Archie Andrews
Han pasado meses desde la última vez que me hice daño, solo quedan cicatrices que me recuerdan que yo me hacía daño. Sin embargo, estamos a más de mitad de año y, la ansiedad y el deseo de hacerme daño se apodera poco a poco de mí. He estado tanto tiempo haciendo daño, que de una o otra forma me acostumbré a vivir con el dolor físico, es parte mí. Y aunque no lo admitiría una parte mi le gusta el dolor.
La campanilla de pop's sonó anunciando el ingreso de personas. Levanté la cabeza y encontré a veronica junto al idiota de chad.
—Archie atiende, por favor. —Ordenó y pidió pop.
Asentí.
No tengo escapatoria, es mi trabajo y solo por sentir enojo al ver a ronnie con alguien tan desagradable como lo es chad, simplemente no podía cerrar todo.
Como me gustaría hacerlo.
Solté un suspiro de resignación, agarre la pequeña libreta junto a una pluma y caminé hacía ellos.
—Bienvenidos a Pop's Chock'lit Shoppe. —la expresión de mi rostro es de todo menos agradable—. ¿Cuál es su orden?.
—...mmmm... para mí una hamburguesa con doble queso, sin pepinillos, doble carne, el pan debe estar tibio, y sin tomates. —Apunté lo que me dijo chad—. No, mejor si le echas tomate. —Uno de mis defectos es la poca paciencia que tengo y chad esta por acabarla—. Una malteada de vainilla, mejor no, mejor me traes una coca cola, no mejor....
—Por sino te has dado cuenta tengo más mesas que atender, así que deja de lado tu estúpida indecisión y dime que mierda vas pedir. —Pedí irritado.
—¡Archie!. —Exclamó ronnie, sorprendida, supongo porque jamás me había visto exaltado.
—¿Qué?. Solo verlo me irrita y escuchar como no decide lo que va comer me irrita más. —Expliqué.
—¿Cuál es tu problema conmigo?.
—Que respires. —Dije, como si fuera la cosa más obvia del mundo.
—No te he hecho absolutamente nada, y los golpes en los entrenamientos son parte de los entrenamientos.
Si claro, como si dejar mi nariz ensangrentada es parte del entrenamiento.
—¿Qué vas a pedir?. —Pregunté, cambiando de tema por completo.
—Ya vez que es tan fácil ser amable con la gente que te da de comer. —Eso fue muy estúpido.
—¿Qué has dicho?. —Era su oportunidad para ser más respetuoso.
Ronnie se levantó de su asiento con enojo y dijo: —Yo no pienso aguantar este espectáculo. Me voy.
Pasó por mi lado y reggie quiso ir tras ella.
—Dejala en paz, ella no te va escuchar ahora. —Agarre el brazo de chad.
—Sueltame Andrews. —Advirtió.
—Solo dale una horas. —Recomendé, poniendo más fuerza en el agarré.
No me considero una persona agresiva, siempre he creído que las cosas se pueden resolver hablando. Sin embargo, chad lograba irritarme como jamás lo había hecho otra persona.
—Jodete. —Movió bruscamente su brazo soltandose de mi agarré—. Veronica. —La llamó antes de que ella pueda salir de pop's.
Me interpuse en su caminó, el me miró y me empujó con tanta fuerza que caí al suelo, chocando con la punta de una de las meses.
—¡Archie!. —Logro, escuchar la voz de ronnie.
Todo comienza dar vueltas, no se lo que está pasando a mi alrededor, pero último que logré ver es el rostro de ronnie, y todo se volvió oscuro.
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Veronica Lodge
Mis manos tiemblan al igual que todo mi cuerpo, la imagen de archie inconsciente y saliendo sangre por la parte trasera de su cabeza venían a mi cabeza cada vez que cerraba los ojos. Cuando no respondió sentí como si toda mi vida haya pasado por mi ojos, de no ser por Alfred no se si archie seguiría con vida. Al menos respiraba la última vez que lo vi.
Mi ropa está ensangrentada, cada persona que pasa por mi lado me mira con miedo, o confusión, creo que piensan que mate a alguien.
—¿Cómo está?. —Es lo primero que preguntó jughead—. ¿Que pasó?.
—No lo sé. —Intento, no llorar.
Jamás había visto a jughead asustado, se que se conocen desde que son niños, pero la preocupación y el miedo en la voz de jughead, pasaba los límites.
—Ahora vuelvo. —Avisó y se fue hacía recepción.
—¿Qué pasó, V?. —Preguntó B, que no había dicho nada.
—Estaba en pop's con chad. —Recuerdo.
—Al final aceptaste salir con ese idiota. —Bufó.
—Si, sabes que me prometió no volver a lastimar a archie en los entrenamientos. —Le recuerdo—. Chad intentó hacer menos a archie, yo intenté irme, vi como archie le pidió que me diera espacio, pero cuando estaba apuntó de irme chad me llamó y al voltear archie estaba en el suelo con sangre saliendo de su cabeza.
—Es muy idiota, por personas como reggie odio a la gente. —Dijo betty, abrazandome—. El ser humano puede llegar a ser muy repugnante.
—Solo espero que archie esté bien.
—Es archie, va estar bien. —Aseguró B.
Los gritos de jughead se hicieron presente, el esta discutiendo con el recepcionista, siempre resaltando el apellido "Jones". Este es un nuevo jughead, un jughead que no me gusta ver.
—Esta muy agresivo. —Murmuró betty.
Miré mis manos, están embarradas de sangre seca. Tomé asiento junto a betty, intentando calmarme, al mirar a betty note que su pierna se mueve sin parar, con sus manos trata de taparse lo oídos, y sus ojos están cerrados con fuerza.
—Que se caye...... que se caye..... que se caye. —Repitió varias veces en súplica.
No entendí hasta que vista cae en jughead, que seguía gritando. Entonces caigo en cuenta que jughead le está causando miedo a betty sin darse cuenta.
—Que se caye.... que se caye. —Volvió a suplicar, pero esta vez su rostro se encuentra mojado de lágrimas.
—¡Jughead!. —Grité.
Volteo a mirarme, por unos segundos me miró con enojo hasta que su mirada cayo en betty. Todo en el cambió por completo.
Se acercó hasta nosotros.
—¿Pequitas?. —Se arrodilló quedando a la altura de betty—. ¿Qué pasó?
—No me lastimes, por favor. —Suplicó, sin abrir los ojos—. No me lastimes.
—Pequitas, abre lo ojos, soy jughead. —Pidió, intentando agarrar sus manos.
—No me toques. —Pidió, y abrió los ojos.
Tocó cada uno de sus bolsillos, metió la mano en uno de ellos, sacó una pastilla y se la tragó.
—Solo denme unos minutos.
Ni yo, ni jughead dijimos nada, ver a betty drogarse es tan a menudo que se me ha hecho una costumbre, como si fuera algo normal.
El miedo que betty presentó hacía jughead al escucharlo y verlo tan agresivo, me asustó, pero es entendible, creció siendo violentada.
[••••]
—Señorita Veronica, creo que es mejor que se vaya a dar una ducha. —Dijó Alfred, rompiendo el silencio.
—Solo quiero verlo.
—Familiares de Archie Andrews. —Se hizo presente el doctor.
—Soy yo. —Dijó jughead.
El doctor miró los papeles y dijo: —No creo que sea usted.
—Yo soy el representante del tutor legal de Archie Andrews. —Jhon puso atrás suyo a jughead—. ¿Cómo se encuentra?.
—Esta estable. —La vida volvió a mi cuerpo—. Sin embargo, perdió más sangre de lo normal, el golpe no fue tan fuerte como para fracturar el cráneo, le pusimos quince puntos de saturación.
—¿Va estar bien?. —Preguntó jughead, desesperado.
—Va estar en revisión, mañana le vamos hacer más exámenes, pero va tener que quedarse dos semanas, los golpes en la cabeza son graves y más sin son la parte trasera. —Le explicó a Jhon, ignorandonos por completo.
—¿Van poder entrar a verlo?. —Preguntó Jhon.
—No creo que eso sea posible, el sigue en revisión y esta sedado, así que no va despertar hasta mañana. —Negó—. Pero alguien tiene que quedarse a dormir con el.... alguien con la mayoría de edad. —Aclaró lo último mirando a jughead.
Los únicos adultos presentes son Alfred y Jhon, ambos se miraron. Sentí pena por archie, el no tenía a nadie quien vea por el, esta sólo, porque en momentos como estos jughead, betty y yo, no aportamos.
—¿Jhon?. —Dijó jughead.
—Jughead........
—¡Es en serio!. —Exclamó con enojo—. Es Archie, lo has visto crecer juntó a mí.
Si pudiera describir la mirada de jughead, sería decepción, jughead esta mirando con decepción a Jhon.
—Tengo que hablar con su padre primero.
—Bien, ¿Qué esperas?. —Preguntó groseramente.
Jhon se alejó marcando su celular y seguido por jughead. Hoy aprendí una cosa; si se trata de que archie le sucediera algo, jughead se vuelve otro. Y mi meta desde ahora es llegar a tener la misma amistad que ellos tienen con betty.
—Quiero quedarme. —Anunció betty.
—No creo que nos dejen. —Explico.
—Me quedaría, pero su padre me mataría si se entera. —Comentó Alfred—. El señorito Archie es muy fuerte.
Sonreí.
Alfred cada vez le agarraba más cariño a archie, y solo son pocas las veces que los he visto cruzar palabras.
—¿Me puedo quedar a dormir en tu casa?. —Me preguntó, B.
—¡es en serio! ¡claro que sí!. —Chillo, envolviendo mis brazos en su cuerpo.
—V, estas llena de sangre.
—Verdad, lo siento. —Reí.
[••••]
Caminó de un lado a otro, Alfred esta tardando en subir con betty y jughead. Si, jughead también vino, dijo que no quería quedarse sólo en su departamento.
—Pasen rápido. —Los apresuró Alfred—. No sé preocupen que yo me encargo del vídeo de seguridad.
Asentí y Alfred se fue.
—Póngase cómodos, me voy a bañar para sacarme toda esta sangre.
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Betty Cooper
El departamento de Veronica es muy grande para una sola persona. Visualizo un balcón, no lo dudo ni un segundo y me dirijo hacía ahí. Al salir, sacó un cigarrillo de marihuana, lo coloco en mis labios y prendo el cigarrillo. Le doy una calada y dejo salir el humo por mi nariz.
—Pequitas.
Giré sobre mi eje dándole la espalda. No podía verlo, no después del teatro que me monté en el hospital.
—¿Qué te pasó en el hospital?. —Preguntó.
—Nada.
—¿Nada?. Pequitas vi como me mirabas, vi miedo el tu mirada.
Mierda.
—No pasó nada jughead.
—Puedes dejar de drogarte y mirarme. —Volteo a mirarlo.
No estoy dispuesta hablar de lo sucedido en el hospital, porque tendría que explicar mi pánico por los hospitales, y de eso vendría el tema de madre y lo que me paso.
—Te miro todo el tiempo jughead. —Me acerco cautelosamente hacía el—. Eres tan adictivo.
Todo su cuerpo se tensó, sus labios se quedaron entre abiertos, el esta dejando de respirar. Le doy otra calada más a mi cigarrillo, contengo el humo, me acerco hasta quedar a centímetros de sus labios y dejo salir el humo, que entra a la boca de jughead. El tiro la cabeza hacía atrás y dejó salir el humo.
—¿Más adictivo qué tus drogas?. —Cuestionó.
—Tan adictivo como ellas. —Susurro sobre sus labios y el sonríe.
Y me besó delicada y dulcemente, sus suaves labios danzan juntos a los míos erizando toda mi piel. El intenso agarré sus manos en mi cintura hace hervir mi sangre a altos niveles. Jughead Jones es tan adictivo como la heroína.
[••••]
Ha pasado una semana desde que archie está internado. Todos los días después de clases vamos verlo, y aunque sabemos que a esa hora archie esta hablando con el consejero escolar, que aunque han pasado cinco meses nos sigue tratando.
Betty Cooper es soy yo, mejor conocida, o mejor dicho conocida como "pequitas" por jughead, el mejor amigo de mi, ¿novio?. Hoy 14 de octubre mi cumpleaños. Soy de ese poco porcentaje de la población que no le gusta su cumpleaños.
—¡Elizabeth!. —Gritó mi padre.
Mi padre, en estos últimos meses había dejado de beber, pero había recaído cuatro vez y de esas cuatro veces, solo me había golpeado dos vez, no tan gran grave como antes, o quizá solo soy yo queriendo justificarlo.
Me miré por última vez al espejo, llevo unos vaqueros azules, con un polo manga cero de color plomo, un suéter grande holgado de lana de un color negro y unas vans negras, no tengo ni una gota de maquillaje así que se notan mis ojeras rojizas, y mi cabello está en moño desordenado con dos delgados mechones fuera de el. Luzco como una adolescente normal, según yo.
—Buenos días. —Saludé, tomando asiento.
—Recuerdas que sobra una habitación. —Asentí—. Sígueme Elizabeth.
Cada escalón que subíamos más nerviosa me pongo. No sé lo que me quiere mostrar mi padre. Miedo es lo recorre todo mi cuerpo, aún no me había drogado como para aguantar golpes.
Quedamos frente a la puerta.
—Cierra los ojos. —Ordenó y obedecí.
Siento sus manos en mis hombros, logro escuchar como la puerta es abierta, y mi padre me guía entrando a la habitación.
—Abre los ojos. —Ordenó y obedecí—. Feliz cumpleaños Elizabeth.
Sin palabras.
No puedo creerlo. Parece un sueño.
La habitación parece una biblioteca; casi todas paredes tienen estantes de color beige claro hasta el techo, la ventana tiene unas cortinas de color crema, bajo de ella la acompaña un banco que tiene cajones de bajo. Mi vista cayó al toca discos.
—Revisa el cajon del toca discos.
Le sonreí, me acerqué al toca discos, que está jodidamente hermoso. Abrí el cajón.
Estoy en un sueño.
El cajón está lleno de discos de vinilo. Saqué unos de los discos y es de radiohead.
—Es su primer álbum. —Digo emocionada—. Pablo Honey. —Leó, sobandolo—. Gracias.
Abracé a mi padre, sus brazos me envolvieron con calidez.
Mentí. La verdad es que amo y odio mi cumpleaños, lo amo porque es el día en el que mejor se porta mi padre; sobrio, regalos, cena, es simplemente único, y lo odio porque una semana después de mi cumpleaños murió mi madre.
—Elizabeth necesitamos hablar. —Rompió el abrazo.
Me acerqué al banco de la ventana y tomé asiento junto a mi padre.
—¿Qué sucedió?. —Pregunto con temor.
—Recuerdas que te prometí cambiar. —Asentí. Aún recuerdo que me prometió cambiar la última vez que me golpeó, que fue hace dos meses—. Quiero internarme.
"Quiero internarme", dos simples palabras hicieron trizas de lo que queda de mi corazón. Tragué grueso, sintiendo una horrible presión en mi pecho.
—¿Qué?. —Cuestiono con mi voz temblorosa.
—Te hago daño Elizabeth, te he hecho daño desde que tienes once años. —Los ojos de mi padre se llenaron de lágrimas.
—No puedes dejarme. —Pronuncio con el hilo de voz de que me queda.
—Elizabeth, es lo mejor. —Aseguró.
Negué con los ojos llorosos, siento como mis lágrimas mojan mi mejillas sin poder evitarlo.
—¡He estado todo este tiempo contigo!. —Grito con la voz rota—. ¡Eres lo único que me queda!. ¡Todos se fueron, mamá esta muerta, polly se fue antes que muriera mamá, los abuelos no me quieren ver por elegirte!. ¡No puedes dejarme, solo te tengo a ti!.
—Elizabeth. —intentó calmarme.
—¡Elizabeth nada! ¡Soy yo la que siempre ha estado para ti! ¡y eres el único que se quedó conmigo!. —Escupo entre lagrimas.
El dolor en mi pecho es insoportable, incluso más que el día que murió mi madre.
Me siento desecha, desolada, insuficiente. La única persona que ha estado en mi vida también me deja.
—Elizabeth. —Vuelve a decir—. No te hago bien, necesito mejorar por ti, mereces más que un padre alcohólico que odia su vida y se quita la rabia golpeando a su hija a la cual se supone que debe proteger.
—No me importa, sólo quédate conmigo. —Suplico sollozando.
Agarró mi brazo atrayendome hacía el y me envolvió en un abrazo.
—Cada vez que te golpeaba, no pensaba en cuán chiquita estabas o lo mucho que te dolía, solo pensaba en mi enojo y cuando el alcohol salía de mi sistema, recordaba todo y te pedía disculpas prometiendo que voy a mejorar, pero jamás lo hice. Esta vez es de verdad, Elizabeth. —Explicó. Escucho el latir de su corazón que es muy rápido y dejo caer lágrimas mojando su camisa.
—Solo me quedabas tu, ahora me quedo sola. —Murmuro, sobre su pecho.
—Solo va ser un año y máximo un año y medio, después voy hacer el padre que te mereces. —Aseguró.
—¿Podre ir a verte?.
—Logré contactar con tus abuelos, están dispuestos a criarte con la condición que no tienes permitido ir a verme.
—No es justo. Yo no me quiero ir con ellos.
—La decisión está tomada, mañana mismo te vas a toledo con tus abuelos.
[••••]
El resto del tiempo hice como si nada hubiera pasado, no fui a clases. Comimos pastel, pizza y coca cola, y compramos libros para llenar los estantes, todo el día fue agradable, pero mi cabeza no podía dejar de crear posibles escenarios al irme a toledo.
Once la noche. Asomo mi cabeza en la habitación de mi padre, está dormido, escribo una nota diciendo que vuelvo mañana en la tarde. Es mentira, pero al menos el se va ir pensando que me fui a toledo con los abuelos.
Mis pies se mueven con rapidez, pero una parte de mi quería volver y obedecer a mi padre, siento que este es el inició de algo que no podre parar. Sin embargo, mis pies no paran, los pasos rápidos se vuelven más rápidos y sin darme cuenta estoy corriendo hacía el sur.
Corro con fuerza, como si huyera si alguien me siguiera, gotas tras gotas cae del cielo mojando mi cuerpo, y en cuestión de minutos estoy completamente mojada. Quiero que mis pensamientos se detengan, odio pensar, porque mi cerebro me suplica que pare con el dolor, que ya no aguantamos más. Y entonces sigo corriendo, no puedo parar, hasta que finalmente, termino deteniendome al frente del trailer de Sweett pea.
—¿Muñequita?. —Me miró con confusión.
Solo necesito distraerme, sacar cada pensamiento negativo de mi cabeza.
—Muñequita. —Vuelve a decir.
Solo necesito que mis pensamientos guarden silencio. Lo miro durante varios segundos con intensidad.
Y lo besó, atrapo sus labios en fogoso, deseoso y intenso beso, sus manos me levantan haciendo que envuelva mis piernas en su cintura.
Los pensamientos se fueron.
"No pueden esconder que están rotos"
XOXO.