The Game.

By alejasofia2003

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Porque todo comienza el 1 de abril. ¿Listo para romper las reglas? Puede llegar a tratar temas sensibles, se... More

Nota
Introducción
1. Estrellas.
3. Movidas de primaria
4. Jacob el aguacate.
5. Rojo.
6. Pitufina
7. Alarmas de emergencia.
8. Barajas.
9. Ego.
10. Hawaii
11. Hola, suegro.
12. Lealtad
"4 de Julio"
13. Chismes.
14. Confianza.
15. El mundo es un pañuelo.
16. Algo más
17. Lo dijo Jesús, hazle caso.
18. Reaccionar.
19. Las manos quietas.
20. ¿Lo llamaste a él?
21. Injusticias.
22. Flirteo
23. El Amor, no la guerra.
24. Pistas.
EXTRA "La Carta De Ethan"
25. Claridad.
26. Contacto.
27. Niñatos.
28. Hematoma
29. Es complicado.
30. Tres.

2. Resaca.

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By alejasofia2003

Me retuerzo en el calor de unas sábanas que no son las mías unos segundos y me incorporo. El mareo repentino es horroroso y me llevo la mano a la cabeza como si con eso pudiera calmar el malestar. Examino la habitación de Jake e intento averiguar la hora que es pero, como las gruesas cortinas están corridas, me es imposible. Voy hacia el borde de la cama y me siento. Llevo la ropa de anoche y seguro tengo el rostro hecho un desastre. No veo mi bolsa por ninguna parte, lo que me preocupa sobre todo porque ya perdí un par de zapatos anoche.

Anoche.

Los recuerdos no son tan claros como hubiesen sido estando sobria pero tengo todo intacto hasta después de salir del salón lleno de estrellas. Después del beso.

Tengo que hablar con Jake al respecto. No tengo idea de qué hice o. . . ¿Saben qué? Al demonio el cuento de "no se que pasó", por supuesto que se que lo besé, solo que no tengo idea de qué piensa o de qué podría haber significado. Sé que me gusta, lo sabía desde hace tiempo y, llámame ridícula o cliché o lo que quieras, pero estoy segura de que él no siente lo mismo. O al menos así era hasta anoche.

Decido salir del cuarto después de refrescarme la cara y al verme al espejo confirmo que soy un desastre.

Me quito la camisa que llevaba encima y me quedo solo con la camiseta de tirantes negra. Cambio mis shorts por un pantalón de chándal que saco de la cómoda y le doy un par de vueltas a la cinturilla para que no me arrastre. Dejo mi ropa sobre la cama y voy al baño para lavarme la cara con agua fría ignorando el palpitante dolor en la cabeza cada vez que me inclino.

Cuando finalmente salgo de la habitación, la luz del sol me molesta aún más que la de la lámpara del baño así que entrecierro los ojos mientras avanzo por el pasillo. El volumen de la televisión se hace más fuerte a medida que me acerco pero aún es soportable, cuando llego a la sala el olor del beicon me golpea con fuerza.

—Pero miren quién se despertó —dice Shawn con burla en los ojos desde la cocina mientras me siento en la barra.

—Shhh —digo en voz baja pero me río como puedo.

Te presento a Shawn Reese, el modelo americano en toda regla. Metro ochenta, piel dorada, una contextura atlética en perfecta medida, cabello rubio claro, ojos azules y una sonrisa de anuncio de pasta de dientes. Representa un tercio de los habitantes del pequeño apartamento.

—Buenos días —dice Jake apareciendo a mi lado con una sonrisa ladina.

—Buenos días —contesto con cautela, examino su expresión y me relajo cuando veo al mismo Jake de siempre.

¿Haremos como que no pasó nada entre ambos? A mí me parece perfecto, mientras eso me ahorre la vergüenza y la incomodidad de hablarlo. Shawn pone frente a mi dos píldoras y un vaso con agua.

—Creo que te van a hacer falta —dice con un guiño y se lo agradezco en silencio cuando el agua me refresca la garganta y resulta un alivio tremendo.

En ese momento se escucha un portazo y a continuación vemos aparecer a una chica por el pasillo con las mejillas algo enrojecidas y una leve sonrisa satisfecha en los labios, labios que se estampan brevemente con los de mi amigo Ethan, que camina tras ella a través de la sala. Murmura un "buenos días" cuando repara en nuestra presencia justo antes de que desaparezca por la puerta principal. Se hace un breve silencio en la sala hasta que la puerta se cierra y los tres miramos a Ethan que ahora está recostado en la pared del pasillo con una sonrisita en los labios y el cabello alborotado. Lo miro enarcando una ceja.

—¿Noche entretenida, Ethan? —ríe ante mi comentario.

—Definitivamente.

—¿No que Cristina no regresaría? —pregunta Shawn burlón.

—Parece que cambio de opinión, y si ella quiere divertirse, yo no soy quién para llevarle le contraria —se encoje de hombros, sentándose en uno de los taburetes junto a mí.

—Voy a reírme mucho en tu cara cuando te enamores de una de esas chicas y ella no te de ni la hora —digo tan alto como la migraña me deja haciéndolo rodar los ojos.

—No creo que eso pase —contesta seguro y ahora soy yo quien pone los ojos en blanco.

Sí, cómo no.

Contrario a Shawn, Ethan Cloud es un moreno de ojos grises, cabello rizado, cuerpazo de deportista y un playboy en toda regla la mayor parte del tiempo. A veces se lo cree demasiado y puede ser medio idiota pero que la envoltura (eso, y el hecho de que tiene una vida sexual algo... activa, aunque no puedo culparlo en lo absoluto porque yo también tuve mi etapa rompecorazones durante el primer año de universidad), no te engañe. Es un chico genial y es uno de los mejores amigos de Jake.

—¿Qué hay de comer, mamá?—pregunta y dos segundos después un trozo de tocino se estampa contra su cara. Ahora tiene grasa en la frente y Shawn lo mira con sorna. —Mmm, delicioso —dice sarcástico, pero toma el trozo de tocino de la barra y se lo come de todas formas.

Yo me río pero al final se me escapa una mueca de dolor.

—¿Te duele mucho? —pregunta ahora Jake con gesto intranquilo. Niego con suavidad.

—No tanto, no te preocupes. Es mi culpa por beber cuando se que no tengo porqué.

—Tápenle los oídos —dice Shawn y los chicos me colocan ambas manos en las orejas con suavidad.

—¿Qué se supone... —escucho el sonido amortiguado de la licuadora y entiendo—Ah.

La licuadora se detiene. Los chicos me quitan las manos de la cabeza y Shawn me pone en frente un vaso lleno hasta la mitad de un brebaje de color claro, espeso a mas no poder.

—¿Qué es eso?

—Es mi antídoto anti-resaca. Termínalo, date un baño, y dentro de un rato estarás como nueva —me guiña un ojo y se da la vuelta para irse a lo suyo en el sartén.

—De acuerdo —bebo el espeso líquido lo más rápido que puedo y hago otra mueca cuando termino. Miro a Jake— ¿Puedes llevarme a casa?

—Seguro —asiente y yo me bajo para ir a buscar mis cosas a su habitación.

—Espera. Quédate para desayunar —me vuelvo sobre mi misma y Shawn me mira haciendo un puchero— Hay beicon. Y tortitas. Y chocolate.

—Okey —me río y voy a la habitación. Tomo mi ropa y mi celular y cuando estoy a punto de salir Jake aparece en el umbral de la puerta.

—¿Crees que podemos hablar? —pregunta mientras cierra la puerta y yo quiero que la tierra me trague y me escupa en Tailandia. Contrario a eso muestro una expresión tranquila.—Respecto a lo de anoche...

—No creo que tengamos nada de qué hablar, Jake. Ambos habíamos estado bebiendo y solo pasó. Ya está olvidado. —digo con una risa nerviosa, intentando cerrar el tema lo antes posible.

Sacude la cabeza y me mira.

—No, yo... Tenía la cabeza clara, kate.

¿Qué dijo?

—Tomé un par de tragos al principio pero eso fue todo; debía traerte bien a casa. Te llevé a esa habitación porque no quería que siguieras bebiendo y te juro que mi intención no era besarte, o al menos no al principio. Empecé a tocar y te quedaste mirándome y... Solo me dejé llevar, lo siento. No quiero arruinar esto porque eres muy importante, no quiero echar lo nuestro a perder. En serio que...

—De acuerdo Jake, para —me río y él me imita mientras la tensión que llevaba en los hombros que libera al ver que todo está bien —Yo... no tenía que haber seguido el hilo en primer lugar. Te quiero y también eres un amigo increíble; eres mi mejor amigo, por Dios. Vamos a hacer como que esto no pasó y comamos las tortitas que mamá gallina Shawn está preparando porque me muero de hambre.

—De acuerdo —Sonríe y yo le devuelvo el gesto mientras me doy la vuelta para salir de la habitación—. Algo más antes de que olvidemos esto.

—¿Si? —Giro el rostro y veo que sonríe de la manera que me deja sin respirar.

—Tus labios se sienten aún mejor de lo que recordaba.

Ay Dios. Ay Dios. Ay Dios.

Vuelvo el rostro sin decir palabra y escucho su risa detrás de mí mientras camino a la sala.

—¿Saben donde esta mi bolsa? —Ethan me señala el sofá— Gracias.

Reviso dentro y es un alivio descubrir que todo sigue aquí. Meto el resto de mis cosas dentro y la vuelvo a cerrar para luego sentarme en la barra junto a Shawn que está devorando una pila de tocino.

—¿Eres consciente de que esa grasa podría terminar tapándote la arterias y además podría afectar tu rendimiento en el hielo, no? —baja el trozo que estaba a punto de meterse en la boca y me mira.

—¿Quién eres, Katie? ¿Mi madre? ¿El coach?

—Lo siento —levanto las manos en son de paz y tomo una de las tortitas de la bandeja frente a mi para ponerla sobre mi plato y empezar a comer.

Miro a mi izquierda hacia donde están Ethan y Jake en el sofá. Este último gira con rapidez la cabeza y me percato de que estaba mirándome. Me río para mis adentros y ataco la tortita en mi plato.

¿A eso jugamos ahora?

"Tus labios se sienten aún mejor de lo que recordaba"

Genial.

¿Mencioné que Jake y yo salimos hace un par de años pero no funcionó? ¿No lo hice? Lo siento, pequeños detalles que se olvidan.

Para resumir: típica historia del primer amor adolescente. Teníamos dieciséis, y quizá por la hormonas, nos confundimos sobre lo que sentíamos el uno por el otro. Fue algo incómodo por un tiempo -sobretodo después de la primera vez mas catastrófica de la vida- hasta que aceptamos que eso no éramos nosotros. Terminamos, quizá hubo una lágrima o dos pero lo superamos y seguimos con nuestra amistad más fuerte que nunca.

Aunque supongo, que hay cosas que nunca cambian.

Jake Campbell, eres un tonto.

Intento encender mi celular y afortunadamente aún vive con un 15% de batería. Tengo cuatro llamadas perdidas (tres de Jessica, una de papá), todas de hace solo un par de horas y varios mensajes de un número desconocido. Reviso la hora; 1:30am. Abro la bandeja y los leo.

«Un placer haberte conocido»

Un pedazo de tortita se desvía dramáticamente hacia mi tráquea y me atraganto. Shawn me da golpecitos en la espalda y me ofrece el vaso con agua que estaba frente a él. Tomo un sorbo que ayuda y rápidamente me calmo. Cuando el susto pasa y ve que me río y estoy bien, sigue comiendo su bomba calórica. Yo regreso al teléfono.

Un momento. ¿Son de quien creo que son?

«Por favor, te suplico, no le pases mi número a nadie, si?, eso sería catastrófico»

«Y si te preguntas cómo conseguí tu número, pues solo puedo decir que un mago nunca revela sus secretos...»

«(Quizá tomé el teléfono de Jake mientras él estaba en el baño y busqué tu número antes de que volviera. QUIZÁ, YA DIJE )»

Sip, son de él.

Escribo una respuesta rápidamente.

- Debería bloquearte.

- Las tendencias stalker ahuyentan a las personas, ¿lo sabías no?.

- Aunque bueno, tratándose de ti incluso podría hacer una demanda, estoy segura de que algo de provecho puedo sacar de esto ;)

Su respuesta llega unos minutos después.

«Estoy loco, pero no es taaaan serio. Le pedi tu número a Jake, fue completamente legal y cero invasivo de la privacidad, te lo juro.»

-Ya lo veremos, O'brien. -_-

Apago el teléfono y lo dejo a mi lado mientras me meto otro pedazo de tortita a la boca. No vuelven a entrar más notificaciones. Termino de comer con el ruido de las conversaciones de los chicos de fondo y me bajo del taburete para enjuagar el plato y ponerlo en el lavavajillas. Regreso a la sala, me aclaro la garganta y los chicos me miran.

—Estoy lista —Jake asiente y se pone de pie. Toma las llaves de su auto y va directo a abrir la puerta. —Nos vemos, chicos.

—Adiós, Kate —dicen los otros dos a coro y yo ruedo lo ojos. Si, los RUEDO, no los pongo en blanco. Es diferente.

Salgo de la habitación detrás de Jake y cierro la puerta detrás de mi. Me mira y me sonríe, yo le devuelvo el gesto. A mi corazón le da algo cuando me sonríe así, pero eso no tiene porqué saberlo.

Ay matilda sea

Esto no puede estar pasándome otra vez, o por lo menos no con Jake. A veces creo que mi vida entera es la muestra de que Dios tiene sentido del humor.

Ayúdame, ¿no?

Y automáticamente me arrepiento de pensar lo que pensé porque me tropiezo entrando al ascensor y me estampo contra Jake, haciéndolo casi caer conmigo. Quedamos pegados el uno al otro, sus brazos rodeándo mi cintura, intentado recomponer su equilibrio.

Me mira a los ojos con la diversión brillando en los suyos y trago saliva.

Ja, y yo que pensé que no podía empeorar las cosas en lo que a este tipo y mis emociones se refiere...

¿Sabes qué? Mejor me callo.

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