Sus respiraciones acompañaban el melancólico silencio, cosa que hizo a ambos suspirar al mismo tiempo.
Jungkook miró al menor con una sonrisa dispuesto a señalar lo obvio con emoción, pero Jimin mantuvo la mirada clavada en la ventana, inexpresivo.
—Bueno... ¿Crees que Yoongi encuentre al hechicero? Me asusta pensar que no —habló el vampiro queriendo romper el hielo. Fallando en el intento—. Espero que sí, porque si no lo hace estamos perdidos.
Jimin suspiró, levantándose del asiento delantero para pasarse a los de atrás, cruzándose de brazos y bufando molesto.
Aunque parecía tranquilo y que ignorar al mayor le estaba saliendo bien, por dentro estaba aterrado, repitiéndose una y otra vez que no debía mirarlo o caería por él nuevamente.
—Entiendo que me odies, Jimin... Pero al menos respóndeme —volvió a hablar, suspirando pesado—. Por favor.
—¿Cómo te atreves a querer hablar conmigo después de lo que hiciste? —habló severo— ¡Querías matar a Taehyung! —dijo con obviedad al ver el rostro desconcertado del vampiro— Creí que eras diferente... ¡Eres un monstruo! Justo como dijo Yoongi...
—¡Ese no fuí yo! —habló igual de alto, suspirando al notar el rostro confundido del rubio— Mi hermano, Seokjin, tomó el control de mi cuerpo en ese momento... Yo sólo quería asustarlo para que se alejara, pero él lo amenazó —giró hacia el asiento trasero, mirando de frente a su menor—. Yo jamás le haría daño a Tae, es mi amigo también.
El rostro de Jimin se relajó, eso no lo sabia, las lágrimas amenazaron con salir y su corazón dió un vuelco, sintiendo un nudo en la garganta y que el aire comenzó a faltarle.
—¡A-Aún así! Te fuiste... Me dejaste solo cuando prometiste no hacerlo nunca. Me fallaste, Jungkook... ¡Me usaste y jugaste conmigo! —su voz se cortó cuando empezó a llorar. Las amargas lágrimas se deslizarón por sus mejillas hasta su mentón, cayendo desconsoladas a sus piernas, dejando húmeda la tela de su pantalón.
—Esa nunca fue mi intención... —habló bajo, apretando sus manos en puños sobre sus piernas y bajando la mirada. Lucía arrepentido y eso Jimin lo notó— Quería protegerte y lo arruiné, la siento tanto.
Ambos se quedaron callados, el llanto del rubio fue lo único que hizo que el silencio fuera tolerable y nada incómodo.
Jungkook suspiró pesado, y sin pensarlo mucho, se levantó del asiento delantero saltando a la parte trasera del auto, sentandose a un lado del menor y acercándose a él para acunar su rostro, limpiando con cuidado sus mejillas.
—Jimin, te amo —susurró cerca de sus labios, observando con adoración los brillantes ojos de su menor—. No he tomado las mejores decisiones, pero todo lo que he hecho ha sido para protegerte... Para cuidarte a ti y a Taehyung de los míos, si pudiera irme de su lado, lo habría hecho hace tanto tiempo —se mostró sincero al hablar, cosa que hizo al menor llorar con más fuerza. Jungkook soltó su rostro al creer que había dicho o hecho algo mal, alejándose nuevamente de él—. No elegí estar de su lado... No elegí ser uno de ellos, yo no quería ser un asesino —dijo cubriendo su rostro con ambas manos, sintiendo sus ojos escoser—. Perdóname, Jimin.
El mencionado se quedó en silencio cortos segundos, limpió sus lágrimas con las mangas de su suéter y sin más subió al regazo ajeno, sonriendo al ver la sorpresa en sus bonitos ojos rosados. Con sus pulgares apartó las pequeñas gotas saladas del rostro ajeno y sonrió dulce, acunando sus mejillas entre sus manos.
—Te amo también...Te extrañé tanto, Kookie... —dijo entre un suspiro antes de romper toda la distancia entre ambos y besarlo con fuerza, desesperado por sentir nuevamente sus labios contra los propios.
El mayor no tardó en corresponder, tomando sus gruesos cerezos con energía y rodeado su delgado cuerpo con fuerza, atrayendolo a él.
No fue necesario decir más, no tenían porque pedir perdón ni disculpar al otro, entendían todo lo que sentían y lo mucho que se habían extrañado. Sus cuerpos, ardían por sentirse en todas las formas posibles, justo como habían estado desde el día que el vampiro cruzó la ventana del departamento del humano por primera vez. A medida que el beso se profundizaba fueron entendiendo que jamás debieron separarse, eran la otra mitad del otro y se pertenecían en cuerpo y alma.
Jungkook cargó al bajito sin poner mucha fuerza, recostandolo a lo largo de los asientos del auto y colocandose entre sus piernas. Los besos fueron bajando por su mentón hasta su cuello, robando jadeos dulces de la boca del rubio, jadeos que encendieron todos los sentidos del mayor.
— Tócame... —gimoteó el menor, llamando la atención del vampiro. En un movimiento rápido tomó la mano ajena y la llevó a su entrepierna, mordiendo su labio al hacer que presionara sobre su erección, mirándolo con detenimiento— Jungkook, te necesito...
Aquellas palabras fueron el detonante que rompió su cordura. Cualquier pensamiento racional que le recordaba que el lobo podría volver en cualquier momento simplemente se esfumó, dejando la viva imágen del humano necesitado de su tacto.
— Igual yo... —musitó sobre sus labios, apartando las manos del cuerpo ajeno para tomar el borde de su pantalón y bajarlo despacio junto a su ropa interior. Deslizó ambas prendas lentamente por sus piernas, admirando éstas y sonriendo al ver tenues marcas que él había dejado la última vez que habían hecho el amor— Tan lindo... Mi Jimin, eres el más hermoso del mundo —dijo con el corazón agitado, quitando rápidamente su camiseta y dejándola caer junto a las prendas ajenas.
Jimin lo miró con atención, mordisqueando sus labios para evitar soltar jadeos y quejidos que delataran su desesperación. Moría por sentirlo dentro suyo nuevamente. Esperó a que el castaño se acomodara entre sus piernas para separarlas más, apoyando los pies en la superficie del asiento para así impulsar las caderas en su dirección, rozando sus intimidades.
— Jungkook... —gimió alto, sonriendo al sentir uno de los fuertes brazos del vampiro rodear su cintura. Cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás al lograr sentir sus fríos dígitos tantear su entrada pidiendo acceso, acto que lo hizo removerse y aferrarse al cuerpo del mayor con fuerza— Házlo... Házlo r-rápido, uhm... —gimoteó, volviendo a mirarlo al sentir los suaves belfos contrarios tomar los suyos con delicadeza.
A la par del contacto entre sus labios, dos de los largos dígitos del vampiro se abrieron paso en su interior, el cual gruñó ante su estrechez.
— Será rápido... Tampoco aguantaré mucho —confesó ansioso, pues el roce de sus erecciones, aunque se sentía bien, parecía más una tortura para él.
Simuló embestidas con sus dedos, separandolos de vez en cuando con el propósito de dilatarlo bien. Los gemidos del bajito iban subiendo a medida que empujaba sus dígitos, indicándole dónde se encontraba aquel punto que tan bien conocía y hacia a su amante alcanzar el punto más alto del éxtasis.
—¡Mgh! ¡Kookie~! A-Ahí... —avisó, deteniendo la mano ajena tomando su muñeca con firmeza— Ya... N-No aguanto, por favor... házme tuyo.
Y eso fue todo lo que hizo falta para que el vampiro sacara los falanges de su interior y volviera a acomodarse mejor sobre él, tomando la base de su duro falo para alinearse con su cavidad y recargando su zurda en la puerta del auto para darse soporte.
Se acercó a la frente del pequeño, dejando un dulce beso entre sus cejas para ayudarlo a relajarse.
—No es la primera vez... Pero si necesitas que me detenga, dímelo —susurró en voz tranquila, sonriendo al percibir como las piernas ajenas se relajaron—. Muy bien, mi amor —dijo cerca de su oído, besando suave su cuello al mismo tiempo que se empujó dentro suyo con lentitud y enpuñaba su erección entre sus dedos.
Los dos tomaron aire con fuerza. Jimin se aferró a él enterrando sus uñas cortas en su espalda cuando Jungkook dió una fuerte embestida entrando de una en él, separando abruptamente sus paredes y llenandolo por completo.
Ambos soltaron un suspiro de alivio al sentirse unidos. El calor del cuerpo del rubio y el frío del castaño se complementaban perfectamente, creando sensaciones diferentes pero igual de exquisitas para ambos.
No fue necesario que Jimin usara palabras para pedirle que se moviera, sólo bastaron suaves movimientos ondulantes de cadera para que el mayor entendiera lo que quería.
Jungkook se separó un poco para mirarlo a los ojos, cuando ambos orbes se conectaron dió inicio a un vaivén lento, entrando y saliendo de su estrecha cavidad de manera tortuosa para ambos, pues el placer y el deseo eran tantos que necesitaban más.
—A-Amor, házlo m-más fuerte... —pidió, no, rogó con ímpetu, bajando una mano a su cintura al mismo tiempo que subió la otra a su nuca, enredando los dedos entre sus hebras obscuras— Demuéstrame cuánto me extrañaste, Kookie —suspiró largo, levantándose con dificultad para besar sus labios.
El vampiro respondió con una mordida fuerte, abriendo la piel de su labio inferior y succionando. Sus ojos se encendieron en rojo al tener el sabor dulce y metálico de la sangre ajena llenando su boca, dando el último impulso que necesitaba para follar su delgado cuerpo con fuerza hasta que logró escuchar sus pieles chocar sin descanso.
Los gemidos de Jimin no se hicieron esperar, abandonando sus lastimados labios uno tras otro, siendo cada vez más agudos y repetitivos. Se sentía en el cielo, como si el mayor controlara su cuerpo entre cada certera embestida que daba contra su punto dulce. Su estómago cosquilleó y su vientre hirvió por el placer, sólo el mayor tenía la capacidad de hacerlo sentir de esa forma, de hacerlo alcanzar el cielo y tocar las suaves nubes con las puntas de sus dedos una y otra vez. Y es que lo amaba tanto. Al punto de sentir como si su alma estuviera en paz sólo con tenerlo tan cerca de él.
El mayor sonrió al sentir el cuerpo de su chico arquearse debajo suyo y sus piernas presionar a cada lado de sus caderas antes de temblar con desenfreno luego de haber alcanzado el climax, manchando su mano y parte de su abdomen.
El suspiro que Jimin soltó al llegar lo hizo estremecer, más por la mirada de éxtasis que le había mostrado al hacerlo.
Dió una, dos, tres fervientes embestidas más contra su hinchado punto hasta que por fin lo lleno con su cálida esencia, jadeando ronco sobre sus guesos labios, los cuales soltaron un suspiro de gusto y alivio.
Fue alentando sus movimientos hasta que el calor de su cuerpo fue descendiendo, saliendo de él con cuidado viendo su esperma deslizarse por su latente entrada.
—Lo siento... —se disculpó alejándose, relamiendo sus labios al ver el precioso desastre que era su menor. Sus labios más hinchados y rojizos de lo usual, sus ojos brillantes por las lágrimas y mejillas rosadas por el calor. Era una obra de arte en toda la extensión de la palabra.
El menor negó, tomando aire para relajar su cuerpo y regularizar su respiración— No importa... Me gusta~ —confesó en voz dulce, abrazándolo por el cuello para acercarlo nuevamente a él, tomando sus labios despacio. Tuvo que detenderse cuando las fuerzas le faltaron, dejándose caer nuevamente en el asiento— Ah... De verdad te extrañé tanto. Ojalá Yoonie encuentre a ese hechicero y tenga algo que nos ayude... No quiero volver a estar lejos de ti.
—Ni yo de ti —dijo tranquilo, repartiendo besos por su cuello—. No entiendo cómo pude estar tanto tiempo sin tus besos, sin tu cuerpo...
—No vuelvas a irte, vampiro tonto —respondió, mostrando un puchero prominente—.
—Nunca más, lo prometo... Estaré a tu lado hasta el fin de los tiempos, Minnie.
Jimin suspiró, sintiendo una leve presión en su pecho al saber que aquello no sería posible mientras él siguiera siendo un simple mortal. Pero pensar eso arruinaba el momento y no quería, sólo deseaba sentirlo así mucho más tiempo, sin interrupciones, por lo que se abrazó a su cuerpo acurrucandose cerca de su cuello, sintiéndose en completa calma de esa forma.
〖⚝〗
— No me digan que... —reclamó el licántropo una vez se encontró con ellos, logrando percibir el olor a sudor que emababa de ambos cuerpos y alcanzar a ver las marcas rojizas en el cuello del humano—. ¿Es en serio? ¡Me fuí dos horas!
—Más que suficiente, nos diste tiempo de reconciliarnos y de fo-... —dijo el vampiro, siendo interrumpo por la mano del menor en su boca.
—Sabía que dejarlos solos era mala idea, son peores que niños... —los regañó más que molesto— Yo no pienso subir atrás, seguramente lo hicieron ahí... Ahora conduzco yo.
—Yoonie, no sabes ni encender el auto —dijo el rubio, ocultando las marcas en su piel lo mejor que pudo—. ¿Él no sabe conducir? —señaló al hechicero, el cual miraba la escena sin entender que ocurría—.
—Puedo intentarlo... No deber ser diferente a conducir una carroza, ¿o sí? —dijo restándole importancia, pasando de largo a los tres presentes para así entrar al asiento de enfrente, encendiendo el auto con magia y acelerando, avanzando unos centímetros sin querer— ¡Todo bien! ¡Suban!
La pareja miró al pelinegro, sonriendo arrepentidos.
—Si morimos, será su culpa por impacientes —dijo severo, dejándolos subir atrás mientras que él se acomodó en el asiento del copiloto, abriendo la ventana al sentir el fuerte olor a "sexo" llenar el auto. Hizo una mueca disgustado, pues aunque los otros no percibían nada, para él era fácil gracias a su olfato canino.
Sin más problemas ni contratiempos avanzaron, siendo fácil para el hechicero ya que estaba usando sus poderes para controlar el volante. Jimin le indicó las rutas que debía tomar y Jungkook se quedó en silencio, evitando la mirada asesina que el lobo le lanzaba por el retrovisor.
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Sin comentarios... 😳👉🏼👈🏼
—Blxck🍊
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Actualización: Hola gente bonita, acabo de corregir este capitulo así que les traigo la versión mejorada.
Gracias por su paciencia y espero vernos muy pronto en un nuevo capítulo. Les agradezco tanto que sigan leyendo mi historia. Si tienen sugerencias o preguntas no duden en comentar, me haría muy feliz ver sus opiniones.
El fanart del principito pertenece a @soaryve en tw, chequen su arte, es hermoso.
Gracias de nuevo y hasta pronto ♡
— reddmilk 🍓.