The Curse - Supercorp AU

By Laureen_Aileen

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Lady Morgana Pendragon es la hija del Rey de Camelot, Uther Pendragon. Tras el trágico asesinato de su herman... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Final
Epílogo

Capítulo 7

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By Laureen_Aileen

*Lady Kara Pov.*

Seguía de pie hablando con Sir Percival sobre las rondas que hacían en los alrededores y que había escuchado sobre la presencia de bandidos en ciertas aldeas. Eso me tenía pensando, ya que la descripción que la gente le dio de ellos me hacía darme cuenta que no eran de Camelot. ¿Mandados por Cenred? Sí, era posible.

-¿En qué piensa mi lady? -Dijo y me encontré con su mirada.

-Creo que debemos hablar con el rey. -Le expresé y asintió-. Debería ser consciente de lo que está pasando en las aldeas.

-¿Quiere que vaya a informarle? -Me preguntó y asentí.

-Hazle saber y si necesita mi presencia en este asunto, hazle saber que puede llamarme.

-Por supuesto. -Me dijo y miró detrás de mí con una sonrisa-. La buscan, mi lady.

Me giré para ver de qué se trataba y sonreí al ver que era Morgana. Tenía ese vestido azul que le quedaba precioso y sonreí al verla. Se acercó y ambas nos miramos por un instante en completo silencio. ¿Por qué era tan hermosa? Mordí mi labio mirándola y adorando lo hermosa que es.

-Hola, mi bella Morgana -Le dije y sonrió.

-Hola, mi bella dragona. -Dijo y me reí.

Me moría por acercarme y darle un beso, en cambio le guiñé un ojo y ella hizo lo mismo. Noté que tenía un poco de ojeras y eso me pareció extraño.

-¿Tienes un poco de ojeras? ¿Dormiste bien anoche?

Suspiró y negó. Se acercó y borró la sonrisa por lo que hice lo mismo.

-Necesito contarte algo. -Se acercó más y me miró con seriedad-. Anoche tuve un sueño con Arturo muy extraño.

-¿Qué sucedía en el sueño?

Noté que había gente alrededor y no podría hablar, así que la miré con una sonrisa.

-Abrázame...-Le indiqué-. Dame un pequeño abrazo y muéstramelo en tus pensamientos. Trata de recordar.

Me asintió y sonrió, estiró sus manos a mis hombros y me dio un pequeño abrazo. Cerré mis ojos y observé lo que me estaba transmitiendo. Solo me tomó unos segundos y cuando me alejé de ella, me sentí preocupada.

-¿Qué sucede? -Me preguntó y la miré mientras pensaba.

-¿Siguen aquí las cosas de Merlín? Quisiera ver si por casualidad dejó un grimorio.

-Sí, claro. -Dijo y me señaló dentro del castillo-. Seguro las tiene Gaius, el médico del reino. Podríamos preguntarle, él sabía que tenía magia.

Asentí y fue cuando escuché una voz.

-Lady Kara... -Dijo Sir Percival-. El rey quiere hablar con usted.

Asentí y miré a Morgana.

-Yo iré a hablar con él, tú ve a hablar con Gaius e iré en tanto pueda.

Me asintió y luego se acercó para darme un beso en la mejilla, haciéndome sonrojar. Ambas nos separamos, yendo una a cada lado y seguí a Sir Percival. En tanto llegamos, Uther estaba hablando con los nobles del reino y al verme me hizo un gesto para que entrara.

-Adelante, Lady Kara. -Me dijo y me acerqué a él, notando que se alejó un momento de los hombres-. Sir Percival me contó de los ataques a las aldeas y justo estaba hablando con los nobles, que el cumpleaños de Morgana es mañana. Y quiero anunciar que es la heredera al trono, temo un ataque. ¿Puedes permanecer a su lado y protegerla?

-Por supuesto, mi lord. -Le aseguré y acarició mi hombro.

-Estoy organizando la celebración y el nombramiento, quédate a su lado y más tarde ven con ella. Tenemos que organizar su unión.

-Por supuesto, mi lord. -Le dije y me incliné-. Si me disculpa, iré a buscar a Lady Morgana.

-Sí, ve... ve... -Me dijo y antes de girarse, me miró-. Dile a Morgana que cuando venga le anunciaré sus nuevas responsabilidades.

-Por supuesto, mi lord. -Le dije y comencé a irme-. Disculpe...

Me di la vuelta y salí de ahí en busca de Morgana.

*Lady Morgana Pov.*

Luego de alejarme de Kara me acerqué a la recámara de Gaius, el médico del reino. Tuve un presentimiento al abrir la puerta y la abrí con cuidado pero el sonido de la puerta marcó mi presencia y cuando me asomé, él me miró con una sonrisa un tanto incómoda.

-Lady Morgana... -Me dijo y le sonreí apenada.

-¿Desde cuándo me dices Lady Morgana, Gaius? -Le dije y sonrió.

-Sé que no debes confiar en mí luego de lo que hizo Merlín. -Dijo y se mostró realmente perturbado-. Lo siento... no sabía que él sería capaz de algo así.

Asentí y miré en la mesa, notando que algo se estaba prendiendo fuego.

-Eh... algo se está prendiendo fuego. -Le dije y se giró.

Noté que estaba algo nervioso y cuando moví mi cabeza para observar, estaba haciendo magia.

-¿Estás haciendo magia? -Le pregunté y me miró apenado luego de apagar el fuego.

-Estoy oxidado... pero estoy tratando. -Dijo y me miró-. Quiero encontrar a Merlín...

Algo en sus palabras me era extraño. Gaius se veía muy extraño.

-¿Te sientes bien, Gaius? -Le pregunté y lo miré con dulzura.

Fue cuando sentí el sonido de la puerta y su voz urgente.

-¿Morgana? -Dijo la voz de Kara y me di la vuelta para verla con una sonrisa pero su rostro palideció-. Morgana... ven aquí...

La vi sacar su espada y cuando miré a Gaius, estaba sonriendo. Kara se acercó, tomó mi mano y me puso detrás de ella. Nos quedamos viendo como sacudía la cabeza y su rostro cambiaba. ¡Era una mujer!

-¡Tú! -Dijo mirando a Kara-. Al fin nos volvemos a ver.

-Nimue... -Dijo Kara y mi corazón explotó.

¿Ella es Nimue? Mi respiración se aceleró y estaba nerviosa, asustada de lo que podría suceder.

-Se ven lindas juntas. -Dijo y comenzó a reír para luego mirarme-. Al fin nos conocemos en persona, Lady Morgana. Es un placer...

-El placer no es el mío. -Le respondí y ella caminó hacia nosotras.

Kara me tomó de la mano con fuerza y me guió a la puerta con cautela.

-¿Qué sucede? -Dijo y la vimos sacar una espada de la mesa-. ¿Tienes miedo de que te de otra maldición? ¿Te gustó la que te hice?

-Oh, esta me está cayendo muy bien. Hasta creo que te comeré de desayuno.

Le dijo Kara y Nimue comenzó a reírse. Salimos de ahí y salimos por el pasillo que daba hacia el patio.

-Morgana... ve por el pasillo... alerta a tu padre... y a la guardia. -Me dijo y yo dudé por lo que me miró-. ¡Ve, Morgana!

No dudé en salir corriendo por el pasillo y cuando llegué al patio, miré a los guardias.

-¡¡Suenen la alerta!! -Grité-. ¡Estamos bajo ataque! ¡Nimue está aquí!

Ellos corrieron a sonar la alerta y escuché el sonido de espadas justo cuando apareció Tristan.

-¡¿Qué sucede, mi lady?! -Me preguntó y lo miré asustada.

-¡Nimue está aquí! -Dije con urgencia-. Y está luchando con Kara.

-Alerte a su padre, yo me encargo.

Asentí y corrí hacia el salón justo cuando sonaban las campanas. Me acerqué al salón y mi padre levantó la mirada con sorpresa hacia mí.

-¡¡Estamos bajo ataque!! -Le dije y se alertó-. ¡Nimue está aquí!

Él no dudó en tomar su espada y salir. Regresé por el pasillo y me detuve en la puerta que daba hacia el patio. Kara y Nimue estaban luchando espada con espada. Tristan se mantenía lejos y cuando me vio, se puso delante de mí y lo miré.

-¡¿Qué haces?! -Me quejé-. ¡Ve a ayudarla!

-No, tengo órdenes de protegerte.

Mi corazón latía como loco ya que las dos no dejaban de luchar espada contra espada y Nimue se veía furiosa. No quería que le sucediera nada. Apreté mi puño y miré con furia hacia Nimue justo cuando Tristan se giraba a verme y me miraba asustado.

-¿Mi lady? -Dijo y sentí su mirada junto con la de mi padre.

-¿Morgana? -Dijo y solo escuché su expresión de sorpresa-. ¡No puede ser!

Di un paso delante, apretando los labios y Kara me miró en ese momento. Se sorprendió al verme y Nimue aprovechó para herirla. Largó un grito y yo sentí que me enfurecía. No sé qué pasó, no sé qué hice. Solo sé que Nimue me miró y algo debí hacer que la mandó volando hacia atrás. Se golpeó contra la pared de piedra y me miró sorprendida.

-No... toques... a Kara... -Dije y me acerqué, sintiendo que algo recorría mis brazos-. Ya hiciste suficiente... no le harás más daño...

Nimue se puso de pie y sacó algo de su bota. Lo lanzó hacia mí y cerré los ojos por instinto pero algo me cubrió e hizo sombra. Cuando levanté la mirada, era Kara. Se había quitado el collar y extendió las alas de su espalda.

-¡No dejen que escape! -Gritó mi padre.

Mientras Nimue aprovechaba el momento para escapar, noté que había una daga incrustada en una de las alas. Los ojos de Kara estaban amarillos y se notaba el dolor en su rostro.

-¡Kara! -Gritó Tristan y noté que se acercó a nosotras-. Tienes una daga... voy a quitarla...

Kara asintió y me miró.

-Aléjate... de mí...

Asentí y me hice hacia atrás. La vi pestañar varias veces, apretar la mandíbula y Tristan acercarse para sacar la daga. Miré para todos lados en el piso y noté el collar. Lo tomé justo cuando Kara gritó. Me giré para ver que su grito era porque él le quitó la daga. Y ella abrió sus brazos, arrancó su ropa y se impulsó hacia arriba. Noté el brillo dorado y cómo se convertía. Salió volando con mucha dificultad fuera del castillo y salí corriendo. Noté que cayó pesadamente sobre el campo y ya era un dragón. Me acerqué y estaba tirada con su ala temblando por la herida que le hizo Nimue.

-Iré por medicina. Tengo que aplicarla mientras está en esta forma, no dejes que se vuelva a convertir. -Dijo Tristan y le asentí.

Él se fue y me acerqué a Kara.

-Aquí estoy... -Dije y ella me miró con sus ojos amarillos-. Tranquila... no estás sola...

"Me duele..." Dijo en mi mente y le asentí.

-Tienes que aguantar, por favor... resiste.

Me arrodillé contra ella y estiré mi mano en sus escamas, dándole una caricia. Su piel era rígida, dorada y con toques plateados. Sonreí acariciando su piel y la miré a los ojos.

-Eres tan hermosa... -Le dije y soltó un gruñido como si estuviera molesta-. Lo digo en serio, para mí eres hermosa.

Me acerqué a la zona de su nariz y dejé un beso sobre su piel para luego apoyar mi cabeza contra ella. La seguí acariciando hasta que apareció Tristan y fue cuando noté que mi padre nos estaba mirando. Me miró atento y serio pero no estaba molesto, se veía sorprendido. Regresé mi atención a Kara y Tristan me asintió.

-Va a poner la medicina, tienes que mantenerte así... no regreses a tu forma humana, por favor.

"Dile a ese idiota que no es necesario que se ponga mandón." Dijo en mi mente y la miré entrecerrando los ojos.

-No es un idiota, está preocupado por ti. -La reté y bufó largando humo por su nariz y la miré mal-. No me bufes, es por tu bien.

-¿Te comunicas con ella? -Me preguntó papá acercándose y asentí mirándolo.

-La escucho en mi mente.

Tristan se preparó y cuando dejó el ungüento sobre su piel, las garras de Kara se aferraron al suelo y supe que estaba soportando el dolor. Estuvo así un poco, soportando hasta que me miró.

"Acelera mi curación." Me pidió y sus ojos amarillos me pedían auxilio. "Por favor, Morgana. Usa tu magia."

-¿Cómo hago? -Le pregunté.

Me sorprendió estirando una de sus patas y tomando mi mano con una de sus granes garras. Su mano en forma de dragón era enorme en comparación con la mía, la tomó con cuidado y me encontré con sus ojos.

"Usa tu instinto, tus sentimientos puros." Me dijo. "Piensa en curarme."

Suspiré luego de tomar una gran bocanada de aire y le asentí. Me puse de pie y me paré delante de la herida en su ala. Ella giró su cabeza y me hizo un gesto para hacerme saber que estaba lista. Estiré mis manos sobre su herida y cerré los ojos. Pensé en los besos que me ha dado, en su carta, en sus flores, en la forma que me abraza cuando tengo frío y lo bien que me siento en sus brazos. Pensé en ella sana y cuando abrí mis ojos noté que mis palmas se iluminaban. Y sonreí cuando vi que su herida se cerraba. Me mantuve en ese sentimiento y pensamiento hasta que cerró del todo. Cuando quedó, una luz invadió el cuerpo de Kara y comenzó a transformarse. Me quité rápido mi capa cuando la veía transformarse y me acerqué justo cuando quedó desnuda en el suelo. La cubrí con mi capa y sonreí mirando sus ojos.

-Estás a salvo. -Le dije y tomé el collar de mi muñeca, donde lo había colgado para colocarlo en su cuello-. Ya está, estarás bien.

-Morgana... -Dijo mientras sus ojos se cerraban y ella sonreía-. Me salvaste... gracias...

Cayó desmayada y llevé mi mano a su pelo, dándole caricias. Tristan se acercó y se arrodilló, la tomó en brazos cubriendo su cuerpo y nos giramos para ver a mi padre.

-Llévenla a su recámara y denle la atención necesaria. -Dijo mi padre y me miró-. Quédate un momento, Morgana. Quiero hablar contigo.

Asentí y miré a Tristan.

-Busca a Gwen, pídele ayuda.

Me asintió y se retiró. Mi padre le hizo un gesto a los demás para que se alejen y me miró con seriedad.

-Eso que hiciste... -Me dijo con cautela-. Lo heredaste de tu madre.

-¿Mi madre tenía magia? -Le pregunté y me asintió.

Sonrió y me señaló su hombro.

-Ella curó mi herida tras una batalla con su magia. -Dijo con una sonrisa y me señaló-. Eres igual a ella, tienes su dulzura y sus dones.

-¿Por qué no me dijiste eso? ¿Por qué no me dijiste que ella tenía magia?

-Porque no sabía que heredarías ese don. -Dijo con seriedad y suspiró-. Eso que hiciste por Kara... el beso que le diste en su forma de dragón... -Dijo y me miró luego de mirar al piso-. ¿Te enamoraste de ella?

Lo miré a los ojos un instante y asentí. Él suspiró y yo quería llorar.

-Nunca me había sentido así, padre. -Le confesé-. Realmente tocó mi corazón. Tengo una conexión con ella que no comprendo.

Llevó sus manos a la espalda y me miró luego de suspirar.

-El día que murió Arturo, tuve un extraño sueño donde él apareció. Me dijo que Kara te salvaría y que confiara en ella. -Lo miré sorprendida y sentí que quería llorar-. Tú y ella están destinadas, Morgana. Y fuera de ese hecho, Camelot está a salvo porque ella tiene esa maldición. -Iba a quejarme y me detuvo con un gesto-. Sí, sé que me odias por esto pero sé lo que hago. Y un día... me lo agradecerán las dos.

No dije nada y me señaló el castillo.

-Ve... sé que quieres estar a su lado. Ve... -Dijo y asentí-. Pero más tarde, ven a mí. Tienes unas nuevas responsabilidades que atender y tenemos que hablar de tu futuro como reina de Camelot.

Le asentí y me iba a ir pero decidí acercarme y darle un abrazo. Cuando me alejé, apoyó su palma en mi cabeza, me sonrió y me dejó ir.

*Lady Kara Pov.*

Nuevamente me dolía el cuerpo y cuando abrí los ojos, sentí una mano dulce sobre mi cara que chequeaba la temperatura. Sonreí y suspiré.

-Morgana... -Dije y luego sentí un trapo en mi cabeza-. Tus manos son dulces...

-No, mi lady. -Dijo la voz un tanto asustada de Gwen-. Lo siento, soy yo.

-Oh, Gwen... Lo siento... ¿Dónde está Morgana?

Pregunté y sentí que una garganta se aclaraba. Miré a mi costado y ahí estaba Morgana, que me miraba de brazos cruzados y una ceja levantada. Sonreí avergonzada por haberla confundido con Gwen y miré a Gwen.

-Estoy bien... -Le dije y ella asintió, comprendiendo que no quería que me atendiera más.

Se alejó de mí y miró a Morgana que estaba más seria de lo normal.

-¿Necesita algo más, mi lady? -Le preguntó Gwen con timidez y Morgana habló sin dejar de mirarme.

-Dile a mi padre que Kara despertó y pide una cena en la cocina.

Ella asintió y se retiró lentamente. Esperé a que cerrara la puerta y la miré avergonzada.

-Creí que eras tú cuidándome.

-La única razón por la cual no me enojaré es porque creíste que era yo. -Me dijo y me miró de forma penetrante-. Pero si dejas que otra chica te toque voy a practicar mi magia contigo.

Me reí y eso me generó dolor en el pecho. Eso me hizo recordar lo que sucedió y miré a Morgana.

-¿Cuánto llevo dormida?

-Casi un día. -Me dijo con seriedad-. Cada vez dominas más el tiempo para recuperarte.

La miré con atención y sonreí al recordar las palabras de Uther ayer. Estiré mi mano y le señalé un lugar a mi lado.

-Ven aquí... -Le dije y suspiró, claramente molesta-. Vamos... ven aquí... por favor... No me puedo mover, estoy herida.

Suspiró y se acercó casi bufando, sentándose resignada a mi lado y dejando que tome su mano.

-No es justo que uses tu convalecencia en mi contra. -Dijo y quise sentarme-. ¿Qué haces? No te muevas.

-Ayúdame a sentarme un poco.

Me tomó con ambos brazos y me ayudó a sentarme. Quedó cerca de mí por lo que me aproveché y le di un beso. Se quedó quieta y lo devolvió un instante. Cuando corté el beso abrí los ojos y la miré con una sonrisa.

-Feliz cumpleaños... -Le dije y se avergonzó, sonriendo.

La miré con dulzura y apoyé mi rostro en el suyo.

-Arriesgaste tu vida... -Dijo y me miró-. Nimue casi te mata por mi culpa...

-No, no pudo. -Le recordé, estirando mi mano y tomando la suya-. Porque tú me salvaste a mí.

-Y lo haría de nuevo...

Y esta vez fue ella la que se acercó a besarme. Abrí mis labios y ella abrió los suyos, los intercalamos y nos dimos la más hermosa de las caricias. Fue hermoso el beso que me regaló. Sentí que era mi cumpleaños cuando en realidad era el suyo. La besé con delicadeza y se sentía tan precioso que me dejé llevar.

-Esa carta... -Dijo en medio del beso, sin dejar de besarme-. Fue hermosa... gracias... Me encantó...

Corté el beso y la miré como si fuera lo único del universo.

-Cada palabra salió de mi corazón. -Le dije y me quejé de dolor en la espalda.

Me ayudó a recostarme en la cama y suspiré cuando sentí la comodidad de la cama. Morgana me sonrió y tomó mi mano entre las suyas, sonriéndome. Solo que se inclinó y cerré mis ojos para dejar que me diera un beso más. Estábamos así, dándonos ese dulce y lindo beso cuando una garganta de hombre se aclaró. Cortamos el beso, alarmadas. Y me morí de vergüenza al ver que era Uther.

-Veo que se encuentra bien, Lady Kara. -Dijo y le asentí por lo que él aclaró la garganta-. ¿Cómo se siente?

-Me duele la espalda pero estaré bien. -Dije y lo miré-. ¿Hay señales de Nimue?

Negó y llevó sus manos a la espalda.

-No, no hay señales. Creo que estará un tiempo lejos pero estaremos alertas. -Le asentí y me miró luego de darle una mirada a Morgana que no se alejaba de mi lado ni soltaba mi mano-. Hoy en la noche haremos una celebración por el cumpleaños de Morgana y haré su nombramiento como heredera al trono de Camelot. ¿Contamos con su presencia? ¿O siente que debe descansar?

-Padre, no puede moverse... -Comenzó a decir Morgana y tomé su mano para interrumpirla.

-Sí, puedo moverme. -La tranquilicé y lo miré-. Estaré ahí, señor. -Él me asintió y luego miré a Morgana tras notar la mirada intensa de su padre sobre ella-. No te preocupes, estaré bien. Ve que seguro tienes cosas que hacer y nos vemos más tarde.

Dio una leve caricia a mi mano y luego se alejó de mí con dificultad. Su padre le hizo un gesto y supe que quería hablar conmigo a solas. Me enderecé en la cama y me senté a pesar del gran dolor que sentí al moverme. Morgana cerró la puerta y Uther comenzó a caminar por la habitación a mí alrededor.

-Lady Kara, no crea que soy tonto. -Dijo mirando al piso-. Sé lo que siente por mi hija y sé de su encuentro de anoche en la torre. -Tragué saliva y me miró con la mano en la espalda y la otra en su espada-. Sé que mi hija le ha estado regalando... besos...

-Le juro que no tengo intenciones de faltar el respeto, su majestad. -Le aclaré con rapidez, sintiéndome amenazada con su pose-. Cada acción para con su hija ha sido de corazón y la verdad es que he estado cortejándola, eso es todo.

-No la vi pedirme permiso para hacerlo. -Me dijo y supe que ahí había cometido un error.

-Mi más sincera disculpa, mi lord. -Dije mirando a las sábanas-. No era mi intención ofenderlo, créame.

-¿Y cuáles son sus intenciones con mi hija? -Me preguntó-. Mírame a los ojos y dime la verdad.

Levanté la mirada y lo miré con seriedad.

-Me enamoré de su hija. -Le fui sincera-. No entiendo cómo sucedió, créame. No lo puedo controlar, no puedo controlar lo que siento por ella. -Le dije y mi respiración se agitó, miré a un costado y sonreí al pensar en ella-. Solo con pensar en ella sonrío y le juro que me siento la persona más afortunada de los reinos de Albión por estar comprometida con ella.

Regresé la mirada a él y llevé mi mano al pecho.

-Tengo una maldición... -Le recordé-. Y cuando ella está a mi lado, se me olvida. Solo sé que me siento normal a su lado y perdóname... porque luego de dos años de sufrimiento, tener esa sensación es gratificante y me he estado dejando llevar pero mis intenciones son honorables.

Suspiró y asintió. Abandonó la mano en su espada y eso me hizo suspirar de alivio.

-Mañana comenzarán los preparativos para su unión con mi hija, enviaré la invitación formal al reino de Krypton y así invitar formalmente a su familia. -Me notificó y le asentí-. Me han notificado que esta misma tarde se estará casando su primo y mañana será coronado rey de Krypton.

Tragué saliva con la mala sensación que eso me generaba pero no mostré molestia alguna y dejé que Uther siguiere hablando.

-Dentro de siete días haremos la celebración de su unión y usted pasará a ser oficialmente parte de la familia Pendragon. -Me notificó muy ceremonioso y supe que seguía molesto por verme besar a su hija-. Se le está preparando una túnica con el escudo de armas de la familia para que porte oficialmente. Morgana tendrá responsabilidades que cumplir antes de tomar el reino y una vez que las dos se hayan unido en matrimonio, usted tendrá la obligación de estar a su lado.

-Por supuesto, mi lord. -Le dije y asintió.

-Llamaré a alguien para que la ayuden a vestirse y llevarla al salón. No falta mucho para la ceremonia y el banquete.

-Sí, mi lord. -Me limité a decir.

Noté que se estaba yendo y se detuvo antes de abrir la puerta.

-Y solo para que sepa... -Dijo y me miró-. La única razón por la cual no la envío con mi verdugo es porque es la primera vez que veo luz en los ojos de mi hija. Sé que ella no me lo perdonaría nunca... pero espero mantenga el respeto hasta el día de su boda.

-Por supuesto mi lord, le prometo que no volverá a suceder.

Se retiró y cuando cerró la puerta suspiré aliviada. Si vuelvo a besar a Morgana antes de casarme con ella me cortará la cabeza. ¡Maldita sea!

*Lady Morgana Pov.*

Según lo que me comentó Gwen, ella se había quedado detrás de la puerta esperando para darle la cena a Kara y escuchó la conversación entre Kara y mi padre. Al parecer él la amenazó con mandarla matar con su verdugo si me volvía a besar antes de casarme con ella. Y le dejó en claro una serie de responsabilidades que tendría para ambas.
No me quería imaginar el susto que debió llevarse Kara en ese momento. Llegó el momento de entrar al salón y todo el mundo comenzó a saludarme por mi cumpleaños. Noté que Kara estaba bien vestida como el día de Beltane y sonrió al verme. Se acercó y pidió mi mano de manera formal, la tomó con delicadeza y dejó un beso ahí. Sin decir nada, me acercó a mi padre. Todos hicieron silencio y vieron como Kara me acercó a él y luego se alejó con cuidado. Me quedé frente a mi padre, el cual me miraba con su corona en alto y sonrió. Me arrodillé frente a él y me miró con seriedad.

-Morgana Pendragon... -Dijo y me miró-. ¿Juras solemnemente gobernar al pueblo de este reino y sus dominios según los estatutos, costumbres y leyes establecidas por tus antepasados?

-Lo juro, alteza. -Respondí sin quitarle la mirada.

-¿Prometes ejercer la piedad y la justicia en tus obras y juicios?

-Lo juro, alteza. -Respondí.

Estiró su mano y me extendió el báculo de oro que indicaba realeza.

-¿Y juras lealtad a Camelot ahora y para toda tu vida?

Estiré mi mano y puse mi mano sobre el báculo, mirándolo a los ojos.

-Yo, Morgana Pendragon, pongo mi vida y mi cuerpo a su servicio. Y a la protección del reino y su pueblo.

Me entregó el báculo y sonrió levemente. Luego se giró y tragué saliva nerviosa mientras lo veía tomar la corona de metal.

-Ahora, como adulta y única heredera, de hoy en adelante serás la princesa coronada de Camelot.

Todos comenzaron a aplaudir y me puse de pie. Mi padre se unió y el orgullo que mostraron sus ojos en los míos, fue la primera vez que lo vi. Me giré para enfrentar los aplausos de todos y sonreí al ver a Kara mirándome con orgullo y una gran sonrisa. La vi mirar detrás de mí, asentir y acercarse lentamente. Me ofreció su mano y la acepté. Nos hicimos a un lado y mi padre miró a todos con una gran sonrisa.

-Es mi honor y deber anunciar, que en siete días... mi hija, Lady Morgana Pendragon, princesa y heredera de Camelot, se unirá en la sagrada unión del matrimonio con Lady Kara Zor-El de Krypton. -Todos aplaudieron y nos sonrieron, otros miraban extrañados y hasta con miedo hacia Kara-. Se vienen tiempos difíciles y siento que ha llegado la hora de que tengan un nuevo monarca. Es por eso, que luego de su unión con Lady Kara, mi hija iniciará su transición hasta ser reina de Camelot.

Eso me sorprendió y lo miré emocionada. Quería darme la corona y no esperar a morirse para que yo fuera reina. Soporté la emoción y me mostré orgullosa, apretando la mano de Kara en la mía para hacerle saber lo que estaba pensando sin decirlo en voz alta.

"¿Crees que será buena reina?" Le pregunté y la observé un instante.

"Creo que serás la mejor reina que Camelot haya visto." Me dijo y nos sonreímos. "Y también permíteme que te informé que ansío el día de nuestra boda para poder besarte una vez más. Prometí no hacerlo hasta que llegue ese día."

Acaricié levemente sus dedos y sonrió.

"Estaré esperando el momento en que tus labios toquen los míos una vez más."

Luego de ese intercambio de miradas y palabras por medio de nuestros pensamientos, nos unimos al festejo de mi cumpleaños y mi nombramiento. Comimos hasta reventar y disfrutamos de alegres momentos de entretenimiento.

Mi padre tenía a los guardias alertas y vigilando, Kara apenas me podía acompañar a mi habitación para despedirse solo por un saludo cortés. Y los siguientes días fueron caóticos porque me vi aprendiendo sobre las leyes de Camelot, los estatutos y aprendiendo de técnicas militares. Mi padre indicó que luego de mi boda con Kara comenzaría a entrenar en tácticas de batalla pues si surgía el evento, debía unirme como la reina. Era un riesgo que estaba dispuesta a correr, ya que sabía que fuera lo que fuera tendría a Kara conmigo.

Otro asunto que nos dejó alertas fue encontrar el cuerpo de Gaius. Nimue lo mató y se hizo pasar por él y según lo que dijeron los demás médicos del reino, llevaba unos días fallecido. Así que los siguientes días fueron de buscar entre sus cosas por algún indicio de grimorio que me ayudara a aprender mi magia.

Para cuando llegó el día anterior a nuestra boda, habíamos decidido casarnos con el antiguo rito de manos. ¿Por qué casarnos con la antigua religión? Porque Kara era un dragón y ella estuvo de acuerdo cuando le dije que quería hacerlo por ese medio. Mi padre también estuvo de acuerdo, a pesar del disgusto del encargado de las ceremonias de matrimonio del reino que insistía, nuestra unión no debía pasar. Y Tristan se había encargado de conseguir una sacerdotisa druida. ¿Y qué es la unión de rito de manos? Es una antigua costumbre en la que las parejas unen sus manos con un lazo como símbolo de eternidad. Los druidas creen que el matrimonio es un acto muy importante en el que no sólo se unen dos personas, sino dos almas que tras buscarse, se encuentran para convertirse en una sola. Y además, descubrí que los druidas consideran sabios a los dragones y para convertirse en un druida debes seguir el camino del dragón. Así que ellos querían estar presentes en nuestra boda y a que la presencia misma de Kara era algo más que mágico para ellos, sino sagrado. Y Kara tenía la esperanza de pedirles ayuda en mi enseñanza con la magia y mi padre estuvo de acuerdo.

Los druidas habían llegado y con Kara nos acercamos a recibirlos. Quienes, al ver a Kara, parecían deleitados.

-Su alteza. -Dijo quién era de entre todos ellos, la sacerdotisa-. Es una bendición estar frente a su presencia. -Dijo y tomó mis manos con dulzura-. Que la diosa la bendiga con su luz, usted tiene el alma más pura.

-Es un verdadero honor que estén aquí y que nos ayuden a celebrar nuestra unión.

Dije y miré a Kara a mi lado, quién le sonrió a la mujer y esta estiró sus manos pidiendo saludarla con cortesía. Miré deleitada como esta tomaba sus manos y la miraba suspirando, casi llorando.

-La magia de la maldición que corre en sus venas es fuerte, mi lady. Pero su corazón es tan puro que se puede ver como usted está transformando una maldición en bendición.

-¿Usted cree que esto es una bendición? -Le dijo Kara y la mujer le asintió.

-Mi lady, puedo ver en sus ojos el miedo que usted tiene a las capacidades que los dioses le han otorgado. Pero si me lo permite, le diré esto. -Dijo y miré con atención como la miraba con adoración, me hizo sonreír-. Los dioses ponen pruebas en nuestro camino y dichas pruebas son puestas de manera inteligente. Ellos no nos enfrentan a algo que no podamos enfrentar. Usted ha sido claramente bendecida con la más poderosa de las magias.

Kara le sonrió y devolvió el agarre.

-Pues le pido a los dioses que la bendiga a usted y a su pueblo, que hermosamente me han acogido y me tratan con tanta dulzura.

Ambas se sonrieron y luego regresó la mirada a mí, notando como las miraba.

-Puedo ver en sus ojos que usted la ama, mi lady. -Dijo mirándome y señalando a Kara.

Miré a Kara un instante y sonreí, asintiendo.

-Así es, tengo el deleite de que haya tocado mi corazón.

Estiró su mano para tomar la mía y se la di, luego tomó la de Kara y la unió con la mía para luego sonreírnos.

-Será un deleite para mí unirlas en el día de mañana. Mi nombre es Oona y les agradezco por dejarnos estar presentes.

-Que nombre tan precioso. -Dije y me miró con dulzura-. ¿Qué significa? ¿Sus nombres tienen significados, no es así?

-Así es mi lady, mi nombre significa 'Reina de las hadas'.

Miré a Kara al instante y ella sonrió mirándola.

-Pues permítame decirle que le han dado bien su nombre. -Le dijo Kara-. Porque usted está rodeada de ellas.

-Soy consciente de ello aunque no pueda verlas ya que no poseo la bendición de la magia como usted. -Dijo y luego me miró-. Pero usted sí la tiene. -Me dijo y la miré sorprendida-. Puedo sentirla en el tacto de su mano.

Con Kara la miramos y decidí preguntarle.

-¿Cree que pueda ayudarme a entender esta habilidad? Acabo de descubrirla recientemente.

-Será un honor, mi lady.

Y sabiendo que ella me podía ayudar, me quedé tranquila y nos dedicamos a darle la bienvenida al resto de su pueblo, que parecían niños adorando a Kara. Escuché unos pasos y noté que era Tristan. Se acercó y me habló al oído.

-El rey Kal-El está aquí. -Me informó-. Y vino con alguien que usted querrá que Kara vea.

Lo miré preguntándome si sería su madre e incluso sin tener la capacidad de leer su mente supe que lo era. Kal-El había cumplido con su promesa y trajo a la madre de Kara. Le asentí y le hice un gesto de silencio. Borré la sonrisa y me acerqué a Kara.

-Kara... -Llamé su atención y me miró-. Ha llegado tu primo, mi padre solicita nuestra presencia.

-Por supuesto. -Dijo y miró a los druidas con una sonrisa-. Si nos disculpan...

Se saludaron con una reverencia y nos dirigimos de regreso al castillo. Los druidas se iban a construir tiendas para dormir afuera como era su costumbre, así que los dejamos a que se encargaran de ello. Tomé a Kara del brazo y nos dirigimos al castillo. Cuando llegamos notamos el murmullo de personas. Kal-El había llegado con su esposa y sus hombres. Mi padre estaba hablando con ellos y cuando nos notó, le hizo un gesto a alguien que no había visto que estaba a su lado. Noté a la mujer de edad mirar a Kara con una sonrisa y la miré cuando se detuvo. Solté su brazo y noté la emoción en sus ojos. No pude evitar emocionarme. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras la veía comenzar a llorar.

-¿Madre? -Dijo Kara y la mujer comenzó a acercarse.

Kara no dudó en dar unos pasos delante y se lanzó a sus brazos. Verlas reunirse me hizo extrañar a mi madre y miré al piso mientras escuchaba su emotiva reunión.

-¡Hija! ¡Mi hermosa niña! -Dijo y levanté la cabeza para ver que se estaban mirando con una sonrisa-. Eres hermosa. Para mí serás siempre hermosa, sin importar la maldición que tengas. Estoy muy orgullosa de ti.

Estiré mi mano para limpiar una lágrima que justo cayó por mi mejilla al ver que la mujer le dio un hermoso beso en la cabeza. Todos estaban mirando el momento con lágrimas en sus ojos y cuando Kara se alejó, me buscó con la mirada y estiró su mano hacia mí. Sonreí y me acerqué limpiando mis lágrimas con una sonrisa avergonzada.

-Madre, permíteme que te presente a Lady Morgana Pendragon, la princesa de Camelot. -Dijo tomando mi mano y señalándome-. Y mi futura esposa.

Dijo eso último suspirando con un grado de emoción y le sonreí con ternura. Luego dejé que me señalara a su madre.

-Mi lady, le presento a mi madre Lady Alura Zor-El.

La mujer tomó mis manos entre las suyas y me sonrió luego de dar una leve reverencia.

-Su alteza, es un honor conocerla. -Me dijo y señaló a Kara-. Estoy feliz de ver el brillo en sus ojos cuando se miran. Me deja tranquila saber que hay sentimientos en su unión.

-Le prometo que mis sentimientos por su hija son puros, mi lady. -Le dije y me asintió.

Luego de esa presentación, me acerqué para saludar a su primo el cual estaba con una mujer preciosa del brazo.

-Su majestad. -Lo saludé e inclinó su cabeza hacia mí- Muchas gracias por cumplir su promesa.

-Su alteza, es un placer. -Dijo y me señaló a la mujer a su lado-. Permítame que le presente a mi esposa, Lois-El. -Dijo y nos saludamos-. Esposa, te presento a la princesa de Camelot y próxima reina, Lady Morgana Pendragon.

-Es un honor, su alteza.

-El honor es todo mío, su majestad. -Le respondí.

Me alejé un momento y dejé que Kara la saludara. Y tras la aprobación de mi padre, tomé a Kara del brazo y fui su compañía el resto del día. Mi padre dio un banquete en celebración por el nuevo rey del cual nuestro reino sería aliado de manera oficial cuando sea reina y estaba feliz de ver a Kara con su madre. La tenía al lado y no le quitaba la mano de la suya.

..............................

Bueno, se viene, se viene. ¡Se viene la boda de las Zorgana! Prepárense para morir de la ternura y para tener calor después. Porque sí, les daré la noche de bodas entre la dragoncita y la brujita. jejeje.

¿Qué opinan de este capítulo? ¿Qué creen que pasará? Dejen su opinión, digan sus momentos favoritos y si quieren debatir de este capítulo y lo que viene vayan a Discord, los estaré esperando en el canal Spoilers para debatir.

Gracias por leer una vez más.

Laureen

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