Zabdiel se cubre con la manta de su cama al sentir el sol en su cara, no quiere salir de su habitación, prefiere dormir por el resto del día.
—Principe Zabdiel, su padre lo está esperando—el rubio suelta un bufido y sale de la cama, le sonrie amablemente a su nana.
Ella lo había educado desde pequeño, su mamá había fallecido durante el parto y su papá solo se encargaba de ser rey por lo tanto no tenían una buena relación o mejor dicho ni siquiera tenían una.
—¿Podes mentir por mi? Realmente no quiero verlo—habla mirando a su nana mientras busca ropa para cambiarse.
—Príncipe—Zabdiel la mira y la mujer suspira, sabia que no le gustaba que le dijera príncipe.
—Nana, sos como una madre para mi—la mujer sonríe—. No hace falta las formalidades.
—Hacelo por mi, él solo quiere hablar—negocia y el príncipe suelta un suspiro.
—No quiero ser rey, no con su estupida condición—recuerda y camina hacia el baño cambiándose de ropa rápidamente.
—Tal vez quiera hablar de otra cosa, el aniversario de la muerte de tu madre esta cerca—el rubio sale del baño, asiente.
Tiene la ligera esperanza de que su Nana esté en lo correcto.
Sale de su cuarto y camina hasta la gran sala, ingresa y su papá esta concentrado leyendo un libro, levanta la vista del mismo y una sonrisa se instala en su rostro.
—¡Zabdiel! Si viniste—el rubio solo asiente, lo hace por su Nana—. Toma asiento hijo—habla feliz el rey.
Zabdiel hace lo que su padre le pide—. Entonces, ¿para qué me llamaste?
—Necesito decirte algo importante—el ojicafe cruza sus brazos esperando a qu su padre continue hablando—. ¡Vas a casarte!
—¡¿Qué?!—pregunta confundido y molesto.
¿Casarse? No tenía intenciones de casarse, no con la pareja que su padre haya escogido.
—Te encontré un esposo perfecto, él realmente va a ayudarte a ser un gran rey—comenta mientras bebe de su jugo de naranja.
Zabdil frunce el ceño, ¿un chico?—No voy a casarme con un desconocido.
—Vamos a organizar un baile para eso—Zabdiel bufa molesto, su padre de caractrizaba por ser una persona bastante terca—. Sé que no te agrada la idea pero ya es momento de que tomes tu lugar como rey.
—Papá, necesito más tiempo—murmura—. Tengo asuntos que resolver.
—Ella va entenderlo—el rubio abre la boca y la cierra rápidamente—. Sé que te estás viendo con una chica Zabdiel pero desde el principio sabías que debías casarte con un príncipe para poder ser rey.
—¡Dijiste que tenia que casarme!—reclama—. Nunca dijiste que debía ser de la realeza.
—¿Pensaste en casarte con ella?—pregunta sorprendido, no pensó que esa mujer fuera con quien su hijo fuera a casarse.
—¡Si!—exclama—. La amo, no podes separarnos—comenta mientras su padre niega con desaprobación.
—Zabdiel, no puedo permitir esa unión—menciona—. Ella no es la indicada para ti.
—¿Por qué no es una princesa?
—Hijo, ella no es una buena mujer, solamente quiere poder y riqueza.
—No la conoces—acusa—Si me dejaras...
—Suficiente Zabdiel—interrumpe—. Vas a casarte con el príncipe Vélez.
El rubio se levanta de la mesa y mira con furia a su padre.
¡No puede hacerle esto! ¡No quiere casarse con un príncipe desconocido!
Sale del comedor dejando a su padre en completo silencio.
Nana ingresa al comedor y el rey la mira mientras le da una amable sonrisa.
—Señor, él aún no está listo—murmura.
—Lo sé pero es la única solución, este día tenía que llegar y Zabdiel tiene que comprender que sus responsabilidades van por encima de todo.
La mujer asiente y se retira del comedor y va en busca de su niño.
—¡Richard!—el soldado se acerca y el rey sonríe—. Quiero a esa mujer fuera de mi reino—el pelirrojo asiente y llama a dos soldados más y salen de castillo.
Mira la foto de su esposa y suelta un suspiro, si estuviera viva también le había reclamado por hacer este arreglo. Probablemente le estaría gritando en este momento pero era lo mejor para el reino y para Zabdiel.
(...)
—Nana, ¿ella no merece una oportunidad?—pregunta mientras sorbe por su nariz.
La mujer acaricio el cabello del príncipe—. Todos merecemos una oportunidad Zabdiel, ella y también el príncipe que va a venir a verte.
—Detesto cuando no te pones de mi lado.
—No tendría que haber lados, es tu padre.
—Él solo está pensando en su reino.
—No es así, esta buscándote un buen compañero—Zabdiel bufa—. No quiere que te quedes solo.
—Si él se fuera, aún te tendría.
—Lo sé mi niño pero a mi tampoco me quedan tantos años—el rubio asiente dandole la razon a su Nana—. Promete que vas a comportarte con el príncipe.
—Lo prometo pero no pienso bailar con él—la mujer rie—. ¿Nana?
—¿Si?
—¿Conoces al príncipe?—pregunta con curiosidad.
—No pero algunas chicas que trabajan en la cocina dicen que es muy apuesto.
—Seguramente es feo—la mujer ríe, Zabdiel ama a Bella pero ella sabe que esa mujer no traería nada bueno para su niño.
—Tu padre esta esperandote—el príncipe asiente.
Zabdiel sale de su habitación y camina hacia la oficina de su papá. Toca la puerta e ingresa cuando su papá grita que puede hacerlo.
Toma asiento frente a él y luego de un silencio que parece ser eterno finalmente Zabdiel habla.
—¿Va a quedarse?
—Unos días, quiero que se relacione con la gente del pueblo—contesta mientras termina de leer unos papeles.
—¿Sólo él?
—Tengo entendido que siempre viaja con dos acompañantes—informa y mira su hijo—Zabdiel.
—Voy a comportarme, se lo prometí a Nana—el rey asiente.
—Joel dijo que va a venir al baile, no vas a estar tan solo—el rubio asiente, Joel es su mejor amigo, sus reinos son cercanos y sus padres son amigos también.
—¿Saben sobre..?
—No, mande a los sirvientes a decir que era una fiesta sin motivo especial—Zabdiel se queda en silencio—. Quiero que se conozcan.
—Papá ya estoy enamorado de alguien más—le recuerda.
—Lo sé, solo sería bueno que sean amigos antes de casarse.
—Bien, voy a ser amable con él—Charlie sonríe satisfecho, Richard ingresa a la oficina y su mirada se encuentra con la del rey, le da un leve asentimiento. El trabajo ya estaba hecho.
—¿Qué fue eso?—pregunta el príncipe al notar el asentimiento por parte de Richard.
—Nada—contesta el rey y su vista vuelve a los papeles sobre su escritorio.
—Papá, ¿qué hiciste?
—Nada Zabdiel—el rubio se levanta de la mesa y acorrala al pelirrojo contra la pared apuntando con su espalda al cuello del soldado.
—¡¿Que hiciste?!
Richard no dice nada y mira al rey, éste se levanta de su asiento y se acerca al príncipe.
—¡Zabdiel de Jesús! ¡Deja ir a Richard!
—No hasta que me digan que es lo que esta pasando.
—La llevaron fuera del reino—Zabdiel mira a su padre y suelta la espada—. No la quiero aquí cuando él venga.
—Ella no iba a hacer nada, ¿qué tan infeliz tengo que ser para hacerte feliz?
—Ella no te conviene Zabdiel—se acerca a su hijo—. Déjala ir.
El principe niega y mira a los ojos a su padre—. Voy a recibir al príncipe, voy a casarme con él y luego él va a reinar—su padre abre la boca—. Vas a tener al rey que siempre quisiste y luego yo voy a irme lejos con ella.
—¡Zabdiel! No podes renunciar a tu cargo como rey.
—Cuando sea rey voy a poder hacerlo.
—Hijo..
—Es eso o no asumir nunca el reino—Charlie lo piensa unos minutos y mira a su hijo.
—Tenes que estar casado por lo menos 6 meses, luego de eso él va a poder ser rey.
—Bien.
—Y tampoco quiero saber que saliste del reino para verla, a partir de hoy vas a olvidarte de ella.
—Bien pero después de los 6 meses me largo—decreta y sale de la oficina dejando a su padre con muchas cosas en las cuales pensar.