Enamorado; era lo que siempre se recalcaba cuándo la tenía en sus brazos, cuándo la llenaba de amor, de lujuria, de su deseó, como en ése precisó momento, en el que aún estaban unidos anatómicamente hablando.
Sintiendo Maïa como el miembro de su esposo, empezaba a fortalecerse nuevamente en su interior, acción que la hizo gemir, lo deseaba tanto, pero también sentía que aquello no estaba acompañado por un simple deseó, que aquello tenía una raíz mucho más fuerte y poderosa que no quería aceptar, ni pensar en ése instante.
En especial cuándo le sintió moverse con él aún en su interior, tomandola con más fuerza de sus piernas, debido a la fricción suave que ejercían en cada movimiento, que para el grado de excitación en la que se encontraban, era más que suficiente para llevarles al delirio.
Sin embargo el control y el propósito que tenía Bastian le hacía no dejar todo y perder la cordura, junto a ella y en ella, en conjunto a la petición que le había hecho.
Deseó que cumpliría, claro que si, pero a su manera, aunque quizás la dejaría jugar un rato; en su debido momento, por supuesto.
Ahora tenía planes como el que estaba ejecutando, llevándola a la cama, que había sido el resguardo de aquella diosa desnuda, de la que no quería salir; por lo que la beso, una vez la sintió caer sobre la colcha.
Deleitandose con sus labios, los cuáles mordía, para así nuevamente sumergirse en ése delicioso sabor natural de su diosa, la cuál jadeaba ante su tacto, pues sus manos también deseaban explorarla, tal como lo estaba haciendo, acariciando sus duros pezones, que además de cargados, se sentían muy suaves y seductores, para hacer que su boca los saboreara.
Pero ahora solo anhelaba que su boca, siguiese explorando aquellos labios que sentía hinchados, por la fricción y el salvajismo con el que se sumergían, explorando en esa necesidad de moverse con embestidas suaves, como delicadas.
Y gruñendo por que aquello era demasiado delicioso, ella estaba completamente caliente, como húmeda, permitiéndole la embestida de una forma muy lenta, sin importar lo aún estrecha que estaba para su grueso miembro, que seguía moviéndose con dulzura, al tiempo que la boca de ambos absorbía los gruñidos que le hacían compañía a los gemidos de la fémina.
Clavando Maïa sus uñas sobre la fornida espalda de su esposo, que estaba tensa ante el control que se estaba obligando a tener y aunque aquello que estaba haciendo Bastian le encantaba por que le hacía sentirlo y detallarlo mucho mejor.
No podía negarse que era tortuoso, por lo que deteniendo el beso, lo tomo del cuello para que la mirase, sintiendo como no se detenía en aquellas enloquecedoras penetraciones.
-M... me... gusta... duro -pronunció aquello entré jadeos, pues Bastian empezaba a moverse en círculos, llevando el mismo ritmo tortuoso, lento, pero al mismo tiempo tan delicioso como mortal.
-Lo sé... pero dejame jugar así, nena -pronunció cerca de su lóbulo, al cuál atrajo entré sus dientes, causando que sus oídos fuesen llenados de ése excitante cántico de su sirena, su diosa maldita.
Sin dejar de lado que el debilitado cuerpo de Maïa se arqueara, ofreciéndose aún más a Bastian, que sintió como la suavidad de sus erectos pezones chocaron contra su desnudo pecho, el cuál ya estaba erizado ante el contacto de ella, además de todas las evocaciones que sentía su pene aún resguardado en la cavidad de su única dueña.
-Pero... ¡ahgs! -gimió cargada de tantas sensaciones deliciosas -quiero jugar tam... también -agregó arañandole la espalda, sin importarle que aquello pudiese doler.
Aunque para Bastian más que dolor aquello fue placentero, eran señales de lo mucho que lo estaba disfrutando su diosa, de la que sin dejar de mirar aquello orbes oscuros, quizás de la misma manera en la que estaban los suyos, al tiempo que dilatados; tomo su mano, la que más le encantaba debido a ése recuerdo.
Llevándola directamente hasta su boca, en donde lamió toda su extensión, haciendo que Maïa jadeara, para así terminar su lengua en la uña de su dedo meñique, al que absorbió, robando nuevamente un gemido de su diosa.
Y junto a ello dejar de agarrarla con su mano, para está disponerse a darle atención a su delicado, como también debilidado clitoris, que estaba hinchado por las sensaciones que permanecía con su pene en el interior de Maïa.
Sin dejar de lado los movimientos que hacía con su boca y lengua, sobre el meñique del que ella no quitaba su vista y ante la cuál se le dificultaba mantener sus ojos abiertos, ya que los mágicos dedos de Bastian, también se movían en su clitoris, haciendo que ella empezase a sentirse que ya no podía más.
》Me... correré -gimoteo cerrando sus ojos, para así también sujetarse con su mano libre de la colcha debajo de su desnudo y ansioso cuerpo.
Siendo llenada completamente por el miembro de Bastian, que había entrado sin dejar un milímetro afuera, enloqueciendo por poco, ¡eso era extraordinario! y al parecer su vagina había perdido la memoria, debido a que le sentía todavía aún más grande e igual de placentero.
-Aún no nena, que sea, en mi boca -ordenó llenando aquella boca de su diosa en un casto beso, para inmediatamente separarse de ella.
Al tiempo que también salía de su interior, a lo que Maïa se quejó en medio de lloriqueos ininteligibles, llenando Bastian su cuello con besos húmedos que volvían a erizarle la piel a su griega, la que seguía sujeta de las sabanas, pero está vez con ambas manos.
Permitiéndose disfrutar a ojos cerrados, de las caricias que los labios de Bastian, ahora impartidos en sus senos, llenandola no solo con besos suaves, también le daba pequeños mordiscos en los pezones, al tiempo que los halaba entre dientes, para provocar más gemidos en sus labios.
Por que aunque las palabras sobraban en aquél acto para ambos, también les gustaba sentir como se disfrutaban el uno al otro y las palabras no eran absolutas, sin embargo los gemidos y gruñidos que en ellos eran involuntarios, si, siendo eso lo que necesitaban.
Sin embargo los labios húmedos e hinchados de Bastian siguieron su recorrido en un camino que le llevó hasta el monte venus de su diosa, colocando sus piernas al rededor de sus hombros, al tiempo que la miraba disfrutar de aquellas sensaciones con sus ojos aún cerrados.
Pero al sentir su ausencia se obligó a abrirlos, como también a verlo, percibiendo como su corazón se contraía 《¿por qué esto no puede ser solo deseó?》 Se preguntó, sin dejar de ver sus orbes brillantes, que sonrieron para ella.
Antes de verlo perderse entré sus piernas abiertas, sacando un gemido ya que los labios de Bastian se habían sumergido en su húmeda vagina, a la vez que sintió sus dientes posarse en su erecto clitoris, que inmediatamente atrajo aunque sin lastimarla, cegandola de placer.
Lo que provocó que volviese a arquearse, del mismo modo que también gemía fuertemente, tomando a Bastian del cabello, luego de dejar caer su espalda bruscamente sobre la colcha, sujetándose con fuerza de su cabello, acto que a ambos les gustaba; pues era esa pequeña línea entre dolor y placer.
Que aunque le estaba ardiendo un poco su cuero cabelludo, no se detendría y mucho menos en ése momento que su lengua la penetraba, permitiéndose saborear de aquella espesura del placer que le proporcionaba, que le excitaba en sobremanera por el simple hecho de ser de su diosa, además de que ella tenía ése peculiar sabor que le atraía y lo encantaba, hasta cegarle.
-Damelo nena -susurró sobre su intimidad, haciendo que su griega se estremeciera ante el contacto, provocando también que el ajuste de su cabello fuera cada vez más fuerte.
Sabiendo que su mujer estaba a nada de aquél orgasmo que empezaba a formarse en la parte baja de su pelvis, arrastrándose hasta el exterior y entrando en la boca de Bastian como una avalancha, a medida que sentía como dos de sus dedos la estimulaban, logrando que se estremeciera y sus piernas temblasen.
Por que aquello la llevó hasta un delicioso chorro, del que disfrutó Bastian hasta su última gota, dejándose caer por completo a la cama, por que había quedado exhausta ante esa descarga fascinante.
Observando Bastian una vez de pié, como aquél hermoso y desnudo dorso de su mujer se movía frenéticamente, debido a la agitación, sin dejar de lado la acción de que estaba abrillantado por el sudor ante el ejercicio que ambos habían empezado a emplear.
No pudiendo, ni queriendo evitar aquella tentación, de acercarse a ella, colocándose sobre su cuerpo, pero dejando que su peso se depositará en sus brazos flexionados, en los costados de su mujer, jadeando Maïa al sentir como su dureza se habia posado en su vientre que se seguía de igual modo agitado.
No pudiendo evitar la tentación de tocar su rostro, lo que provocó que los ojos de Bastian se cerrasen ante el disfrute de sus caricias en su rostro, siendo invadidos por la necesidad de pronunciar aquellas dos palabras, que podrían acabar con su idílico momento y que no sabían si a fin de cuentas podría valer la pena.
Conectando ella su mirada a Bastian, que la observo sobrecogido, sin embargo decían que una mirada podría derretir el hielo, al tiempo que tenía la capacidad de demostrar las más sinceras y remotas emociones; a lo que no fue ocultó en ella, lo que le ocasionó que sus labios temblasen ante una repentina acogida emocional.
Necesitaba y quería llorar, pero no delante de él, por lo que al colocar sus manos sobre su cuello lo atrajo consigo, para volver a sumergirse en un largo beso, al tiempo que su esposo la envolvía de la cintura, atrayendola a su cuerpo, erizandose ambos en el procesó tan delirante, como placentero.
De lo que se aprovechó Maïa a sabiendas que tenía la guardia baja, para así cambiar está vez de posición, quedando ella a horcajadas sobre sus piernas, sintiendo el delicioso roce de su pene que había sido albergado por sus labios vaginales abiertos a su disposición; aquello sin sucumbir en la penetración, pues su pene seguía en su provocador y bien trabajado abdomen.
Alejándose también de sus labios, para levantarse y dejarle acostado, pero con las manos de Bastian sujetandole de sus piernas, a la vez que la observaba con devoción y curiosidad, dibujando en el rostro de Maïa una sensual sonrisa, en lo que no dejaba de observarle, para también iniciar una suave fricción sobre su miembro, bajo aquella misma posición.
-Ahora quiero jugar yo Bogdanov -pronunció seductoramente cerca de su oído, sacando Bastian su lengua para así atrapar como un poseso su pezon que le había rozado los labios.
-Todo tuyo nena -bisbiseo con una sonrisa, que seguidamente acompañó con un guiñó de ojo, atrayendo en su boca nuevamente el pezon, antes de verla separarse.
Posando Maïa sus manos sobre sus pectorales, para con ello permitirse moverse en el miembro de Bastian aún sobre su abdomen, observando los dos con morbo, como el rosado glande se refugiaba en sus labios, para seguidamente a través de la fricción salir bañado en una mezcla de ambos.
Levantando Bastian su mirada a aquella diosa que jugaba con él y que tenía prensado su labio inferior, mientras que se controlaba al llevar a cabo tal fricción.
Siendo Maïa consciente de su mirada inquiriosa ante la que inmediatamente conectó, para con ello soltar su delicioso e hinchado labio, que se aplano en una sonrisa lujuriosa que le dio su esposa, pasando seguidamente su lengua por ambos labios, lo que no soporto el masculino, del que Maïa sentía palpitar su otra cabeza debajo de ella, más exacto entré sus labios vaginales.
Viendo a Bastian levantarse de donde estaba, para con ello sentarse y ajustar su agarre en sus piernas.
Del mismo modo en que buscaba sus labios, unos que Maïa le estaba negando al elevarse hacía atrás, pero también dándole una vista más deliciosa y provocativa de sus cargados senos, en los que dirigió su mirada hambrienta, para luego volver a la de ella; respetando que era su juego y tal acto lo comprendía.
-¿Quieres? -indagó tomando el seno derecho en su mano, levantandolo a un más para el deleite de Bastian, que observaba aquella mirada "inocente" con la que se lo ofrecía su diosa, para luego volver a moder su labio.
《¡¡SHUHH! ¡COMO QUISIERA SER YO, QUIÉN LOS MORDIERA NENA!》 gritó en su interior desesperado, por que necesitaba tocarla, sentirla, morderla, besarla, hacerle tantas cosas en conjunto y de las que no se saciaba, no se cansaba; pero también quería ver como su diosa se divertía con él.
-Es lo que más anhelo mi diosa -susurró mirando con anhelo aquél seno que estaba en la mano de Maïa, afreciendoselo a Bastian, que se sentía un hambriento de aquél sabor.
-Entonces ven por el, mortal -sonrió y más al ver cómo Bastian no desaprovechó aquella orden, pegándose inmediatamente a su seno del que se amamantaba, sin dejar de acercarla a él en aquél fuerte abrazó.
Causando que ambos jadearan, en especial Bastian que la sintió levantarse un poco, para tomar su erecto miembro en sus manos y volver a sumergirse en él, gimiendo los dos en el procesó y erizando la piel de Maïa, cuándo sintió su aliento chocar, con su seno húmedo.
De lo que Bastian disfrutó, al sentir como era nuevamente albergado por su delicioso y tibio canal.
No obstante lo que hace un rato había sido hacerle el amor, ahora ella simplemente lo llevaba a follarlo y como le encantaba todas las presentaciones que le hiciese su diosa, la que en ése entonces le cabalgaba, como también le alejaba de su seno, para acostarlo nuevamente.
Y así mismo sujetarse de sus pectorales, emprendiendo aquél galope delicioso, de su esposa sobre su miembro, que veía con deleite como salía y entraba sin objeción alguna.
Sin embargo los movimientos de Maïa se relentizaron al sentir que ambos, estaban a nada de sucumbir, tomando el control para colocar sus piernas sobre las de Bastian, aún con su miembro en su interior, del que posteriormente salió dejando únicamente su glande, al que apretó entre sus labios, causando un jadeo involuntario en Bastian, que observaba todo con morbo y excitación.
Para así mismo sentirla caer nuevamente en su pelvis, volviendo a sus cabalgadas rápidas y violentas en la que nuevamente se estaban fundiendo ambos, tomandole Maïa del cuello y con ello atraerlo a su desnudez, besandolo con pasión y necesidad.
Pero Bastian está vez habia cortado el delicioso encuentro de bocas, ya que necesitaba correrse en ella, pero en otro ángulo, uno que le encantaba demasiado.
-Se que es tú turno pero quiero penetrarte y corrernos mientras observó tú tatuaje -susurró en su oído, sintiéndolo como pasaba sus manos cálidas por el hueso de su columna.
-¿De pié o en cuatro? -murmuró cerca de sus labios, haciendo que el aliento suyo, invadiera las fosas nasales de Bastian, que saboreó por instinto sus labios.
-Acostada -fueron sus palabras finales, antes de girarla y colocarla a su disposición.
Viendo con deleite su trasero delicioso que tenía ciertas marcas de sus dedos al estrujarlo, pero que inmediatamente azotó sacando varios gemidos en su mujer que tenía el rostro a un lado y las manos rasguñando la colcha.
Percibiendo Bastian la necesidad de pasar su lengua por aquella sudorosa columna, en todo lo que describía al tatuaje que tenía Maïa y la que en un instinto llevo su trasero hacía arriba, encontrándose con la erección de Bastian, sin embargo esté seguia atento a aquél camino que creaba con su lengua, hasta por fin llegar a su lóbulo, del que mordió.
》¿Duro? -susurró por qué aquello seguía siendo su juego y la dirección la tenía ella, aunque en ése momento le estuviese permitiendo un deseó.
A lo que no obtuvo respuesta audible, pero si un asentimiento de cabeza, ya que su griega disfrutaba de tales caricias que le estaba impartiendo el pene de Bastian sobre sus piernas aún cerradas.
Despertando con un gemido, al sentir nuevamente como la mano de Bastian la impactada en su trasero, que aunque le ardía, le encantaba todos y cada uno de sus acciones.
》¿Duro? -volvió a repetir sobre su hombro, al cuál mordió, mientras sus piernas hacían espacio entré las de Maïa, para inmediatamente penetrarla de una sola embestida, causando jadeos en ambos, por la placentera intromisión.
-¡Joder!... -pronunciaba agitada, en hilo de voz, no pasando por alto como sus manos, ajustaban aún más su agarré -¡muy... muy duro! -gimió al sentirlo salirse nuevamente, hasta su glande, para invadirla inmediatamente.
Disfrutando de como sus testículos arremetian en sus trasero, juntamente con la pelvis de Bastian, siguiendo aquellos movimientos con el mismo ritmo ansioso y salvaje que a ambos les gustaba, para con ello inundar una vez más la habitación con melodías de placer, en respuesta a lo que estaba invadiendo de nuevo el cuerpo de ambos.
Los cuáles sentían como se aproximaban al inevitable orgasmo, que tal parecía no bajaría de nivel a ninguno de los ya vividos, ya que el salvaje miembro de Bastian estaba siendo colapsado por el estrechó y tembloroso canal de Maïa, que recibía su avalancha de semen, al que ella también respondió con un delicioso orgasmo.
En la que solo podía dejarse caer sin fuerzas para sujetar las sabanas de la cama, como también sabía de la debilidad de Bastian, que no se había salido de su interior, si no que se había desplomado en ella, sintiendo su un poco flácido pene, aún dentro de ella.
Al tiempo que notaba como su corazón estaba agitado y descontrolado ante los bravidos acontecimientos anteriormente vividos, además de que su cuello estaba siendo mimado por pequeños besos que le guiaban a su rostro.
Lo que provocaba que su corazón siguiera agitado, le gustaba ése Bastian, pero no quería escucharlo, le daba pavor, se sentía incompetente; es por ello, que en una inútil huida, intento levantarse, pero Bastian se lo impidió, mordiendo nuevamente su lóbulo, para seguidamente besarlo.
-Te amo -susurró haciendo que ella se congelará, era lo que tanto se temía y no quería escucharlo por que los debilitaría.
-Quítate -pronunció agitada, por tanta fuerza ejercida en lo que procuraba quitarlo de encima de su desnudo cuerpo, lo cuál era imposible, ya que Bastian era una presa llena de músculo.
-¿Por que?... ¿le temes? -cuestionó presionandola más contra la cama, sintiendo ambos como su miembro cobraba dureza.
-Ultima vez que te lo advierto, quítate -pronunció entré dientes, por que también sentía como su cuerpo correspondía a la erección aún clavada a ella.
-¿Quitarme nena?... -susurró para tentarla, llevando su lengua a su debilitado cuello, que tuvo reacción inmediata.
》Pero si hacen algunas horas, dijiste que me querías toda la noche, en tú interior -volvió a susurrar, acompañando aquello con una dolorosa, pero excitante embestida.
Ya que Bastian en un rápido movimiento, salió para volver a penetrarla inmediatamente, logrando que ambos también gimieran.
-Procura no hacer que me levante por que te aseguró que te mató Bogdanov -amenazó en un suspiró ahogado, ya que Bastian la había vuelto a embestir, haciendo que no solamente se convirtiese en una, si no en su pieza ideal.
-¿Quieres matarme nena? -rugió en su oído, llevando aquellas embestidas a unas frenéticamente indómitas, lo que causaba que la masoquista vagina de Maïa se lubricara aún más, llevando varias gotas de su fluido a la cama, que ya había sido testigo de aquello.
》¿Quieres o no matarme? -repitío la pregunta, sin dejar de moverse en su interior, del mismo modo en que azotaba seguidamente su respingon y a la vez adolorido trasero, que no solamente estaba así por el impacto de las manos de Bastian, si no por la brusquedad en cada movimiento de su pelvis.
-Siii -gimió la respuesta, sujetándose de las sabanas bajo ella, en lo que los movimientos de Bastian la sacudían con su pene a un nuevo orgasmo, donde ambos volvieron a fundirse.
-Esta vez no dejaré de lado mis sentimientos, ni de expresarlos cuándo a mi se me venga en gana -pronunció tosco luego de un rato, sabiendo que aquél idilio al que se había sumergido, había terminado.
Era decepcionante, pero no lo negaría y no se lo iba seguir negando así mismo, era una oportunidad que no dejaría de lado, por lo que levantándose de la cama en donde Maïa seguía boca abajo, buscó entré el desorden su jogger, dándole la espalda al desnudo cuerpo de su diosa, el que aún mantenía sus indicios de haber sucumbido.
-Y no te quitaré a que lo hagas, pero hay una brecha gigante, en que yo no te lo pueda prohibir a que te lo acepte, que me esté acostando contigo no quita el hecho de que te aborrezco -escupió llena de rencor y de muchos sentimientos que a fin de cuentas eran un torbellinos de oposiciones.
A lo que Bastian luego de colocarse el jogger, se giró a ella, encontrandola ya de pié, pero aún desnuda, no pudiendo, ni queriendo evitar pasar su mirada por su rojizo cuerpo desnudó.
Encaminandose hasta ella, a grandes zancadas, si él solo despertaba en ella deseó, pues con algo se conformaría, de momento; por ello al llegar a su desnudó cuerpo, que aunque tembló cuándo le vio tan decidido, no se inmutó, Maïa no se permitiría para ése entonces un momento de debilidad.
-¿Que tanto me aborreces griega? -susurró sobre sus labios, que estaban muy cercanos a los suyos, ya que Maïa había levantado su mentón en un símbolo de altanería.
Del mismo modo que Bastian posaba una mano sobre su cintura, atrayendola hacía su dorso desnudo, sintiendo como una vez más su al parecer insaciable miembro volvía a responder, llevando también su mano libre hasta impactar en un fuerte azote en los glúteos de su griega, de la que escuchó gemir bajito, pero lo suficiente audible para él.
Y aunque pensaba seguir provocándole, sus labios fueron sellados por los de Maïa en otro intenso beso, del que aprovechó para saber si su diosa estaba igual de afectada que él.
Sumergiendo su mano en la entrepierna de su mujer que estaba nuevamente húmeda y ansiosa, tomando con ello sus gemidos, a la vez que ella lo sostenía con fervor de los hombros, sin ánimos de separarse de su cuerpo.
Sin embargo aunque Maïa estaba siendo nuevamente débil, no podía y tampoco sabía cómo evitar a Bastian, como evadir la tentación de estar con él, pero la repentina ausencia de su esposo la había dejado fría.
Aún más cuándo a escasos centímetros suyos, observó como en esos deliciosos labios que saboreaba con deleite; se dibujaba una cínica sonrisa, que como si fuera poco, se giró, para con ello encaminarse hasta la puerta, en donde se detuvo sin volverse a ella.
》Es una lástima que tú cuerpo no corrobore tú supuesta afirmación, de hecho me temo que me ama, tanto como yo a ti -dicho aquello la abandonó, dejándola sola con su rabia y sus ganas de que Bastian siguiera haciéndola enloquecer de todas las maneras posibles.
Llenándose más de molestia, por que necesitaba odiarlo y muy contra su voluntad, sus palabras estaban llenas de razón, por que su cuerpo respondía en su honor las veces que él, así lo quisiera.
Pero, mientras todos en una aparente y turbada noche, con atisbos profundos de madrugada; se podrían suponer dormían, en el campo nueve, se encontraban tanto Evangly, como Leto, en lo que se podría decir, llevando acabó un trabajo compartido.
Hasta el momento habían rastreado la ubicación de los armamentos, siendo los principales ubicados en Italia y otros en Rumania, pero todos aún sin activar, lo que les impedía actuar inmediatamente.
-Eso es manipulación -se defendió entré colérica y emocional Leto, que no dejaba de lado su laptop en la que tenía los controles de mandos preparados para ejecución.
-Ya es hora de que sepas que en esté mundo solo sobreviven los más fuertes -la miró la italiana con dureza por que odiaba también su vulnerabilidad.
》Hay situaciones que son inevitables, como el caso de los trillizos, pero es tú obligación que si se presenta una situación que puede aniquilarse, por que expone a los demás, entonces lo harás -la señalo, haciendo que Leto se sintiese pequeña, ante aquella absurda petición.
-¿Sabes que si Maïa me descubre me matará? Y no lo digo hipotéticamente hablando -susurró con los párpados caídos, observando hacía el piso.
Ya que estaba un poco nerviosa, además de que se sentía literalmente manipulada por Evangly, que con su duró gesto no se dejaba amedrentar, pero si un poco debilitar.
-Aprende a manejarlo todo, pero es una responsabilidad que recae en ti y es tú deber -constató desde su lugar.
Encontrándose detrás de varias mesas pegadas que resguardaban lo que sería su nueva creación, pero se sentía corta, por que aún necesitaba varios productos que solo llegarían al amanecer de BOGLOV COMPANY.
-¡¿Y yo por que? Maïa también puede hacerlo, simplemente me estás obligando a colocarme la soga en el cuello, estamos hablando de todo y todos, de... de Darhuska, no puedo! -refutó exaltada, levantándose y llevando sus manos a su cabello, que para ése entonces estaba recogido en una larga trenza.
-¿De verdad tú crees que Maïa hará ése sacrificio? -la encaró colocándose también de pié, lo que causó que Leto la observará con aquellos ojos tormentosos que se negaban a hacer lo que pedía.
Y que obviamente sabía, Maïa no lo haría, ella siempre preferiría mil veces luchar que rendirse, sin embargo 《¿cuál era la diferencia entré mi persona y Maïa?》... se preguntaba llegando al mismo sentimiento; ninguna.
Como tampoco quería lidiar con el odió de las personas que supone son su familia y en la que Evangly hace parte de esa familia; pero paradójicamente siendo ella misma quién la empujaba a un abismo sin amortiguación.
Aún abismo en el que solo encontraría su muerte, a lo que ella prefería ser escurridiza, debido a que no sabía como actuar en momentos de peligro o en los que se le acorralase, por que tenía certeza de la magnitud de su cobardía.
-¿De que hablan? -indagó Apoloniusz, que había escuchado las últimas palabras de aquella extraña discusión en la que no comprendió nada, pero que sentía que tramaban algo que no era bueno para ellos.
Causando que con su presencia provocará nervios en la menor, que inmediatamente retomó el lugar de donde estaba, evitando con ello mirar al maduró que la analizaba con algo de molestia, pues algo ocultaban.
Volviendo su mirada a Evangly que lo miró con frialdad, ocultando cualquier emoción que le diera un índice o puerta a sus sospechas, llevando un poco más allá su mirada a Leto que estaba a su espalda, dándole una amenazadora, pues como dijera algo quién la mataría sería ella.
-Nada irrelevante, planeamos para ejecutar -explicó de manera calmada, mirándole a los ojos, por que no era del tipo de mujer que se dejaría amedrentar, además de que podría ser muy padre de Bastian, pero ella también tomaba decisiones bajo la misma capacidad que los masculinos.
Y a Leto la necesitaba en aquél tablero, siendo ella una de las fichas principales que pondría a jugar en algún plan A o B.
-No se... a que te habrán acostumbrado mis hijos Evangly, pero mi familia se impone ante cualquiera, incluso sobre ti -la miró con decisión, en su característica postura empleada junto al bastón.
》Y a ti... -se giró y miro a la aún nerviosa Leto -ni te conozco, lo que indica que no importas -guiño uno de sus ojos, para seguidamente dejarlas solas.
Siendo testigo de cómo el silenció seguía rondando aquél pasillo en donde encontró a Maïa, que se disponía a encaminarse a la sala en donde estaban sus amigas, que ya no sabía como catalogalas aunque por lo pronto seguirían con esa etiqueta.
》¿Te divertiste? -indagó con burla, detallando únicamente los ojos de Maïa, que se sonrojo ante aquella pregunta, por que no era tonta, sabía a que se refería.
》¡¿Que?! -preguntó al verla que independientemente a todo, se observaba sorprendida -tres pisos abajo y aún escuchaba -le sonrió acercándose, hasta colocar su mano sobre su hombro, ignorando su ensombrecido silenció -recuerda algo Maïa, no todo lo que brilla es oro y cuídate -volvió a guiñarle su ojo, dejándola transtornada.
Por que no había comprendido sus palabras, pero también habían escenarios en las que quizás podría llevar aquellas palabras, que al mismo tiempo, en medio de esperanzas las consideraba nimiedades.
-¿Cómo van? -cuestionó al par de féminas que aún seguían en silenció, percibiendo ése tenso ambiente al que ahora también de mezclaba.
-Tienen localización, con proceder inactiva, pero necesitamos tú intervención -intervinó Evangly, para con ello darle cierto espacio a la egipcia, que seguía nerviosa y la mirada de Maïa sobre ella, tampoco es que ayudaré del todo.
-¿Y todo en orden? -indagó, ignorando de momento la petición de su amiga, el nerviosismo de Leto le daba a entender muchas cosas, dentro de las que imaginaba, nada bueno.
-Si, aunque a Leto tal parece que no le cae mucho en gracia Apoloniusz, hasta llevarme a pensar que la cualidad es mutua -prosiguió con diversión, situación que no alivianaba en nada el ambiente, como tampoco lograba que su atención prosiguiera a su persona.
-Déjala que me lo diga ella -la corto con molestia, odiaba cuándo le ocultaban realidades, no era una cría, mucho menos una débil a la que le debían cuidar de información y emociones fuertes.
-Sabes que no sirvo para esto, ni para convivir entré personas que desconozco, además de que no confío en nadie, no me siento bien aquí, por lo que ya te he dicho, solo es terminar algunos asuntos y me iré -indicó sin mirarle a los ojos, siguiendo con aquél extrañó nerviosismo.
Y no es que fuese nuevo ver a una Leto nerviosa, lo nuevo era que sabias y sabes cuándo alguien miente o solo te dicen la verdad incompleta; como lo era el caso, sin embargo lo dejaría pasar, por está vez, siendo una ciega coherente, de todos los fantasmas que les rodeaban y que esperaba revelar.
-¿Cuál es mi roll en esté juego? -preguntó está vez dirigiendo su mirada a la italiana, que había permanecido en silenció, pero observando a todo lo que la rodease.
-Necesitamos que muevas tus influencias, por que quiero puerto libre en Italia, donde que pase lo que pase, nada influirá y que el gobierno se hará el vista gorda -explicó haciendo que Maïa se interesase ante sus palabras 《¡Oh, carajo! Como me gusta a mi cobrar favores》 pensó interesada en todas las sugerencias, que se le venían en mente.
》Te lo digo a ti, por que se cuanta influencia eres capaz de mover en ése estupido mundo, que todos creen, es el mejor -inquirió con desgano, por que era cierto toda su teoría, un mundo politicamente utópico, al que que querían dibujar en falsas esperanzas.
Cuándo a fin de cuentas el único y existentemente real, era en el que ella se movía, por que a ése pertenecemos todos, que algunos usen máscaras y cuello blanco, solo te define en estrato.
-¿Para hacerlo, necesitó que una de las dos, se haga cargo de mis hijos en mi ausencia y que no se lo cedan a Bastian -miró con advertencia a Evangly, quién ya sabía a que hacían referencia.
-Yo podría encargarme de Dragos y estar al pendiente de Dharius, mientras que Leto puede hacerse cargo de Darhuska -sugirió la italiana, sin mirar a ninguna de las féminas dentro del recinto, haciendo como si estuviese organizando las piezas de su nueva creación en procesó.
Ignorando en el transcurrir, a aquellas miradas que sabía estaban puestas sobre si, pero que a ella como tal no le importaba debido a que necesitaba que su plan se llevase a cabo y tenía la certeza de que solo Leto podría, además de que tal parecía su carácter era demasiado manejable, al menos para ella.
-Creí que dirías que te quedarías con mi hija -anexó sorprendida mirando a la italiana, en la espera de que está le regresase su observación, acto que finalmente no llegó.
》Como sea ¿por quién empiezo? -continúo sintiendo el peso del cansancio, habían sido largos los días, desde que había entrado a Auchwitz- Birkenau, además de lo preocupada y dañada emocionalmente que se sentía con la situación de su hijo.
-Bueno... si te mando a Rumania estoy segura que Bas me matará, pero también está Italia y es una de dos, ambas son importantes -emitió Evangly un tanto pensativa, no solo centrada en el plan, si no que también en las acciones y reacciones de las personas que la rodeaban.
Sintiéndose casi que descubierta de momento, pero eso sería lo de menos, lo que más importaba era Leto y el que está se acercase cuánto antes en completa confianza a su bebé, además de que pudiese familiarizarse con sus proyectos.
-Entonces matemos dos pájaros de un solo tiro y sin tocarlos a ellos -les habló sacando su celular y con ello tecleando para conseguir lo que necesitaba.
》Nos vemos mañana -las miró por un momento a ambas, lo que causó más nerviosismo en Leto que sabía Maïa no estaba confiada con ella y eso podría doler, no quería perderla por una estupida manipulación.
Y aunque sintió un poco de alivió cuándo Maïa las dejó sola, aquello era momentáneo, la griega en primera instancia no se quedaría de brazos cruzados, además de que tampoco la dejaría en paz.
Por que el hecho que con palabras no le esté reclamando sus mentiras, no quita el hecho de que lo esté haciendo, ella que conoce como la palma de la mano a la griega, sabía que aquello era solo el comienzo y que si las descubría, las mataría con lentitud, como lo hacían las serpientes venenosas del desierto del sahara.
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Doha.
Qatar.
En momentos en los que te acostumbras a trabajar de manera solitaria, cuándo adquieres compañía te atemoriza el hecho de que está te pueda entorpecer, por que puede que en vez de ayuda se convierta en una cruz pesada, de la que no te podrás librar, si las cosas no funcionaban.
La idea de que Bastian la estuviese acompañando era del tipo inexplicable, le gustaba, por que la hacía sentir protegida y no sabía si aquello era llamado vulnerabilidad, por todo a lo que se enfrentaba con sus hijos, pero le gustaba la compañía de Bastian en ése aspecto.
Como también estaba la línea que le atemorizaba, le gustaba sucumbir en la tentación, pero no quería las consecuencias que provenían después de la acción, además de que se le sumaban el primer sentimiento expuesto, le gustaba la soledad en momentos como aquél.
Pero Bastian había insistido en que necesitaba ir a su lado y protegerla por si las cosas no salían como ellas les habían planteado horas atrás, en las que se dieron a conocer los planes de las féminas.
Y es que la griega no consideraba al plan como algo del otro mundo, muy por el contrario para ella era simple, ya que si lo llevaba a la lógica; cada país tiene a uno que le respalda y otro que le pisaba los talones, potencias o no, aquellas también dependían de la fortaleza de uno superior a ellos.
En aquella ocasión, se sabía a ciencia cierta que los muros de Italia se habían estado levantando de manera inquebrantable a tal punto que si se analizaba estaba en el camino perfecto para ser potencia, líder y sustento de países vulnerable, en los que del listado internamente político hablando, hacían parte Rumania.
Pero como toda fortaleza tenía un punto de quiebre, había que actuar desde las raíces problemas, es decir las más gruesas, esas que al ser atacadas toda las fortalezas son derribadas en una sola caída.
-Quiero que te quedes aquí, déjame hacer esto a mi manera -le reclamó girando su cuerpo, para encontrarse a su esposo, que tenía aquellos orbes obscuros y dilatados.
Ya que hasta el momento ella llevaba la delantera del caminar, siendo Bastian ese perro guardián que resguardaba su retaguardia, la que no había dejado de observar y disfrutar hasta aquél momento.
Admirando como su delicioso trasero respingon se realzaba en aquél vestido veraniego de color ocre, largo y de espalda descubierta, dejando a la vista de todos ése tatuaje que tanto le excitaba debido a la trenza recogida que llevaba.
》Deja de mirarme el trasero -le amonestó, cruzando sus brazos, al tiempo que no dejaba de observarle reclamante, sonando su pie derecho sobre el piso, en una clara revelación de su molestia, a la que a Bastian le daba igual.
Sintiéndose más caliente, pues al mantener sus brazos así, aquellos gemelos cargados de miel, que conformaban a sus senos, se habían sobresalido para el deguste de su esposo.
-Es mío -agregó con descaro, pasando su lengua por sus hambrientos labios de una manera tan sugerente para Maïa, que los suyos ya se encontraban secos, pero se abstendría momentáneamente de también pasar su lengua por ellos.
》Lo penetro, lo muerdo, lo tocó y lo azotó como a mí me venga en gana griega -susurró a una distancia comprometedora para las sensasiones que se habían despertado en ambos, sensasiones que quizás nunca se durmieron.
》Y por supuesto que no entraras sola, te permitiré dirigirte como quieras, pero sola no estarás, soy tú esposo, además de tú Bratvá -guiño su ojo, haciendo que Maïa lo mirase molesta ante su estupido discurso y de también estupido posesivo.
Es por ello que sin más que discutir o discrepar prefirió darse la vuelta y seguir su caminó, rumbo a la oficina que estaría sola y preparada para su recibimiento, de la que salió una mujer vestida de un traje de dos piezas color gris, que les indicó que pasasen.
Encontrándose a un hombre de edad promedió, que vestía un abaya de color arena, que hacía juego junto a su hiyab decorado a un cordón trenzado negro.
Y que claramente su gesto no era el más feliz, analizó Bastian al verle; ya que detrás de aquella decisión se escondían muchísimas incógnitas, entré ellas el por que escoger al máximo jerarca de Qatar, un hombre temido por su frialdad.
Entonces allí es cuándo surge una más; como por ejemplo ¿qué hace el hombre mas temido de Qatar, un monarca, accediendo a los caprichos de la esposa del Bratvá? Que aunque sea la reina roja en el bajo mundo, no dejaba de ser inferior en cuánto a poder o eso era lo que creía.
-Se rápida, tengo más cosas a las que estar pendiente, que en los caprichos de una arpía como tú -murmuró con molestia, haciendo que Bastian se intrigara con más fervor, era más que obvió que algún guardadito le tenía su griega, al punto de someterlo a su antojo de aquella manera en como ahora lo hacía.
-Me ofendes -le sonrío con sorna, acercándose con más descaro a las sillas frente al escritorio; descaro por que aparte del maduró ignorar al Bratvá, no los deseaba allí.
》Pero tranquilo, después que tú me soluciones mi caprichito, puedes ocuparte de lo que quieras, incluso divertirte haciendo desaparecer a los que más te conviene, sin importar que sean hijos -volvió a sonreír, al tiempo que Bastian no perdía ningún detalle.
Por que aquello pudo haberse tomado como un comentario mordaz más, ya que para nadie era un enigma que hombres como él, desaparecían a todos los que le estorbaran, ya que su tronó se debía a sucesión y si en dado caso un hijo era amenaza a su mandato actual, debía ser desaparecido, el problema sucumbia en que Maïa se veía muy segura de su comentario y el árabe muy nervioso ante aquello.
-Habla -agregó tajante, empuñando sus manos en una clara molestia ante la situación, acto que divertía a su mujer.
-Es sencillo -cruzó su pierna, dejando al descubierto una parte de piel muy provocativa a la vista, para el gusto de su esposo.
Lo cuál había sido otra situación intrigosa, a Maïa nadie que reclamó por su manera de vestir ante un país sumamente exigente en esa parte, pero bueno a esas alturas tal parecía que solo se sorprendería, al tiempo que permanecería en la incógnita.
》Tenemos una sorpresita para Italia -prosiguió sonriente, haciendo que el masculino por fin se fijase en su compañía, al que miró con desdén, pues también le era conocido; pero no netamente como el Bratvá, si no como uno de los dueños de la compañía más sádica en armamentos BOGLOV COMPANY.
Y la cuál por decisión de los dueños no le proveían a su país, pero si a su enemigo número uno, los Emiratos Árabes Unidos, siendo consciente de no solamente los daños actuales, si no de los colaterales que dejaban sus invenciones.
》Por lo que necesitamos que intervengas, no quiero que ningún país salga en su defensa, como tampoco que sus gobernantes hagan nada, los queremos en silenció a todos, sin excepción -finalizó observandolo, siendo intrigada por que su mirada se había posado firmemente en Bastian que no se inmutaba ante nada, ni nadie.
-Sabes que Italia es mi enemigo y no tengo control para intervenir, además de que en dos días se llevaran a cabo las elecciones presidenciales -le informó luego de unos minutos, en los que su mirada fría y ensombrecida había vuelto a Maïa.
-¡Oh vamos!... -agregó cansina, además de que no quería develar su más obscuro secreto con Bastian presente, aquél que usaba como comodín perfecto para presionarle -no hay nada más placentero que someter a tú enemigo, dentro de sus propias fiestas -se levantó, encaminandose un poco más hacía el escritorio en donde colocó una fotografía, que Bastian no sabía, llevaba con ella.
Y a la que tampoco alcanzó a distinguir, lo cierto era que a juzgar por el papel que aunque un poco envejecido, había notado, era una fotografía, un amargo recuerdo para el monarca que fijó su dura mirada en está.
》Se que pensarás en la mejor forma, así que... de ante mano gracias querido -se giró dándole una mirada a Bastian, que le había indicado el final de aquella extraña reunión.
De la que en silenció se levantó, siguiendo como buen obediente a su esposa que llevaba la delantera, meneando aquellas provocativas caderas, las cuáles lo mantenían además de excitado, encantado, como su atrayente personal de hipnosis.
-¿Que ha sido eso Maïa Bogdanova? -indagó, haciendo que luego de estar fuera de aquella lujosa oficina, está se girase con molestia por haberle llamado por su apellido de casada, al que tanto odiaba.
-No me llames Bogdanova -refunfuño con los dientes apretados, ante la contención pero la obvia molestia que ése simple hecho le causaba -y lo que allí acabas de ver -señaló la puerta de la oficina.
》Es el claro ejemplo de que no importa que tan poderoso seas, siempre tendrás puntos de quiebre, que si subestimas al más pequeño, esté se puede convertir en tú exterminio y que el más sagrado secreto, puede ser tú perdición -expresó mirándole a los ojos, con ira contenida, pero sabía Bastian que aquello ya no tenía secuelas en el nombramiento, que hacía un rato le había hecho.
Ahora tiraba a lo personal, sin referencia a Bastian, era lo que su mirada perdida que se sumergía en pensamientos, le indicaba y es que no importaba si aquella mirada estaba enlazada a Bastian, emocionalmente él no era su enlace.
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🎶¿Me extrañaron?💃
¡He vuelto de mis súper merecidas vacaciones y espero haber regresado para ustedes renovada!
Al punto que según lo que mis planes me permiten, nuestras actualizaciones serán los días.
Martes
Y
Viernes
Pero haciendo una sorpresita, hoy domingo les subo capitulito
Pd: Para los que se han comunicado conmigo por Facebook, les cuento que hacen unos días, la cuenta me pidió una actualización, que aún no hago y por ende no me permite, ingresar, pero en cuanto pueda, retomaremos.
No más, un abrazo.