Cuando fuiste mía (LA GLIMERA...

By RebeccaGardan

374K 47.6K 13.8K

Grace es una híbrida, una sangre manchada en un submundo sobrenatural lleno de mitología, magia, clanes y vio... More

Advertencia
Glosario de términos
Capítulo 1 | Híbrida
Capítulo 2 | Halloween
Capítulo 3 | Blackwood
Capítulo 4 | Alta alcurnia
Capítulo 5 | Distracciones
Capítulo 6 | La intrusa
Capítulo 7 | La huida
Capítulo 8 | Humillación
Capítulo 9 | Perspicacia
Capítulo 10 | Maldita sea
Capítulo 11 | Asunto personal
Capítulo 12 | Ella
Capítulo 13 | Callum Waldorf
Capítulo 14 | El Hysteria
Capítulo 15 | Tormenta
Capítulo 16 | Espectáculo
Capítulo 17 | El castigo
Capítulo 18 | Renuncia
Capítulo 19 | Alexia
Capítulo 20 | Cuando seas mía
Capítulo 21 | Primer amor
Capítulo 22 | Desencadenantes
Capítulo 23 | Cuando fuiste mía
Capítulo 24 | Las Elegidas
Capítulo 25 | Nuestro trato
Capítulo 26 | Tienes tres días
Capítulo 27 | No es tuya
Capítulo 28 | Castígame a mí
Capítulo 29 | No soy tu Nalla
Capítulo 30 | La Resistencia
Capítulo 31 | Eres una Blackwood
Capítulo 32 | Son solo recuerdos
Capítulo 33 | Es mi hermana
Capítulo 34 | Perdóname
Capítulo 35 | Cuando fuiste mío
Capítulo 36 | Condiciones
Capítulo 37 | Volver a ella
Capítulo 38 | Son mis hijos
Capítulo 39 | Almas afines
Capítulo 40 | No te cases
Capítulo 41 | Nuestra Grace
Capítulo 42 | La Elegida
Capítulo 43 | Mi destino
Capítulo 44 | Mentira
Capítulo 45 | Lirios
Capítulo 46 | Recompensa
Capítulo 47 | Miedos
Capítulo 48 | Redención
Capítulo 49 | Hogar
Capítulo 50 | La Glimera
Capítulo 51 | Nuestro final
Capítulo 52 | Nuestro principio
Agradecimientos
EXTRA | Puesta de largo
LIBRO #2 - Nunca fuiste mío

EPÍLOGO

5.9K 738 162
By RebeccaGardan

SEIS MESES DESPUÉS

Grace Andrews observaba la fachada del edificio con absoluta fascinación. El colegio de estilo neoclásico, reconstruido a las afueras de Chicago, daba por primera vez la bienvenida a decenas de niños híbridos y huérfanos. Hasta ella llegaban sus risas, inocentes y emocionados por las expectativas de salir de sus orfanatos y vivir nuevas aventuras.

Y sus ojos azules se llenaban de emoción, porque lo había conseguido.

No había sido una tarea fácil, pero aquella era la única compensación que había pedido por sus diecisiete años de vida perdidos y la tragedia que golpeó a su familia. La posición de su madre en el Consejo y el apoyo por parte de todos los monarcas, habían facilitado su proyecto.

Sin embargo, la mitad de aquel mundo aristócrata todavía seguía viendo ese colegio como un punto de encuentro de seres desviados, antinaturales, mestizos y desventajados.

Y ella era y seguiría siendo, para ojos de muchos, una intrusa en ese palacio.

Nadie se atrevía a verbalizarlo, porque contaba con el apoyo incondicional de la familia Blackwood. No solo por ser la Nalla de Connor, sino porque realmente la querían y la respetaban. Su Naalum, además, la había presentado en sociedad como su pareja de vida, su Cáriad, sin permitir ni un solo comentario.

Junto a él había aprendido a permanecer siempre con la cabeza alta, a dejar atrás las inseguridades inherentes a su niñez.

Ahora, Grace quería que todos esos niños también aprendiesen a vivir así, sin sentirse inferiores, sin temer a nada ni a nadie.

Escondió una suave sonrisa y alzó la mirada para poder observarle. Connor la abrazaba por los hombros, a su lado, compartiendo ese momento vital para ella. Cuando la percibió, la miró con unos ojos rebosantes de amor y de orgullo.

—Mi gunnur —susurró junto a su oído—. Esto es todo obra tuya.

Los ojos de Grace se llenaron de lágrimas y negó, consciente de que jamás hubiese podido hacerlo, no sin él ni sus padres y su hermano, que también permanecían a su lado.

—Se te ha olvidado lo más importante, cariño.

Grace miró a sus padres y su sonrisa se ensanchó. Ambos permanecían juntos, con las manos entrelazadas, como siempre habían estado desde que la encontraron. Aún vivía con ellos y lo seguiría haciendo, al menos durante algunos años. Aunque no podían recuperar todo el tiempo perdido, no quería perder los nuevos recuerdos.

—¿Qué se me ha olvidado, papá?

—El nombre de la fundación —Noah se apoyó en su coche oficial del FBI, con un gesto obvio y divertido—. Llevas semanas dándole vueltas y el colegio ha abierto antes de tener un nombre. No podías ser perfecta.

—Soy perfecta —Grace le miró y sonrió, bromista—. Soy tan perfecta que por eso papá y mamá tardaron tanto en darte una hermana, tuvieron que pensarme muy bien.

Todos se rieron y Grace se acercó a su madre. Cassidy había sido su principal apoyo, su gran pilar, porque conocía tan bien como ella las dificultades que tenían niños sin recursos. Ahora, habían logrado darles una educación. El siguiente paso sería convertir aquel colegio en un internado, un hogar real para ellos, lejos de la frialdad del resto de instituciones. De todo ello se encargarían sus padres y cuando terminase sus estudios, Grace también se uniría a esa misión.

—Todo va a ir bien, mamá —le aseguró, cogiendo su mano con cariño entre las suyas—. Además, ya tengo un nombre.

—¿Ah sí?

Nunca había tenido que pensarlo, porque siempre lo había tenido claro. Solo quería esperar hasta ese momento, hasta ver cumplido aquel sueño y tenerles allí, junto a ella.

—Se llamará Fundación Andrews —dijo, con gran orgullo—. Nuestro apellido y el emblema de nuestra familia será lo que pongan en la fachada de este colegio.

Observó los ojos de sus padres nublarse, sus rostros teñirse de aún más emoción. Fue ella quien se acercó y se abrazó a ellos con cariño. Ya no existía ninguna barrera, ningún quiebre en la unión que tenía con su familia.

—¿Estás segura? —Jordan habló con la voz rasgada, sorprendido y emocionado, porque aquel apellido, el suyo, era mundano, muy lejano a La Glimera—. ¿Lo permitirían?

—Lo harán —fue Connor quien contestó esta vez, con una suave sonrisa, intercambiando una mirada con Grace—. Me he encargado de ello y de algo más.

—¿Qué algo más? —Grace frunció el ceño.

—Eres demasiado curiosa, señorita Andrews —Connor sonrió, alegre, justo cuando divisó el coche llegar entre el gentío—. Vamos a lograr que este colegio sea de mucho más renombre, que aquí no haya división de clases.

—¿Qué has hecho, Blackwood? —Noah se giró hacia él, tan perdido como Grace.

Connor señaló con la cabeza el Land Rover negro que acababa de aparcar en un extremo del edificio. Un chófer, miembro de seguridad, abrió la puerta de atrás y dos niñas revoltosas, de cabello castaño y ojos vivaces, salieron disparadas hacia la calle antes de que su madre lograse agarrarlas.

—¿Cómo has conseguido esto? —preguntó Noah, en voz baja, mirándole con increíble sorpresa.

—Es una larga historia que seguro que a Nicole hoy no le apetece contar —respondió, con una leve sonrisa.

Madeline y Lillian corrieron hacia él divertidas y desordenadas, al grito de "tío, tío, tío". Connor se agachó y las abrazó en cuanto se chocaron con sus brazos, llenándolas de besos y cosquillas.

—Me ha dicho un pajarito que hoy estáis muy nerviosas.

—Mamá dice que vamos a hacer nuevos amigos, que hay clases de pintura y de magia, y... —empezó Madeline, cogiendo aire.

Grace se emocionó enormemente, al comprender lo que Nicole iba a hacer. Estaba anteponiendo la mezcla entre razas y clases sociales, a la educación elitista que esas niñas podrían recibir en otra escuela. No porque allí la educación fuese a ser de mala calidad, pero era evidente que no contaban con tantos recursos.

—Maddie, Lilly, vais a ahogarle —dijo Nicole cuando llegó a su altura. Sonrió a todos y se inclinó hacia ella, dándole un cariñoso abrazo—. Enhorabuena, Grace, debéis sentiros muy orgullosos.

—Gracias, Nicole —respondió, nerviosa.

—Buenos días Cassidy, Jordan —saludó con una dulce sonrisa, encontrando finalmente los ojos de Noah—. Noah.

En ese instante, Grace no pudo evitar fijarse en su hermano, que mantenía una expresión indescifrable, profunda, mientras miraba a las niñas y después a Nicole.

—¿Estás segura de...? —preguntó Noah, con cierta preocupación.

—Por supuesto —dijo Nicole, sin dar más espacio a discusión. Bajó la mirada a sus hijas y acarició sus trenzas—. ¿Estamos seguras de que queremos venir a este cole, chicas?

—¡SI! —gritaron al unísono.

—¿Habéis saludado a los demás o solo a Connor? —preguntó ahora, divertida al pillarlas en falta.

Las niñas sonrieron y Lillian se lanzó a los brazos de todos, extrovertida y traviesa. Madeline, sin embargo, se mordió una uña con timidez, pegada a su madre, a Connor o a Grace, porque ya la conocía.

Noah atisbó sus nervios, la sensibilidad marcada en los ojos verdes de la niña. Era idéntica a su madre. Y escondió una pequeña sonrisa, agachándose a su altura, lejos de la nueva conversación que empezaba a formarse.

—¿Estás muy nerviosa, pequeña?

—No... —Madeline negó con la cabeza y se mordió el carrillo—. Un poco.

—Tengo un amuleto de la suerte para ocasiones como esta, ¿sabías?

—Ah, ¿sí? —Maddie frunció el ceño—. ¿Es magia?

—Es un poco de magia —Noah sacó de su bolsillo dos gemas rosadas—. Te dan mucho valor y te ayudan a hacer nuevos amigos.

—¿Cómo lo sabes? —Madeline se acercó para mirarlas.

—A mi también me cuesta, así que son mi amuleto. Me las regaló una pequeña bruja como tú —Noah sonrió, observando a Lillian jugar con los pliegues del vestido primaveral de Grace.

—¿Mami? —Madeline alzó la mirada, buscando a su madre—. ¿Podemos cogerlas?

Nicole los había escuchado, en silencio. Apenas dibujó una leve sonrisa y asintió, acariciándole el pelo a su hija.

—Claro, cariño, te darán suerte —dijo con suavidad, enfrentando después la mirada azul de Noah—. Gracias.

Él asintió y desvió su mirada, entregándole las dos gemas a la niña. Madeline las observó en su mano un instante y como si aquel placebo ya hubiese hecho efecto, se inclinó hacia él y le dio un rápido beso en la mejilla.

—Gracias, Noah.

Apenas dos minutos después, Nicole lograba serenar a sus hijas y desfilaba con ellas hacia las puertas principales del colegio. Las pequeñas saltaban emocionadas, saludando a los niños que iban encontrando a su paso. Su madre, sin embargo, hacia grandes esfuerzos por no mirar atrás.

—Papá y yo también vamos dentro —Cassidy se inclinó sobre Grace, dándole un cálido abrazo—. Tú vete ya a clase, estás llegando tarde.

Grace chasqueó la lengua y rodó los ojos, ir al instituto era lo que menos le gustaba de su nueva rutina diaria.

—Tienen razón —dijo Noah, con una extraña expresión cuando sus padres se fueron—. Vamos, no pierdas más clase.

—Me encargaré de que entre en el edificio —le aseguró Connor con diversión—. No sería la primera vez que tengo que arrastrarla.

—¡Connor! —Grace abrió los ojos, llamándole la atención.

—Te espero en el coche —Connor la acalló con un beso—. Noah, nos vemos pronto.

Grace observó el cuerpo alto y atlético de Connor alejarse hasta el aparcamiento. El pulso se le aceleró ante la idea de estar a solas con él, en ese coche, antes de entrar en clase.

—No te arrepientes, ¿verdad? —la voz de Noah la sacó de su ensimismamiento.

—Nunca podría hacerlo —Grace le miró, con una sonrisa cargada de emoción—. Gracias, Noah.

—¿Gracias por qué? —se cruzó de brazos, apoyado en el coche—. Te dije que cogería la mañana para estar aquí hoy.

—No me refiero a eso —Grace rodó los ojos—. Aunque sigo pensando que deberías cambiar de trabajo y aceptar...

—No empieces tu también —bufó su hermano, alzando una ceja.

—Está bien —Grace jugó con sus manos y observó después su rostro—. Nunca te lo he dicho, pero creo que es hora de hacerlo.

—¿Decirme el qué? —Noah la miró, confuso.

—Gracias por todo lo que has hecho siempre por mí, incluso cuando no me conocías —dijo con suavidad y una emocionada sonrisa—. Me siento muy orgullosa de tener un hermano como tú.

Observó los ojos de Noah llenarse de lágrimas en tan solo un instante, afectado por escuchar esas palabras proceder de ella. A Grace se le encogió el alma y apretó su mano con cariño.

—Sé que te culpas por no haberme encontrado antes.

—Grace... —las palabras se le agolparon en la garganta, formando un nudo que en ese instante se vio incapaz de deshacer.

—No quiero que vuelvas a hacerlo, por favor —le suplicó, con una trémula sonrisa—. Me encontrasteis cuando el destino quiso que así fuera. Quizá gracias a eso, ahora cambie la situación para muchos niños.

Noah cogió aire, sin poder evitar que dos gruesas lágrimas se escaparan de sus ojos, despacio, exteriorizando todo el dolor que le había acompañado durante tantos años y el alivio de esa nueva vida.

—Ahora estoy aquí, no me voy a ir a ninguna parte.

—Lo sé —Noah se acercó a ella y la atrajo por los hombros, abrazándola. Cerró los ojos, reteniendo la emoción mientras besaba su pelo—. Y siempre me vas a tener contigo.

Esta vez, fue Grace quién cerró los ojos. La barbilla le tembló mientras le devolvía el abrazo y le daba de nuevo gracias a la vida por tenerles a ellos como familia.

—Pero es hora de que hagas tu vida.

—No es tan sencillo.

—Sí que lo es, tú me enseñaste que debía ser valiente por mi Cáriad —Grace le rebatió—. Has paralizado tus últimos diecisiete años de vida por mí—se apartó, quedando frente a él—. Prométeme que vas a rehacer tu vida.

—Grace —Noah escondió una leve sonrisa—. Tu novio te espera.

—Prométemelo, Noah —le suplicó, sin soltarle—. Si no lo haces por ti, hazlo por mí.

—Grace...

—¡Noah! —Grace clavó la mirada en sus ojos—. No quiero que sigas teniendo esta vida, que sigas estando tan solo, que mi secuestro te marque tanto. Por favor, hazlo por mí.

Noah suspiró y se inclinó hacia ella, dándole un último abrazo. Era consciente de que Grace tenía razón. Tanto ella como todo el mundo tenían razón, incluida Nicole. Él debía rehacer su vida. Quizá si lo intentaba, si realmente ponía de su parte, podría encontrar a alguien y tener una familia propia.

—Está bien, te lo prometo. Lo hare por ti —besó su frente y la apartó de él, tratando de sonreírle—. Ahora vete con Connor, antes de que me arrepienta y sea yo quien te lleve al instituto.

Grace escondió una sonrisa, tranquila, porque sabía que su hermano cumpliría con aquella promesa, o al menos lo intentaría. Y siempre estaría allí para ayudarle, como Connor, sus padres y él mismo siempre habían estado para ella, sin siquiera saberlo.

En eso consistía el amor.

Continuará...

Continue Reading

You'll Also Like

12.3K 336 6
Los hermanos Tomlinson son los típicos gemelos pero ¿acaso Louis llegara a hacer locuras por su pequeña hermana? Louis apartara a todo los chicos que...
582 93 14
Elizabeth se ve obligada a robar un anillo en la casa de un peligroso mafioso durante su gran fiesta anual, donde asiste toda la élite criminal sin d...
10.8K 873 105
Esta es la larga historia de Melina y Michael, quienes descubrieron a lo largo de sus vidas que el amor va más allá del simple hecho de amar, ellos d...
60.5K 3.4K 22
Las rivales/bullys de la chicas que poco a poco se empiezan acercar a Hiroki haciendo que este sea su rayo de luz