La noche había llegado, estabamos preparándonos para dormir.
Aún así no podía ir al lugar, no podía ir a la carpa junto a ellos.
Me daba miedo.
Vagué un poco por la zona, la noche arrasaba aún más.
El cielo se volvió completamente oscuro, el día se esfumó, la noche había caído.
Las estrellas se veían tan bien allí, me senté en el césped. Tal vez no se darían cuenta sí duermo allí, nadie lo haría.
O tal vez podría ir cuando todos esten dormidos, así no molestar.
Pero aún así tenía tanto sueño, ese día había sido agotador.
El doble de lo que hacía todos los días, usualmente no hacía nada, ahora estoy rodeado de gente.
En algunas carpas ya no se escuchaban voces, habían jugado todo el día. De seguro están tan cansados como yo, no es el mismo caso.
Ellos estaban cansados de jugar, yo estaba cansado simplemente..
¿De qué?
No lo sé aún.
Aunque no era el mismo caso, estabamos en la misma realidad.
Apoyé mi cabeza contra el césped, sonreí hacía la luna, se veía tan grande, gigante.
Era hermosa, siempre brillaba.
¿Ella también está tan cansada cómo yo?
– ¡Yo te juro que seré el mejor en todo! ¡Lo prometo! - y así mismo cerré mis ojos concentrándome en mis palabras.
Mi abuela decía que hablarle a la luna era bueno, ella te escuchaba.
Tal vez no simplemente ella era la que escuchaba.
Tal vez hay algo más que nuestros ojos no pueden ver.
Siempre decía que a los niños buenos se les cumplía sus deseos, yo deseaba muchas cosas, pero no podía decirlas de un momento a otro.
¿Por qué?
Simplemente no sabía que eran, deseaba mucho, pero no sabía realmente que era lo que deseaba.
Me siento desorientado aún en el mundo.
Soy joven aún, ¿cómo sería cuando los años pasen?
Eso me ponía muy triste, no había logrado nada aún.
Nada de nada, era impresionantemente inservible en este universo.
Mis ojos cayeron y dejé de pensar conscientemente, estaba agotado.
No solo físicamente.
La única felicidad que encontraba era cuando cerraba mis ojos, mi mente permanecía extrañamente feliz.
¿Cómo sería sí lo hiciera para siempre?
Tal vez podría morir y reencarnar en otra persona, que no sea tan tonta.
Soy tonto y estúpido, en otra vida tendré que ser bueno en algo ¿No?
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– siempre te duermes en lugares que no debes - habló para alzar el cuerpo del chico dormido.
Caminé con él hasta la carpa correspondiente, la expresión calmada de sunoo era tan linda.
Dejé su cuerpo sobre su lugar de dormir, todos estaban dormidos.
Quería que él descanse cómodamente, no en el césped.
Lo miré por unos segundos, dejé mis cosas a un lado y me recosté en mi lugar, suspiré.
Cerré mis ojos para dormir, al igual que todos.
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– ¡SUNOO!
No se despierta, vamos a enterrarlo, de seguro está muerto - dijo Hyunjin con una expresión divertida en su cara.
Nicholas los apartó y tomó mi mano, cubrió la misma con las suyas.
– Sunoo, chiquito. Es hora de despertarse - habló dulcemente él.
Mis ojos fueron abriéndose de a poco, todos se encontraban mirándome.
¿Cómo llegué aquí?
– b-buenos días..
Los miré a todos con una expresión confundida, sí bien no quería dormir en la carpa con ellos, aquí estaba.
¿Vine por voluntad propia?
– Ush, como sea. Vamos a desayunar - Jay palmeó la espalda de Hyunjin haciéndolo enojar, ambos salieron de la carpa como si fueran dos ratones escapando de un gato grande.
Mucha energía para recién levantarse.
Corrí hacía el baño, iba tarde nuevamente.
Llegué interrumpiendo a todos en el silencio que había.
– ¡Perdón! ~
Me senté a sus lados, de nuevo.
Tomé mi comida comenzando a comer, disfruté mucho aquél desayuno.
Todos iban retirándose del lugar.
¿Por qué comían tan rápido?
Ellos también lo hicieron, Nicholas ni siquiera me había dicho una palabra.
Pensé que le caía bien..
De seguro es sobrepensar las cosas de nuevo, solo se iban sí terminaban de desayunar.
Fuí el único que quedó allí.
Solo.
Como siempre.
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Al terminar, salí del salón en donde comíamos.
No había nadie, nadie.
Se habían ido, y yo solo quedé allí.
¿Me dejaron?
¿Dónde habían ido?
Me senté nuevamente en un pequeño banco que había allí, el banco era para cinco personas.
Mis amigos imaginarios se sentarían conmigo, ¿No?
De todas formas estaba acostumbrado, se habían ido a jugar.
No sabía donde, no sabía donde ir para estar con los demás.
Entonces decidí solo quedarme, por algo me habían dejado, ¿no?
– ¡Sunoo, pequeño! - la voz reconocida resonó por mi cabeza haciéndome voltear.
– ¡Nicho, hola!
Él se sentó a mi lado, el único.
Tomó mi mano y yo solo sonreí un poco avergonzado.
– ¿No fuiste con los demás?
Negué varias veces, no iba a decirle el por qué.
Era estúpido, él de seguro diría que vaya con todos, o no.
– Entonces me quedaré contigo aquí.
Intenté evitar que se quede aquí, aburrido conmigo.
Porque admitamos eso, era muy aburrido estar conmigo.
Pero él se quedó de todas formas.
– Mira, traje algo. Espérame - él corrió hacía las carpas y tomó su mochila trayendola nuevamente. Sacó una pequeña bolsa.
La misma contenía frutas en su interior.
– Comamos juntos, siempre es buen momento para comer - él sonrió y me pasó un pequeño pedazo de manzana.
Lo tomé y lo llevé a mi boca, saboreandolo.
Él comió uno también, él era realmente tan agradable.
– Sunoo, tú eres tan misterioso. Nunca puedo saber más de ti porque eres muy reservado.
– Lo siento.. yo, ¿qué quieres saber de mí? No hay mucho que contar, supongo.. - hablé con mi mirada baja.
– Uhmm, vamoos. Debe de haber algo, ¡no te desanimes así! ¿Qué sueles hacer luego de salir del instituto?
Él habló tan animadamente, cómo podía.
Cómo podía ser tan amable conmigo, conmigo..
– yo.. suelo ir a mi casa, y ya. A veces almuerzo en una comedor cerca de mi casita, y vuelvo a irme.
– ¿Y tú familia?
Un nudo se armó en mi garganta y lo pase formando una sonrisa.
– ¿De verdad deseas saberlo..? - levanté levemente mi mirada hacía él, Nicholas asintió.
¿Por qué se sentía tan curioso de repente?