Dedicado a l9uislongh y su muy discreta indirecta ;)
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Los gemelos entraron por las puertas del comedor, con su postura y su andar siempre intimidante. A su andar iban dejando atrás todas las miradas de las personas, y con su cabeza en alto les demostraban que no les importaba.
Ambos iban sin preocupaciones, como cualquier otro día, pero hoy era la excepción. Su andar tranquilo, junto con su día, se vieron interrumpidos por un olor algo peculiar, pues no era como los que a lo largo de su vida habían captado. Este en vez de ser como cualquiera del montón que solo aparecía y se esfumaba, permanecía como si, de alguna manera, se hubiese quedado adherido a su nariz. Los gemelos detuvieron sus pasos a mitad de su recorrido para mirarse a los ojos y comprobar que no hubiese sido solo algo de uno. Con sus ágiles ojos recorrieron todo el comedor mientras daban profundas respiraciones, intentando saber de donde nacía el olor, para saber quién era la persona responsable de su, ahora, insaciable necesidad por el aroma.
Hasta que, entre intentó, descubrieron que la esencia provenía del fondo. Al acercarse divisaron una mesa donde dos chicos estaban, y uno de ellos tenía su mirada clavada en ellos, pero en su mirar se notaba un brillo particular y una sorpresa indescriptible.
Sin siquiera pensarlo los hermanos se acercaron a la mesa, y entre más lo hacían, más sus sentidos comenzaban a desesperar. Al ya estar enfrente de la mesa y de los dos chicos, el que no paraba de observarles se encogía más es su asiento, pero el brillo y su mirada no se perdía.
Uno de los hermanos tomó al chico de la parte posterior del cuello de la camiseta, para después llevarlo casi a rastras fuera del comedor, donde todos miraron la escena de principio a fin sin pronunciar una sola palabra, y también donde el castaño antes frente al chico, ahora raptado, se quedaba atónito de los hechos ocurridos frente a él.
Sin dudas, un día particular.