Remus.
Tenía a la chica que amo con todo mi corazón frente a mi después de 12 años de no verla, de no estar con ella.
Tenía frente a mi a esa bruja francesa con la que había soñado cada noche por 12 años, esa bailarina que admire tanto.
Esa bruja que observé una vez en Paris, pero no me atreví a acercarme.
Esa bruja a la que tantas cartas le dediqué, pero ninguna envíe.
Estaba más hermosa que la última vez que la vi, más que hermosa, estaba despampanante, estaba perfecta. Y me moría de ganas por correr y abrazarla, besarla, sentir su perfume, sentir su calidez, tenerla entre mis brazos otra vez, me atrevería a decir que haría él amor con ella en este momento.
Si no fuera porque me está arrojando todos los libros del salón mientras me grita.
—¡Tu eres una vil, asquerosa y traicionera cucaracha!—Exclamo Rosaline tirándome otro libro.
—Podemos hablar...de manera civilizada—Dije escondido detrás de un armario.
—¡CIVILIZADO LOS HUEVOS QUE NO TIENES!—Grito Rosaline totalmente furiosa.
—Supongo que me lo merezco—Dije dudando.
—¿SUPONES? ERES UN IMBECIL REMUS LUPIN, UN IDIOTA, UN COBARDE, UN JODIDO ESTUPIDO!—Gritó Rosaline tirándome más libros.
—Ángel, tienes todo el derecho de estar molesta—Dije tapándome con un libro.
—¡NO ME DIGAS ASÍ! Perdiste el derecho de decirme de esa manera cuando me dejaste, eres un jodido cobarde—Dijo Rosaline deteniéndose.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y el corazón se me rompió, me merecía todo esto.
Me merecía cosas peores por romperle el corazón y dañar a la única mujer que he amado.
—Se que estás molesta, y me merezco todo lo que me has dicho, incluso más...pero no pude Rosie—Dije suspirando.
—¡Si pudiste! Tu debías estar ahí, tu no debiste dejarme sola....James estaba muerto...Sirius se había escapado, Peter estaba desaparecido, solo te tenía a ti—Dijo Rosaline llorando.
Tapó su rostro, me acerqué con cuidado a ella.
—No te cuide como debí hacerlo, perdóname Rosaline—Dije tratando de tocarla.
—Ni siquiera tuviste la decencia de responder a mis cartas. ¿Tan poco signifique para ti?—Pregunto Rosaline.
—Jamás pienses eso, puedo aceptar que pienses cualquier cosa sobre mi, menos eso. Eres la única mujer a la que he amado Rosaline, la única—Respondí tratando de tomar sus manos.
—Hace años podría haber dicho lo mismo de ti, pero yo ya no te amo—Dijo Rosaline tratando de alejarse.
—No digas eso Rosaline, no digas que no me amas por favor—Dije sintiendo como los ojos me ardían.
—No te veo desde hace 12 años atrás Remus...te escribí tantas cartas, te llame tantas veces. Y cuando te vuelvo a ver, te veo a través de una carta anónima...yo tuve que tragarme mis lágrimas, mi corazón roto, oculté toda esa pena frente a Harry para darle la mejor infancia de su vida. Así que no te atrevas a juzgarme Remus, te juro que no lo aceptaré—Dijo Rosaline señalándome.
—Tu aún me amas Rosie, yo se qué si—Dije.
—No sabes nada, yo ya no te amo—Dijo Rosaline bajando la mirada.
—Te creeré cuando me lo digas a la cara—Dije tomando su muñeca.
—No tengo porque mirarle la cara a un cobarde como tu—Dijo Rosaline girando su rostro.
Tomé su muñeca con un poco de fuerza, obligándola a mirarme.
Tomé su mentón con mi otra mano, chocando sus ojos con los míos, se que detrás de esa mirada de odio, aún está esa bruja con la que amaba despertar cada mañana.
—Ahora si, di que no me amas Rosaline, di que me dejaste de amar—Dije mirándola fijamente.
Rosaline estaba temblando bajo mi tacto, sus ojos estaba cristalizados.
—Yo...yo no...—Titubeó Rosaline.
—Dilo Rosaline, di que no me amas, di que dejaste de amarme para siempre—Dije acercando su boca a la mía.
—Yo...yo no te...yo—Dijo Rosaline titubeando aún más nerviosa.
Me morí de ganas de besarla ahí mismo, pero me contuve.
—No puedes decirlo porque no es verdad, aún me amas Rosie, así como yo aún te amo a ti, con cada pedazo de mi corazón...—Dije.
Ahora con ambas manos, tomé su rostro, para acercarla a mi, para tener su cercanía conmigo otra vez.
Estaba tan cerca de besarla.
Rosaline.
No sabía que estaba haciendo, no tenía control sobre mi misma en estos momentos, su olor a chocolate y libros viejos me había nublado la mente.
Y las ganas traicioneras de besarlo eran mayores que mi sentido común.
Todo en estos momentos era mayor que mi sentido común, que mi dignidad.
Todo era insignificante al lado de poder besarlo de nuevo.
—¡ROSALINE!—Grito Minnie entrando al salón.
Me asusté por completo y me separe de el.
—Gracias a Merlin están bien—Dijo Minnie sujetando su pecho.
—¿Qué ocurrió profesora Minerva?—Pregunto Remus.
—La señora Gorda desapareció del retrato...Sirius Black está en Hogwarts—Respondió Minnie asustada.
Sentí que todo en mi se congelaba, Sirius.
—¡Yo me largo de aquí!—Exclame alejándome de Remus.
—¿Estás loca querida? No puedes irte ahora, es demasiado peligroso, debes quedarte aquí—Dijo Minnie.
—¡Tu ves quien está aquí!, por favor Minnie—Dije mirándola.
Minnie me miró entristecida.
—Ustedes deben arreglar sus problemas, son adultos por el amor de Merlin. Ah y...dormirán juntos en la habitación de Remus, no hay más habitaciones y todo estará cerrado—Dijo Minnie.
Iba a protestar cuando Minnie se fue de inmediato.
Suspire y pensé en Harry, debieron llegar hace poco de su paseo, si Sirius hace una locura lo lamentara varios años.
—Lamentó que tengas que quedarte—Dijo Remus colocando una de sus manos en mi hombro.
—No lo lamentas—Dije sin mirarlo.
—Si soy sincero no...veremos si quieres seguir mintiendo sobre qué no me amas—Dijo Remus.
Trate de alejarme de él otra vez, pero me sujeto con un poco de fuerza, sin lastimarme.
—Pero te diré de inmediato algo, antes de que creas que hago todo por conveniencia—Dijo Remus.
—¿Qué me tienes que decir?—Pregunte tratando de mantener fija mi mirada con el.
—Solo hay una cama Rosie, y dormir en el piso no es opción para nadie—Respondió Remus mirándome con intensidad.
Carajo.