que acabo de decir, está frunciendo su ceño —¿Faith?

—¿Qué?—Replico.

—¿Jeremy Faith? —Pregunta, algo en su timbre de voz ha cambiado.

Sonrío—Oh, sí, claro, ¿No te lo llegué a decir?

Niega—Me llegaste a hablar de tu ex novio, pero nunca mencionaste su nombre.

—No me había percatado de ello—Digo, cayendo en cuenta.

Se echa en el respaldo de su silla y suspira —Jeremy Faith, ¿eh?

 —Él me comentó que te conocía Brooks.—Señalo.

Juega distraído con la pajilla de su bebida—Sí, desde que somos adolescentes. Aunque... —Intercambia una mirada conmigo —¿En qué momento del vuelo le hablaste de mi?

—No, no fue en el vuelo, y es aquí donde se ponen mejor las cosas.—El timbre emocionado de mi voz me delata, así que tomo una bocanada de aire, intentando controlar el flujo de mis emociones.

Le cuento con lujos de detalles a mí amigo, la impresión que tuve al reconocerlo, y de como luego, Jeremy prometió que volveríamos a vernos.

—Y así fue, un par de días después, mi papá nos llevó de viaje a Santa Cruz, y nos quedamos en una de las propiedades de los Faith, para mi sorpresa, ahí estaba Jeremy.—Me duelen las mejillas de tanto sonreír— Al principio fue raro y tuve sentimientos encontrados, de entre ellos, predominaba el miedo. Quería esconderme producto de la vergüenza por mi forma de actuar en el pasado—Hago una pausa —Pero él, lo hizo todo fácil —Muerdo mi labio para obligarme a no sonreír —Nunca ha sido un tipo rencoroso. Nada fue forzado, todo fluyó con naturalidad hasta que llegamos al momento donde nos quedamos solos—Al decir la última palabra, Brooklyn entrecierra sus ojos y me presta especial atención, entonces, no sé por qué comienzo a sentirme nerviosa.

¿Dije algo malo?

» Hablamos, de todo lo que ocurrió en el pasado, de las cosas que hicimos y dijimos, le plantee por qué actué de esa forma. Él me perdonó de corazón y yo a él. Decidimos retomar nuestra amistad y básicamente nos volvimos inseparables durante el viaje: surfeamos juntos, fuimos al centro, hicimos colaboraciones para nuestros canales, y caminamos un par de veces en la orilla de la playa. Él me ayudó mucho con un tema que me tenía muy triste, oró por mí, lloramos juntos y fue un momento hermoso Brooklyn. Desde entonces siento que nos unimos realmente, yo le abrí mi corazón y él me abrió el suyo. —Brooklyn tiene una expresión neutral que me pone los pelos de punta y me hace cuestionar si debería seguir hablando del tema

» Cuando nos despedimos prometimos ser intencionales con nuestra amistad. Lo vamos llevando bien, me hace feliz que Jeremy forme parte de mi vida nuevamente, no sabía que lo extrañaba tanto. Estuve tantos años con esa culpa en mi corazón, ahora que he soltado mi carga, me siento libre.

» Fue un viaje hermoso, revelador y necesario Brooklyn, crecí mucho, como persona, a nivel emocional y en el área espiritual.

Por un momento mi amigo no dice nada, parece estudiar cada una de las cosas que he dicho. Entonces sonríe... Ya he mencionado que rara vez mi amigo muestra abiertamente sus emociones o sentimientos, y si algo he aprendido a detectar, es cuando Brooklyn está fingiendo, lo está haciendo ahora.

Acerca su mano y aprieta la mía —Me alegra que te hayas liberado—Aclara su garganta obteniendo mi atención —Se nota cuan bien te ha hecho el estar allá. Y... No quisiera llegarte a incomodar con mi pregunta, pero... —Aclara nuevamente su garganta —¿Él... él te gusta?

Me atraganto con mi café y empiezo a toser sacudiéndome con violencia , Brooklyn se acerca y palmea mi espalda de la misma forma en que lo hizo ayer. Su pregunta tan directa me ha tomado por sorpresa.

—¿Puedo tomar una respuesta basándome en esto?—Inquiere.

¿Por qué me está preguntando esto? ¿Acaso tengo un cartel en mi cara que dice "Yo amo Jeremy"? No creo estar hablando de él como la presidenta de su club de fans, ¿O sí?

¿En qué te estás convirtiendo Bethany?

—No—Contesto un poco a la defensiva, mi actitud toma por sorpresa a Brooklyn. Estoy actuando como una tonta, él es mi amigo.—Lo siento... No sé qué decir al respecto—Guardo silencio por un momento y pienso.

Recuerdo los fuertes latidos de mi corazón, y las veces que mi piel se erizó. Aún siento la calidez de mi corazón con sus palabras, o la sensación de adrenalina que mi cuerpo experimentó cuando me dijo "¿Me permites hacer algo?" me sentí tan viva, diferente. 

Pero no puedo sacar conclusiones apresuradas en base a sensaciones, quizás solo me siento así ante la latente nostalgia de lo que fue nuestra relación. Tengo que entender que no puedo vivir de recuerdos. Aunque Jeremy dijo que yo era más de un recuerdo, pero también fue muy claro, debemos ser intencionales con nuestra amistad, y entender que es lo más importante que tenemos ahora.

—No me quiero enamorar de un recuerdo Brooks—Repito las mismas palabras que declaré a mí papá— Sin embargo, tampoco me cierro ante la posibilidad de un "nosotros" en el futuro, el mundo da muchas vueltas.

Brooklyn suspira y su mirada se pierde ante mí respuesta, intento buscar ese punto detrás de mí en el que sus ojos se han posado, no obstante me doy cuenta que no hay nada detrás, está viendo a través de mí. Quita su mano de la mía y le da un sorbo a su bebida.

La tensión se puede sentir en el lugar. Gracias a Dios el mesero llega nuevamente con nuestra orden, y suelto la respiración que estaba conteniendo.

Intercambia una mirada conmigo, puedo darme cuenta de que algo cambió, percibo la lejanía en sus ojos, sintiendo como una pared se erige entre nosotros.

¿Acaso dije algo malo? Es la interrogante que me hago interiormente.

Suspiro y cuando el mesero se aleja, Brooklyn se dispone a comer en silencio. Nuevamente recuperamos el ritmo de conversación, pero esta vez son de temas triviales. No volvemos a conversar nada tocante a mis días en California y yo me esfuerzo en no sacarlo a colación. Creo que ambos nos damos cuenta de que el almuerzo no salió como esperábamos y pronto decidimos despedirnos.

Definitivamente, creo que nunca entenderé el misterio que Brooklyn Pierce es.

* * *

N/A: Hola mariposas 🌸 Dios les bendiga en sobremanera. Que alguien por favor me explique ¿Por qué Brooklyn actúa de esa manera?

Necesito leerlas.

Las quiero mucho ¡Gracias por su apoyo! 🙏

Quizás mañana también suba un nuevo capítulo 💜

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