La Nerd Más Hermosa; Horan1

By littlebluebites

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[LNMH#1] Primer temporada de La Nerd Más Hermosa. ⚠ÉSTO PUEDE LLEGAR A SER TAN MALDITAMENTE CLICHÉ. LO SIENTO... More

PRÓLOGO
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99
Capítulo 100
NOTA (IMPORTANTE)
NOTA II (IMPORTANTE)
NOTA III (IMPORTANTE)
Los Mellizos Horan

Capítulo 48

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By littlebluebites

El fin de semana llegó rápido, afortunadamente estos últimos días no hubo ni una sola visita de Peter. Pero me mantenía al margen, porque sabía que no solamente dejaría así como así las cosas, seguramente estaba tramando algo al respecto y para eso, tenía que estar bien preparada. Tanto física como mentalmente.

El doctor sacóa relucir que mamá tenía su cerebro completamente desinflamado, ahora solamente quedaba que ella despertará en algún momento —había sido mucho la droga que le administraron para llevarla al coma inducido— y eso, me alegraba un poco más.

Estábamos a un paso más cerca de tenerla bien y segura.

Aunque era verdad que también tendríamos que hacer más estudios, de todo tipo. Tardaría en recuperarse de manera física así como también mentalmente.

Yo estaría ahí para ella, para verla recuperarse. Sería yo la que cuidaría de ella.

—¿No vas a probar bocado?

—No tengo mucha hambre...

—Tienes que comer algo, no solamente puedes salir con el estómago vacío. —Dijo con seriedad— Estar bien alimentada, ea así como debes de estar. Soy yo quien te está cuidado, no quiero que nos metamos en problemas.

Sonreí con cierta ternura.

—No nos meteremos en problemas... —Dije tranquilamente, estirándome sobre el mesón para alcanzar una plátano— Mira, comeré un plátano. Más tarde que me dé hambre prometo comer bien.

Comí lentamente, sólo para que mi estómago lo aceptara bien, porque era verdad que no tenía hambre.

El día de ayer recibimos la noticia de mamá, me había emocionado, aunque de verdad era algo que iba a llegar, sólo había sido cuestión de esperar. Y ahora, nuevamente teníamos que esperar más tiempo para volver a obtener más información sobre el correcto estado de salud de mi madre.

Estaba segura de que ella se recuperaría al cien por ciento, porque mi madre siempre ha sido fuerte y está vez, no sería la excepción, ella lo iba a lograr y no había nada más que me hiciera feliz que volver a verla ir de un lado a otro, haciendo sus cosas como habitualmente.

—Sigo queriendo saber lo que me querías decir el otro día... —Hablé, acompañado de un pequeño quejido mientras tiraba a la basura la cáscara de plátano— ¿Falta más tiempo?

—Dayan, ya habíamos hablado de esto...

Chasqueé mi lengua. Lo miré sonreír a como siempre lo hacía, le mostré mi lengua aunque sabía que no me estaba viendo, me sentía tan infantil haciendo todo esto.

—¿Qué hay de Louis? ¿Ya está mejor su chica?

—Lo está. Aunque está sometida en casa, guardando reposo.

Asentí lentamente. Por supuesto que no conocía a la chica —así como también no lo era de Louis— pero igual me seguía sintiendo preocupada por lo que le sucedía a las demás personas, siendo problemas, accidentes tan graves.

—Es hora. Vamos si queremos llegar a tiempo.

Asentí lentamente.

Ahora que mamá tenía un problema menos, le habían asignado dos visitas al día.

Una por la mañana —a la cual nos dirigimos ahora— y la otra por la tarde. Seguía estando en la misma habitación, era grande y el doctor dijo que estaría bien ahí, además de que había más guardias de enfermeras en ese piso.

Por cada visita podían entrar dos personas, era un pequeño privilegio ahora, el cual se aprovecharía ya que las personas que quisieran visitar ahora a mi madre podrían ingresar por la mañana o por la tarde, cuando tuvieran libre y por el tiempo que quisieran.

Vaya que sin superar la hora.

—¿No has hablado con Claudia?

—Eh... —Pensé por unos segundos— No. ¿Por qué?

—Simple curiosidad.

Ambos íbamos caminando juntos. Preferimos ir cambiando hasta el hospital, si estaba algo lejos y nos llevaría más tiempo si no íbamos en algún vehículo, pero caminar era bueno y teníamos tiempo de sobra. Llegaríamos a tiempo, era algo seguro.

—¿No se te hace raro que Peter no haya hecho aún acto de presencia?

Analicé su pregunta.

Y al respuesta era sí.

—Muy extraño. No sé qué es lo que pueda que esté tramando. Tampoco le tomo mucha importancia, sino que... Me preocupa que vaya a querer hacer algo contra mamá. Me imagino que su odio hacía ciertas personas puede llegar a ser muy grande.

—¿Su odio?

Asentí.

—Sí. ¿No te has dado cuenta de como me mira cada vez que menciono a mi madre? —Casi susurré— Su mirada lo delata, aquél hombre al que alguna vez conocí como mi padre se esfumó. ¿Me doy a entender? Ahora ya no sé quién es ese hombre. No lo reconozco.

Continuamos caminando a la vez que compartíamos palabras y puntos de vista sobre la situación que teníamos que enfrentar contra Peter.

Temblé cuando el viento se volvió más fresco. Iba abrigada con una sudadera que brindaba el suficiente calor, pero mis manos y rostro no se salvaban de las frescas ventizcas que anunciaban el pronto otoño.

El cielo seguía nublado, algo que ya era muy común en la ciudad, con aquellas nubes grises que parecían indicar que alguna llovizna caería en cualquier momento.

Ese color gris resaltaba el verde de la naturaleza, aunque ya fuera pálida, lo contrastaba de manera hermosa, anunciandonos por igual que en cualquier momento las hojas de los árboles caerían y dejarían aquellas ramas desnudas por algún periodo de tiempo.

Aunque no pasaba así con todos los árboles.

Mi mano fue tomada con delicadeza, se entrelazaron nuestros dedos y rápidamente mi mano junto con la de él fueron llevadas al bolsillo de su chaqueta. Sonreí al ver tal gesto, teniéndolo con él.

Me imaginé por un momento tantas cosas que me provocaron sentimientos de felicidad.

Felicidad precipitada.

No volvimos a decir nada más, su pulgar acariciaba el dorso de mis manos ante cada paso que dábamos, ya no era el frío que me hacía sentir diferente, sino el calor que me provocó el ir con él de esa forma. Caminar juntos y con nuestras manos unidas, estaba quedando poco a poco claro que obviamente los amigos no hacían este tipo de cosas, ante los ojos de los demás éramos más que simples amigos.

Me sentí más aliviada cuando entramos al hospital, sintiendoesa calidez única, el viento fresco quedó allá afuera.

—Sigue siendo temprano.

—Así es...

—Incluso falta aún más de quince minutos para la hora de visita.

Subimos por el elevador, su cuerpo se pegó aún más al mío. Alcé un poco mi mirada hacía él para verle, estaba con la comisura de su labio alzada, bastaron sólo un par de segundos para que él ahuecara su mano libre contra mi mejilla, se acercó y me besó.

Quizá no era el mejor momento como para recibir tal caricia, así como tampoco pudo haber sido el mejor momento para lanzarme a besarlo, a corresponder cada uno de los besos.

Sentí mi respiración  acelerarse —de la misma manera o aún más— en la que lo hacía mi corazón. Me separé lentamente después de segundos de haber escuchado como el elevador se abría al llegar al piso que nos correspondía.

Sonreí inevitablemente.

—Vaya escena que nos dan.

Desapareció mi sonrisa en ese momento. Su voz hizo que aquellos estragos salieran nuevamente a flote. Ahora con molestia, con rencor, con odio...

—Me doy cuenta de que ninguno pierde su tiempo...

—¿Tú qué estás haciendo aquí?

La pregunta salió de golpe y rápida, me olvidé del rubio que había estado sosteniendo mi mano.

Nos habíamos alejado un poco.

—¿Te lanzas así como así ante mi? Pero, ¿A él lo besas, le tomas la mano y lo tratas mejor que a cualquiera?

—No tienes nada que reclamarme sobre mi relación con él. No cuando tú te fuiste e hiciste tu vida con otra persona, incluso desde mucho antes que te fueras por completo de la casa.

Pareció ignorar rápidamente mi alegato.

—Estoy aquí para poder entrar y ver a tu madre.

—No te concedí el permiso para hacerlo.

—No tengo porqué pedirte permiso, mucho menos a ti. —Me señaló.

Lo miré con furia recorriendo por todo mi cuerpo, apreté mis manos en puños, el calor por todo mi cuerpo se sentía terrible, quería lanzarme contra él.

No me importaría tener alguna reacción tan negativa contra él. Así como tampoco me imporía las consecuencias de mis actos.

—Te pido por favor que te retires, no te quiero a ti ni a tu familia cerca de nosotros. —Dije con más calma.

—¿Es que tú no entiendes? —Cuestionó con esa burla— Yo no me voy a ir, así como tampoco alejaré a mi familia de ti, soy tu padre. No lo olvides.

—No, tú no olvides que te deshiciste del derecho de ser mi padre o de estar cerca de mi, lo dejaste claro en el divorcio.

Se acercó a mi, no me alejé ni siquiera cuando Niall tiró suave de mi brazo hacia atrás.

—Mira, estoy aquí para remediar un poco de los problemas que me cometido... —Negué con una sonrisa— Por favor, sé amable y déjame está sola oportunidad para poder ver a tu madre.

Cada palabra que decía, cada gesto que la acompañaba... Él estaba realmente mal, no creía que fuera capaz de decir semejantes palabras, querer actuar ahora como una buena persona, queriéndose llevar mi confianza, ¿Para qué? ¿Para solamente hacerme el mal como antes?

—No te creo capaz de querer remediar las cosas con nosotros, no servirá de nada que lo hagas. —Respondí— Es muy difícil que las personas lleguen a cambiar tan pronto, y lo único que tú me has demostrado desde que llegaste es molestia y con ella también has traído problemas. —Dije, señalando detrás de él, en donde se encontraban las otras tres personas que desde hace tanto eran su familia.

Suspiró.

Lo hizo de la manera más dramática y cansada en la que pudo.

—Deberías irte ahora sino quieres problemas.

—Solamente te pido esto. Necesito ver a Madison, necesito verla de verdad. ¿Por qué no puedes creer en mi?

Me crucé de brazos. Al parecer le encantaba demasiado el hacer a las personas recordar los momentos más dolorosos para uno.

—Mi madre y yo confiamos tanto en ti hace algún tiempo, te dimos tanto amor y cariño, creíste que regresando de esos viajes y mostrándote cariñoso compensarías toda esa culpa con la que cargabas... —Negué— Te equivocas, Peter. Siempre estás equivocándote, creyendo cosas que no son y pidiendo segundas oportunidades. Pero la vida no se basa en eso. Excedes los límites de todo.

Sin un poco de amabilidad, me apartó de allí, tirando de mi brazo y dejándonos a metros de aquellas tres personas e incluso de Niall.

Estábamos cerca al elevador, una enfermera pasó por nuestro lado, mirando con cierto desagrado al hombre frente a mi.

—¿Qué tanto quieres? —Reté— ¿Qué quieres ganar con todo esto?

—Sólo quiero ver a tu madre

—No entiendo tu insistencia. Tú ya tienes a tu familia, ¿Por qué querer venir a acabar con la poca tranquilidad que nos quedaba?

—Tú madre y yo fuimos alguna vez esposos. Ella vio por mi cuando estaba enfermo, cuando me iba mal, ella estuvo dándome ánimos para que siguiera adelante. Me alentó tanto como pudo, me dio su amor y es verdad que yo no supe valorarla. Sé los errores que he cometido...

Silencio. Me quedé así, mirándolo y escuchando sus palabras, estás que ahora sí parecían sinceras, había algo de arrepentimiento en cada una de las palabras mencionadas.

¿Debería de creerle?

Estaba frente a un gran mentiroso, no sabía bien qué hacer o cómo hacer esto. Tampoco sabía si aceptar o no cada una de las palabras que me estaba mencionando, ¿De verdad se arrepentía? No quería equivocarme de nuevo.

—Peter. —Mencioné su nombre con dureza— Te daré la oportunidad de que la veas, pero entraré contigo. Si no te parece, puedes retirarte desde ya, porque no te dejaré a solas con mi madre.

Su rostro se iluminó un poco.

—Me parece bien. —Asintió con cierto entusiasmo— No me molesta que entres conmigo. Me gustaría estar aunque sea un pequeño momento con tu madre.

A la distancia miraba a Niall algo incómodo, tenía la mirada de ambos chicos —hijos de Peter— sobre él. Se cuchicheaban entre ellos. Fruncí mi entrecejo, apretando mi mano con la otra, esos chicos no me caían para nada bien.

—Espero que así dejes de estar causando tantas molestias conmigo y con las personas que me rodean.

—Yo sólo...

—Peter. Por favor, sabes bien que no quería tenerte aquí, te fuiste por años, ni una sola llamada, nada. Y está bien, siéntete bien con que te di está oportunidad.

—Gracias.

Me iba a abrazar cuando se dio cuenta de lo que estaba por hacer. Sólo me aleje un poco, mirándolo mal, apreté mis labios.

Se apartó de mi en seguida para ir junto con las personas que lo acompañaban. Aproveche para acercarme a Niall.

—¿Qué pasó?

—Le di una oportunidad. Tampoco le puedo prohibir que no vea a mamá, entraré con él a la visita.

Asintió lentamente. Acarició mi mejilla, haciendome mirar hacia atrás de él, donde aquella chica me miraba con recelo.

—Cuando entre con mamá, por favor no te acerques a ellos. —Pedí— Esa chica te mira de una manera... Y el chico también.

Dije, tratando de remediar lo que estaba por decir, agregando aquellas últimas palabras.

No quería verme algo celosa.

—Harry y Claudia vendrán por nosotros, no lo olvides. Estaré esperando aquí por ti.

Besó mi frente y me abrazó, ocultando mi rostro contra su cuello, se sentía tan bien...

Antes de separarme de él, logré ver la mala mirada de aquella chica, esa mueca de disgusto.

—Esa chica no me agrada para nada.





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