TREINTA
Enfrentamiento,
La pelea comenzó, Yune miraba como miembros de ambas pandillas caían y volvían a levantarse, como sus antiguos compañeros luchaban contra sus nuevos compañeros, y las voces de algunos miembros de Toman llamándole para que cambiase de opinión y volviese con ellos. La peligris se ató el cabello en una corta coleta antes de comenzar a caminar hacia el campo.
— Limpien el camino. — Ordenó la chica, varios de sus hombres obedecieron, alejando a los rivales de su camino para que ella pudiese pasar sin problema alguno.
— ¡Sígueme, Takemicchi! ¡Te abriré un camino hacia Kisaki sin importar qué! — Gritó Chifuyu, golpeando a quien se interpusiese en su camino. — Tienes que darle una paliza a ese hijo de puta.
Los ojos de Yune brillaron tomando entre sus manos una pierna del enemigo. Los desgarradores gritos resonaron por todo el sitio deteniendo por unos segundos la pelea, todas las vistas sobre ella.
— ¿¡Qué demonios!? — Yune se recompuso, mirando a su alrededor.
— Haitani Yune, reina celestial de Tenjiku y la maldita cereza del pastel en esta pelea. — Con una sonrisa burlona la chica hizo una reverencia. — Será un placer acabar con ustedes.
— ¡Yune! — La peligris giró su rostro, notando a Chifuyu intentando limpiar el camino de Hanagaki, a la vez que intentaba dialogar con ella. — ¡No hagas esto! ¡Recuerda tus inicios! ¡Recuerda a tus compañeros!
— Chifuyu. — La mujer sonrió. — No deberías de darle la espalda al enemigo.
El rubio fue impactado por el puño enemigo.
Los reyes celestiales se dividieron, todos concentrados en su objetivo.
Izana miró a su alrededor antes de abrir sus ojos con gran impresión, notando a la única mujer en medio de la batalla. Yune golpeaba y apartaba a varios hombres a la vez mientras sonreía, Kurokawa se preguntaba la razón de la actitud de la peligris, no recordaba haberla visto tan feliz desde que se había unido a esa pandilla.
Algo estaba mal con ella ¿No era así?
— ¡Yune! — La chica giró su rostro, Takemichi le miraba desde su sitio con preocupación. — ¿¡Crees que esto es lo que querría Mikey!? ¡No es lo que querría! ¡Tampoco Emma, ni Baji! — El ceño de Haitani se frunció con molestia.
— ¿Qué tú sabes, imbécil? — El aura de la mujer comenzaba a volverse más pesado conforme se acercaba a Hanagaki, Takemichi tembló en su sitio.
Un brazo detuvo a la chica, quien apartó la mirada del ojiazul para mirar a quien le detenía.
— Yo me encargaré de Takemichi. — Informó Kakucho, Yune soltó una carcajada.
— Yo me encargaré de él, Kakucho. — La oji-violeta señaló hacia otro lado. — Quítate de mi camino.
— Son órdenes de-
— Métete tus órdenes por el culo. — Kakucho ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar antes de ser golpeado y derrotado penosamente por la mujer con un par de movimientos.
La mujer iba a seguir, otra mano le detuvo.
— No desobedezcas las órdenes de Izana. — Regañó Yasuhiro, Yune le miró por unos segundos antes de soltar un suspiro y comenzar a reír, el rubio le miró con confusión.
— Estoy harta. Todos ustedes me tienen harta. — En un intento por golpear al más alto, Yune fue sorprendida, siendo tirada al suelo de una maniobra. Un quejido escapó de su boca.
— Compórtate como la reina celestial de Tenjiku que eres. — Muto le soltó, dejando a la mujer en el suelo.
Takemichi se acercó a ella rápidamente, buscando que la peligris estuviera bien, aunque estuviese poniéndose a sí mismo en riesgo.
— Yune... ¿Estás bien? ¿No te rompió nada?
— Por desgracia, no. — Hanagaki notó los ojos de la mujer mirando a un punto en la nada. — Takemichi... Emma era mi mejor amiga, lo sabes ¿No?
— Lo sé. — Takemichi apretó sus labios, apenado.
— No tuve la oportunidad de ir a ver a mi mejor antes de morir... Emma era tan importante para mí como lo es Mikey. —Los ojos de Haitani comenzaron a cristalizarse. — Emma era todo para mí, y ahora está muerta... No volveré a verla nunca más, no podré abrazarla, tampoco podré reír con ella o bromear sobre su amor hacia Draken... Takemichi, no sé qué haré sin ella.
— Yune. — Hanagaki suspiró, segundos después su ceño se frunció, decidido. — Entonces levántate y lucha de nuestro lado, Kisaki fue el culpable de la muerte de Emma, lucha de nuestro lado y venga su muerte.
Los ojos de Haitani se movieron hasta el rubio antes de sonreír con tristeza.
— No puedo. — Susurró la mayor. — No puedo darles la espalda a mis hermanos... Ellos siempre han estado para mí.
— Convéncelos de unirse a nosotros. — Yune rio con ironía.
— Imposible. — Finalmente la peligris se sentó. — Jamás se unirían al lado bueno, no son de ese tipo.
— Pero tú pudiste hacerlo ¿Por qué ellos no?
— Porque son unos hijos de puta, no cambiarán, ni aunque se los pida yo. — Takemichi tomó una de las manos de la oji-violeta, mirándole fijamente.
— ¿Lo intentaste alguna vez? — Yune negó. — Ayúdame a vencer a Kisaki, después de eso podemos encargarnos de tus hermanos.
— ¿Qué ganaré yo?
— Un mejor futuro para todos. — La chica elevó una ceja confundida, Hanagaki solo sonrió.
— Bien. — Yune se puso de pie, las vistas de Kakucho y Mucho sobre ella. Jamás esperaron ver a la mujer quitarse el uniforme de la pandilla ahí mismo y lanzarlo a un lado. — Me gustaría tener el uniforme de la Toman en este momento.
— ¡Eso se puede arreglar! — Exclamó Chifuyu desde su lugar de combate. En un rápido movimiento el rubio se sacó su camisa y la lanzó hacia la peligris. Yune sonrió, acercándose a tomar la camisa, colocándosela.
— Me queda muy grande... ¿Cuándo creciste tanto?
— ¡Cállate!
— ¡Haitani Yune nos ha traicionado!
Las cabezas de todos se giraron hacia la mujer quien terminaba de acomodarse la camisa. Con una sonrisa la peligris tronó sus dedos, mirando a los muchos miembros de Tenjiku acercarse a ella con la intención de acabarla.
Ran y Rindo miraban con sorpresa a su hermana menor, siendo sorprendidos por Souta.
— Takemichi. — Yune miró al rubio. — Te haré un camino, cuentas con mi apoyo ¿Bien?
— Entendido. Gracias, Yune.
La mujer se adelantó, eliminando a cualquier obstáculo que impidiera al rubio llegar hasta su destino, Hanagaki le seguía desde atrás, mirando hacia arriba, mirando a Kisaki. Takemichi estaba más que decidido a vencer a Tetta, y sentía que con el apoyo de la peligris podía lograr cualquier cosa en ese momento, después de todo la mujer era uno de los tres pilares más fuertes de Toman.
Los ojos de Takemichi se abrieron con sorpresa al notar a Izana acercarse a Yune, deteniendo sus movimientos.
— No debes de hacer esto, Yune. — El albino estiró su mano hacia ella. — Vuelve a nuestro lado y prometo que olvidaré esta traición.
— ¿Por qué lo haría? — La oji-violeta señaló a su alrededor. — ¿Qué es Tenjiku comparado con Toman? Así es, una organización criminal que asesinará de ser necesario... No es lo que busco para mí.
— Por eso eres débil, Yune. — El ceño de la chica se frunció. — Quieres obtener la mayor parte del tiempo las cosas de buena manera, no lograrás nada si continúas así.
— Al menos no terminaré en la cárcel, puto imbécil. — Hanagaki retrocedió un par de pasos. Yune tomó impulso y lanzó una patada al albino, este logró apenas bloquearla.
— He escuchado rumores de que la Banshee podría acabar incluso con el invencible Mikey ¿Será eso cierto?
— Averígualo, pendejo.
Takemichi deseó continuar viendo, pero repentinamente fue atacado por Kakucho, quien le propinó golpes tras golpes, buscando acabar con él.
Los ojos de los presentes estaban en ambas peleas, notando como Hanagaki era destrozado por Kakucho con cada golpe, y como Haitani le daba batalla al líder de Tenjiku.
— La Banshee realmente le está dando pelea a Izana.
— Es tan increíble como dicen.
— ¿En serio perderá Izana? No creí que fuera tan débil.
— Shh. Miren.
Takemichi estaba por ser golpeado una última vez por Kakucho, pero un grito les interrumpió. Matsuno se interpuso, mirando al ojiazul con sus ojos cristalinos.
— Es suficiente, Takemicchi... Toman perdió. — Chifuyu miró a su alrededor, apenado. — Hiciste lo mejor, pero... Si sigues así vas a morir.
— Toman no perderá, mientras yo esté aquí, Toman no perderá.
Por otro lado, Yune no podría decir estar llevando la ventaja de esa pelea. La sangre saliendo de su nariz decía todo lo contrario, y mientras que aquel albino continuaba igual, ella sentía estar perdiendo energías, después de todo, consigo aún llevaba el peso de una muerte y la traición, no podría pelear igual que siempre, aunque así lo quisiera.
— ¿Qué esperas, Kakucho? — Preguntó Kurokawa. — ¡Acaba con él de inmediato!
Yune desvió la mirada, encontrándose con un destrozado Takemichi que parecía estar a punto de colapsar.
— No puedes vencerme, Kaku, puedo verlo en tu mirada. — Resaltó Hanagaki. — No tienes la determinación para ganar.
— Hazte a un lado, Kakucho.
Haitani abrió sus ojos con impresión al notar a Kisaki acercarse a ellos dos. Su distracción logró que aquel moreno golpease su cabeza con una patada, desorientándola por unos segundos.
— Eres una mujer resistente, por esa razón no dudé en aceptarte en Tenjiku, aunque no fueras parte de la s62. Es una lástima que nos traicionaras. — Habló Izana, Yune se abalanzó sobre él, impactando su puño en la nariz contraria.
— Cállate, escoria.
La atención de todos terminaba por centrarse en la discusión entre Hanagaki y Tetta, observando a Takemichi reforzar el espíritu de todos hasta hacerlos levantarse y unirse a su lado contra Kisaki.
— ¡Kisaki! ¡Voy a golpear tu podrido cerebro hasta hacerlo pedazos! — Aseguró Hanagaki.
— ¿Por qué estás tan obsesionado conmigo? — Cuestionó Tetta, el ceño de Takemichi se frunció.
— ¿Por qué alguien como Draken recurriría al asesinato? — Se preguntó Takemichi antes de abalanzarse hacia Kisaki, dispuesto a golpearlo con todas sus fuerzas.
Un brazo bloqueó su puño en contra de Tetta, la sorpresa de todos fue evidente al encontrarse con Izana. ¿No estaba peleando en contra de Yune acaso?
— ¿Qué pasó con Yune? — Preguntó preocupado Chifuyu, buscando rápidamente con la mirada a la peligris.
— Mierda. — Maldijo Inui señalando al suelo.
Los ojos de todos se abrieron con sorpresa al ver a la chica tirada en el suelo, con abundante sangre saliendo de sus fosas nasales, sus ojos cerrados, inconsciente.
— La increíble Banshee fue vencida por Izana. — Comenzaron los murmullos. Takemichi frunció su ceño preocupado. ¿Cómo alguien tan fuerte como Yune había sido derrotada tan fácilmente?
— ¡Fuera de mi camino, Izana! — Exclamó Hanagaki.
— Hazte a un lado, Kisaki... Voy a matar a cada uno de ellos.
— No lo harás, bastardo.
Una batalla empezó entre el líder de Tenjiku, y el líder suplente de Toman en aquella batalla. Takemichi parecía no rendirse, volviendo a levantarse con cada golpe que le derribaba, realmente era como un grano en el trasero para el moreno de ojos violeta.
— ¡Ustedes, bastardos, llevaron a Mikey al límite! — Exclamó Takemichi. — ¡Yo voy a protegerlo!
Tras esas palabras, el ojiazul se abalanzó hacia el moreno, dispuesto a lanzar otro golpe en vano, pero una sombra detrás de todo aquel desastre de personas le hizo detenerse de golpe, causando la confusión de todos en el sitio ante su repentino parar.
— Te tomó bastante tiempo... Yo... ¡No perdí!
— ¿De qué hablas? — Todos se giraron con sorpresa, encontrándose con una larga cabellera rubia y esos ojos negros sin vida.
— Gracias, Takemichi.
Qué sorpresa encontrarse con Mikey en aquel instante, y aún más sorprendente ver a Draken y Hinata allí, los tres lo sabían todo, los tres sabían de dónde venía el rubio de ojos azules, y lo desesperado que debía de sentirse en aquellos momentos.
______________________________
🤺Un voto y un comentario se agradece.