Caminaba por las calles del infierno, pensando en los días que estaban próximos, 31 de octubre y los dos primeros días de noviembre.
¿Y por qué esos tres días? Son los días establecidos para poder infringir las dos reglas más importantes en el mundo celestial e infernal...
1.- Está estrictamente prohibido descender al mundo humano sin permiso de las autoridades celestiales.
2.- Cualquier ángel que se comunique o entable algún tipo de relación con un demonio u viceversa, será desterrado.
Vaya reglas. Durante estos tres días, tanto ángeles como demonios tenemos permitido descender, ya que en estos días las almas de los difuntos se encuentran vagando por las calles, y nos toca juzgar sus acciones de la vida pasada para decidir si irán al cielo, o al infierno.
Es obligatorio el descender, pero no el juzgar a alguien. Desde hace diez años, yo sólo desciendo a observar el mundo humano. Los demonios aquí son entrenados desde su llegada al infierno para no tener compasión, pero yo no. Yo pasé desapercibido, y casi nadie sabe la verdadera historia acerca de mí.
Casi nadie. La sabe sólo Alice, mi hermana, y las autoridades celestiales.
Sí, soy un demonio, pero antes fui un ángel.
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Es 30 de octubre.
Me levanté y revisé la correspondencia.
"Se les informa a todos los demonios que el día de mañana, la hora de descenso será a las 7:30 pm.
Se hará pase de lista."
Arrugué el papel y me encargué de revisar mis alas. Las alas de los demás demonios son negras. Las mías son grises. Los ojos de los otros demonios son negros. Los míos son azules.
Pero nadie lo ha notado, más que Alice.
Soy un chico de pocos amigos, y sólo me he enamorado una vez, lo recuerdo bien...
"-Así que... ¿crees que merece ir al cielo? - preguntó, dudando mi decisión - Yo no creo que...
-Pues yo sí. No creo que enamorarse cuente como delito infernal, ¿o sí lo es?
-Es que no sólo se enamoró. Se casó, y se divorció después. Divorciarse es un delito celestial, por lo cual no puede estar ahí.
-¿Ya revisaste bien su pasado? Fue la mujer quien lo dejó por otro, en todo caso, quien merece ir al infierno es ella y no él. Él si estaba enamorado.
-Quizá tengas razón. Lo comentaré con mis autoridades.
-¿Cuál es tu nombre?
-Mi nombre es Bellini. El ángel más inteligente de todos -sonrió - Nunca antes alguien había contradicho mis decisiones como tú. Eres astuto, pero no lo suficiente."
Tallé mis ojos con tal de no recordarla. Era hermosa. Y a pesar de que su color de cabello no era rubio como los demás ángeles, sino café oscuro, era fantástica. Era diferente, sus ojos no eran azules, más bien marrones, y su sonrisa... Ah, su sonrisa...
-¡Tadeo!
Di un brinco y volteé rápidamente al balcón de mi recámara.
-¡Alice!
-Sí, todo parece indicar que estabas pensando en ella. ¿Piensas contarme de una vez por todas? ¿O te volverás a hacer el pato?
-¿Piensas juzgar a alguien?- así es, había optado por su segunda opción.
-Ay, pues claro. A eso descendemos, ¿o no?- me dijo, jugando con su cabello de una forma odiosa - Tú no piensas hacerlo, ¿verdad?
«Lo haría mil veces más si pudiera conocerla de nuevo», pensé.
-No lo creo.
-Te entiendo. Pero tienes que madurar a la de ya. En fin, saldré con un chico. Creí que sería bueno avisarte. Creo que no tengo más para decir, así que nos vemos mañana, tontuelo.
Alice es increíble. Es una chica hermosa. Me alegro de que sea mi hermana, aunque no lo parezca. Su cabello es dorado y el mío, es oscuro. Sus ojos son azules claro, y los míos son azul rey. Su tono de piel es más clara. Y sólo es un medio siglo mayor que yo.
Sí, soy su hermanito pequeño, según ella.
Mis padres... No recuerdo mucho de ellos. Los desterraron cuando yo era muy pequeño. Al parecer, o de acuerdo a lo que he investigado, mi madre era un demonio y mi padre un ángel. Ellos también se enamoraron al descender a la tierra, y yo estuve muy cerca de repetir su historia. En su expediente, en la causa de su destierro decía que hacían visitas a escondidas de las autoridades para encontrarse. Al descubrirlos, fueron juzgados durante 18 años, para después, desterrarlos.
Mi padre había tenido una novia antes, y como producto de esa relación, nació Alice. Ella es hija de dos ángeles. Y entonces, fue después que nuestro padre conoció a mi madre. Se puede decir que soy mitad ángel y mitad demonio. No lo sé. Alice tampoco lo sabe. Ella no se imagina que nuestro padre tuvo una novia antes de mi madre, lo que nos hace medios hermanos, pero no menos hermanos.
En el archivo del expediente de mamá, había demasiadas fotos de ella. Al verlas, pensé que quizá las autoridades no notarían que faltarían algunas, así que tengo unas guardadas en mi habitación. Mi madre era preciosa, al verla, supe porque mi padre se enamoró de ella. Sus ojos eran negros, pero si les daba la luz del Sol, lucían azul rey, como los míos. Sus cabellos eran entre un color rojizo y anaranjado. Tenía una sonrisa encantadora, y sus alas eran completamente hermosas. Además de ser un demonio, claro, porque ¿quién dijo que los demonios no pueden ser guapos? Y mi madre es una muestra de ello. Pero ella no era guapa. Ni bonita. Son adjetivos demasiado pequeños e insignificantes para poder definir esa belleza infernal. Me siento afortunado, de haber tenido una madre como ella.
De mi padre también hay cosas que decir. Tengo ciertos rasgos de él, era alto, musculoso, su cabello era rubio y sus ojos eran de un color azul espectacular. No lo había visto nunca antes. Según su expediente, él era un ángel guardián, pero no cualquiera, sino uno de los más poderosos.
Por lo menos yo sabía mi pasado. Ni siquiera Alice, la persona en quien más confiaba.
He oído hablar acerca de que un demonio realmente enamorado, puede llegar a ser muy peligroso.
Pero dos demonios enamorados... Uff, no quiero ni imaginarlo.