LOS CLARCK (I)✅

By tinacastel_

423K 44K 18.4K

(EN EDICIONES). Dos familias. Un pueblo, dinero, secretos y traiciones. Romances que te dejarán con el corazó... More

NOTA+ Personajes.
Sinopsis:
Prólogo:
Capítulo 1: Estúpido poni
Capítulo 2: Hermanas White.
Capítulo 3: Engreído de mierd@.
Capítulo 4: Cachorrito.
Capítulo 5: Pecas.
Capítulo 6: Señor White.
Capítulo 7: ¡¿Los Clarck?!
Capítulo 8: Amigos y enemigos.
Capítulo 9: My Little Pony.
Capítulo 10: La audición.
Capítulo 11: El menor de los Clarck.
Capítulo 12: NEÓN (PARTE I)
Capítulo 13: NEÓN (PARTE II)
Capítulo 14: NEÓN (PARTE III)
Capítulo 15: NEÓN (PARTE IV)
Capítulo 16: Fué un placer salvarte la vida.
Capítulo 17: Gata salvaje.
Capítulo 18: El primo Sean.
Capítulo 19: La piel es de quien la eriza.
Capítulo 20: En la cueva del lobo.
Capítulo 21: Campamento Crystal Waters:
Capítulo 22: Sauna.
SALTO EN EL TIEMPO I:
Capítulo 23: Cara bonita.
Capítulo 24: ¡Surprise Bitch!.
Capítulo 25: Discúlpame.
AVISO IMPORTANTE:
Capítulo 26: La Bella y la Bestia.
Extra: Sam y Bratt.
Capítulo 27: Toxic.
Capítulo 28: La cita.
Capítulo 29: El Baile (PARTE I).
Capítulo 30: El Baile (PARTE II).
Capítulo 31: El Baile (PARTE III).
Capítulo 32: El Baile (Parte IV).
Capítulo 33: El dilema.
Capítulo 34: La Terraza.
SALTO EN EL TIEMPO II:
Capítulo 35: El cumpleaños de Danna.
Capítulo 36: Herida.
Capítulo 37: La venganza de las White.
Capítulo 38: La distracción.
Capítulo 39: Ironías de la vida.
Capítulo 40: La cena.
Capítulo 41: Familia Gray.
Capítulo 42: Estos celos me hacen daño, me enloquecen...
Capítulo 43: El regreso de Sean.
Capítulo 44: Fetival Villa Le Rossy.
Capítulo 45: Hoguera.
Capítulo 46: Golpe bajo.
Capítulo 47: Fantasías.
Capítulo 48: Tentación de ojos azules.
Capítulo 49: #ESKY.
Capítulo 50. (Actualidad).
EXTRA: Katherine y Sky.
Capítulo 51: Cicatrices emocionales.
Capítulo 52: La familia Blake.
Capítulo 53: Una oportunidad.
Capítulo 54: ¡Agárrame que la mato!.
Capitulo 55: ¡CORRE, PERRA, CORRE!.
Capítulo 56: Sorpresas inesperadas.
Capítulo 57: DUBAI (PARTE I).
Capítulo 58: DUBAI (PARTE II).
Capítulo 59: DUBAI (PARTE III).
Capítulo 61: DUBAI (Última parte).
Capítulo 62: ¿Por qué?. Porque te odio.
Capítulo 63: Cuenta la leyenda...
Capítulo 64: Punto de quiebre.
Capitulo 65: La Bendición.
Capitulo 66: Dulces dieciséis.
Capitulo 67: Dudas.
Capitulo 68: Consecuencias.
Capitulo 69: Señora Clarck.
Capítulo 70: FUPVASLV.
Capitulo 71: Pesadilla.
Capítulo 72: Constelaciones.
Capitulo 73: El pasado de Sam.
Capítulos 74: Desde antes.
Capítulo 75: El secreto.
Capítulos 76: Una White.
Capítulo 77: Lo mejor de ambas partes.
Capítulo 78: Despedidas.
Capítulo 79: Mucho más....
EPÍLOGO: El azul de sus ojos.
Extra: Steve y Anne.
Agradecimientos.
IMPORTANTE LEER:
EXTRA: Damen.
Extra: Para Lis.

Capítulo 60: DUBAI (PARTE IV).

4.1K 439 153
By tinacastel_

Capítulo dedicado a Sofi4L05 . Muchas gracias por tu apoyo, amistad y fé en mí. Espero lo disfrutes....


POV SKY:


Paco Rabanne.

Ese era el aroma que hormigueaba en mi nariz al saludar al hermoso Enrique. Eran aproximadamente las once y media de la noche, y junto a mis hermanas acabamos de llegar al glorioso y luminoso club nocturno llamado: Red Lujury. Que tal cual como su nombre lo indica, el color rojo era la temática principal al igual que sus canciones y ambiente cargado de suma lujuria y erotismo.

<<Como que me gusta...>>

Era de esperarse, zorra conciencia.

El exageradamente inmenso club se encontraba a veinte minutos de distancia del hotel y era uno de los más exclusivos y visitados por los multimillonarios empresarios que han de venir a Dubai por negocios o placer.

O al menos eso era lo que había oído por parte de los hermanos Ferrer, Españoles que nos habían invitado a la discoteca—Propiedad de su familia— ésta tarde con todos los gastos pagados para poder disfrutar como Dios manda de una buena fiesta junto a su grata compañía. Y la de algunos de sus amigos.

—Señoritas...—Iván nos sonríe desde la entrada al contemplarnos bajar del espectacular BMW de color plateado que papá había alquilado, dejándolo estacionado al alcance y bajo la protección de los uniformados guardias de alta seguridad.

—Iván...—Samantha ronronea, dejándole dos besos en la mejilla para luego saludar a su hermano que yace a su lado izquierdo, igual de apuesto y seductor—Que bien te ves, cariño...—

—¿Acaso te has visto, muñeca? ¡Parecen unas Diosas!—El moreno no duda en recordarle a mi hermana lo que ya ella siempre tiene muy presente, ensanchándole el ego y dejándole un beso en el dorso de la mano con carisma.

—Espero no se les haya complicado encontrar el sitio—Enrique continúa sonriendo, saludando después a Stacy quien asiente educadamente, ajena a todo.

—En lo absoluto. Nada que un buen GPS no pueda resolver...—Comento con cartera en mano, aún impresionada con la majestuosidad citadina que se aprecia por todo el lugar.

De camino a la discoteca no había dejado de examinar maravillada cada edificio que se alzaba por lo alto con bestialidad. Las luces, puentes, calles, fuentes, estatuas y demás, eran una cosa extravagantemente hermosa. Era tanta la iluminación colorida que se me hacía difícil despegar la mirada de cada centímetro de la estructura arquitectónica de la ciudad como si de una niña pequeña a través de la ventana del automóvil se tratase.

—Perfecto, ¿Entramos, entonces?—Las tres asentimos y sin darle más larga atravesamos la entrada con la euforia y ansiedad de lo que la noche de hoy nos pueda ofrecer recorriendo nuestras venas.

El club contaba con al menos cuatro pisos. De los cuales si NEÓN me parecía una barbaridad en lo lujoso y espectacular, al lado de semejante ambiente en el que nos encontrábamos actualmente no era absolutamente nada en comparación uno al lado del otro.

El frío me recorre la espalda desnuda y el vestido dorado con lentejuelas, de escote profundo y largo hasta los muslos no me ayudaba en lo más mínimo.

Las personas presentes derrochaban dinero con su imagen, viéndose hipnotizados con la melodía de Deep End—Fousheé que hechizaba a todos con su erótica melodía.

En la planta que nos encontrábamos justo ahora se podían apreciar diversas barras en donde sólo lo mejor en alcohol era servido.

Los muebles y asientos de terciopelo rojo se visualizan distribuidos en cada esquina y lateral de la pista, la cual era jodidamente espaciosa y brillante. Perfecta para una noche de baile en donde todo pensamiento negativo era despejado de mi mente.

Justo lo que busco.

—¿Les apetece una bebida?—La pregunta de Enrique me trae de vuelta a la realidad, y tras afirmar nos encaminamos a una especie de área apartada y lo que supongo es una VIP.

—¡Chicos!—Estando a punto de llegar a la zona mencionada, una voz conocida a mis espaldas me obliga a fruncir el ceño confundida y ciertamente sorprendida.

De buena manera, por supuesto.

—¡Bea!—Los hermanos Ferrer sonríen de inmediato, saludando a la muchacha de cabellos grises que casualmente me había vuelto a encontrar—¡Estás que flipas, cariño!—Le hacen dar una vuelta sobre su eje,  abrazándose segundos después.

—¿Sky?—La muchacha al darme la cara abre los ojos de par en par, igual de sonriente que yo y sorprendentemente emocionada—¡No me lo puedo creer!—

—¡Lo mismo pensé!—Me empiezo a reír, uniendo nuestros cuerpos en un eufórico abrazo.

—¿Por qué no me avisaron que venían?—Saludando a Samantha y Stacy nos reprende con su pregunta, indignadísima por no haberla invitado nosotras mismas la noche de hoy.

Esta era la tercera vez que me cruzaba con Bea. La primera vez fué en aquella recepción del hotel, luego de no habernos visto por al menos unos seis años.

La segunda ocasión fué hace un par de días en donde habíamos quedado, recorriendo gran parte de Dubai y en donde nos hemos puesto al día desde la última vez que nos vimos en aquel último campamento.

—Fué algo de último minuto...—Explico—Sin contar que tan sólo éramos invitadas de los chicos...—Señalo a los que parecen ser sus amigos, y ella parece comprender todo al instante.

—¡Oh, ya lo entiendo!—Se ríe de inmediato—Ustedes son las hermosuras que lograron hechizar a éste par de idiotas el día de hoy en el hotel...—

—Bea, por favor...—Iván se ríe levemente apenado—¿Ya se conocían?—Intenta desviar la conversación. Lográndolo para su buena suerte.

—¡Pues claro!. Las conozco incluso mucho antes de haberlos conocido a ustedes—Explica—Así que cuidadito si no se las quieren ver conmigo ¿eh?...—Los señala retadoramente.

—¿Y ustedes de dónde se conocen?—Esta vez es Samantha la que avienta la pregunta, ajustándose su vestido corto y de mangas largas.

—La pequeña Bea es la hija de uno de los socios de mis padres. Nos conocemos desde los que...¿Quince?—Iván enarca una ceja, no muy seguro de la larga o corta trayectoria de su amistad.

—Yo tenía trece cuando me los presentaron, y catorce cuando le solté una bofetada a Iván por intentar robarme un beso...—Acota divertida, como si estuviese recordando aquella anécdota —Desde entonces le ha quedado muy clara mi posición, y nos volvimos inseparables. ¿O no, guapuras?—

—Por supuesto, salvaje.—Ambos hermanos la miran con cariño, y segundos después cuatro personas más llegan a nuestro sitio.

Dos chicas y dos chicos.

—Hermanos Ferrer, hasta que aparecen...—El primer hombre que llega mide como mínimo un metro ochenta, de cabello negro azabache, ojos oscuros y barba arreglada.

Siendo honesta, era demasiado sexy y mi hermana Samantha sí que lo había notado al soltarme un discreto codazo en las costillas.

<<Ni tan discreto...>>

—¿Nos extrañabas, gilipollas?—Enrique se le acerca de manera fraternal, chocando las palmas con el de pelo negro y camisa de botones manga larga vinotinto.

—No se él, pero yo sí que los eché mucho de menos...—Una de las nuevas mujeres le deja dos ruidosos besos en la mejilla a ambos hermanos, ajena a nuestra presencia y vestida con un diminuto vestido de color crema ajustado a sus muy marcadas curvas.

Era preciosa, de cabello corto, rubio y piel bronceada. Toda una modelo sí me lo preguntan.

—Siempre tan dulce, Tamara...—Bea sonríe con sarcasmo, dándome a entender al instante lo muy poco que le agradaba aquella mujer.

—¿Y ustedes quienes son?—Dejando atrás la incertidumbre de por qué la cara larga de mi amiga, me giro en dirección al sonriente tipo de camisa rosada que se encuentra a medio metro de distancia.

Y para mi sorpresa, de piel blanca, bonita sonrisa y cabellos rojos.

Y sí.

¡Otro pelirrojo!.

Y no, no era un White. No que yo sepa.

Y no es que para ser pelirrojo necesariamente tiene que formar parte de mi familia. Es que se me hacía extraño ver a otra persona con aquellas características y que de paso no perteneciera a mi núcleo.

Una bobería, lo sé. Pero no podía evitarlo.

—Ellas son Samantha, Stacy y Sky White...—Bea nos presenta con todos. Y las tres sonreímos con cierta picardía.

—Mucho gusto, hermosas...—Se presenta el sexy pelinegro que ahora sé que lleva por nombre Daniel.

Luego conocemos a los demás, los cuales sus nombres eran los siguientes:

El pelirrojo se llama Fernando Ávila. Europeo, de veintidós años y orgullosamente gay. Lo cual me recuerda de inmediato a mi buen amigo Eric, y lo mucho que le hubiese gustado conocerlo.

Su amigo, Daniel, de rasgos varoniles y exquisito perfume, tenía veintitrés. A diferencia de Iván, Enrique y Fernando, éste era de Alemania, dueño de un influyente apellido en ese país y del cual no tengo ni la menor idea de cómo escribir o pronunciar.

Las últimas dos chicas eran Tamara y Franchesca. La primera de igual manera de origen Español y la segunda de Francia. La cual era rellenita, de baja estatura, cabello castaño y ondulado y tiernos ojos de color marrón.

Luego de cada presentación conversamos un rato más. Acercándonos a los muebles en frente de una mesa y unas cuantas plataformas con tubo en medio incluido para bailar.

Afortunadamente a medida que los minutos transcurren el ambiente se aligera, dejando a mis hermanas y a mí a gusto con el grupo de amigos que se esmera en incluirnos en la conversación. Al pendiente de hacernos sentir bien.

Definitivamente todo apuntaba a que sería una noche increíble.

¿Y lo mejor?.

Ningunos ojos azules e idiotas de arrogante personalidad no los iba a arruinar.

—¡Vamos a bailar!—Franchesca y Bea se levantan excitadas con la actual canción, invitándonos a levantarnos y llevándose a rastras por el brazo a los hermanos Ferrer y a sus amigos.

—Tú te vienes conmigo.—Enrique me sonríe con dulzura, y yo asiento amablemente dejándolo tomar mi mano.

Un baile no le hará daño a nadie, supongo.

.
.
.

POV BASTIAN:

—Maldito hijo de perra...—Me quejo por décima vez en voz baja, con los brazos cruzados y los ojos clavados en la ventana mientras Damen conduce a toda velocidad por la avenida.

El cara de culo, y el de actitud imbécil van de piloto y copiloto dentro de la camioneta. Dejándome a mí en la parte de atrás con un Sean alterado y realmente furibundo.

El pelirrojo no ha hecho más que aventar amenazas y contarnos todas las cosas medio sádicas que le haría al par de atrevidos que se han llevado a sus primas. Y que sólo Dios se apiade de ellos si estos se les ocurre colocarles un mísero dedo encima a alguna de las chicas. Ya que o Sean o hasta el mismísimo Eros serían capaces de sacarle la mierda si eso llegase a suceder. En el mejor de los casos.

<<¿Y sí es a nuestra Bella a quien tocan?>>.

Pues si es así yo sería el primero en lanzar el puñetazo. Aún recuerdo a la perfección el sentimiento abrasador que sentí en el pecho cuando Stacy me ha contado sus planes por la tarde. Nunca en mi vida me he sentido de éste modo y definitivamente la sensación no me gustaba en lo absoluto.

Además...

¿Stacy en un club nocturno?.

¡Eso es inaudito!.

Pensé que no le gustaban éstas cosas...

Nunca he sido un tipo de ser posesivo. Pero la simple escena de imaginarla igual de dulce y adorable con algún otro aprovechado me hacía rabiar como el infierno. Y más si éste no quiere más que llevársela a la cama.

Como si eso fuera...

No. Ella no. Primero me encargo de evitarlo a como de lugar.

Quince minutos después logramos llegar a Red Lujury. Centro nocturno bastante popular y concurrido. Estacionando la camioneta y logrando ver a una corta distancia el BMW de las White. Señal de que efectivamente están aquí y nuestra misión tiene un buen comienzo.

—¿Qué haremos?—Me froto las manos con cierto entusiasmo, observando a los inútiles de mis hermanos bajarse del vehículo y a Sean a punto de irse trotando hasta la entrada con cara de querer asesinar a alguien.

—No sé ustedes pero yo me voy a matar a esos perros desgraciados...—Rápidamente detengo al primo de Stacy, tomándolo del brazo antes de que mande a la fregada todo el asunto.

—¿Estás desquiciado?. ¡Si las chicas te ven se van a cabrear!—Le recuerdo, siendo consciente de su pésimo temperamento, o peor aún, el de sus primas.

—¡Me da igual!. No es posible que...—

—Sólo piénsalo—Continúo—Sabes bien lo muy poco que le gustan tus escenas. ¿Realmente quieres que se enfaden por esto y te corten las bolas?—

—¿Y qué quieres que haga, eh? ¿Qué me quede de brazos cruzados sabiendo que unos extraños puedan estar haciéndoles daño en estos instantes?—De un veloz movimiento se aparta de mi agarre, apuntándonos con su dedo índice a los tres—No sé que demonios ocurre entre todos ustedes. Y honestamente no sé si justo ahora quiera saberlo. Lo importante aquí es que no es asunto suyo y de ahora en adelante me encargo yo.—

—¿Y entonces qué propones?—Damen se burla de su actitud, mirándolo a los ojos con desprecio—¿Ir a montarles un espectáculo?. No seas ridículo...—Blanquea los ojos con aburrimiento—¿Aunque sabes qué?. Tienes razón...—Su voz juguetona logra tensarme, conociendo perfectamente cómo es y de lo que es jodidamente capaz—Haz lo que se te da la gana. A fin de cuentas yo me iré a beber o quizás follar. Ya será a ustedes a los que le monten la bronca del siglo—Indiferente empieza a alejarse de todos. Dejando a un Sean ahora mucho más pensativo, nervioso y furioso.

—Maldita sea...—El pelirrojo se pasa las manos por la cara, caminando de un lado a otro con desespero—¿Por qué demonios mi tío no tuvo niños?—

Y ya va con lo mismo...

—Yo tengo una idea.—Eros alza la voz. Mirándome de reojo, sonriendo cómplice.

—¿Cuál?—Le presto atención.

—Sencillo—Enreda la mano en su cabello, ocultando lo desesperado que está detrás de una fachada tranquila y relajada—Acechar—

—¿Acechar?—Sean luce confundido.

—Ya sabes, eso de vigilar y espiar a una persona sin ser visto...—

—Yo me sé la definición, idiota. ¿Pero cómo esperas que estemos cerca y no nos vean?—

—¿Sabes cuantas personas han de haber ahí adentro?. ¡Miles!—Comenta y tiene toda la razón. El lugar se veía enorme y el montón de personas reunidas en el club ha de ser absurdo—Eso es lo de menos por qué preocuparse. Sólo tenemos que mantener un perfil bajo, separarnos y ya está.—

—Supongo que tienen razón...—

—Siempre.—Setenciamos Eros y yo al unísono. Blanqueando los ojos segundos después.

Maldito presumido.

—Ay, Dios. ¿A dónde me vine a meter yo?...—Le oigo murmurar perfectamente a Sean, pero decido ignorar aquel comentario por los momentos.

Hay cosas más importantes.

Luego de trazar y coordinar todo, los tres nos aventuramos dentro del descomunal local, dando uno que otro vistazo a nuestro alrededor.

—Traten de no ingerir alcohol. Lo último que necesito es lidiar con borrachos...—Es lo último que espeta Sean, perdiéndose después en medio de un montón de personas.

Entendido.

Cero alcohol.

—¿Gustas una copa, lindo?—Una chica detrás de la barra en la que me acabo de posicionar para intentar esconderme me sonríe con atención, ofreciéndome un colorido trago con lo que parece tener frutas incluidas.

Se ve delicioso...

¿Había dicho cero tragos?.

Quizás quise decir no tantos tragos. Además, un par de copas no me vienen nada mal para sobrellevar todo éste despelote.

—Supongo que no puedo decirte que no...—Sonrío, mirando el rubor en sus mejillas.

Definitivamente a Stacy le queda más precioso.

En fin, llevándome el dulce alcohol a la boca cierro los ojos, quedando maravillado con el sabor y obteniendo cierta sensación de querer probar un poco más. O bueno, mucho más.

—Hey, amiga. Quiero otro—Me animo, y ella asiente divertida.

Luego recuerdo a mi hermano Eros, y confundido frunzo el ceño al no verlo por ningún lado.

¿Y éste inútil en dónde de ha metido?.

¡Que le den!. Está grandecito y él sabrá muy bien lo que hace.

.
.
.

POV SKY:

—¡Bailas increíble!—Sudada, sonriente y eufórica agradezco el comentario de mi pareja de baile, llevándome a los labios el mojito que me acabo de pedir hace unos cuantos minutos.

—Muchas gracias. La verdad es que me encanta un montón hacerlo...—

—¿De veras?. Pues realmente eres muy buena—Asintiendo paseo la mirada a nuestro costado, observando impresionada y feliz a Stacy, quien dejándome perpleja baila con ambos brazos alzados, una sonrisa en la boca y parte de su cabello pegado a la frente.

—Tu hermana lo está pasando muy bien...—Una risita se me escapa, y agradecida le doy toda la razón a Enrique.

¿Quién hubiera dicho que mi hermana menor terminaría disfrutando?.

Ya era más de media noche y hasta los momentos todo iba de viento en popa. Los amigos de Iván y Enrique resultaron ser toda una monada, ganándose hasta los momentos mi amistad y respeto.

—¡Otra ronda!—Bea se acerca con una nueva bandeja llena de shots, y todos se toman uno a excepción de Stacy y de mí por diferentes motivos.

Ella porque no le gustaba el alcohol.

Y yo porque ya había ingerido unos cuantos y necesitaba descansar si no quería terminar expulsando mis intestinos por la boca.

—¿Alguien ha visto a Samantha?—Recuerdo a la mayor de mis hermanas, y Frachesca la francesa niega de lado a lado sin dejar de bailar.

¿Y en dónde demonios se ha metido ésta mujer?.

¿Y si...?

—¿Y tú hermano?—Le pregunto a Enrique, y éste se encoge de hombros sin la menor idea de su paradero.

—La última vez que lo vi estaba con Samantha aquí en la pista...—

Ya todo tiene sentido.

Jodida Sam y sus poderes ligativos .

—Ah, vale...—Sonrío.

Bailo por un rato más y justo cuando empieza una nueva canción, la cual no reconozco el nombre, cierta sensación familiar me recorre el cuerpo entero dejándome tensa y endurecida.

¿Qué demonios...?.

¿Acaso...?

No. Es imposible.

La paranoia me estaba atacando y era momento de empujarla muy al fondo de mi cabeza.

Vale, quizás y sí era momento de otro trago.

Despidiéndome momentáneamente de Enrique me acerco a la barra, saludando a uno de los barbam y pidiéndole con educación un poco de vodka.

Necesito algo fuerte.

—Aquí tiene...—Deja el trago sobre el mesón, y yo me lo tomo sin rechistar e ignorando el escozor en mi garganta.

La música suena bien fuerte en mis oídos y las luces bailan por todo el lugar de una manera fascinante.

Esto estaba hasta reventar y la fiesta se encontraba en su máximo apogeo. Como me gusta.

—Necesito orinar...—Susurro divertida por alguna extraña razón, y media hora después de haberme sentado. Por lo tanto, me acomodo el fino tirante del vestido volviéndolo a posicionar sobre mi hombro para colocarme de pie en busca de un sanitario.

Baño, baño...

¿En dónde está el jodido baño?.

Empujando a los atravesados me abro paso como puedo en medio de la gloriosa pista, viendo a lo lejos a unas cuantas chicas saliendo de los servicios.

¡Aleluya!.

Como no lo encontrara les juro que me les meo encima. Y no, gracias. No me apetece ser la orinadora de la noche.

<<¿Orinadora?>>.

Sí. Eso mismo.

Abriendo la puerta de color rosa con cuidado me medio tambaleo dentro del espacioso lugar, suspirando anonadada al mirar mi desastroso reflejo en el alargado espejo.

¡Santa madre!.

Parecía pordiosera en medio de una crisis.

Estoy como si me hubiesen revolcado en el suelo luego de jalarme de las greñas en medio de una trifulca.

<<A él igual le hubieses gustado...>>

¡Joder, ya!

Deja el tema estar, hombre.

Metiéndome en uno de los cubículos paso el pestillo de la puerta, subiéndome el vestido y dando rienda suelta al líquido amarillento sin llegar a sentarme del todo en el inodoro.

La que no es puta no disfruta...

Marisel es un zorra.

¡Que viva Dubai, perras!.

¡La moral hasta el cielo y las bragas hasta el suelo!.

Riéndome en voz baja y bien concentrada en leer los disparates que se encuentran escritos en la pared termino con lo mío, limpiando mis zonas íntimas y posteriormente acomodándome el vestido.

—La gente loca y sus cosas...—Saliendo del pequeño espacio de cuatro paredes me coloco nuevamente frente el espejo, intentando acomodar mi cabello y retocando un poco mi maquillaje.

Para éste entonces todo iba bien.

¡Excelente!.

Pero, para mí asquerosa suerte y pésimas experiencias, un sonido ahogado se escucha en uno de los rincones del baño, alertándome al instante y creando en mí memoria cierto e indeseado Deja Vú.

¡No me jodas!.

No otra vez.

¡Pero que desvergonzada es la gente!.

¡Pinches personas desconsideradas, cachondas y abusadoras que follan en sitios que no se debe!.

<<El burro hablando de orejas...¿Acaso tengo que recordarte tus trapos sucios?, el ascensor, por ejemplo...>>

Maldita sea contigo, chica. Tú nunca me ayudas una mierda.

A punto de irme silenciosamente y despotricando en contra del par de pervertidos, me detengo con el corazón en la garganta al ser oyente de cierta oración, pero sobre todo, cierto tono de voz.

—Oh bebé, sigue así...—Me sonrojo sin poder evitarlo, testigo del sinfín de gemidos y el sonar de la piel chocando entre sí con rudeza—Demonios...Ni se te ocurra detenerte, maldito infeliz...—

¿¡PERO QUÉ CARAJOS?!.

¡¿ESA ES SAM?!.

Con los ojos abiertos de par en par y los pies pesados y clavados sobre el suelo, me detengo inconscientemente sin poder reaccionar y en completo estado de shock.

¡Ave María purísima sin pecado original concebido!.

¡Pero si es que la desvergonzada era mi hermana!.

<<Familia tenían que ser...>>

Mierda...—Me da otro infarto más al escuchar aquella otra voz profunda y entrecortada—Esto es tan...—

Mal.di.ta.sea.

Y no, no era el jodido Ivan Ferrer. 

¡Era el desgraciado mal hablado y bipolar de Damen!.

<<Que no se nos note lo mucho que lo queremos...>>

Sí.

¡Damen Clarck!.

Nononono.

Esto no puede ser.

¿Qué hace él aquí?.

<<Pues follarse a tu hermana, pendeja.>>

¿Cómo es que...?.

Oh no.

Esperen.

¡NO!.

Pálida y con ganas de desaparecerme me retiro de los baños, huyendo por la pista hasta llegar otra vez hasta la barra.

—¡Dame otro vodka bien fuerte!—Exijo al mismo chico que me atendió momentos antes, cogiendo el pequeño vaso de vidrio y largándome hasta una zona un poco más alejada de los chicos, de mi hermana y de mis tormentos.

Uffs, qué calor.

¿Y ahora cómo demonios me borro de la cabeza aquella perturbadora imagen?.

Pero lo más importante...

¿Qué probabilidades había de que sólo sea Damen el único Clarck en éste local?.

Dios, te ruego que de verdad sea sólo él y nada más que él.

Sentándome en una de las mesas ubicadas frente a un elevado, cuadrado y espacioso escenario, empiezo a beberme de manera pausada mi bebida.

Y si lo pensamos bien...

No creo que mi suerte sea tan desgraciada como para traerlos a todos ellos a éste club. ¿Cierto?.

Digo, puede que sea una probabilidad de uno en un millón y...

—¡Buenas noches señoritas y señoritos!—Una voz fuerte, divertida y animada retumba por todo el lugar, interrumpiendo mis pensamientos y ganándose la atención de todos—¡Ha llegado la hora del salseeeeooo!—El público estalla emocionado, y las mujeres alteradas empiezan a aplaudir y silbar hacia la tarima—La noche de hoy les traemos a un joven en busca de cautivarlas. Uno jodidamente ardiente, sexy y dispuesto a robarse sus suspiros...—

Qué ridiculez...

—¡Joder que salga ya!—Aúlla una castaña a mi derecha. Muerta de las risas junto a sus amigas.

Ignorando todo el escándalo continúo bebiendo, en espera de ver cuál es el tan esperado show por el cual todos parecen jadear. 

Joder, ni que viniera el mismísimo Channing Tatum.

A ese sí que me lo...

—Con ustedes...¡La bestia!—Noqueada y estupefacta escupo todo el alcohol que estaba a punto de tragar sobre la mesa y parte de mi ropa, sin poder creerme lo que mis ojos visualizan.

Bastian Clarck encima del escenario. Sin camiseta, con el cabello revuelto y un ridículo sombrero sobre la cabeza.

—¿¡Qué demonios!?—Balbuceo impactada.

—¡¿Están listos?!—Bastian coloca ambas manos sobre un tubo plateado, empezando todo un maldito show de stripper en toda regla. 

¿¡PERO QUÉ RAYOS?!.

Dando inicio a todo el número, River de Bishop Briggs estalla por toda la sala, quedando yo como una fracasada al verlo con la boca abierta y cuerpo entumecido.

Sin poder creerme del todo lo que mis ojos están viendo.

El muy presumido se mueve por todo el escenario, con sus iris azules brillando bajo los reflectores y moviendo las caderas en un movimiento circular bastante...

Bueno—Carraspeo— ustedes saben, realmente sexy.

Sin saber muy bien qué hacer o qué pensar sigo mirando al pelinegro, el cual se gana fácilmente la atención de cada pesona del mediano público que lo repara embobado. Sobre todo las mujeres.

Y honestamente no sé qué hace mejor. Si bailar, coquetear con las chicas presentes o verse bien sonriendo.

—¡Toma mis tangas, papito!—Aúlla una mujer aventandole su ropa íntima al escenario.

A Stacy no le gustará esto...

Además...

¿Acaso está borracho?. Sí, definitivamente lo está debido a su semblante medio ido y su andar medio flojo.

Y a todas estas...

No. Por favor no.

Ya van dos de tres y me temo que...

Por casualidades de la perra vida me da por voltear a mi izquierda, viendo perfectamente a la distancia a pesar de la semi-penumbra al mayor dolor de cabeza y la causa que quisiera despejar mi mente y mantenerme distanciada.

¡Me lleva la verga!.

¿Qué putas hace él aquí?.

Me parece demasiada coincidencia que tras haber un sinfín de discotecas a lo largo de la ciudad justo me lo encuentre a él en ésta.

¡Estoy harta!.

Realmente cabreada.

Volviéndole a dar un vistazo intento enfocar un poco más la visión, desagradandome por completo con lo que me encuentro.

Eros no está solo. Está acompañado y la chica que lo acompaña me provoca cierto malestar en el pecho.

Ambos se ríen. Ella lo trata con cierta comodidad y hasta un tanto de familiaridad.

¿Ellos acaso...?.

No, es imposible. No de nuevo y no con ella. No con otra amiga mía que resulta ser Bea Wilson.

Sin poder evitarlo y tratando de echarle la culpa al alcohol me devuelvo por milésima vez a la barra estúpidamente encolerizada. Dejando atrás el espectáculo erótico de Bastian que por lo que veo estaba por quitarse los pantalones, exigiendo un poco de una fuerte bebida.

A éste punto iré a parar a alcohólica y honestamente ya me daba igual.

—Déjame adivinar...—Intenta bromear el pobre hombre que me mira divertido y me ha atendido en todo lo que va de noche—¿Otro de vodka bien fuerte?—

—Así es, compañero. ¡Dale con todo!—Afirmo y éste procede a prepararme la bebida.

No me puedo creer que todo se haya ido al demonio.

Una noche. Sólo quería una maldita noche y ni eso es capaz de darme.

Simplemente necesitaba un momento para mí. Sin estar a su alrededor con las miles de dudas y sentimientos que me provoca.

Pero no. ¡Al parecer no se puede!.

—¿Sabes qué?—Me altero de sobre manera, justo después de beberme un largo trago.

—¿Qué?—Me cuestiona el amable muchacho que se encuentra limpiando copas con un trapo azul. Y con una sonrisa divertida en la boca.

—Que se joda.—Declaro de manera rotunda.

—¿Quién?—Enarca una ceja confundido.

—Pues el maldito de Eros...—Le recuerdo y él me mira como si estuviese loca.

Ah cierto. Él no lo conoce.

—Vale, pues tienes la razón. Que se joda—Me doy cuenta de que me sigue la corriente y tras soltar una carcajada me despido de él en camino a la pista. No sin antes pedirme otro shot e ingerirlo sin titubear.

Pienso fingir que no he visto absolutamente nada ni a nadie. Perderme en el baile para ahogarme en aquella sofocante y exquisita sensación que me producen los movimientos de mi cuerpo al danzar.

Contenta con mi decisión me hallo un lugar en la pista, escuchando sonriente el inicio de Jocke's on you que me hace vibrar ante tan relajante y sensual melodía.

Esto definitivamente me gusta.

Arrástrame a la muerte, como un cigarrillo encendido
Tomé mi último aliento, como el humo de mis labios
He mentido por ti y también me ha gustado
Pero mis rodillas están magulladas por arrodillarte
Ya tuve suficiente, pero eres demasiado difícil de dejar
Nos hemos divertido, ahora tu azúcar me enferma
He mentido por ti y también me ha gustado
Pero mi maquillaje esta arruinado.

Disfrutando del significado de la letra me muevo lentamente, sin ver nada más que oscuridad al cerrar los ojos y dejarme hundir por los sentimientos.

La piel me hormiguea, y puedo jurar que siento una asfixiante quemazón en la espalda desnuda al estar segura de ser el punto de vista de cierta persona que no quiero ni deseo mencionar.

Me coordino como mejor puedo, siguiéndole prestando atención a la canción. Y a nada más que a eso. 

Mi corazón se ha vuelto malo, ahora no va a latir por ti
Tuviste tu risa, ahora no voy a hacer el tonto
He mentido por ti y también me ha gustado
Pero estoy negro y azul por sangrar por ti
Encendiste el fósforo, me quemaste tan rápido
Mira lo que teníamos, ahora se convirtió en cenizas
He mentido por ti y también me ha gustado
Pero mi maquillaje está arruinado

Como la propia idiota me empieza a arder la garganta, sintiéndome afectada y emotiva por toda la situación que día a día me supera.

No puedo más.

Ya no puedo más...

Pestañeo cientos de veces para evitar el lagrimeo. Costándome enormemente pero lográndolo a fin de cuentas.

Y ahora me estoy riendo a través de mis lágrimas
Estoy llorando por mi miedo
Pero, cariño, si tuviera que elegir
La broma es sobre ti

La broma es sobre ti
Dios sabe que he tratado de ser amable
Pero no solo me acostaré y moriré
Con una sonrisa falsa
La broma es sobre ti.

Inhalando aire de manera brusca me quedo quieta al percibir su repentina y terriblemente confusa compañía. Dejando de bailar y permitiéndome disfrutar de su tacto a mis espaldas.

Sus dedos rozan mi antebrazo y la piel descubierta en medio de mis pechos se eriza por completo.

La música lenta continúa, contrariamente a lo frenético de mi respiración y los insoportables latidos de mi corazón que lo reconocen de inmediato.

Él está aquí.

Cerrando los ojos llevo mi cabeza hacia atrás, jadeando con fuerzas cuando su nariz juguetea en medio de mi cuello. Dejando pequeñas mordidas.

Detente...

Me ordeno una y otra vez. O al menos hasta que su mano derecha posee mis caderas, llevándome a la ruina. Ruina en donde sólo deseo una sola cosa y es ser completamente suya. Por muy jodido que aquello suene.

¿Qué estoy haciendo?.

Aturdida por las emociones y el vodka me doy la vuelta, suspirando rendida al ver sus ojos azules mirándome con deseo y suma tristeza.

Estoy harta de sentirme así.

Queriendo hacer cosas que me niego en complacer.

Yo...

Yo también lo deseo.

Cerrando los ojo dejo caer mi frente sobre su pecho, sintiendo la calidez y aroma de su cuerpo embargarme de una manera que tanto extrañaba.

Lo siento tensarse por unos segundos, o al menos hasta que coloco una de mis manos encima de su brazo causando que se relaje al instante.

—Sky, yo...—Intenta decir algo pero lo freno angustiada.

—No digas nada, por favor...—La voz se me quiebra y sé muy bien que él se da cuenta—Yo-o...—Me quedo en silencio sin poder atreverme aún del todo.

—¿Tú que?—Insiste, suplicandome con la mirada al tomarme por las mejillas y obligarme a mirarlo al rostro—No te alejes, pecas. No vayas a...—

—Te necesito.—La piel se me eriza, soltando aquella predecible confesión que me pone a temblar—Te necesito tanto que duele, Eros, y...—Su fuerte abrazo lleno de desespero me interrumpe, y más cuando entierra su nariz en mi cuello causándome escalofríos.

Dios...

No me puedo creer el poder que tiene éste hombre sobre mí y lo mucho que su toque me causa.

A punto de mandarlo todo a la fregada reúno un poco de raciocinio, deteniendo la tanda de besos húmedos que ha empezado a repartir en mi hombro, y tragando saliva al escucharlo gruñir en protesta.

—Espera.—Me aparto un poco con la respiración vuelta nada—Necesito preguntarte algo primero que para mí es sumamente importante.—

—Pregunta lo que sea...—Asegura.

—Hace un rato te vi con Bea y...—Intento ir directa al grano. Sin secretos ni sentimientos guardados en mi corazón.

—No pasó nada de lo que tú crees. Resulta que la conocí hace unos años y hasta hoy es que pude recordarlo...—Explica, y llámenme tonta o idiota, pero algo dentro de mi le cree.

<<Las hormonas, quizás...>>

No lo sé. Pero no quiero pensar más en ello.

—Dame un segundo.—Recuerdo otro asunto realmente importante, y del cual le he estado dando ya muchas largas.

—¿A dónde te vas?—Se empieza a molestar.

—No empieces—Le advierto y él gira los ojos, tomando mi muñeca y encerrándome en medio de sus brazos en un arrebato que me parece de lo más dulce.

—No te tardes, pecas...—Susurra en mi oído—Yo también te necesito...—

Y ahí mi fácil corazón emocionandose ridículamente por sus palabras.

Prometiéndole no tardar cojo bien fuerte mi cartera, buscando un sitio más tranquilo en donde pueda realizar la llamada telefónica que tengo en mente.

Una hacia Villa LeRossy.

Específicamente al celular de Claire Smith.

Con el corazón retumbando ferozmente en mi pecho escucho el tono repiqueteando, causándome ansiedad, pánico, pero sobre todo, incertidumbre.

No puedo seguir adelante si no se lo pregunto. Si no me atrevo a cuestionarle y que ella misma me...

—¿Sky?—La sorpresa en su voz no la oculta y yo trago saliva bastante incómoda y honestamente enfadada—¿Por qué me llamas?—Ésta vez noto cansancio, pesadez y hasta me atrevería a decir cierto dolor—¿Sky?—Vuelve a preguntar al percibir mi silencio.

—Dime la verdad.—Voy directa al grano—Por los putos tres años de amistad que creí llegar a tener contigo, Claire...—Cojo aire con fuerzas por la nariz—...Dime la maldita verdad.—

Dolida al escuchar su maldita risa sarcástica ejerzo fuerza con los puños rabiosa por haber sido tan ilusa durante tantos años.

—¿La verdad, dices?—La manera en que me habla es prepotente, y yo me aguanto las ganas de decirle mil y un groserías insultándola por perra traicionera—¿Y de verdad te lo preguntas? ¿Tú qué crees que ha pasado, Sky?—

—Déjate de mierdas y dime lo que hiciste.—

—¿Sabes qué?. ¡Me rindo!—Estalla por fin, dando vía libre al montón de palabras que se escuchan rotas y vacías—¡Estoy harta de todo...! ¡Harta del dolor! ¿Pero sabes qué?—Atenta a lo que tiene que decir, la dejo continuar sin interrupciones—¡Te felicito! Absolutamente todo te sale insoportablemente bien y el maldito idiota de Eros no te ha engañado. Es tan estúpido que ni si quiera se dió cuenta de la trampa que le monté y no fué capaz de...—

Cuelgo la llamada con los ojos inundados en lágrimas.

¡Maldita zorra de mierda!.

¿Qué carajos le hice para que actuara de esa manera tan cruel?.

Y Eros...

¡Oh joder!.

Esto no se queda así. Si la voy a enfrentar será cuando regrese, cara a cara y sin que me quede nada por dentro.

Por ahora...

Por ahora sólo me quiero ir de aquí.

—¿Estás bien?—Lo oigo perfectamente acercarse por un costado, tranquilizandome un poco al haber resuelto una de mis dudas—Pecas si quiere yo puedo llevarte a...—

No lo dejo terminar ya que de un salto le abrazo el torso con mis piernas y empiezo a devorarle la boca hasta quedarme sin oxígeno.

.
.
.

POV EROS:

Mierda.

Jodidamente mierda.

Tras besarnos como un par de locos, acompañar a Sky a despedirse de sus hermanas y traerla conmigo al hotel en un taxi para no dejar botados a los demás, la meto conmigo en mi cuarto deseoso de por fin pasar tiempo con ella.

Porque es que...

¡Mierda!.

Sí que la había extrañado y el no saber como actuar sin volverla a alejar me desquicia.

Ella camina por mi cuarto del hotel con cierta cautela, observando la decoración como si fuese lo más impresionante del mundo, pero lo peor, ignorándome a mí sin más.

—¿Puedes prestarme atención?—Reprocho enojado, quitándome los zapatos para luego cruzarme de brazos.

—¿Tanto te molesta que no te mire?—Sonríe juguetona, y un jodido calor me abruma hasta abrir y cerrar las manos con desespero.

—Tú siempre me miras, no te hagas la tonta...—

—Igual de egocéntrico...—Chasquea la lengua con burla—¿En serio te crees que voy a dormir aquí?—Señala hacia mi cama, y yo doy dos pasos hacia ella decidido.

—¿Y en donde más?—

—Pues en mi alcoba. Con mis hermanas y...—

—No.—La interrumpo—Te quedas y no pienso discutirlo.—

—¿Y si no quiero?—

—Sí quieres.—Miro otra vez ese bendito vestido que lleva puesto, realizando una mueca al sentir la presión de mi erección molestar dentro de mis pantalones—Sino yo mismo me encargaré de que lo quieras...—

Y lo haría. Más ahora que sé que me cree y que lo de su amiga loca ha quedado en el pasado.

—¿Y cómo lo harías?—Alza la barbilla como la insufrible orgullosa que es.

—Ven aquí...—Murmuro. Pero ella no obedece.

—Yo no voy a...—No la dejo concluir ya que termino de cerrar la distancia, tomándola por las piernas y aventandola sobre el colchón con un poco de cuidado—¡¿Estás demente?!—

El pecho le sube y baja velozmente, y yo no puedo dejar de sonreír al tenerla debajo de mí nuevamente, en mi cama y con el cabello rojo desperdigado sobre la almohada.

—Estás que ardes...— Enarco una ceja con coquetería.

—Estás pesado...—Se queja de lo más divertida.

En eso ambos guardamos silencio. Observándonos fíjamente a los ojos y diciéndonos con la mirada aquello que no se puede expresar con estúpidas y vagas palabras.

En completo silencio llevo mi mano a su suave rostro, retirando de él un largo mechón rojizo hasta guardarlo detrás de su oreja.

Es tan hermosa...

—¿Por qué me miras así?—La voz le sale temblorosa, y yo sonrío de medio lado sin dejar de observarla.

—¿Así como?—

—No lo sé...Pero ésta vez hay algo distinto...—Remoja sus labios con la lengua, y el que hiciera eso me produce unas tremendas ganas de besarla.

—No lo vuelvas a hacer, pecas. Por favor...—Expreso bastante molesto.

—¿Hacer qué?—

—Alejarte de mí. Odiarme al punto de...—

—Yo no te odio—Enreda los dedos en mi cabellera, logrando que deje de respirar por un breve instante—Por mucho que me obligue...No puedo odiarte. Es desesperante e imposible—

—Pecas...—Gimo olfateando su melena, deslizando mis labios y nariz por la curva de su mandíbula.

—Eros...—Suspira agitada.

—Me estás destrozando y como no te bese en los próximos segundos te juro que me voy a infartar...—La vibración de su pecho al reír me hace sonreír, y sintiendo sus manos sujetar mi mentón abandono el hueco junto a su hombro hasta juntar nuestras frentes y rozar nuestras bocas.

—¿Y entonces a qué esperas, pendejo? ¿Una invitación?—Blanqueando las ojos la empiezo a besar sin dudas ni restricciones, gruñendo de placer al probar por milésima vez aquellos jodidos labios que me tienen deshecho. Y que nunca me he cansado de probar.

Juntando nuestras lenguas disfruto de cada movimiento, plenamente consciente de sus caricias y de su cuerpo estremecido.

Llevando una mano a su cintura la empiezo a bajar, paseandola por el contorno de su figura hasta tocar sus muslos y darme cuenta de la tibieza de su piel y su adictiva suavidad.

Rápidamente la intensidad empieza a aumentar. Y lo que en su momento fué un beso lento y cuidadoso, ahora es uno impregnado de inmensas ganas, desespero y violenta necesidad.

—Dios...—Jadea cuando le empiezo a mordisquear los labios, desviandome después a su oreja—Esto es demasiado...—

—El demasiado no existe con todas las cosas que muero por hacerte.—Ella gime excitada, incendiándome la piel.

Rápidamente nos giramos sobre la cama, dejándola encima de mí y disfrutando de sus besos pausados por toda mi cara, cuello e inicio del pecho.

Permitiéndole quitarme la camisa intento regular mi respiración, volviendo otra vez al ataque en dónde devoro su boca con afán y brío.

Largos minutos concluyen en donde nos convertimos en una gran masa de cuerpos sudorosos, sensibles y agitados.

Poco a poco le bajo las tiras del vestido, desnudándola por completo a excepción de las tangas que le quito minutos después con los dientes.

—Ay, joder...—Mi aliento golpea sus zonas bajas. Las cuales se encuentran deliciosas, húmedas y dolorosamente hinchadas.

Como tanto me encanta la empiezo a saborear, probando sus jugos y jugando con mi lengua encima de su clítoris.

Ella eleva el pecho bastante desesperada, sujetando las sábanas y atrapando mi cuello con sus largas piernas.

—Oh, Eros...—Gruño de tan sólo escucharla, orgulloso de sus reacciones y sonidos—T-te juro que...—Sus extremidades se endurecen, avisando su cercano climax—Me voy a...¡Dios!—Viendola desplomarse sobre la cama rato después, me sitúo sobre ella. Reclamando sus labios como míos una vez más.

Y no sólo a ellos.

Toda ella era malditamente mía.

Continuando con los besos decido tomarla de la cintura, dándole la vuelta en un santiamén hasta dejarla boca abajo, con el pecho sobre el colchón y el culo elevado en el aire.

—¿Qué estás hacien...?—Quitándome los pantalones y boxers me acaricio la polla delante de ella. La cual se encuentra como una roca de lo hinchada y dura que me la puso.

—¿Disfrutando de las vistas?—Sonrío soberbio al encontrarla mirándome encantada, atenta a mi mano rodeandome el falo erecto.

—Sólo me preguntaba por qué te tardas tanto...—Se muerde el labio la muy intrépida.

—¿Por qué las prisas?—Me tardo a propósito—Mejor déjame disfrutarte...—Tortuosamente le meto sólo la punta en su entrada empapada lo más lento posible, volviéndola a sacar despacio.

—Hijo de...—

—Shhh....—La vuelvo a introducir con la misma velocidad, cerrando los ojos al disfrutar de su estrechez.

—Maldita sea, Eros. Muévete y dame más duro...—La súplica en su voz me pone a cien, y justo cuando estoy a punto de reventarla sin contemplaciones el tono de un móvil anunciando una llamada entrante en su teléfono nos detiene por el momento.

Maldito idiota...

.
.
.

POV SKY:

Llamada entrante de Jared...

Oh, carajos.

Petrificada y medio entumecida reparo el nombre de la persona que se ve en la pantalla justo a nuestro lado. Siendo consciente de que no he sido la única capaz que ha visto de quién se trata.

Que no se enoje.

Justo ahora no, por favor.

—Y-yo...lo dejaré sonar y...—

—Atiéndele—Demanda con la cabeza rosácea, húmeda y deliciosa deslizándose por mis pliegues.

¡¿Qué haga qué?!.

—¿Est-tas demente-e?—Tartamudeo, mordiendo fervientemente mi labio inferior con fuerzas.

—Te he dicho que atiendas.—Ésta vez es su mano la que me tortura, obligándome a cerrar los ojos al percibir su pulgar palpando con profesionalismo circularmente mi clitoris.

Maldito enfermo.

Negándome varias veces y recibiendo la misma orden una y otra vez, no me queda de otra que aceptar cuando amenaza con dejarme así.

¡Es que lo mato!.

—¿A-aló?—Atiendo la llamada al mismo tiempo en que su polla me atraviesa con dureza.

¡Santas erecciones!.

—Escucharas lo que tiene para decirte mientras te hago mía—Su orden en voz baja me pone a fantasear, escuchando otro tono de voz al otro lado de la línea.

—¿Sky?.—La voz risueña del moreno me produce escalofríos, cerrando los ojos mientras intento como puedo mantener el móvil pegado a la oreja.

—¡Jared!—Me cuesta terriblemente el no jadear.

—Hola, tesoro. Quería saber como te iba...—Gruñendo dentro de mi cabeza empiezo a morder la almohada, consciente de las embestidas frenéticas que recibo de su parte.

—Y-o...—Abro la boca cuando me sujeta de la cadera al sacarlo y volverlo a meter rápidamente—Yo...yo estoy muy bien—

—¡Me alegra saberlo! ¿Qué tal es Dubái?—

—Respóndele...—Eros susurra en mi oído al darse cuenta de que me he quedado muda, obligándome a espabilar y carraspear para no escucharme tan defectuosa.

—Yo estoy muy bien...—Continúo diciendo.

—¿Estás bien?. Te he preguntado otra cosa, despistada...—Abro los ojos de par en par ante mi garrafal estupidez. Echándole la culpa de mi distracción a la bestia que me penetra una y otra y otra vez.

—L-lo siento, Jared. Es que acá está muy tarde y honestamente tengo sueño.—Me invento una excusa a medias. Estando todo ahora mucho más difícil y complicado al cambiar posiciones quedando yo esta vez a horcadas de Eros. Cabalgándolo deliciosamente.

—Mierda. No recordaba la diferencia de horario. De verdad lo lamento mucho...—

—¡Ay, Dios!—Chillo cuando me empala y la siento por completo.

—¿Qué sucede?—El muchacho en el móvil  pregunta realmente preocupado.

El muy idiota de ojos azules no ha dejado de sonreír en todo el rato, mirando mis tetas saltar y escuchando con atención la absurda conversación.

—No, nada...—Fulmino con la mirada al chico que me folla—Es que acabo de ver la hora...—

—Cierto, cierto.—Pues entonces te dejo...—

—Vale, buenas noches. Luego te llamo.—Trancando la llamada violentamente lanzo el celular al suelo, volviendo a besar al idiota que me obliga a hacer cosas que nunca de los jamases se me hubiesen ocurrido.

—Ojalá pudieras haberte visto...—Jadea cuando acelero los brincos, llevando uno de mis pechos a su boca—Toda mía y excitada...—

—Te odio y odio todo lo que me haces hacer...—Echo la cabeza para atrás, meneando las caderas en círculos y luego de arriba a abajo.

—No me odias.—Asevera jalándome por el pelo para besarme—Tú me quieres y deseas tanto como yo a tí, pecas.—

¿Acaso acaba de volver a...?.

Todo pensamiento se erradica de mi mente cuando la desastrosa ola del orgasmo me golpea, posando las manos hacia atrás y alzando el pecho repleto de vibraciones.

Cuatro embestidas después el me aparta, acabando sobre su pecho y gruñendo otra vez preso del éxtasis.

Me tardo un poco para poder recuperarme, siendo abrazada por él y escuchando al oído su siguiente susurro:

—¿Entonces qué me dices?—Su voz baja y ronca me produce cosquillas, y más cuando como en anteriores ocasiones me acaricia la espalda desnuda con la punta de los dedos—¿Esky ha vuelto?—Juguetón lo escucho reír, y soltandole un suave golpe en el brazo por burlarse del tema de mis libros lo miro a los ojos sonriente.

—¿Eso quieres?—Murmuro engatuzada.

—Yo sólo te necesito a tí, Sky.—Un  latido rebelde sobresalta en mi pecho, y las emociones escandalosas me toman por sorpresa—A tí y a nadie más que a tí...—

Llorosa y sensible lo beso en la boca, dando inicio a los otros encuentros en los cuales el escenario ésta vez sería contra el ventanal viendo fíjamente hacia la ciudad.

Definitivamente lo nuestro ha vuelto.

.
.
.

NOTA DE AUTORA:

ESKY HA VUELTOOOOOOO🥳🥰. Y más renovado que nunca🔥😍.

Por ahora...🤭

¿Qué tal les ha parecido éste nuevo capítulo?. ¿Esa reconciliación de Eros con Sky?.

¿Cuál fué su parte favorita y por qué?.

¿Están listos para ver cómo y por qué los Clarck y las White terminaron ebrios, desastrosos y desnudos en la playa?.

En el siguiente capítulo lo sabremos🥰.

Y pues, eso es todo por hoy...

Besitos,

Tina Castel.










































Continue Reading

You'll Also Like

1.7K 241 7
AURORA MERCENARIA © Viviendo entre los Alpes suizos en uno de los pueblos más llamativos de la robusta Helvetia, Declan Rosti, quien es un productor...
27.7K 833 6
QUIEN ES OLIVIA BUTTERFIELD © La vida perfecta sí existe y es la de Olivia Butterfield, que logra mejorar en el momento que recibe un ascenso laboral...
5.7K 277 39
Segunda parte del matrimonio disfuncional de una tartamuda y un bruto que esta locamente enamorado de ella. P.D: En lo personal, amo a Riftan, aunqu...
276K 27.1K 44
Vanessa nunca fue creyente del amor. Elliot jamás creyó que alguien lo pudiera amar. El amor es Gris a los ojos de ambos, gris ante los dos de difere...