Y aquí estamos con un nuevo capítulo de cochinadas. En esta ocasión, quiero que sepan que este capítulo es de Semihumanos. Ya saben, que tienen orejas y cola a de animales. Tipo así como lo que se muestra en la imagen. Y nuestros protagonistas hoy es un lobo y una zorra.
- Oye Jackson.
Escuché un suspiro de exasperación y mi sonrisa se hizo más grande.
- Jackson. Puedes venir por favor.
Otro suspiro de fastidio. Este lobito es difícil. Desde que llegué aquí él siempre ha sido mi guardia de celda. Y desde que supe que no tiene paciencia; molestarlo ha sido muy satisfactorio.
- No te hagas del rogar Jackie, si te llamo es porque es importante.
Esta vez escuché fue un suspiro de resignación, sabe que no voy a parar hasta que venga. Escuché sus pasos acercarse y al final el sonido que indicaba que la puerta estaba siendo abierta. Lo vi entrar y mi sonrisa disminuyó un poquito. Me estaba poniendo nerviosa. En consecuencia mi cola se estaba moviendo rápido. Cerró la puerta y se recargó en ella y me miró fijamente
- ¿Qué quieres Amara?
- Pues verás Jackie, quiero que hagas algo por mi.
Él levantó una ceja incrédulo, ya sabía lo que venia así que me adelanté y le dije
- Antes de que digas algo, como que no puedes hacerlo, te aseguro 100% que lo que te voy a pedir si puedes hacerlo.
- A ver sorprenderme. Qué se te ocurrió esta vez pedirme, Amara?
Mierda. Está enojado, sabe que le voy a salir con una tontada y en punto es verdad. Me puse mas nerviosa que antes; pero mi seguridad no se había esfumado, así que lo miré y le dije:
- Veras yo quiero que te arrodilles delante de mi y hagas solo por hoy todo lo que te pida.
Su rostro se volvió sombrío y su postura relajada pasó a ser una recta y tensa, su cola se encrispó, llevó una mano al rostro y lo volteo aún lado y me pareció ver como una comisura de sus labios se levantaba, aunque no puedo asegurarlo. Cerró los ojos y negó lentamente, cuando los abrió me miró de reojo con una intensidad que me dejó helada pero aún así se la sostuve.
- No puedo creer que me hayas llamado para eso. Mira Amara más te vale que no me vuelvas a pedir o llamar para cosas imposibles.
Mis orejas y cola bajaron automáticamente, tenía una pequeña esperanza de que aceptara, pero no se donde saqué esa esperanza. Solté un suspiro de tristeza y dije con la cabeza gacha
- Esta bien, no lo volveré hacer, tenía una pequeña esperanza de que aceptaras pero no se de donde la saqué. Disculpa no volveré a molestarte.
Me acosté en el duro colchón dándole la espalda. Quería llorar, pero no lo iba hacer delante de él, así que tienes que aguantar Amara, aguanta hasta que se vaya. Escuché un suspiro y después nada más, no escuchaba pasos, ni el sonido de la puerta abriéndose; nada. Pero no podía voltear así que me quedé quieta, jugando con mis diminutas garras, sentí una respiración cerca de mi, esto provocando que me enderezara rápidamente y a mi lado arrodillado junto a mi cama vi a Jackson, con el rostro hacia un lado sonrojado
- Solo por hoy te permitiré esto y solo porque no me gusta verte triste.
Lo dijo tan bajo y en susurro que si no hubiera estado así de cerca como lo estoy, estoy segura que no lo hubiera escuchado.
Una alegría infinita me invadió haciendo que mi cola se agita feliz y mi orejas empezarán a moverse también.
Me tiré sobre él feliz y le besé la mejilla y lo mire a los ojos
- ¿Enserio me estas dejando hacerlo?
Él me estaba mirando sorprendido y tenía los brazos alrededor en mi cintura supongo que por reflejo cuando me tiré encima de él
- Ya te lo dije, solo por hoy, así que quítate y haz lo que vayas hacer de una vez antes de que me arrepienta
Me paré inmediatamente y me senté nuevamente en el colchón, mientras el se arrodillaba nuevamente frente a mi. Viéndolo bien ahora, puede ser este hombre más sexi, ese uniforme de guardia le queda como anillo al dedo, un cuerpo bien formado, lleno de músculos que al momento del más mínimo movimiento se contraen.
- Oye quita esa cara.
- ¿Qué cara?
- Cómo si yo fuera una especie de platillo en extincion.
- Bueno, pues veras Jackson así te considero yo, un hermoso, delicioso y jugoso platillo en extinción.
Vi su rostro ponerse colorado y pasar saliva.
- Has lo que vayas hacer ya o si no me voy.
- Esta bien, esta bien
Fui y me acosté hasta quedar sentada contra la pared palemee mis piernas
- Ven y siéntate en mis piernas, osea queda sentado en mis piernas.
Él me miró raro pero aún así no dijo nada y vino hacia mí y se sentó en mis piernas. Su piernas quedaron abiertas sobre las mías y su pecho quedó frente a mi cara y sus brazos a sus costados. Mis brazos fueron a su cintura, bajando a sus muslos y apreté lo más fuerte que pude, subí de nuevo y fui abriendo los botones de su uniforme y a medida que avanzaba, sus abdomen se contraia y su cuerpo entraba en tensión, cuando terminé , me encontré con un cuerpo hermoso y tonificado, y unos enormes pectorales. Sentía que me mojaba toda, con tan solo la vista, que tengo frente a mi.
Mientras acariciaba su torso, aruñaba también en el proceso, su respiración se escuchaba pesada y su pecho subía y bajaba en un vay ven intercalado.
Y su rostro, estaba con los ojos cerrados y con la cara hacia un lado. Acerqué mi boca a su pezón y mordí y chupé a mi gusto y esto solo hizo que su cuerpo pegara un brinco de la sorpresa y me mirara con los ojos bien abiertos, supongo que no se lo esperaba.
Ahh, estoy disfrutando ver su expresión, esas mejillas sonrojadas, intentando inútilmente taparla con su brazo.
Es tan lindo.
Pegué un último mordisco a su pecho, dejando así, la marca de mis dientes al rededor de su pezon y lo mire
- Serias tan amable de pasarme tus esposas?
Me miró desconcertado, pero al igual que antes, no me respondió nada e hizo lo que le pedí. Me dió las esposas abiertas, las cogi y puse sus dos brazos a su espalda y los esposé, evitando así que se cubriera el rostro. ¿Es normal que me sienta poderosa en este momento? Porque ver ese rostro hermoso, que la mayor parte del tiempo esta serio y malhumorado y que ahora esté con los ojos cerrados respirando en un vay ven pesado, con sus mejillas sonrojadas y sus hermosas orejas de lobo agachadas me hace sentir la puta dueña del mundo. Ver ese torso y pecho lleno de marcas de mis uñas y ese pecho con la marca de mis dientes y chupetes… ahhh es una imagen que voy a guardar por el resto de mi maldita vida.
- Mi lindo, hermoso y pervertido Jackie, dile a tu ama que quieres que te haga.
Su rostro, mostró una clara señal de vergüenza. Como si hubiera detenido esos enorme pensamientos obsenos que estaba teniendo. Volví a recorrer su cuerpo con mis manos, desde su rostro, pasando mi mano por su cabello y lo tiré hacia atrás, haciendo que su cabeza quedara en un ángulo en el que se dificulta respirar y pasar saliva, con mi otra mano baje lentamente por su cuello, seguí hasta su pecho y después su abdomen, hasta llegar a la ebilla de su pantalón, encontrándome un enorme paquete, que necesitaba ser sacado de inmediato. La respiración de jackson empezó a dificultarse más y más. Apreté entre mi mano su miembro y escuché un pequeño gruñido de parte de él. Solté su cabello y vi como su respiración mejoraba.
- Mirame Jackson , y respondeme lo que te dije ahorita.
Él me miró y sus ojos, ya no eran ese azul eléctrico; ahora eran dos hermosas esferas de heterocromia, una morada y la otra amarilla y eso solo significaba una cosa: su bestia era la que tenía el control, pero aún así se que Jackie estaba muy consciente de la situación. Cuando la bestia sale, esta habla con la verdad que el dueño no quiere soltar. Y en este caso, su bestia me va responder exactamente que quiere Jackson.
- Ama, azoteme por favor.
Ahora la que estaba sonrojada era yo. Su rostro me mostraba una sumisión que nunca había visto en Jackson. Sus orejas hacia abajo, sus mejillas sonrojadas, el brillo de heterocromia en sus ojos, su boca entre abierta mostrándome sus colmillos y su pecho subiendo y bajando aceleradamente. Esa vista es la que me va a llevar a la tumba. Con fuerza lo empujé y su espalda rebotó contra el colchón. Saqué mis piernas debajo de las de él y me senté al orillo de la cama.
- Si te volteas por ti solo y me colocas tu trasero en mis piernas haré lo que me dijiste, si no habrá castigo. Pero primero vamos a soltar ese pantalón.
Solté su cinturón y lo saqué por completo y lo enrollé en mi mano, solté el botón y bajé el cierre. Y lo miré. Supongo que ha de estar incómodo; después de todo, sus brazos todavía están esposados atrás en su espalda y está contra el colchón, ah de estar asentandole, pero eso solo lo hace más entretenido. Él empezó a moverse, logró voltearse quedando su cabeza en mis piernas, se removió hasta quedar su trasero en mis piernas, en un buen ángulo; su cola se estaba moviendo de arriba hacia abajo. Le bajé los pantalones y su enorme trasero blanco quedó a la vista. Tiré de su cabello y su cuerpo se arqueo hacia arriba.
- Repiteme lobito, que es lo que quieres que te haga.
- Por favor azotame Ama.
- Bien dicho. Y con gusto voy a cumplir. Te azotar tan duro que cada ves que camines o te sientes sentirás el escosor y en cada momento te acordaras de mi.
Solté su cabello y puse la correa alrededor de su cuello y apreté, volví a tirar hacia arriba y la primera palmada en su trasero llegó y su cola empezó agitarse. Su trasero empezó a coloriarse de un hermoso rosa y así otra y otra llegó y por cada una escuchaba una exclamacion de su boca. Sus músculos estaban tensos y su respiración estaba muy irregular y apuesto a que su rostro estaba a un más rojo que antes ya que no puede respirar a bien, debido a la correa en su cuello.
- Supongo que no es suficiente para ti, seguro quieres algo más duro, así que vamos a descansar de este cuello y con esta te voy a dar ¿quieres verdad?
- Si, si lo quiero. Quiero que me des más duro.
- Bien dicho.
Solté la correa y vi la zona roja, eso va a dejar un enorme morado, me pregunto, como lo irá a esconder. Me agaché y Mordí una de sus orejas y escucho un gemido agudo salir de su boca. Más tarde me divertiré con ellas.
- Ponte en cuatro contra la pared y abre las piernas lo más que puedas. No quiero que te muevas de ahí y por cada uno que te dé lo vas a contar en vos alta y si llegas a dejar de contar empezaremos de nuevo. ¿Entendido?
- Si, Ama.
Se bajó e hizo lo que le ordené y me miró de reojo y sus ojos estaban de nuevo de su azul electizante y así el primer azote llegó y se fue a su espalda. Y un conteo de placer llegó.
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Esperen la continuación próximamente
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